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El Salto Radio
El relato que nos llevó a la Guerra
El autoproclamado “Gobierno Más Progresista de la Historia” es también (¿oh sorpresa?) el “Gobierno Más Militarista de la Historia”, con un incremento del gasto militar que supera ya el 2% del PIB, bien a través del Ministerio de Defensa o bien oculto en otras partidas de los demás ministerios. En paralelo, arropada por un discurso belicista, la industria armamentística dispara no solo balas, sino cifras récord de crecimiento, con el beneplácito de nuestras autoridades patrias.
¿A dónde nos lleva todo esto? ¿Quién alienta esta escalada bélica, quiénes son los cómplices necesarios, quiénes los perdedores? ¿Quién escribe el relato que nos lleva a justificar la guerra, a participar en conflictos bélicos por todo el mundo, a comerciar con máquinas de matar? ¿Dónde están los movimientos pacifistas, que tanta presencia social tuvieron? Y finalmente: ¿qué tenemos que ver nosotros con esto, qué podemos hacer?
No son preguntas fáciles pero tratamos de abrir el abanico de las respuestas: las que nos aportan nuestros oyentes, las que vienen de la actualidad o de la memoria histórica, y las que nos ofrece, en instructiva conversación, Pablo San Simón, del Colectivo Tortuga, asociación que lleva muchos años investigando sobre gasto militar, elaborando rigurosos informes y defendiendo la cultura de la paz. Por si fuera poco, la música nos trae hoy una experiencia llena de esperanza. Porque a veces, solo queda pedirle a Dios que la guerra no nos sea indiferente.
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Me faltaban dos fuentes de lo que criticaba, ya disculpareis. La primera, por desgracia, la más relevante, la más descarnada, en realidad la he perdido: se trata de un comentario de Pablo en mi perfil de Jesús Peace Pa'now al que ya no tengo acceso porque acto seguido y tras leerlo bloqueé a este "amigo" en FB, aunque fuese un antiguo compa de luchas, para que dejara de tenerme acceso virtual y para que no se usara ese modesto altavoz que era mi perfil para propagar infundios en mi círculo más cercano contra la buena gente siria noviolenta de Daraya.
Estaba yo demasiado ocupado por entonces organizando actos contra la guerra en Siria y a favor de la acogida de la población refugiada y no disponía de tiempo o ganas, según el caso, para entrar en esos interminables debates de las redes. Mis queridas gentes del antiguo MOC que sí sigo teniendo como amistades en esa red social pueden dar fé, sin embargo, de aquella polémica.
Pero, como explico en mi otro comentario, se puede localizar algo similar a ese posicionamiento incomprensible también, por ejemplo, tecleando en cualquier buscador "El antimilitarismo ante conflictos bélicos mediáticos - Tortuga ". Por otro lado, aprovecho para comentar que, tal vez, debería explicar Tortuga si el genocidio del régimen israelí contra el pueblo palestino entra en la categoría de lo que consideraba por entonces "conflicto mediatico" contra el que animaba Tortuga a no "distraerse" del resto de los conflictos existentes, y por eso nunca llamó a movilizarse contra las masacres de civiles en Siria (mientras que sí que lo hicimos otros grupos antimilitaristas ) , aunque, curiosamente, ahora Tortuga sí se haya movilizado por la guerra que se libra sobre Ucrania o el genocidio en Palestina. ¿Es esto una "novedosa" modalidad del doble rasero, o es, simplemente, más de lo mismo?
Como afirmaba en el año 2017 la propia María J.Stephan, coautora con Erica Chenoweth del fundamental (y monumental) estudio “Porqué funciona la resistencia civil. La lógica estratégica del conflicto noviolento”, no sólo su mera existencia en si misma, si no necesariamente el apoyo al activismo noviolento en Siria es lo que hubiera sido clave para el devenir de los acontecimientos (https://mocvalencia.org/noviolencia/por-que-el-apoyo-al-activismo-noviolento-en-siria-es-clave-para-acabar-con-la-guerra/). Ahora queda poco más que lamentarse gracias, entre otras razones de más peso eso sí, al reclacitrante negacionismo de estos mesias occidentales de cierto pacifismo y cierto antimilitarismo que se pasean por las radios alternativas, y denunciar ese mirar a otro lado de ciertos grupos que sería bueno que consideráramos en el futuro todo el activismo como inadmisible cuando están tantas vidas humanas en juego. Porque yo eché en falta entonces a buena parte de los movimientos pacifistas y antimilitaristas occidentales, y creo que, en cierta medida, de aquellos polvos de ausencia, vienen estos lodos de impotencia.
