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Congreso de los Diputados
El regreso de los papagayos: comienza la XIII legislatura
Meritxell Batet es elegida presidenta del Congreso en una sesión constitutiva de legislatura marcada por la entrada de la extrema derecha en el hemiciclo y la presencia de Oriol Junqueras y otros procesados por el 2017 catalán.
La soberanía no se hace sola, y Estados Unidos siempre ha estado dispuesto a dar un empujón. La historia atribuye al embajador de ese país en España durante la fase terminal del Franquismo la partitura básica de la transición española. Así lo explicaba Pilar Urbano en El Salto: “El compromiso sobre cómo ha de reinar Juan Carlos le viene de Estados Unidos, está en el ‘catecismo’ del embajador Wells Stabler. Ahí se le marca el ritmo, la pareja de baile y la pista donde se puede mover: ‘El comunismo debe esperar, el socialismo puede esperar; que haya solo dos partidos de centro, uno a la izquierda y otro a la derecha’. Ritmo lento, andante ma non troppo. Sin cambios radicales, poco a poco. Compromiso atlántico, entrando en la OTAN, por supuesto”.
La música funcionó hasta hace bien poco. Si la XII legislatura fue el capítulo final de aquel encargo del imperio, la XIII legislatura comienza con el vértigo de lo nuevo. El mundo ha cambiado, y el imperio se la está jugando. Google ha desafiado a China, la red 5G de Huawei desafía a Estados Unidos. La crisis bancaria amenaza a Europa. Ritmo acelerado. Y a las cortes españolas vuelven “los papagayos”.
Se atribuye a la diplomacia estadounidense, artífice del “soft power” ejercido desde 1953, la recomendación de que los procuradores más estridentes —“hitlers” y “mussolinis” de pacotilla— desaparecieran de las cortes franquistas. Se les llamaba los papagayos por la puesta en escena ridícula, por la tendencia a la hipérbole en su defensa de España ante sus múltiples y sibilinos enemigos: la antiEspaña. Tras la sugerencia imperial, los papagayos azul mahón desaparecieron durante muchos, muchos años, sustituidos por los gestores azul celeste, primero, por el socialismo de ritmo lento, dinero fácil y colmillo retorcido, después. Hoy ha vuelto una nueva especie de papagayo. Sentados detrás del presidente, todavía en funciones, han parecido menos fieros que en campaña electoral. De momento, lo que han hecho el primer día ha sido zapatear y montar bulla durante la promesa de los diputados independentistas. Y es que nadie atribuye fiereza a un papagayo.
Presos en los escaños
La sinfonía Stabler se terminó. Lo hizo en varias fases —del fin de la inocencia a la apatía, de la apatía a la indignación— y comenzó a hacerlo, de sopetón, a partir de 2008, con el estallido de la crisis económica. Hoy, 21 de mayo de 2019, comienza una nueva música que nadie sabe —al menos hasta el próximo domingo, cuando se dibuje por completo el mapa político real del país— interpretar.La legislatura, la decimotercera desde la restauración democrática, devuelve a papagayos y se inaugura, también por primera vez, con presos en los escaños. Presos políticos en el centro de decisiones de la nueva etapa, presos a la espera de sentencia en un juicio en el que se definirá el marco de lo posible en las próximas décadas. Sereno y confiado, Oriol Junqueras era el otro centro de atención de la mañana. Con sentencias largas, el diálogo es complicado, casi imposible. Por extraño que parezca, la presencia de un preso preventivo en el hemiciclo ha aportado tranquilidad y abierto la posibilidad de una salida a la crisis institucional más importante desde la restauración de la democracia. Poco a poco.
Hasta esa sentencia, los papagayos se han tragado el primer sapo, ver a Marta Rosique, secretaria de la mesa de edad, con una camiseta de Acción Antifascista de los Países Catalanes. Impensable en 1975, impensable también hace solo diez años. Stabler, en su tumba, no está entendiendo nada.
Otra diputada catalana, Meritxell Batet, ha sido elegida presidenta del Congreso. La mesa que le acompañará muestra que, hasta las elecciones autonómicas del domingo, la legislatura empieza con una pista de baile provisional. Unidas Podemos espera a los resultados del 26 de mayo para saber cómo de imprescindible será su concurso en el Congreso y en determinados parlamentos autonómicos. Un buen resultado de la formación de Pablo Iglesias el domingo —ya que las múltiples victorias del PSOE se dan por descontadas— les situará en una posición negociadora aún más fuerte de la obtenida con su decepcionante ma non troppo resultado del 28 de abril.
Pese al cacareo de los papagayos de extrema derecha, la formación de la mesa indica el nuevo ritmo que se escucha ya nítidamente en la carrera de San Jerónimo. Pluripartidismo, con baja o muy baja capacidad para acometer un debate sobre soberanías en el siglo XXI, con una pista de baile estrecha —límite de déficit al 3%— y con la sospecha de que el dubstep de una nueva crisis financiera puede volver a desbaratar el baile de salón. Ritmo accelerando. A la receta de Stabler: “Que haya solo dos partidos de centro, uno a la izquierda y otro a la derecha”, se la ha tragado la historia.
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Presos POLITICOS en los escaños, querido tricornier disfrazado de periodista.
A ver, es que hay que responder rápido, opinar opinar opinar opinar opinar, sin parar. Y si hay que responder rápido y opinar lo antes posible, no hay tiempo para leer. Esto por ejemplo: "Presos políticos en el centro de decisiones de la nueva etapa".
Tienes razón, es la tirria que le tengo a los que mecen al fascismo para que no se despierte. Falta poder hacer Edit.
Interesante lección de Historia contemporánea de España, que abunda en la idea sobre la "hoja de ruta" marcada por el tío Sam a las autoridades españolas. Merece la pena escuchar la opinión del ex Coronel Diego Camacho, represaliado, junto con otros agentes de los servicios secretos españoles por no comulgar con la versión oficial del golpe del 23F
https://www.youtube.com/watch?v=LBXT71Cl3jI