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Dana
La Albufera de València y la dana, crónica de un desastre anunciado
Ha pasado ya un mes y medio de la dana que arrasó distintos municipios de l’Horta Sud y pedanías de la ciudad de Valencia, dejando un rastro de destrucción humana, social, económica y medioambiental. Todas las miradas están puestas en las personas afectadas y en el gobierno de la Generalitat; las víctimas apuntan a Mazón como negligente por no haber gestionado la emergencia y le hacen culpable de los más de 220 muertos. A todo esto, hay que sumarle el grave daño ecológico en barrancos, ríos, marjales y zonas de valor natural. De todos ellos el más afectado, tanto por la dana, como por su anterior situación medioambiental, frágil, es el parque natural de la Albufera.
Ecologistas, ambientalistas y expertos de las universidades están monitorizando los daños observables y preparándose para los que vienen a largo plazo. En este artículo conectamos las problemáticas ambientales que arrastraba la Albufera por su mala gestión y aumentadas a nivel crítico por la dana, fruto de un cambio climático innegable, el daño ocasionado y los posibles escenarios a futuro.
La Albufera: el gran lago de Valencia que nunca ha dejado de estar en emergencia
La Albufera es el gran lago que riega los arrozales y crea una estampa icónica, inseparable de la identidad de la ciudad de Valencia y de l’Horta Sud. El parque natural ha servido de inspiración para novelas de escritores valencianos como Vicente Blasco Ibáñez, y es donde miles de familias han pasado ratos de ocio en la naturaleza, estrechado lazos sociales.
Ahora es uno de los puntos de gran afectación ambiental por la DANA. Pero no es la primera vez que está amenazado, más bien, y para ser correctos, siempre ha estado así. En la década de los 70 el lago colapsó y no se ha recuperado aún.
El parque natural de la Albufera está compuesto por el mismo lago, los campos de arroz, los marjales, el bosque de la Devesa y las dunas que lo rodean. Tiene alrededor de 20.000 hectáreas y la cuenca hidrográfica que lo riega es de más de 160.000 hectáreas, de sus afluentes, el más importante es el barranco del Poyo.
En la década de los 70, en cuestión de días el lago colapsó y paso de tener un agua cristalina a lo que ahora se conoce como sopa verde, el color actual del agua
Es decir, en la década de los 70, en cuestión de días el lago colapsó y paso de tener un agua cristalina a lo que ahora se conoce como sopa verde, el color actual del agua. La gran cantidad de aguas residuales urbanas industriales vertidas en los años 50, 60 y 70 desembocaban a través de acequias y barrancos aportando una gran carga orgánica a la que había que añadir la procedente de los campos, fitosanitarios y productos químicos relacionados con la agricultura.
De este proceso proviene la actual erosión de sedimentos del lago, como afirma Eva Tudela, ambientóloga de la organización social ecologista Agró: “Con esta contaminación orgánica y con la desaparición de la vegetación que la protege, tenemos un proceso de erosión, las islas y las matas han retrocedido el 70% desde los años 70 y ya no tienen su función de acumular sedimentos”.
Las aguas tienen un nivel de nitrógenos y fósforos muy por encima de lo que se consideraría como un lago sano, acelerando el proceso de crecimiento del alga verde que impide que sus aguas sean transparentes
Al no haber plantas acuáticas que puedan realizar la fotosíntesis en un agua que ya no es transparente, se ha roto la cadena trófica y con ello la vegetación que rodea el lago permitiendo la sedimentación. Además, las aguas tienen un nivel de nitrógenos y fósforos muy por encima de lo que se consideraría como un lago sano, acelerando el proceso de crecimiento del alga verde que impide que sus aguas sean transparentes.
Finalmente, el lago no necesita más sedimentos, porque al contrario de lo que se podría pensar, enturbian más el agua y provocan más erosión. A cambio, ambientalistas y ecologistas llevan mucho tiempo exigiendo el aumento del aporte de agua sana y de calidad que le llegue al lago para evitar que la carga orgánica se concentre, lo que permitiría que vuelvan las plantas acuáticas, se restaure la cadena trófica y se regeneren los sedimentos. Para las organizaciones ecologistas debería de haber una cantidad de agua asignada como aporte ecológico para la buena salud del ecosistema, pero esto nunca ha sucedido.
