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Energía nuclear
Hombres ricos con respuestas equivocadas
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
¿Recuerdas a todos esos agoreros de la unidad mitológica pro-nuclear que presentaron la Energiewende alemana -o revolución de la energía verde- como un fracaso catastrófico? Afirmaban, de forma totalmente errónea o deliberadamente engañosa, que la decisión del país de cerrar todas sus centrales nucleares garantizaba un aumento del uso de combustibles fósiles y, en especial, del carbón.
Alemania negó con vehemencia esas falsas predicciones, ya que sabía claramente que las energías renovables del país eran más que capaces de sustituir a la nuclear y a los combustibles fósiles. Y así ha sido.
En 2023, el uso de lignito (o lignito marrón) en Alemania cayó a su nivel más bajo en 60 años. Y lo que es aún más dramático, el uso de hulla es el más bajo desde 1955. Todo esto ocurrió al mismo tiempo que Alemania cerraba sus tres últimos reactores.
En 2023, el uso de lignito (o lignito marrón) en Alemania cayó a su nivel más bajo en 60 años. Y lo que es aún más dramático, el uso de hulla es el más bajo desde 1955. Todo esto ocurrió al mismo tiempo que Alemania cerraba sus tres últimos reactores.
Mientras tanto, según un informe de Clean Energy Wire (CLEW), y citando un análisis (en alemán) del instituto de investigación Fraunhofer ISE, las energías renovables “contribuyeron con una cuota récord de más de la mitad del consumo eléctrico del país” en 2023.
“El país obtuvo casi el 60% (59,7%) de su producción neta de energía de las renovables, que generaron un total de 260 teravatios hora (TWh), un aumento del 7,2% en comparación con 2022”, señala el informe. El repunte de la producción de carbón en Alemania en 2022 se debió enteramente a los altos precios del gas y al déficit de producción de energía nuclear en Francia.
El sector nuclear francés era tan poco fiable que el 50% de sus reactores dejaron de funcionar en abril de 2022, y de nuevo en noviembre de 2022, justo cuando empezaba a aumentar el uso de electricidad en invierno.
En consecuencia, Francia tuvo que importar electricidad para mantener las luces encendidas y la calefacción en funcionamiento.
El repunte de la producción de carbón en Alemania en 2022 se debió enteramente a los altos precios del gas y al déficit de producción de energía nuclear en Francia.
Lejos de tranquilizarse, los defensores de la energía nuclear como Ted Nordhaus, cofundador del Breakthrough Institute (BTI), siguen alardeando de las ventajas de la energía nuclear. Nordhaus no podía esperar a hacer suyo su último plan, al parecer largamente urdido, para desmantelar la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos con el fin de eliminar la molestia más onerosa (es decir, costosa) de la industria: tener que preocuparse de cosas incómodas como la seguridad de los reactores. El Congreso ya está trabajando en ello.
“A lo largo de años de rigurosa investigación y colaboración con la Comisión Reguladora Nuclear, BTI ha identificado oportunidades cruciales para modernizar el marco regulador que sentará las bases de una concesión de licencias de reactores nucleares racionalizada y eficiente”, presume el sitio web de la empresa.
Mientras tanto, nos enteramos de que el proyecto de los nuevos reactores Vogtle 3 y 4 en Georgia, que ya lleva 20.000 millones de dólares de sobrecoste y años de retraso, está listo una vez más para seguir cargando a los contribuyentes los errores y fracasos de Georgia Power. Y al otro lado del charco, el proyecto británico de doble reactor EPR superará probablemente los 59.000 millones de dólares, con una fecha de finalización prevista inicialmente para 2017 que ahora se retrasa hasta “después de 2029”.
Y al otro lado del charco, el proyecto británico de doble reactor EPR superará probablemente los 59.000 millones de dólares, con una fecha de finalización prevista inicialmente para 2017 que ahora se retrasa hasta “después de 2029”.
Ninguna de estas realidades disuade al lobby pro-nuclear, ahora liderado de forma vergonzosa por la propia Agencia Internacional de la Energía Atómica. Incluso mientras su jefe, Rafael Grossi, se retuerce las manos por los inmensos peligros que plantean los 15 reactores de Ucrania envueltos en una guerra, él y su agencia están planeando lo que se jacta de ser la “primera Cumbre de la Energía Nuclear”, que se celebrará a finales de marzo en Bruselas en colaboración con el gobierno belga.
