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Crisis climática
El largo verano de 2038 III
Los escenarios a los que la actual emergencia climática nos puede llevar apuntan a crisis energética, escasez de recursos y erosión de los suelos, entre otros problemas. Repasamos aquí qué nos ha traído a esta situación para entender mejor contra qué nos enfrentamos y cómo actuar.
Viene de la primera y segunda parte.
Otro esquema de vida requiere infraestructuras y edificios, acero y cemento, como ocurrió en China. También necesitan electricidad, en el mundo rural y en las ciudades, esta vendrá en una pequeña parte de las energías renovables, pero también de los combustibles fósiles, gas natural y carbón. India y Sudáfrica disponen de carbón, el Norte de África y el Golfo de Guinea tienen gas. Otros importarán esos combustibles.
Podríamos extendernos, pero sólo hablaremos de nuestro vecino Marruecos. Se le ofreció construir centrales nucleares en la costa, en Agadir, que vivió un terremoto hace años; no lo ha hecho. Sí cuenta con centrales de carbón, pero también con eólica, fotovoltaica y un gran complejo termosolar, NOOR, con el cual ya mira cómo soportar la red eléctrica. Debiéramos colaborar más con este país.
Los europeos, y los descendientes americanos, tenemos matices de supremo cinismo; creemos que el mundo nos ha de seguir, además a nuestra manera, en lo que pensemos y decidamos que hay que hacer. Aquí se viene a la mente ese modelo consumista que hemos instaurado, primero fue industrial, ahora es de ocio y turismo; aunque algunos pensadores ya lo critiquen y pidan reflexión y cambio.
En Europa hay voces que piden cambio en el esquema energético. Muchas confían en la tecnología para conseguirlo, eso permitiría mantener el modelo económico y social; otras ya asumen que es preciso un cambio social profundo. En cualquier caso, ya se pide con insistencia que para mediados de este siglo las emisiones de GEI se reduzcan al menos en un 80%.
La eficiencia energética debe ser una de las medidas. Tiene distintas formas de aplicación; a ellas se uniría un amplio desarrollo de las energías renovables. Alguna de las figuras de la Comisión Europea dibuja que el PIB de los países debe seguir creciendo, pero que la ratio de energía consumida a PIB ha de decrecer a un 7% anual; entre el año 1990 y el 2015 decreció al 1,7%. Son ideas economicistas.
En ese caminar, la Unión Europea ha pedido a los países que la integran que den sus propuestas para aumentar la presencia de las energías renovables en su esquema energético, pasando del 16% actual a un 32% en el año 2030. España, que tiene una participación de las renovables en el orden de la media europea, ha manifestado que quiere sobrepasar el 40%. Nos gusta ponernos a la cabeza de la manifestación, pero…
En paralelo, en distintos países de la Unión se plantea que las centrales de carbón han de seguir operativas un par de décadas por lo menos. Alemania ha dicho que hasta el año 2038; España parece que avanzará más rápidamente, veremos. Hay pensamientos que apoyan esto, entre ellos las posibles incertidumbres en el mercado del gas natural, que proviene de países que pueden ser inseguros como suministradores.
Ya se pide con insistencia que para mediados de este siglo las emisiones de GEI se reduzcan al menos en un 80%.
Pienso que en general en Europa vamos saliendo del sueño nuclear, ni es esa opción tan competitiva como se dijo, ni es segura, bien por fallos humanos, bien por circunstancias aleatorias. El ciclo nuclear completo debe mirar a la minería en países en conflicto, Níger, por ejemplo; pero sobre todo no tenemos derecho a dejar unos residuos activos y peligrosos durante siglos y siglos.
Avanzamos, quizás, en el cambio de la movilidad. Se va hacia automóviles de tracción eléctrica, pero se piensa que en el año 2030 sólo serán la décima parte del parque automovilístico. Pero Europa pierde competitividad en las nuevas tecnologías. Por ejemplo, tiene un retraso significativo en el desarrollo industrial de las baterías; tampoco en ellas parece un punto de diálogo con los países del litio en América del Sur.
De otro lado crecen los desplazamientos de los europeos, por negocios, ocio y turismo, incluido el de congresos, y estos viajes tienen un componente de automóvil y, sobre todo de aviación. Esta última incrementa su ventaja frente al ferrocarril en los viajes de media distancia. Quizás es el peor ejemplo que damos los europeos. El ansia por viajar.
Recordemos que España tiene en el turismo su principal fuente de empleo, aunque esto no sea el de mejor calidad, hay mucha temporalidad y explotación de trabajadores. Hemos de repensar este sector de actividad, no puede seguir creciendo el número de viajes. Pero hay que hacerlo tratando de conservar y mejorar ese empleo. La transición energética ha de ser justa con todos.
