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Cuando se creó la plataforma Permiso de Paternidad Intransferible, que dos años después pasaría a llamarse Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento, Acogida y Adopción (PPiiNAA), los padres o segundos progenitores podían disfrutar de dos días de permiso por el nacimiento de un hijo. Dos días.
Era 2005, y entonces se produjeron algunos de los debates que hoy, cuando se acaba de completar el ciclo que iguala los permisos, ocupan a muchas feministas. “Mucha gente decía que había que aumentar el permiso de maternidad, y otras mantenían que las mujeres no teníamos que luchar por un derecho para los hombres”, recuerda María Pazos, que forma parte de la PPiiNAA desde su fundación y hoy sigue en la plataforma. Unas afirmaciones que se parecen a las que expresan estos días algunas feministas contrarias a los permisos intransferibles.
El debate se resolvió en esta plataforma, fundada por el Fórum Política Feminista e integrada por 80 colectivos, en favor de unos permisos iguales e intransferibles, una fórmula que han defendido desde entonces: “Entendíamos que no había que aumentar el permiso de maternidad ni un minuto hasta que el permiso de paternidad no fuera igual, porque si hay déficit para el cuidado de las criaturas no es por las madres, sino porque los padres no cuidan lo mismo”, asegura Pazos.
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Desde el 1 de enero de 2021, y gracias al trabajo incansable de la PPiiNAA, los permisos de paternidad y maternidad están equiparados en 16 semanas, una medida regulada por un decreto aprobado en marzo de 2019 y que establece que la prestación por nacimiento, adopción, guarda con fines de adopción y acogimiento es un derecho individual y no transferible.
Esta prestación cubre 16 semanas, de las que seis deben disfrutarse de forma simultánea y obligatoria inmediatamente después del parto —o resolución judicial o administrativa en caso de adopción, guarda o acogimiento—. El resto pueden sumarse a las seis obligatorias o cogerse de manera interrumpida en periodos mínimos semanales durante el primer año del bebé. El disfrute a jornada completa o parcial de este periodo requerirá un acuerdo entre la empresa y la persona trabajadora, según establece el decreto.
La PPiiNA, que ha defendido desde 2005 los permisos iguales, advierte de que el decreto que los regula contiene trampas que, en la práctica, mantendrán a los padres en su rol de ayudantes
La formulación, sin embargo, no gusta a la PPiiNA, que ha advertido que el decreto que regula los permisos contiene algunas trampas que, en la práctica, mantendrán a los padres en su rol de ayudantes. Por eso, pide que se revise la letra pequeña del decreto para disminuir la cantidad de semanas simultáneas y para garantizar que el disfrute de las otras semanas pueda hacerse a tiempo completo en el tiempo deseado por el segundo progenitor, quien, según la redacción en vigor, debe llegar a un acuerdo con la empresa para el disfrute de esta parte del permiso. Para la PPiiNAA, con la concreción actual “el Gobierno ha demostrado que verdaderamente no apuesta por la igualdad”.
Por motivos distintos, los nuevos permisos no gustan a algunas feministas como las que congrega PETRA Maternidades Feministas (donde PETRA es un acrónimo de Permisos Transferibles), creada en 2018, que ve en esta fórmula para abordar la crianza el triunfo de un feminismo hegemónico y, añaden, antimaternalista.
El Gobierno, por su parte, ha dado muestras de que está abierto a introducir cambios en la regulación de estos permisos recién estrenados. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
El origen de los permisos
En 2005 se crea la Plataforma por el Permiso de Paternidad Intransferible, que dos años después se constituye como Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (PPiiNA).
En el año 2007, la Ley de Igualdad introduce un permiso de paternidad de dos semanas, y establece que estas dos semanas se ampliarían hasta llegar a las cuatro… en siete años. En octubre de 2009, una decisión de la Comisión de Igualdad del Congreso acorta este plazo, al establecer que el permiso de paternidad de semanas se hará efectivo en 2011, una medida que se iría retrasando hasta 2017, como subraya María Pazos.
Pazos ayuda a trazar esta cronología y define esa fase en la PPiiNA como un periodo de debate social, en el que el esfuerzo de la plataforma está orientado a difundir el mensaje de que los padres tienen que cuidar igual que las madres y, para ello, deben contar con un permiso igual en duración intransferible y pagado al 100%.
