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Crímenes del franquismo
Víctimas de torturas franquistas presentan seis nuevas querellas en los tribunales valencianos
“Ellos le llamaban ‘bañeras’ al ahogamiento y ‘tostadero’ a las corrientes eléctricas. Los usaban conmigo hasta hacerme perder el sentido, y luego lo recuperaba con las hostias que me daban. Y vuelta a empezar”. Manolo Sanmartín fue uno de los sindicalistas detenidos durante la manifestación del 1 de mayo de 1967 en defensa de los derechos del trabajador, la primera que se celebraba en València bajo la dictadura franquista. Ahora, 55 años después de aquel día, él y otros cinco compañeros presentan seis querellas por haber sido torturados y represaliados por la Brigada Político-Social.
Algunos fueron detenidos en la misma manifestación, como Paco Ventura, quien cayó tras intentar ayudar a un compañero que estaba siendo arrestado. A otros los reclamaron días después, como a Robert Sánchez, a quien llevaron a comisaría bajó la excusa de devolverle la Mobilette que le había sido robada. Pero todos ellos tienen en común haber sido juzgados por el Tribunal de Orden Público y haber sufrido el abuso y el maltrato de las fuerzas represivas franquistas.
De entre todos los agentes que participaron del abuso de poder, sobresale un nombre archiconocido en la historia de la resistencia antifascista valenciana: Benjamín Solsona, el Billy el Niño valenciano. Contra él pesan ya varias querellas anteriores, que datan del año 2018. Solsona llegó a vivir los primeros momentos de esos procesos, aunque falleció en 2019.
Tortura
Benjamín Solsona: ¿un Billy el Niño en València?
Esa precisamente es una de las bazas más utilizadas por la Fiscalía para justificar el archivo de este tipo de demandas. Aràdia Ruiz e Isabel Blas, las abogadas que han llevado los casos de estas seis querellas, lo saben bien. “Además de las de hoy, llevamos ya 25 presentadas, sobre torturas pero también sobre las fosas de Paterna, y todas nos las archivan”, recapitula Ruiz. Aun así, ambas saltan con un “pero” entusiasmado para romper el cariz negativo que estaba adoptando el caso. Blas tiene claro que el camino a seguir pasa por el derecho internacional: “Tenemos la estrategia de ir al Comité de las Naciones Unidas, desde donde han dado más de una vez un tirón de orejas al Estado español en torno a los crímenes del franquismo. Pero antes hay que agotar la vía interna, que es lo que estamos haciendo”.
“Lo que buscamos con estas querellas ya no es meter a alguien en la cárcel, el objetivo es crear un discurso de la verdad judicial. Porque la justicia no solo busca sentar a personas en el banquillo, sino también instruir e investigar”, reflexiona Ruiz, que añade: “El hecho de poner una condena, aunque no se pueda cumplir, ya es tremendamente reparador, porque se establece un relato de lo que ocurrió, algo que no ha pasado aún”.
Este tipo de procesos no solo sirven para reparar el daño ocasionado en las personas represaliadas, sino también para recuperar una memoria a la que se le ha dado la espalda durante años, algo en lo que los denunciantes hacen especial hincapié. Paco Ventura, uno de los presentes en aquel primero de mayo, aprovecha cualquier momento para transmitir lo vivido, evitando así que se pierda porque, para él, la gente joven “tiene que conocer lo que hemos pasado, lo que ha pasado el pueblo”. Y hace especial hincapié en el papel de las mujeres de su vida, en agradecer a “las madres que nunca dejaron de llevarnos comida a la cárcel”.
Con la misma nostalgia firme que impregna sus palabras cuenta cómo, a pesar de haber sido torturado y condenado a más de tres años de prisión por manifestarse, no “pudieron conmigo” y nada más cumplir su condena volvió a la militancia a “organizar cosas en el Partido Comunista”. Porque “la lucha continuará mientras el ser humano siga siendo ser humano”.
El anuncio de la presentación de las querellas se ha producido este viernes en un acto organizado por Acció Ciudadana contra la impunitat del franquisme en el País Valencia (Plataforma de apoyo a la Querella Argentina) y CCOO del País Valencia y respaldado por diversos sindicatos, partidos y entidades memorialistas, sociales y culturales que han encontrado en el evento una forma de celebrar “un reconocimiento público a quienes, con su lucha, sus esfuerzos y su libertad abrieron el camino a los derechos civiles y libertades que hoy podemos disfrutar”.