Como antimilitarista, lógicamente, no descubres grandes cosas en la entrevista, pero, precisamente por ello, nada que objetar a la misma. Sí habría que objetar, y censurar, sin embargo, el relato sobre las alternativas que se desarrollaban en ciertos países que ha mantenido en otros momentos Pablo y su grupo (habría que aclarar, en ese sentido, que quien elabora la práctica totalidad de los informes sobre gasto militar que publica la web de Tortuga, Juan Carlos Rois, no pertenece al grupo), países que han sufrido y sufren la guerra, como Siria, que también mencionabais de pasada en la introducción a la entrevista, como ejemplo de conflictos armados que aún permanecen abiertos.
Porque hay que recordar (no deberíamos olvidarlo cuando hablamos ahora a diario de la dimensión del genocidio al que se encuentra sometido por el sionismo el pueblo palestino) que, en el último mes que el régimen de Asad mantuvo el asedio a la ciudad siria de Alepo, sólo en ese diciembre de 2016 y hablamos exclusivamente de esa ciudad, se estima que murieron allí 30.000 personas bajo los brutales bombardeos de ese atroz régimen y del de Putin, que también ensayaba el material bélico de su industria de guerra para asignarle el mismo marchamo de “probado en combate”, que usa actualmente el régimen israelí.
Me venía todo esto a la cabeza cuando, conociendo al entrevistado como lo conozco, se escucha en la locución que empleais al principio de los programas, la lectura de artículos de la declaración universal de los DDHH sobre el derecho a la vida y el de que nadie sufra tortura. He recordado cómo Pablo, por esas fechas, se atrevía personalmente en sus redes sociales a acusar al activismo noviolento sirio, como era el grupo “Juventud Daraya”, de colaborar con milicias armadas sirias, sin ninguna prueba, sin ningún fundamento, y en contra de toda realidad. Y, sin especificar tanto la localidad, algo parecido generalizaba poco después en un editorial el grupo Tortuga respecto a la existencia de “tácticas” de la noviolencia en Siria.
Hay que recordar también, por eso mismo, que la mayor parte de lo más relevante del activismo noviolento del suburbio damasquino de Daraya terminaría en las mazmorras del régimen, torturado y, finalmente, asesinado por el régimen. Sobre esto ya hemos escrito alguna gente incluso en este mismo medio (https://www.elsaltodiario.com/noviolencia/noviolencia-en-siria-daraya-como-ejemplo-(y-ii)) y sobre cómo, quienes, finalmente, serían hechos desaparecer por el régimen, promovían con determinación la noviolencia en sus acciones e, incluso, llamaban en las manifestaciones de 2011 a entregar botellines de agua con mensajes escritos a los jóvenes soldados que habían sido llevados a reprimirlos, para que vieran a quienes se manifestaban como seres humanos, personas como ellos, y realmente consiguieron iniciar una transformación en parte de los uniformados.
Recientemente el periodista y documentalista Oriol Andrés Gallart (Barcelona, 1982), que lleva más de una década cubriendo Oriente Próximo, ha publicado un libro (“Síria, els rostres de la revolució. Històries de resistència civil al cor de l'Orient Mitjà”) que vuelve sobre este asunto de la relevancia de la noviolencia en las iniciales protestas contra Asad y cómo el régimen se ensañó con quienes la encarnaban y consiguió descabezar al movimiento noviolento.
Como Oriol (https://enpiedepaz.org/noviolencia-en-siria-memoria-contra-la-negacion/), creo que estamos en deuda hacia estas personas activistas. El 23 de julio de 2018, el régimen de Asad informó a la familia de Yahya y Ma'n Shurbaji que ambos fueron asesinados en prisión. Fueron arrestados junto con Ghiath Matar por la Seguridad de la Fuerza Aérea siria el 6 de septiembre de 2011. Todos ellos eran destacados activistas del grupo de noviolencia de Daraya. Serían, esas dos, posibles fechas conmemorativas para que organizárais una charla con Oriol con motivo de la publicación de su libro e invitárais de nuevo si quereis, por aquello de reflejar una diversidad de opiniones, a vuestro entrevistado en este último programa, o a su grupo “antimilitarista”, por si tuviera algo relevante que aportar sobre todo esto, aunque, sinceramente, lo dudo mucho.
Bueno, me corrijo yo mismo, si podrían aportar: una rectificación pública clara, y disculpas, por el daño moral infringido a la dignidad de las víctimas de ese régimen y a quienes seguimos defendiendo la validez de la resistencia civil y la noviolencia como alternativa a las guerras en cualquier cultura (https://enpiedepaz.org/porque-funciona-la-resistencia-civil-1/).
Quienes defendemos esa contrastada evidencia de la eficacia de la noviolencia que los estudios de Erica Chenoweth han demostrado con datos, no nos entra en la cabeza que supuestos antimilitaristas, desde el cómodo sillón de sus casas a miles de kilómetros de distancia de un conflicto determinado, decidan estigmatizar, sin conocerlos, a quienes, valiente y coherentemente, han dado su vida en el empeño por intentarlo, en una de esas amargas situaciones en que esa opción, pese a todo, no triunfó ni consiguió evitar la guerra.