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Series
‘Virtual Hero’, el gran logro de El Rubius (y muchos grandes profesionales)
La recién estrenada serie animada de Movistar+, adaptación del exitoso cómic ideado por el youtuber hispanohablante más popular del mundo, consigue conectar con una nueva generación como pocos productos lo hacen en la actualidad. Pero hay mucho más detrás.
Tengo 33 años, por lo que (en teoría) no entro dentro del público objetivo al que va dirigida la nueva serie de animación española Virtual Hero, ni tampoco los contenidos en YouTube de su ideólogo Rubén Doblas “El Rubius”. No soy gran seguidor suyo, pero he visto ocasionalmente sus vídeos y he seguido con interés su progresión a lo largo de los años. Admiro profundamente cómo ha abierto un camino inexplorado en la comunicación con los más jóvenes, cómo ha creado un estilo y un lenguaje propio y, sobre todo, cómo se ha mantenido fiel a sí mismo no involucrándose en proyectos que no le convencían, pese a que su enorme popularidad (más de 30 millones de suscriptores en YouTube) le hubiera permitido firmar contratos multimillonarios. Él ha preferido mantener su marca personal a salvo y controlar en todo momento su contenido a través de su canal en la plataforma de vídeos, y los proyectos o patrocinios que ha llevado a cabo han sido esporádicos y muy seleccionados. También sus escasas apariciones en los medios de comunicación tradicionales. No los necesita, él ya tiene una plataforma mucho más potente que cualquier televisión para hacer llegar sus mensajes y así, además, poderlo hacer a su manera y bajo su absoluto control.
Parece que con Virtual Hero le ha llegado el proyecto de su vida como gran aficionado a la cultura del manga y el anime japonés, primero en formato cómic (más de 1,5 millones de ejemplares vendidos, casi nada) y ahora como serie para televisión, la que nos ocupa.
De Internet a la televisión
Me dispuse a ver los seis primeros episodios que Movistar+ ha ofrecido a los espectadores desde el pasado viernes 12 de octubre (de los 12 en total que tendrá su primera temporada, que se ofrecerán próximamente), intentando no dejarme llevar por los prejuicios. He leído algunas críticas que parten de la base de que El Rubius es poco menos que un intruso en el medio y se le juzga por ser “ese chico que sale por Internet diciendo cuatro tonterías”, y no es así de simple. El Rubius es, probablemente, la persona que más y mejor ha entendido en los últimos años cómo funcionaba la comunicación social hacia un sector del público (adolescente y joven) que se había alejado del discurso de las grandes empresas del sector de la comunicación, incapaces de ofrecer algo adaptado a sus necesidades. Es un creador de contenido exitoso y autodidacta, ¿por qué no puede trasladarlo a un proyecto de ficción si tiene la posibilidad de ello? ¿Por qué no puede crear algo fuera de su propio canal, si lo lleva haciendo con enorme éxito desde hace años?
Solo hay que ver cómo las televisiones comerciales apenas producen contenido para adolescentes, porque directamente no saben cómo conectar con ellos y es un terreno que han dado por perdido frente a Internet. Lo poco que hay de televisión convencional para adolescentes (más allá de algunas series) sigue siendo estereotipado y muy lejano a su realidad. Este tipo de público hace tiempo que se mudó a Internet para consumir producto audiovisual, particularmente YouTube. ¿Por qué? Porque les ofrece ese espacio gamberro, espontáneo, auténtico y sin filtros que buscan.
El paso de El Rubius a la televisión con el proyecto que de verdad quería hacer es absolutamente lógico. La televisión necesita abrirse a estos creadores, pero dándoles libertad. Y ese es el gran problema. Ha habido algunos proyectos (lamentables) protagonizados por youtubers e influencers que pasaron arrastrándose por la parrilla televisiva y desapareciendo al instante. ¿Por qué? Porque ponían al youtuber de turno a soltar un guion ajeno, a hacer las cosas que la televisión quería, a coartarle la libertad que le había hecho popular en Internet. Y nadie quiere ver eso. Ni siquiera sus fans.
Virtual Hero, un héroe virtual muy real
Lo primero que hay que mirar con Virtual Hero es que es una serie para adolescentes, no se puede mirar con otros ojos. Es un producto para su público, y a él se entrega. Y no nos equivoquemos: no es una gran serie de animación. Tampoco lo busca. Es un gran producto de marca (la marca en este caso es El Rubius, un sello muy potente en la actualidad), y una serie pasable. Y no es poco, ya que está claro que iba a ser mirada con lupa por venir de donde viene.
Virtual Hero es, en esencia, una copia de estilo anime, que bebe de fuentes muy reconocibles como 'Sword Art Online' o 'Naruto' (y de otras como 'Martin Mistery', aunque esto no sé si es intencionado), y las mezcla con el peculiar sentido del humor de El Rubius. No busca trascender, sino contentar a su público. Su factura técnica es aceptable, su animación está en la línea de lo que se hace en animación española y europea, un escalón (o dos) por debajo de la experimentadísima industria japonesa a la que pretende emular. Pero no molesta. Sus diseños (de la notable ilustradora Lolita Aldea) son buenos y ofrece una variedad importante de escenarios y situaciones, lo que da la impresión de universo amplio y sin demasiadas limitaciones (algo habitual en series poco trabajadas o con presupuesto ajustado). La línea argumental, ideada por El Rubius, ejecutada por el guionista Juan Antonio “El Torres” y dirigida por Alexis Barroso, es tan simple como efectiva, y cumple con su cometido de sostener el entramado sin grandes alardes.