El sistema de depuración de agua de toda la zona afectada por la DANA y que es colindante a la Albufera no tienen una depuradora propia, sino que a través de bombas, tuberías y colectores envían el agua a la de Pinedo
Otro de los problemas que tiene el lago es respecto a las aguas residuales que le llegan de los municipios colindantes y del polígono industrial conocido como la Pista de Silla. El sistema de depuración de agua de toda la zona afectada por la DANA y que es colindante a la Albufera no tienen una depuradora propia, sino que a través de bombas, tuberías y colectores envían el agua a la de Pinedo, que también depura las aguas de la ciudad.
El principal conducto contaminador es el actual colector Oeste que es por donde se reconducen las aguas residuales de los municipios hacia la depuradora de Pinedo, que además pasa por el barranco del Poyo hasta la depuradora de Pinedo, pero este colector presenta problemáticas recogidas en informes de la Conselleria de Agricultura de la Generalitat Valenciana y se han acometido distintas reformas. Pero aun así su trazado atraviesa distintos barrancos, y en al menos 5 tramos hace como un sifón que baja y sube. Cuando hay lluvias torrenciales, aunque no tan grandes como la DANA, el conducto se desborda, se juntan aguas residuales con las de la lluvia y acaban en el lago.
La solución ante el exceso de agua que entra en la depuradora de Pinedo era hacer otra en Alcácer. Ya desde el primer momento fue rechazada por los municipios cercanos y al final el Partido Popular la bloqueó.
Otra de las soluciones que estaba en marcha era crear tanques de tormentas para acumular el agua de lluvia y después ir pasándola a la depuradora de Pinedo. Lo que los ecologistas piensan que sería una buena herramienta para el aporte de agua en la Albufera, así lo afirman desde Acció Ecologista AGRÓ: “El agua de la primera hora de lluvias torrenciales no es buena porque tiene muchos componentes tóxicos, aceites etc., pero las siguientes horas el agua tiene calidad suficiente para ser aprovechada”.
Por último, quedaría la otra depuradora que impide que lleguen más aguas residuales de otros municipios al parque, es la de Quart-Benàger, que está construida en zona inundable y es susceptible de colapsar con una gran riada como la última.
El día después de la DANA en el frágil parque natural
Todos los científicos que trabajan en la Albufera afirman que aún es muy pronto para saber la afectación a futuro del daño ocasionado, ya que se tienen que seguir realizando estudios que permitan saber qué sustancias han contaminado y en qué nivel afectan tanto a la tierra de los arrozales, el agua del lago, del mar o si han pasado a la cadena trófica llegando a la propia fauna, calculando que obtendrán resultados más certeros a seis meses vista. Faltan algunos de los estudios como la batimetría, para saber la situación del suelo del lago, que debería de hacerse cada dos o tres años y la última se hizo en 2004.
Pero también todos afirman que a simple vista sí es posible identificar algunas de las afectaciones directas después de que el barranco del Poyo se desbordara entre los campos de arroz de Massanassa y Catarroja, cerca del Port.
El día de la catástrofe en el lago entraron en pocas horas más de 120 hm³ de agua, que es lo que le entraría en un año y medio. En una primera interpretación, a pesar de que no era lo mejor que podía suceder, el agua cumplía con lo que solicitaban tanto ecologistas como pescadores respecto a la aportación para el lago.
Pero esta situación duró poco, ante la urgente necesidad de búsqueda de desaparecidos por la barrancada, se tuvo que vaciar el lago a mínimos ecológicos, para facilitar las tareas de búsqueda, dejándolo en una situación peor que antes del desastre.
El impacto que más se puede apreciar a simple vista es la cantidad de microplásticos, bidones de disolventes, productos químicos, medicamentos, balas de plástico e incluso un coche que se extrajo de los arrozales próximos al barranco del Poyo
Según Miguel Martín, ingeniero de la Universidad Politécnica de Valencia, “el lago tiene una profundidad media de un metro. Entonces, a poco que se aporten sólidos, van generando sedimentos y estos van quitando espacio para los peces, de hecho, en algunos puntos han llegado al metro y medio. Tampoco sabemos cuál es la contaminación de los sedimentos y como pueden afectar”, esto implicaría un peligro de colmatación del suelo reduciendo su capacidad.
