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Desastres ambientales
Maersk, industria plástica y mala praxis: cómo encomendarse a la voluntad empresarial llenó playas de pellets
La danesa Maersk, compañía responsable del vertido de 26,2 toneladas de granulado plástico que está contaminando el litoral gallego, no figura entre las firmantes del Operation Clean Sweep (OCS): el programa internacional de mayor envergadura contra la pérdida de pélets de plástico, también conocidos como granza.
Las más de 2.500 empresas europeas relacionadas con la producción, transformación, transporte o reciclaje de plástico que lo suscriben se comprometen a asumir un manual de buenas prácticas. Entre ellas se encuentra la de “evitar la estiba de los contenedores de granza en cubierta” y, en su lugar, “colocar los contenedores de granza en la bodega del buque” con el objetivo de prevenir el “elevado riesgo de vertido de granza en el medio ambiente”. Entre las adhesiones figuran 98 compañías del sector logístico, pero la gigante Maersk, uno de los mayores operadores de colectores del mundo, no está entre ellas.
Contaminación
Desastre en la costa Una normativa en trámite en la ONU podría haber evitado el vertido de pellets en Galicia
A pesar de ello, la repercusión de abonarse al código de buenas prácticas sería muy limitada, ya que evitar las caídas de contenedores requiere de la implicación efectiva de la industria plástica, así como de etiquetar cuáles portan pélets para poder identificarlos, pero no es posible hacerlo mientras no se les asigne un código internacional. La industria plástica fue quien puso en marcha, en el 1991, el programa OCS y su patronal defiende que ha conseguido grandes y que debería apostarse porque se sumen más empresas. Sin embargo, se estima que decenas de miles de toneladas de granulado plástico se pierden en el medio ambiente cada año en Europa, lo que revela insuficientes estas medidas.
La adhesión al OCS tiene carácter voluntario y el programa no está sometido a auditorías. El movimiento ecologista reclama desde hace años que la Organización Marítima Internacional (OMI) incorpore a la normativa internacional medidas efectivas, obligatorias y auditadas, algo que lleva tres años desarrollándose con el impulso de países como Sri Lanka y Noruega. Se sumó a esta iniciativa el World Shipping Council (WCS), patronal naviera de la que forma parte Maersk, probablemente interesada en evitar pagar indemnizaciones por los destrozos medioambientales. La patronal química, por su parte, adoptó primeramente una postura contraria a las medidas obligatorias, para lo que se apoyó en la existencia del programa OCS y defendió que se debía avanzar en esa línea.
Actualmente, la OMI está estudiando el encaje legal de la propuesta y solo ve dos salidas excluyentes: reforzar el empaquetamiento de la granza para hacerlo más resistente a rupturas o establecer requisitos sobre la colocación de los contenedores que la porten, que podrían situarse en la bodega o en las zonas centrales de la cubierta, pero no en las expuestas a caídas. La patronal naviera es favorable a la primera alternativa, mientras que el CEFIC, patronal de la industria química europea, asumió ya que se acordarán medidas obligatorias y es proponente de la segunda. La primera incrementa notablemente el precio de los pélets que la industria plástica emplea como materia prima, pero la segunda, aunque evitaría las caídas, requiere de mayor esfuerzo organizativo para distribución de los contenedores de granulado, que competirían con los contenedores que portan sustancias peligrosas por las zonas protegidas de las embarcaciones.
Maersk anunció recortes un mes antes del vertido
De acuerdo con el portal especializado ShippingWatch, Maersk, naviera que mueve la sexta parte de contenedores en el mundo, experimentó un derrame de 553 de ellos en 2014 y otros dos que sumaron 962 contenedores en 2021. Exceptuando esas pérdidas, su media es de 30 anuales.