En general en Europa vamos saliendo del sueño nuclear, ni es esa opción tan competitiva como se dijo, ni es segura, bien por fallos humanos, bien por circunstancias aleatorias. El ciclo nuclear completo debe mirar a la minería en países en conflicto, Níger, por ejemplo; pero sobre todo no tenemos derecho a dejar unos residuos activos y peligrosos durante siglos y siglos.
Combustibles fósiles
Llegamos así a la clave de las emisiones de GEI, los combustibles fósiles. Pesan mucho en la generación de electricidad, en particular el carbón, que tiene su uso mayoritario en esta transformación energética. Parece que su uso se estanca, pero permanecerá durante varias décadas; en su sustitución hemos de mirar a las energías renovables y, eventualmente, al gas natural, no a otras opciones de riesgo.
El petróleo viene de una serie de países, algunos con cierto riesgo: los de Oriente Medio, donde el sistema de Arabia ha sufrido un significativo ataque, ligado a esa confrontación e inestabilidad que vive la región; también viene de Nigeria y otros países de África; de Rusia; y progresivamente menos de América Latina. El fracking ha incrementado la extracción en EE.UU. Y, ahora, varios países lo buscan en el Ártico.
El gas natural es un combustible que ha crecido en su uso en las últimas décadas, se mira hacia él como sustituto del carbón y del petróleo. Lo será poco a poco. El transporte del gas es menos flexible que el de los del petróleo y sus derivados, ahí está una de las razones de que esa sustitución se vea solo para dentro de unas décadas, cuando ya no debiéramos consumir combustibles fósiles.
La figura siguiente nos muestra la evolución de la extracción global en los últimos años. Esta ha crecido del orden de un 15% en una década. Desde ya debiera bajar, quizás primero a ese ritmo, de forma negativa, para luego hacerlo más rápidamente. Me temo que no será así, en particular en los dos hidrocarburos; empresas y países siguen buscando nuevos yacimientos de ambos.
Evolución mundial de la extracción de combustibles fósiles, 2008 a 2018
Esta es una de las razones del pesimismo que respecto al calentamiento global se han mostrado en estas líneas. No son frecuentes los cambios drásticos en los modos económicos, y menos en los culturales. Y por supuesto los energéticos. Cuando comencé a trabajar en este sector me dijeron que el periodo de maduración de una nueva tecnología energética precisaba de dos décadas.
La vida es sueño y…
Se escriben estas notas recordando a Calderón de la Barca y a Segismundo. Vivimos en un mundo en el cual parece que no sabemos qué es verdad y qué es mentira; hemos de cribar, retirar el trigo de la paja. A los ecologistas, o a los que nos acercamos a serlo, nos llamarán catastrofistas o milenaristas, Bueno, veamos lo que pensamos cada uno, o cómo vemos el futuro.
Las crisis, es decir los cambios, han traído otras formas de vida, a veces otros modelos sociales. En principio podemos pensar que hemos avanzado o mejorado, aunque hay que mirarlo con prudencia y humildad. Pero sí que hay que reconocer que esos cambios han sido dolorosos para muchas personas, en diferentes lugares del mundo. Pienso que hay que evolucionar sin quebrar la vida de muchas personas.
El calentamiento global, y en su caso el cambio del modelo climático, va a tener consecuencias dramáticas para muchas personas. Pienso en África y en Centro América. El mundo rico padecerá también las consecuencias de estos fenómenos, pero en cierta medida se adaptará a ellos. Con muchos sacrificios personales; aquí, en el llamado Primer Mundo, también hay desclasificados.
Tal como parece que responde la sociedad a las demandas de cambio cultural y social, pienso que dos décadas, es decir una generación, puede ser un tiempo suficiente para conseguir una evolución positiva. En el año 2038 supongo que cumpliré 90 años, edad a la cual debiera de dejar de dar la lata. Espero que entonces se vean hachos positivos que nos hagan ver la puesta rojiza del sol con esperanza.
El calentamiento global, y en su caso el cambio del modelo climático, va a tener consecuencias dramáticas para muchas personas. Pienso en África y en Centro América. El mundo rico padecerá también las consecuencias de estos fenómenos, pero en cierta medida se adaptará a ellos. Con muchos sacrificios personales; aquí, en el llamado Primer Mundo, también hay desclasificados.
Estamos asistiendo a un crecimiento de las llamadas a la prudencia y al cambio. Vienen de algunos científicos, de parte de los medios de comunicación, de las organizaciones ecologistas, y también de grupos de jóvenes, de esa generación que ha de hacer el cambio. Finalizo estas páginas cuando también lo hace la duna de septiembre de 2019. Pronto tendremos puestas de sol en tierra y mar.