El impacto que más se puede apreciar a simple vista es la cantidad de microplásticos, bidones de disolventes, productos químicos, medicamentos, balas de plástico e incluso un coche que se extrajo de los arrozales próximos al barranco del Poyo. Los residuos fueron arrasados por la DANA y provienen sobre todo de los polígonos colindantes, como las balas de plástico que proceden de una planta de reciclaje cercana o los medicamentos procedentes de un almacén de Massanasa. En total están afectados 170.000 m2 de suelo entre la Mata de l'Antina y la Mata de la Colomera, además de los arrozales de Catarroja y Massanassa y el Port de Catarroja.
Estos residuos conllevan distintos problemas: cómo afectarán el agua, a nivel de toxicidad, lo mismo con el suelo, y si servirán para cultivar en un futuro. La cantidad de microplásticos vertida puede pasar a la cadena trófica a través de los peces y las aves. Gran parte de las aves se reproducen entre abril y mayo, que es cuando se podrá saber mediante estudios si estos residuos les habrán afectado.
Otro de los problemas que ahora aflora ha sido la destrucción de acequias, motas y alcantarillado, además de los colectores y la precaria situación de las depuradoras. La de Quart- Benàger es la más afectada con todos los tanques inundados y parte de su maquinaria destruida. A día de hoy no está en funcionamiento y está vertiendo las aguas residuales al cauce nuevo del Túria. De todo esto se sabe que todas las aguas residuales de los pueblos cercanos han sido vertidos después de la DANA, al barranco del Poyo y a la Albufera, hasta que se han comenzado las obras de un nuevo colector provisional en el barranco.
Hasta que no se tomen muestras de los sedimentos y se analice su composición no se sabrá si son dañinos o no, y si los contaminantes han pasado al medio, incluso a los peces
A pesar de que el temporal marítimo también erosionó la arena de las playas, ha llegado mucho sedimento, sobre todo de residuos y cañas vertidas por el arrase de la barrancada. En un principio estos sedimentos no tendrían que ser algo dañino porque las playas sufren de falta de ellos, principalmente por los daños causados por el puerto de la ciudad, pero hasta que no se tomen muestras de los sedimentos y se analice su composición no se sabrá si son dañinos o no, y si los contaminantes han pasado al medio, incluso a los peces del mar, lo mismo pasa con la cantidad de microplásticos que han llegado a las playas cercanas al lago.
La afectación de la dana a la pesca
El daño medioambiental también ha afectado a arroceros de Catarroja, Silla y Massanassa, así como a los pescadores de El Palmar y del Port de Catarroja. Pepe Caballer de la Comunidad de pescadores de El Palmar nos cuenta que hasta el jueves pasado no pudieron volver a pescar, un mes y medio después, y que ahora el principal impedimento es el agua roja producto del fango y de los contaminantes.
Calculan que entre redes fijas que se han destruido, sueldos, la anguila que se ha ido al mar y no volverá, e infraestructuras dañadas, la pérdida asciende a un total de 170.000 euros
Aunque los primeros estudios sobre el agua son buenos los pescadores piden “un nuevo aporte de agua de calidad y cantidad del Xùquer” en sintonía con los ecologistas, para poder reanudar la pesca en condiciones. Las previsiones para este año eran muy buenas antes de la apertura de las compuertas para poder buscar desaparecidos, tarea en la que los pescadores han ayudado junto a la UME y en la que han sido esenciales por su conocimiento del terreno. Calculan que entre redes fijas que se han destruido, sueldos, la anguila que se ha ido al mar y no volverá, e infraestructuras dañadas, la pérdida asciende a un total de 170.000 euros.
Pascual Alapont, de la Cooperativa Agrícola San Pedro de Massanassa, nos explica que los campos afectados abarcan un total de 70 hectáreas entre Silla, Massanassa y Catarroja, pero que la peor parte se la ha llevado el almacén de la cooperativa, donde se han mojado un millón de kilos de arroz de los ocho que tenían para vender, han logrado separarlo, pero no saben qué hacer con la parte mojada, ya que para pienso de animales no sirve y parece que para compostaje sí.
Ya han probado su transporte con un camión, pero por ahora no hay más solución y exigen que les ayuden a librarse de este arroz dañado, además de otro tipo de apoyo como parte del municipio que son. Las pérdidas en total alcanzan más de 600.000 euros: “Ahora estamos hablando con TRAGSA para la limpieza de los campos con ayuda de las comunidades de regantes para no estropearlos, pero por ahora sólo está el ejército y voluntarios, para quitar el fango y la tierra que en algunos puntos alcanza los dos metros de altura, además de que para limpiar las acequias es necesaria maquinaria pesada”, asegura Alapont.