La compañía fue una de las grandes beneficiadas del despertar del comercio marítimo internacional posterior a la pandemia. Según su propio informe de resultados anuales, pasó de registrar, hasta el 2020, ganancias que rondaban los 40.000 dólares anuales, a los 61.787 del 2021 y los 81.529 del 2022, mientras pagaba en esos últimos dos ejercicios unos impuestos del 3,7 y el 3% respectivamente sobre el beneficio neto. Una publicación del Centre for International Corporate Tax Accountability and Research (CICTAR) los compara con los que pagan los trabajadores daneses de media y destaca que estos son 13 veces más elevados.
La ITF, federación internacional de sindicatos de transportistas que representa a casi 20 millones de trabajadores, denunció en marzo condiciones abusivas en Maersk en distintos países. Una huelga en Australia logró paralizar en abril la tentativa de su división de remolcadores Svitzer de reducir en un 47% los sueldos.
Las previsiones actuales no son tan halagüeñas para Maersk. A lo largo del 2023, las navieras sufrieron una importante contracción del comercio marítimo, mermando en más de un 80% las ganancias del tercer trimestre con respecto al año anterior. La compañía danesa comenzó el año con una plantilla conformada por 110.000 trabajadores. A la altura de noviembre se había reducido a 103.000. Ese mes, la compañía anunció otros 3.500 despidos, así como recortes en otros campos para ahorrar gastos.
Las deficiencias en la inversión en seguridad están señaladas como una de las causas que pueden conducir a la pérdida de contenedores en condiciones meteorológicas adversas. Tal como informó O Salto Galiza, Maersk es también responsable, en el pasado mes de diciembre, de un vertido de 46 contenedores en Dinamarca por parte del buque Mayview Maersk.
En el caso del carguero que desprendió el granulado plástico que se extiende por la costa del noroeste ibérico, el buque CSAV Toconao, la compañía reconoce que estaba fletado por ella, pero asegura que la tripulación no formaba parte de su plantilla: estaría subcontratada. La embarcación fue adquirida por la naviera danesa hace 3 años en calidad de arrendataria, al mismo tiempo que JP Morgan pasaba a ser la arrendadora en una operación de compra a la israelí Zodiac Maritime. El prefijo “CSAV” hace alusión a la Compañía Sud Americana de Vapores, la cual alquiló la nave en el 2013 y fue absorbida por Hapag-Lloyd en el 2014.
Desastres ambientales
Maersk, industria plástica e mala praxe: como encomendarse á vontade empresarial ateigou as praias de pélets
A danesa Maersk, compañía responsable da vertedura de 26,2 toneladas de granulado plástico que está a contaminar o litoral galego, non figura entre as asinantes do programa internacional de maior envergadura contra a perda de pélets de plástico, o Operation Clean Sweep (OCS).
As máis de 2.500 empresas europeas relacionadas coa produción, transformación, transporte ou reciclaxe de plástico que o subscriben comprométense a asumir un manual de boas prácticas. Entre elas atópase a de “evitar a estiba dos colectores de granulado en cuberta” e, no seu lugar, “colocar os colectores de granulado na bodega do buque” co obxectivo de previr o “elevado risco de vertedura de granulado no medio ambiente”. Entre as adhesións figuran 98 compañías do sector loxístico, pero a xigante Maersk, un dos maiores operadores de colectores do mundo, non está entre elas.
Así a todo, a repercusión de abonarse ao código de boas prácticas sería moi limitada, xa que evitar as caídas de colectores require da implicación efectiva da industria plástica, así como de etiquetar cales portan pélets para poder identificalos, pero non é posible facelo mentres non se lles asigne un código internacional. A industria plástica foi quen puxo en marcha no 1991 o programa OCS e a súa patronal defende que conseguiu grandes avances e que debería apostarse porque se sumen máis empresas. Porén, estímase que decenas de miles de toneladas de granulado plástico se perden no medio ambiente cada ano en Europa, o que revela insuficientes estas medidas.