Tras varios años en los que el trabajo de la PPiiNAA se centra en trasladar sus argumentos a la ciudadanía mientras van logrando apoyos estratégicos —como los de algunos sindicatos o algunas personas clave por sus posiciones institucionales—, la plataforma se lanza a redactar una propuesta de ley que presenta en 2011 en un acto público donde invita a los líderes de los partidos políticos.
A partir de ahí, la PPiiNAA intenta convencer a los grupos parlamentarios de que registren su Propuesta de Ley para la tramitación en el Congreso de los Diputados. De hecho, la propuesta llega a ser registrada en 2012 sin que se llegara a proponer luego para su tramitación.
Pero el trabajo de la PPiiNAA sigue y ese mismo año consiguen que la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados apruebe, por unanimidad de todos los grupos parlamentarios, una proposición de ley de CiU a favor de los permisos iguales e intransferibles que introduce un condicionante: los permisos se aprobarán “cuando la situación económica lo permita”.
“A partir de aquí, la PPiiNA sigue haciendo pedagogía, pero se concentra especialmente en cuantificar el coste de la reforma y en los argumentos económicos para demostrar que esta reforma es posible y rentable socialmente”, repasa Pazos.
En 2015, la plataforma vuelve a conseguir el apoyo de los grupos parlamentarios. Pero no es hasta octubre de 2016 cuando otra propuesta, esta vez presentada por Podemos - En Comú Podem - En Marea, llega al Congreso, llega al Pleno.
Mientras la propuesta inicia su recorrido parlamentario, el 1 de enero de 2017 por fin entra en vigor la ampliación a cuatro semanas que se había pospuesto sucesivamente mediante disposiciones adicionales en la ley de Presupuestos Generales del Estado.
Permisos en los PGE, pero sin ley
Sofía Castañón era en 2016 diputada del Congreso por Podemos. Hoy es diputada por uno de los partidos del Gobierno de coalición. “Lo que nos llevó a presentar la propuesta fue un compromiso programático, porque desde que nos presentamos por primera vez a las elecciones generales teníamos comprendido, dentro de un documento sobre cuidados, que igualar los permisos de las dos personas progenitoras era algo necesario para cambiar tanto la construcción y la percepción en el ámbito laboral como en el ámbito sociocultural”, valora la diputada.
El partido asume una propuesta fiel a las premisas de la PPiiNA que presenta primero en 2016 y luego en 2017. Cuando el texto superó lo que Castañón llama “el veto del Gobierno de Rajoy, que tuvo más de 40 leyes secuestradas apelando motivos presupuestarios”, y tras el cambio de Gobierno que permitió la moción de censura de 2018, la primera ley que Podemos rescató y defendió en el Pleno fue esta, en junio de 2018. Pero, aunque se aprobó, el proceso de la ponencia de ley nunca llegó a tener lugar: la legislatura llega a su fin sin que la propuesta pueda seguir su camino con la convocatoria de nuevas elecciones.
Mientras, las implementaciones se introducen a través de los Presupuestos Generales, y no de una ley, pese a que la PPiiNA “siempre ha defendido, y no vemos ningún impedimento que así sea, que [los permisos] tenían que tener una ley propia, y en esa clave se trabaja”, dice Castañón, que no da por acabado el ciclo con la equiparación de los permisos en enero: “Pensamos que hay que seguir en el camino de que los permisos sean iguales y sean mayores para ambos”, dice, en la línea de lo expresado por la ministra de Igualdad, Irene Montero, el 13 de enero en una entrevista en La Cafetera.
Sofía Castañón asegura que el grupo parlamentario está dispuesto a introducir cambios para disminuir el número de semanas simultáneas, subsanar la discriminación de las familias monomarentales o ampliar el tiempo de permiso
Entre otros posibles cambios que deben tenerse en consideración, Castañón cita varios. Para empezar, cree que hay margen para modificar a la baja el número de semanas obligatorias para el segundo progenitor tras el parto.
Además, reconoce que los permisos crean una desigualdad para los niños y niñas de familias de un solo progenitor, en su mayoría monomarentales, como han hecho notar las asociaciones de familias monomarentales. Una desigualdad, dice, que el grupo parlamentario, está dispuesto a subsanar.
Sobre el descontento de mujeres que, desde el feminismo, consideran que estos permisos no ponen el cuidado en el centro, sino el trabajo, Castañón señala que caben dentro de los distintos posicionamientos feministas. Y da su opinión: “Yo soy partidaria de que los cuidados sean algo que se asume tanto por hombres como por mujeres, y tanto de manera individual como colectiva”, mantiene. “Me choca que, de repente, parezca que las madres feministas lo que dicen es que no pueden ser iguales. Yo soy madre y soy feminista, y entiendo que hay madres que lo vean de otra manera, pero no me van a parecer menos feministas”.