La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) se ha convertido posiblemente en el vendedor de energía nuclear más agresivo del mundo y sigue alardeando de lo que considera un triunfo en la COP28, un verdadero golpe de estado nuclear. En realidad, sólo 24 países firmaron una absurda y fantasiosa declaración propagandística según la cual el mundo puede y debe triplicar la capacidad nuclear mundial para 2025.
¿Tiene ya algún sentido la COP? (¿Lo tuvo alguna vez?) Se ha convertido en una gran fiesta de la huella de carbono, copada por las compañías petroleras y secuestrada por la industria nuclear y la AIEA, mientras se hacen promesas que rara vez se cumplen. La próxima, en Azerbaiyán, está presidida por otro ejecutivo petrolero y no cuenta con ninguna mujer en su comité organizador de 28 miembros.
¿Estamos cansados ya de que hombres absurdamente ricos, en su mayoría blancos, pronuncien lo que el mundo quiere desde la comodidad de sus torres de marfil?
La triple declaración nuclear de la COP28 fue seguida de una afirmación escandalosamente presuntuosa, por parte del ex secretario de Energía de Estados Unidos, Ernest Moniz (con Armond Cohen) en un artículo de opinión en el Boston Globe, que, cito: “El mundo quiere triplicar la energía nuclear”. (El Globe publicó nuestra respuesta el 17 de enero).
Con la jubilación del multimillonario John Kerry, de 80 años de edad, como enviado de EE.UU. para el clima, hemos perdido a uno de esos elitistas. En enero de 2024, el patrimonio neto de Kerry era de 250 millones de dólares, pero eso es después de deshacerse de sus acciones en empresas de combustibles fósiles, energía nuclear y armas nucleares.
Kerry ha sido sustituido por, sí, redoble de tambores, otro hombre viejo, rico y blanco en la persona del eterno asesor de la Casa Blanca, John Podesta, fundador del Center for American Progress. Podesta, un mozalbete de 75 años, es un mendigo comparado con Kerry, con un patrimonio neto de entre 10 y 13 millones de dólares, según las fuentes, ninguna de las cuales es del todo fiable.
La posición de Podesta respecto a la energía nuclear es un poco turbia, aunque cabe suponer que seguirá la línea de Biden/Kerry y evangelizará en consecuencia. En una entrevista concedida a Cipher en septiembre de 2023, Podesta declaró que consideraba la energía nuclear como productora de hidrógeno: “Creo que las cuestiones sobre cómo utilizar la energía nuclear existente y la producción de hidrógeno están definitivamente sobre la mesa”.
Y luego está Rishi Sunak, primer ministro del Reino Unido, que, junto con su aún más rica esposa, tiene un patrimonio neto de 670 millones de dólares. A pesar de todas las pruebas de costes extremos, subida del nivel del mar y plazos angustiosamente lentos, el 11 de enero el gobierno de Sunak anunció su plan para la “mayor expansión de la energía nuclear del país en 70 años para crear puestos de trabajo, reducir las facturas y reforzar la seguridad energética de Gran Bretaña”. Por supuesto, la energía nuclear no puede lograr nada de esto.
A pesar de todas las pruebas de costes extremos, subida del nivel del mar y plazos angustiosamente lentos, el 11 de enero el gobierno de Sunak anunció su plan para la “mayor expansión de la energía nuclear del país en 70 años para crear puestos de trabajo, reducir las facturas y reforzar la seguridad energética de Gran Bretaña”. Por supuesto, la energía nuclear no puede lograr nada de esto.
La electricidad incluso de los nuevos reactores nucleares que están a punto de terminarse en Hinkley Point costará casi el triple de lo que pagan actualmente los británicos. Los nuevos puestos de trabajo prometidos se evaporarán junto con los planes de nuevos reactores, como ya hemos visto en otros lugares: los proyectos V.C Summer y NuScale son ejemplos paradigmáticos.
Para lograr la llamada seguridad energética y dejar de depender del combustible importado de los reactores rusos, el gobierno de Sunak también anunció que invertiría 381 millones de dólares para producir el combustible en el país.
Todo esto es una colosal traición a los trabajadores y a sus necesidades, con dinero despilfarrado en proyectos nucleares ilusorios, caros e irrelevantes cuyo único propósito es sostener el arsenal nuclear del Reino Unido, uno que podría destruir el mundo muchas veces.
Lo que Moniz, Kerry, Grossi, Sunak y otros líderes promotores de la energía nuclear tienen que entender es que lo que el mundo realmente quiere, junto con la paz, es una energía renovable rápida, asequible y más segura, no otro Chernobyl.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.