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Argentina
Estela de Carlotto: “Faltan todavía muchos nietos por encontrar”

Estela Barnes de Carlotto nació el 22 de octubre de 1930 en la ciudad de Buenos Aires. Cuando tenía diez años se mudó con su familia a La Plata, capital de provincia de Buenos Aires, donde vive hasta el día de hoy. Fue maestra durante 28 años y se casó con Guido Carlotto, un técnico químico con el que tuvo cuatro hijos: Laura, Claudia, Guido y Remo.
Desde 1989 es la presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza Mayo, la institución que se ha ocupado de recuperar la identidad de los nietos robados, la mayoría en los centros clandestinos de la dictadura que se instauró en la Argentina exactamente hace 49 años.
Laura, la hija más grande de Estela, militaba en la organización Montoneros cuando fue desaparecida por la dictadura en noviembre de 1977. El mismo destino tuvo su compañero, Walmir Oscar Montoya. Laura Carlotto estaba embarazada de dos meses y medio cuando fue llevada por un grupo de tareas. Al año siguiente la asesinaron. Ese mismo día los militares entregaron el cuerpo sin vida de Laura a su madre, Estela Barnes de Carlotto. Poco después, al enterarse que su hija había parido a un niño, se sumó a las Abuelas de Plaza de Mayo para buscar a su nieto, que finalmente recuperó 36 años después. En agosto de 2014, el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) confirmó la identidad de Ignacio Montoya Carlotto, hoy músico, hijo de Laura y Walmir, y nieto de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
La [ministra de Seguridad, Patricia] Bullrich tendría que estar en la cárcel, porque la Bullrich mató gente. Y ella lo ha dicho y está probado
Con Estela de Carlotto, son solo tres las Abuelas que quedan vivas. Las otras dos son Buscarita Roa de 87 años, vicepresidenta de la Asociación, y que también pudo abrazar a su nieta, al igual que Rosa Tarlovsky de Roisinblit, una mujer chilena de 105 años que en 2004 también pudo recuperar a su nieto, Guillermo. Al cumplirse 49 años del golpe cívico-militar de 1976 y en momentos de profundización del ajuste y endurecimiento de las política represivas por parte del Gobierno de extrema derecha de Javier Milei, Estela de Carlotto dialogó con El Salto.
¿Cómo estás viviendo este avance represivo por parte del Gobierno en los últimos días, sobre todo alrededor de las de la marcha de los jubilados y las consecuencias que hasta ahora ha dejado, con algunas personas heridas, entre ellos el fotógrafo Pablo Grillo, que todavía hoy está peleando por su vida?
Mirá, yo como ya tengo 94 años, soy muy mayor, los días que estoy en casa sigo todos los acontecimientos de este tipo y sobre todo la acción que tuvieron contra este muchacho que está internado. Felizmente parece que está saliendo de su gravedad. Pero estamos hablando de un Gobierno legal, votado. Uno dice… lo votó el pueblo a este hombre. Ahora, si este hombre no cumple con lo que corresponde, el pueblo verá qué tiene que hacer. Los jubilados, cuando salen a dar una vueltita, quieren decir “aquí estamos y ganamos cero pesos”. Porque es así, es miserable la suma que tienen para ver si pueden comer por lo menos. No tienen que reprimirlos y, sobre todo, de la manera brutal con que se ha hecho. Tenemos que tener en cuenta que fue votado por el pueblo, pero eso no le da derecho a ser criminal.
Usted hacía referencia precisamente a que ha sido votado por el pueblo, pero es un Gobierno que ganó con un discurso anticasta y sin embargo hoy se vale de ese personal político. La ministra Patricia Bullrich es un claro exponente de este personal político que ha atravesado todos los gobiernos, que sigue ocupando funciones públicas.
Claro. Bueno, mirá, yo lo digo y acepto, y lo dicen otros y lo dicen los medios, que la Bullrich tendría que estar en la cárcel, porque la Bullrich mató gente. Y ella lo ha dicho y está probado. Pero resulta que el poder que tiene y que le han dado es infinito y está allí parada como un árbol seco. Uno tiene que respetar la voluntad del pueblo de manifestarse, no por supuesto con violencia ni mucho menos. Pero sí con la voz de un pueblo que no tiene empleo, que no tiene para comer, que no tiene casa. Están achicando un país. Este hombre es un fracaso y una mala persona, porque se burla, se burla de nosotros. Dice que no son 30.000 los desaparecidos. Pero, ¿qué bien le decir hacer eso? ¿En qué lugar se pone un presidente? Las Abuelas siempre tuvimos la ayuda económica, política y social de los gobiernos elegidos por el pueblo y este no existe. Está pasando un momento muy difícil nuestro país.
Ahora, después de tantos años de lucha, ¿qué reflexión le merece el ascenso de gobiernos de extrema derecha y negacionistas como el de Milei, algo que también pasa en otras partes del mundo?
Estos discursos niegan, en el caso de nuestra historia, el genocidio de los 30.000 desaparecidos. Es una batalla que hay que seguir dando, parece. Después de tantos años de lucha.
