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Arte
Ainhoa Akutain: “El arte nos genera herramientas”
Investigar, viajar y crear. El arte ha movido por el mundo a Ainhoa Akutain (Andoain, 1975), que se ha puesto al límite en la vivencia de sus procesos creativos. Ahora, la docencia universitaria le permite trasladar su percepción a las nuevas generaciones. En el aula, lo que más valora no tiene nada que ver con los cinceles ni con los óleos, sino con las capacidades de cada quien para “resolverse no solo desde las virtudes, sino también desde las inseguridades o carencias”.
Eres creadora. ¿Desde dónde?
Mis proyectos empiezan siempre con una palabra, un concepto, un hecho histórico… No importa por dónde partir, hay algo que por intuición me dice por dónde debo seguir. Hay una investigación previa de archivo y tengo una tendencia a unir hechos, situaciones y contextos entre ellos inicialmente inconexos. Y ese trabajo, cuando estoy articulando todo ese material, al final me lleva a un sitio en concreto. Y si el sitio es desconocido, mejor, porque me genera un extrañamiento. Me pone al límite, me tengo que probar a mí misma.
Y ese límite te lleva a…
Cuando se están viviendo situaciones muy intensas realmente comprobamos cómo actuamos ante esa realidad. Afrontar una situación dura y ver cómo sales de ella. Es, ante todo, cómo una se ve y se resuelve. Cuando una decide moverse sola las situaciones complicadas vienen también solas.
Revuelves arte y política.
El arte en sí mismo es político. Luego está la estetización de lo político y eso ya es pancarta. Si el arte es generación de pensamiento, potenciador de emancipación, no puede ser pancartista. La idea justa, como dice Deleuze, implica que se ajusta a las significaciones dominantes o consignas establecidas. Y la función de la creación es descolocar y desnaturalizar esos discursos asentados, quebrar todas las demostraciones.
La función de la creación es descolocar y desnaturalizar los discursos asentados
En nuestro sistema, ¿hay espacio para un arte alternativo?
Todos los sistemas tienen sus elementos potenciadores y anulantes. Sabemos que el arte no llega a todo el mundo. Pero motivar a una generación el interés de crear, de pensar críticamente y entrever las posibilidades de trabajar la experiencia desde lo común en todas sus dinámicas y sistemas, puede fomentar otras miradas, otras realidades posibles.
También eres profesora.
Creo en la transmisión y me parece que la mirada abierta que ofrece el arte es necesaria. Debemos atender las necesidades y las inquietudes del otro. Porque, para empezar, el arte genera herramientas en cada una de nosotras que no tratan de cómo se utiliza un cincel, sino de cómo te resuelves desde tus inseguridades, carencias, habilidades o potencias.
Las carencias se pueden afrontar.
Se van transformando hasta convertirse en habilidades, si se entienden como parte vinculante de cada una de nosotras. Partamos de que somos seres imperfectos y gracias a esa imperfección logramos ser seres complejos. Pero nos han educado en una supuesta perfección, que hace que rechacemos una parte esencial de nosotras mismas. En nuestra sociedad se está viendo la incapacidad de decir o entregar cosas por aquello del qué dirán. Los temores son cada vez más y la pandemia no ha ayudado.
Temor, por ejemplo, a exponer una obra que será juzgada.
Es una sensación muy intensa. En un proceso en arte das todo y cuando expones terminas física y psicológicamente reventada. Te tienes que volver a reactivar y entregarte. A mí me llena que con el tiempo venga cierta persona y me diga que le ha marcado o afectado mi trabajo, o que le ha enseñado a mirar de otra manera.
¿Vuelves a tus obras una vez finalizadas?
Me cuesta incluso sacar fotos de mis exposiciones. Normalmente ves cómo podría finalizar algo que se te ha podido quedar sin terminar. El trabajo muchas veces acaba ante la presión de un tiempo en concreto, porque hay que entregarlo, pero esos restos que quedan, ese halo de algo no finalizado, es lo que te motiva para continuar. Porque si quedase todo muy cerrado y muy redondo, ¿qué más ibas a aportar? Eso sí, puede ser frustrante.
El trabajo muchas veces acaba ante la presión de un tiempo en concreto, pero esos restos que quedan, ese halo de algo no finalizado, es lo que te motiva para continuar
¿Y el arte como proyecto de vida?
En el arte no tienes por qué acabar únicamente exponiendo en un cubo blanco, hay muchísimas opciones. Pero ese mirar que te ofrece, independientemente de lo que acabes trabajando, eso se quedará en ti. Lo que yo hago es quitar la mirada productivista a unos estudios académicos. Para mí es un regalo ser docente.