Básicamente, Virtual Hero cuenta cómo a El Rubius le llegan unas gafas de realidad virtual experimentales, las cuales le llevan a un universo similar al de los videojuegos, en el que hay diferentes niveles y mundos que explorar para ganar puntos de experiencia y detener a Trollmask, el malvado ser enmascarado que planea tender una trampa al protagonista dentro de ese espacio. No faltan los acompañantes de Rubius en este viaje: una chica guerrera llamada Sakura, una chica zombie que es una fangirl del youtuber llamada Zombirella, un educado ser sin facciones llamado Slimmer, y el gato guía de Rubius, llamado G4t0. Todo muy previsible, pero bien ejecutado y con un ritmo que no hace que la serie sea aburrida. Además, el humor está muy presente en todo momento, por lo que se agradece que la propia serie no se tome a sí misma muy en serio y juegue con ello. Eso es lo que le da cierta personalidad y lo aleja de ese aspecto cutre y desdibujado que han tenido muchas de las series de animación españolas a lo largo del tiempo.
Quizá una de las cosas que sorprenda en una serie de animación que mirarán mayoritariamente jóvenes, pero también niños, es que se utilice abiertamente lenguaje malsonante. No es que la serie busque ser adulta, solo refleja la forma habitual de expresarse de El Rubius (de hecho, no falta ninguna de sus más famosas expresiones y chascarrillos, y solo él dice “tacos”, no el resto de personajes ficticios). Esto, hasta ahora, sería impensable en una serie de animación no adulta. Aquí se utiliza con naturalidad y le aporta frescura, ese toque gamberro que siempre ha acompañado a su creador. Si es adecuado o no, no sabría decir hasta qué punto. Pero su uso no creo que sea dañino, porque en ese contexto se entiende como algo “made in Rubius”, no está fuera de lugar. Habla a su público en su propio lenguaje, no es impostado.
Mención aparte merece el opening de la serie, muy potente gracias a la colaboración del grupo de rock Mägo de Oz con su canción “El libro de las sombras”, un enorme acierto de la producción.
Uno de los temas más polémicos es el doblaje, ya que muchos critican que la voz de El Rubius desentona con el resto del reparto de actores profesionales. ¿Pero es que acaso había otra opción de dar voz al personaje de Rubius sin que fuera él mismo? No. Era lo más adecuado, lo que su público quería y esperaba, y una vez que lo ves diez minutos no es algo que te saque de la propia serie. Al contrario, es un valor añadido que el protagonista tenga su propia voz y su personalidad. Yo creo que sería inentendible que no fuera así. Sucede lo mismo con el personaje de su amigo Mangel, lo que pasa que este aparece de manera muy esporádica. Ambos están correctos y tienen su punto divertido y socarrón. Ese humor es, de hecho, lo que salva el conjunto del producto para espectadores que no son fans.
Una serie necesaria
Virtual Hero ha generado debate, como no podía ser de otra forma. Y es bueno que eso suceda, porque demuestra que algo está cambiando. Que uno de los creadores de contenido más importantes y populares de Internet logre llevar a cabo un gran proyecto de ficción en televisión convencional es abrir un camino realmente interesante. Un tipo como Rubén Doblas no llega a 31 millones de personas en YouTube por nada. Démosle la oportunidad de evolucionar, de utilizar su talento para comunicar y llevarlo a otras formas de creación. Se lo ha ganado. Y tiene público de sobra para sostener una producción de este tipo. Lo único a lamentar es que grandes creadores que no mueven masas no tengan la oportunidad de hacerlo, pero es necesario que los que pueden, lo hagan. Una serie de este tipo hecha en España sería impensable si no llevara una marca de éxito asegurado detrás. Nadie pondría dinero en ello.
Virtual Hero es una serie de animación digna, dirigida a un público joven y con una propuesta definida, que copia varios referentes, que no pasará a la historia por su calidad, pero que da lo que promete. Lo interesante de ella no es tanto la serie en sí, sino el concepto de trasladar a un creador de Internet que mueve masas a un producto de ficción. Y todo el equipo de grandes profesionales que está detrás, que durante muchos años han trabajado casi en la sombra y para un público reducido.
Abramos nuevos caminos y no se los neguemos a los que tienen algo que contar, y pueden. Virtual Hero es, en su conjunto, una serie aceptable. Y como fenómeno social, cultural y mediático, con El Rubius en el foco, es absolutamente fascinante. Esto abre puertas, no las cierra. No nos quedemos en la superficie.
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HOla MIra esto:
https://www.youtube.com/watch?v=dbNnmbsDb0c
Es curioso como en un medio que crítica los modos de la comercialización capitalista se alaba una serie cuyo único motivo de ser es la rentabilidad por estar promovida por un youtuber con una legión de fans incondicionales.
Y como tal, todos somos libres de opinar y señalar las contradicciones, ese es el debate que genera este tipo de noticias, el debate sobre si un producto audiovisual con un interés comercial y si el contenido surge de un mensaje o interés artístico del autor o es una amalgama de influencias con el único interés de ser soportado y hacer caja.