A día de hoy, los pescadores y la asociación de Vela Latina del Port de Catarroja no pueden salir porque el nivel de agua en el fondo del canal no es suficiente para la navegación. El puerto ha quedado arrasado tanto su entorno como el restaurante que hay. Por último, una de las zonas más afectadas es el Tancat de la Pipa, la joya medioambiental del parque gestionada por ecologistas y un ejemplo de filtración natural mediante un humedal, conocido como filtro verde y que existe gracias a las luchas por la conservación y el medioambiente del parque natural.
Han pasado ya 15 años desde que comenzara a filtrar como un auténtico riñón verde obteniendo las mejores aguas en calidad y la mayor concentración de fauna y flora, fruto de estudios de universidades de todo el mundo. Según Marla Hernández, educadora ambiental del Tancat de la Pipa, “la barrancada lo ha dejado totalmente anegado, como si fuera una laguna y el volumen que ha entrado ha superado su capacidad de filtración y seguramente destruido las propias plantaciones de vegetación, de hecho, algunas zonas están impracticables y aún no se ha podido acceder”.
La conservación del parque natural de la Albufera
Finalmente, la Albufera ha actuado como un filtro natural, por un lado y por otro como un dique de contención ante un desastre ligado al cambio climático que parte del actual gobierno del País Valencià niega. Lo primero, porque ya es una función que cumplía, con los campos de arroz, los humedales y el bosque, pero al no estar en condiciones se ha visto rebasado. Y lo segundo, porque de no ser por el parque, localidades como El Saler, El Perelló o El Perellonet también hubiesen quedado arrasadas.
La gran mayoría de voces que conocen el lago y el parque urgen a que se haga un nuevo plan de regeneración ajustado a las necesidades medioambientales y sociales, ya que, aunque éste estaba pendiente, tampoco existía un plan ligado ni al cambio climático ni a una posible emergencia, aunque no fuera de dimensiones tan grandes como la sucedida. Además, en unanimidad todas dejan claro que no tener en cuenta el cambio climático y las advertencias de los estudios científicos cada vez va a conllevar un riesgo mayor a todos los niveles, las tormentas explosivas como la dana volverán a suceder y hay que estar preparados.
Eva Tudela, ambientóloga de Agró, afirma que “hay un grave peligro de que cada uno aplique el plan como quiera y esto puede afectar al resultado final sobre el medioambiente. Es importante que cuenten con todos los actores como los ecologistas y ambientalistas, los arroceros, los pescadores”
También afirman con respecto a la regeneración de lo destruido, que está tomando forma con más de 8 millones de euros de presupuesto, que existe una descoordinación total entre municipios y entes públicos que gestionan el parque. Eva Tudela, ambientóloga de Agró, afirma que “hay un grave peligro de que cada uno aplique el plan como quiera y esto puede afectar al resultado final sobre el medioambiente: actualmente la Conselleria, la Confederación del Xùquer, etc. Es importante que cuenten con todos los actores como los ecologistas y ambientalistas, los arroceros, los pescadores”.
De hecho y por ahora, después de más de un mes del desastre sólo hay voluntarios de las asociaciones ambientalistas y la UME, ya que pasadas unas semanas de la tragedia y de no haber parado de limpiar en los pueblos cercanos, Acció Ecologista Agró y Fundació Assut organizaron un voluntariado para limpiar en la Albufera, que aún continúa, y que ha llegado incluso a desbordarse de la cantidad de personas que han acudido.
Las organizaciones se coordinaron con otras asociaciones para asegurarse que los plásticos recogidos fueran gestionados conforme a las normativas de reciclaje, pero, como afirman desde las organizaciones ecologistas. es necesario tener más recursos y por ahora sólo están los voluntarios y la UME. Marla Hernández nos explica que “en la administración hay mucho personal de educación ambiental que trabaja en gestión de residuos y para quien se ha gastado mucho dinero público en formación, y en vez de contratarlos ahora están viniendo voluntarios”.
El estado actual del parque natural es un ejemplo viviente de lo que puede ocasionar negar el cambio climático y no tomar medidas al respecto, como confirma Hernández desde su trabajo como educadora ambiental: “Siempre hemos explicado con pedagogía la importancia del cambio climático cuando hacíamos nuestras excursiones y guías en el Tancat de la Pipa o en la Albufera, ahora añadiremos un capítulo más como ejemplo de lo que no se debe de hacer en prevención y situación de emergencia de un desastre natural ligado al cambio climático”.