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Coronavirus
España vacía, España llena
En estos días tan extraños, los extremos se tocan. Lo rural y lo urbano se parecen más que nunca.
Si pudiera obviar la ansiedad, el aluvión de noticias y todo lo que ha sucedido en nuestras vidas durante las dos últimas semanas, en realidad lo que hoy veo a través de mi ventana es exactamente igual a lo que veo cualquier otro día del año. No pasan coches, nadie cruza la calle y el único sonido son los cantos de los mirlos, que barruntan primavera. La calle está desierta.
Sin embargo, no hay conexiones en directo para mostrar la falta de gente, ni fotógrafos apostados en las esquinas buscando esa imagen de sugerente desolación. Vivo en un pueblo de la mal llamada España vaciada. De cada tres casas, dos permanecen cerradas a cal y canto durante buena parte del año, como si un virus hubiera acabado repentinamente con sus moradores. En el resto, habitan apenas una treintena de vecinos que superan con creces la sesentena.
De cada tres casas, dos permanecen cerradas a cal y canto durante buena parte del año, como si un virus hubiera acabado repentinamente con sus moradores
En estos días tan extraños, los extremos se tocan. Lo rural y lo urbano se parecen más que nunca. Las ciudades amanecen vacías, sin oferta cultural, sin ruido, sin niños en los parques. Sus tiendas permanecen cerradas. Pero su aire está limpio y el canto de los pájaros cobra intensidad. Y paradójicamente, algunas de las casas vacías de los pueblos han aparecido repentinamente abiertas. Sus propietarios, procedentes de Madrid, se esconden tras las persianas. Se han escapado para buscar un nido confortable donde pasar la cuarentena. Con esa sensación de seguridad que idílicamente solemos otorgarle al campo. No les culpo, para mí también es un refugio.
Pero el miedo hace mella, y los mayores del pueblo temen que, escondida entre los convecinos y visitantes, haya llegado también la muerte. Porque a los pueblos todo llega un poco más tarde. Las modas, el progreso, internet, y probablemente también el maldito bicho. No soy epidemiólogo, pero me temo que en las próximas semanas veremos cómo esta plaga bíblica hace mella en el rural español, habitado casi en exclusiva por una generación anciana y vulnerable. Y llegará en el peor momento, con los centros hospitalarios urbanos saturados y un personal sanitario agotado. Sin una infraestructura sanitaria cercana. Sólo espero no tener razón.
Pero el miedo hace mella, y los mayores del pueblo temen que, escondida entre los convecinos y visitantes, haya llegado también la muerte
Hace ya varios días que la consejería de sanidad de la Junta decidió cerrar todos los consultorios debido al brote. En estas condiciones, el hospital más cercano se encuentra a una hora y cuarto en coche. Lamentablemente es ahora cuando quedará claro lo que venimos denunciando durante años distintas plataformas y asociaciones rurales. Que la red sanitaria rural es deficiente, que en muchos pueblos el hospital de referencia más cercano está a cien kilómetros de distancia, que en los ambulatorios apenas se cuenta con medios. Y todo esto de manera habitual, sin necesidad de una pandemia global.
Cuando la presión aumenta, las costuras saltan por los puntos más débiles. Nuestros ancianos, los enfermos y vulnerables sufrirán las consecuencias. Pero tengo la esperanza de que estos 40 días de travesía por el desierto nos ayudarán a repensar la sociedad. A demostrar que otra manera de trabajar es posible. Que ya no es necesario, con los medios actuales, ir a trabajar físicamente a un lugar. Que es ridículo vivir hacinados cuando tenemos medio país lleno de espacio, lleno de casas, lleno de oportunidades y alternativas a este sistema. Cuando todo esto pase, ojalá las cosas no vuelvan a la normalidad, que nada vuelva a ser como antes. Ojalá nos demos cuenta de que otra manera de vivir y de gestionar los recursos públicos es posible. Ojalá.
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Buen ejemplo de ello es la pequeña localidad segoviana de Santa María de Riaza a la que pertenece la fotografía de este artículo.
Y dónde está la solidaridad pues, de los hospitales privados.??