A adhesión ao OCS ten carácter voluntario e o programa non está sometido a auditorías. O movemento ecoloxista reclama desde hai anos que a Organización Marítima Internacional (OMI) incorpore á normativa internacional medidas efectivas, obrigatorias e auditadas, algo que leva tres anos desenvolvéndose co impulso de países como Sri Lanka e Noruega. Sumouse a esta iniciativa o World Shipping Council (WSC), patronal navieira da que forma parte Maersk, probablemente interesada en evitar pagar indemnizacións polos estragos medioambientais. A patronal química, pola súa parte, adoptou primeiramente unha postura contraria ás medidas obrigatorias, para o que se apoiou na existencia do programa OCS e defendeu que se debía avanzar nesa liña.
Contaminación
Desastre na costa Unha normativa en trámite na ONU podería ter evitado a vertedura de pélets plásticos
Actualmente, a OMI está estudando o encaixe legal da proposta e só ve dúas saídas excluíntes: reforzar o empaquetado do granulado plástico para facelo máis resistente a roturas ou establecer requisitos sobre a colocación dos colectores que o porten, que poderían situarse na bodega ou nas zonas centrais da cuberta, pero non nas expostas a caídas. A patronal navieira é favorable á primeira alternativa, mentres que o CEFIC, patronal da industria química europea, asumiu xa que se acordarán medidas obrigatorias e é propoñente da segunda. A primeira incrementa notablemente o prezo dos pélets que a industria plástica emprega como materia prima, pero a segunda, aínda que evitaría as caídas, require maior esforzo organizativo para a distribución dos colectores de granulado, que competirían cos colectores que portan substancias perigosas polas zonas protexidas das embarcacións.
Maersk anunciou recortes un mes antes da vertedura
De acordo co portal especializado ShippingWatch, Maersk, navieira que move a sexta parte de colectores no mundo, experimentou un derrame de 553 deles no 2014 e outros dous que sumaron 962 colectores no 2021. Exceptuando esas perdas, a súa media é de 30 anuais.
A compañía foi unha das grandes beneficiadas do espertar do comercio marítimo internacional posterior á pandemia. Segundo o seu propio informe de resultados anuais, pasou de rexistrar, ata o 2020, ganancias que rondaban os 40.000 dólares anuais, aos 61.787 do 2021 e os 81.529 do 2022, asemade que pagaba neses últimos dous exercicios uns impostos do 3,7 e o 3% respectivamente sobre o beneficio neto. Unha publicación do Centre for International Corporate Tax Accountability and Research (CICTAR) compáraos cos que pagan os traballadores daneses de media e destaca que estes son 13 veces máis elevados.
A ITF, federación international de sindicatos de transportistas que representa a case 20 millóns de traballadores, denunciou en marzo condicións abusivas en Maersk en distintos países. Unha folga en Australia logrou paralizar en abril a tentativa da súa división de remolcadores Svitzer de reducir nun 47% os salarios.
As previsións actuais non son tan prometedoras para Maersk. Ao longo do 2023, as navieiras sufriron unha importante contracción do comercio marítimo, minguando en máis dun 80% as ganancias do terceiro trimestre con respecto ao ano anterior. A compañía danesa comezou o ano cun cadro de persoal conformado por 110.000 traballadores. Á altura de novembro reducírase a 103.000. Ese mes, a compañía anunciou outros 3.500 despedimentos, así como recortes noutros campos para aforrar gastos.
As deficiencias no investimento en seguridade están sinaladas como unha das causas que poden conducir á perda de colectores en condicións meteorolóxicas adversas. Tal como informou O Salto Galiza, Maersk é tamén responsable, no pasado mes de decembro, dunha vertedura de 46 colectores en Dinarmarca por parte do buque Mayview Maersk.
No caso do cargueiro que desprendeu o granulado plástico que se estende pola costa do noroeste ibérico, o buque CSAV Toconao, a compañía recoñece que estaba fretado por ela, pero asegura que a tripulación non facía parte do seu persoal: estaría subcontratada. A embarcación foi adquirida pola navieira danesa hai 3 anos en calidade de arrendataria, asemade que JP Morgan pasaba a ser a arrendadora nunha operación de compra á israelí Zodiac Maritime. O prefixo “CSAV” fai alusión á Compañía Sud Americana de Vapores, a cal alugou a nave no 2013 e foi absorbida por Hapag-Lloyd no 2014.