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Economía
La FRAVM pide al Ayuntamiento una inspección urgente en ocho locales de cocinas fantasma
La Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) ha presentado en el Ayuntamiento de la capital una solicitud en la que pide a las autoridades que “se realicen con carácter de urgencia las oportunas inspecciones” a ocho locales comerciales donde se han instalado las denominadas cocinas fantasma o dark kitchen, y que se “tomen las decisiones que procedan en materia disciplinaria”.
El escrito, dirigido al alcalde José Luis Martínez Almeida y a sus delegados de Desarrollo Urbano, y Medio Ambiente y Movilidad, y a la gerente de la Agencia de Actividades de Madrid, especifica la localización de ocho locales donde ya están funcionando o están pendientes de apertura una veintena de este tipo de emprendimientos comerciales.
“En total, hasta el momento, tenemos contabilizadas alrededor de una veintena, entre las abiertas y las anunciadas. Una elevada proporción de ellas incumplen o posiblemente incumplen distintas normas reguladoras“
“En total, hasta el momento, tenemos contabilizadas alrededor de una veintena, entre las abiertas y las anunciadas. Una elevada proporción de ellas incumplen o posiblemente incumplen distintas normas reguladoras del Ayuntamiento de Madrid, por lo que la actividad debería ser objeto de las preceptivas órdenes de cese y clausura o, en su caso, la licencia de obras y funcionamiento no debería ser otorgada”, denuncian desde la FRAVM.
En el listado se incluyen las cocinas de la calle Alejandro Ferrant 8, en el Distrito de Arganzuela; Canillas 18 y Mantuano 4 (Chamartín), calle Suero de Quiñones 11 (Prosperidad), San Bernardino 20 (Distrito centro), calle Felipe Fraile (Puente de Vallecas) y Araucaria 19 y José Calvo 10 (Tetuán). Y entre las infracciones más recurrentes se encuentran superficie superior al máximo autorizable, falta de plazas internas de carga y descarga, licencias de actividad que no se corresponden con la que realmente se desarrolla, cocinas funcionando con declaración responsable pero sin licencia, entre otras anomalías detectadas.
Además, desde la Federación se apunta a otro tipo de problemas más concretos, denunciados por todas las asociaciones vecinales afectadas por el funcionamiento de estas cocinas. Entre ellos el elevado número de viajes diarios, tanto para el suministro como para la distribución, y la emisión de óxidos de nitrógeno, carbono y azufre, y otro tipo de gases y partículas tóxicas.
La denuncia incluye la contaminación acústica que genera la puesta en marcha de las cocinas. “Por un lado, el funcionamiento de las cocinas (extractores, maquinarias, chimeneas) y, por otro lado, la actividad que inducen en el exterior de los locales (tráfico, concentración de riders en las inmediaciones) producen ruido por encima de los niveles sonoros admisibles”, explican desde la FRAVM. También la instalación de chimeneas que incumplen las medidas obligatorias y el volumen de residuos que generan.
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En tal sentido, desde la Federación de Asociaciones Vecinales, recuerdan que las cocinas industriales “constituyen actividades que entran dentro de los que el artículo 3 del Reglamento de actividades molestas, insalubres, nocivas y peligrosas (RAMINP), de 1961, define como tales, de donde ha de derivarse su incompatibilidad en las áreas residenciales o en la proximidad de equipamientos como los colegios”.
“Serán calificadas como molestas las actividades que constituyan una incomodidad por los ruidos o vibraciones que produzcan o por los humos, gases, olores, nieblas, polvos en suspensión o substancias que eliminen. Se calificarán como insalubres las que den lugar a desprendimiento o evacuación de productos que puedan resultar directa o indirectamente perjudiciales para la salud humana. (…) Se consideran peligrosas las que tengan por objeto fabricar, manipular, expender o almacenar productos susceptibles de originar riesgos graves por explosiones, combustiones, radiaciones u otros de análoga importancia para las personas o los bienes”, describe la FRAVM en un comunicado.
La presentación de la solicitud fue acompañada por un grupo de personas y asociaciones vecinales afectadas por el funcionamiento de las cocinas que ya operan a pleno rendimiento.