La irrupción de PETRA
En octubre de 2018, un grupo de madres decide constituirse como asociación, tras varios meses compartiendo en un grupo de Facebook su postura contra los permisos iguales e intransferibles que van logrando cada vez más apoyo dentro del Congreso: así nace oficialmente la Asociación PETRA Maternidades Feministas. Julia Cañero llegó a ella un mes después de la creación de lo que surge como un grupo de madres que secundan la iniciativa de Patricia Merino, autora de Maternidad, igualdad y fraternidad (Clave Intelectual, 2017).
PETRA se constituye para promover un trabajo de incidencia política que plantee a la sociedad y a las instituciones unas propuestas diferentes a las de los permisos iguales e intransferibles donde en el centro esté el cuidado, y no el trabajo. Pero estas demandas no son nuevas: “La demanda de ampliación viene de antes de PETRA, y existía ya una base social de madres que estaban luchando por este motivo”, dice Cañero, que conoce la historia de estos grupos por la investigación que está realizando para su tesis.
Desde antes del año 2000 existen ya grupos de madres —fundamentalmente procedentes de grupos de apoyo a la lactancia materna— que venían reclamando la ampliación del permiso de maternidad hasta, al menos, los seis meses. Entre los colectivos a los que se refiere, cita dos: el colectivo La leche, de Sevilla, que se crea en 1997, y la organización La Vía Láctea, constituida en Aragón en el año 1987.
Pero esta demanda no se quedó solo en pequeño grupos activistas sino que en 2006 toma forma de una Iniciativa Legislativa Popular —la Proposición de Ley sobre aprobación de una norma para aumentar la baja por maternidad a seis meses—, presentada en abril de aquel año, que no llega a tramitarse.
El crecimiento de PETRA no se debe solo a su propuesta de permisos, sino que muchas madres llegan “porque no encontraban su espacio en los colectivos feministas”, explica Julia Cañero, integrante de la asociación
Cañero amplía un poco más la mirada y explica que el crecimiento de PETRA —que pasa en poco tiempo de ser un grupo de Facebook a una asociación con más de 250 socias y muchas más simpatizantes— no se debe solo a su propuesta de permisos, sino que muchas madres llegan a PETRA “porque el feminismo no contemplaba la maternidad, y muchas madres feministas no encontraban su espacio en los colectivos feministas”.
“Nuestro objetivo, desde nuestra constitución, era llegar a más madres, pero también llegar a colectivos feministas, porque veíamos que estaban alejados, no solo de nuestro discurso sino también de la maternidad”, dice Cañero, que no pone paños calientes a esta afirmación: “Creemos que gran parte del feminismo es maternofóbico o antimaternalista”.
Cañero cree que PETRA, con menos poder institucional que la PPiiNAA, ha mostrado un un amplio poder de movilización para situar la voz y las peticiones de las madres en el discurso actual.
Salud
Maternidades “Los permisos intransferibles no dan voz a la madre”
Sobre si ha habido algún tipo de acercamiento con esta plataforma, responde que ambas posturas son “muy contrarias, tenemos visiones de la maternidad y la crianza totalmente diferentes: por un lado se ve [la maternidad] como una penalización que hay que subsanar y por otro como una potencia que debe salir a la acera pública y debe ser compartida por toda la sociedad”.
Cañero relaciona la defensa de los permisos iguales con un “feminismo hegemónico, occidental, que viene de un feminismo de la igualdad y pretende conseguir la liberación de la mujer a través del acceso a los espacios públicos y al empleo en igualdad con los hombres”. Y esto, argumenta, deja de lado los cuidados que PETRA quiere poner en valor.
Como ejemplo de cómo la postura de PETRA choca en algunos entornos feministas, menciona la organización de la huelga feminista, donde se planteó un eje de huelga de cuidados: “Nosotras queríamos ir con nuestras criaturas porque queremos visibilizar la crianza en tribu, no esconderla; lo que queremos no es quitarnos de en medio los cuidados sino que se revaloricen”.
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Que los hombres dediquen tanto tiempo a los cuidados como las mujeres no tiene por que ir en contra de la maternidad porque las tareas de cudados van mucho más allá de dar el pecho y que los hombres se dediquen a las tareas de cuidados reduce el machismo.