Lo único que nos queda es seguir hablando de que la verdad está escrita, que tenemos formas de comprobarla. Y que nosotras, ¿para qué queremos inventar cosas tan dolorosas? Nosotras lo que queremos es tener un país donde cada uno tenga una casa donde vivir dignamente, comer todos los días, estar en familia. Ahora, vamos a seguir de cualquier manera, no somos herejes por buscar personas. Nosotros decimos verdades. Y lo único que hacemos es recordar una historia que todavía no está completa. Porque nosotros estamos buscando muchos nietos robados durante las dictaduras que provocaron tanto daño y tanto dolor. Ahora tenemos un gobierno constitucional y uno dice lo votó el pueblo. Sí, bueno, pero votó una persona que no es lo que uno pensaba.
La gente está mal, porque si lo despidieron no tiene empleo, si no tiene empleo no pueden comer en la casa. Los viejitos dicen que toman un té a la noche, nada más. Hay un dolor tremendo en un país donde tirás una semilla y nace una planta
También se están dando, como parte de este ataque, despidos y un intento de desmantelamiento de los espacios de la memoria que han costado tanto esfuerzo poner en pie Lo relaciono con esto que usted hablaba de los despidos. Y los espacios de memoria que han sufrido despidos de trabajadores.
Claro. No están corriendo ni un centavo por el trabajo que estamos haciendo. Siempre fuimos abrigadas económicamente desde el Estado, porque lógicamente somos una institución que no produce dinero, gasta, pero que hace el bien de encontrar el camino de la verdad de los 30.000 desaparecidos. Y también niegan el número. Y la gente está mal, porque si lo despidieron no tiene empleo, si no tiene empleo no pueden comer en la casa. Los viejitos dicen que toman un té a la noche, nada más. Hay un dolor tremendo en un país donde tirás una semilla y nace una planta. Es criminal lo que está pasando. Entonces, si uno lo protesta... no hacemos nada que no sea levantar la voz, no llevamos armas, no llevamos nada, tenemos solamente el corazón, con dolor y la voz para decir “basta”.
Y esa lucha no para. Ya van 139 nietos recuperados por Abuelas ¿Este año podemos esperar también buenas noticias en ese sentido?
Claro, claro que vamos a seguir encontrando. El que tenga la presunción de que algo falla y que tiene dudas, venga, nos consulte y trabajemos su realidad, a ver si es. Nadie quiere ser quién no es. Porque por ahí hay denuncias que no son verdaderas y hay que tener cuidado. Nosotros no salimos así al voleo. Tenemos mucha precaución de comprobar efectivamente que esa persona puede ser un nieto buscado hoy.
Si tuvieras la oportunidad de darle un mensaje a tu hija Laura [asesinada por la dictadura], luego de tantos años de lucha, ¿qué le podrías decir hoy que estamos atravesando un país difícil y complicado?
Bueno, Laura, mi primer hija, la llevo en el alma, está conmigo viva y con su familia. Pero donde esté en el cielo, porque soy católica y pienso que desde allá nos estará guiando también, que fue una heroína y que fue una mujer que sabía lo que le podía pasar, pero igual corrió el riesgo por la patria. O sea, para ella, por supuesto de la familia y mío como mamá, lo mejor.
Quedamos tres Abuelas nada más. Y ahora estamos muy mal con el dinero, porque el Gobierno no nos va a dar un centavo. Es más, nos maltratan
Y a las nuevas generaciones a las que hoy salen a luchar, que hoy están transitando el camino de lucha, ¿qué les pueden decir las Abuelas?
Quedamos tres nada más. Una está enfermita y dos somos la presidenta y vice. No hay más Abuelas. Están todos los nietos trabajando fervientemente en el encuentro de los futuros nietos que quién sabe por dónde están. Y bueno, y ahora estamos muy mal con el dinero, porque el Gobierno no nos va a dar un centavo. Es más, nos maltratan. De todas formas tenemos un mundo que nos reconoce. Hemos viajado tanto por todo el mundo y saben qué hacemos, cómo hacemos y cómo usamos el dinero, porque no es nada más que para el encuentro de los que faltan. Así que yo con la edad que tengo estoy haciendo lo que puedo. Ya la comisión directiva de Abuelas es de los nietos y dos abuelas, con la vicepresidenta que es Buscarita Roa, una mujer muy luchadora. Hay mucha juventud que viene, nos ayuda, nos entiende y está con nosotros. Queremos que luchen, pero en paz.
Hay una frase suya, Estela, que me gustó mucho y que escuché cuando anunciaron la recuperación de uno de los últimos nietos, en la que hiciste referencia a tu orgullo de envejecer luchando.
Mi familia me dice mirá que ya tenés 94 años. No, no, no, no, los 94 años afuera. Yo me siento con capacidad de seguir hablando como estoy hablando con ustedes, porque si yo no supiera sería un papelón. Quién sabe qué diría. Y tengo buen humor, no tengo odio. Gracias a Dios, no tengo odio. No sé lo que es odiar. Lo que sí, el enojo, el dolor y todo esto que no podemos decir que ya pasó, está presente porque faltan todavía muchos nietos por encontrar.