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Andalucía
El 19J en Andalucía, una jornada electoral llena de incógnitas
Hoy se celebran las elecciones autonómicas en Andalucía en un clima en el que parece que ya está decidido quién será el ganador. Según todas las encuestas, Moreno Bonilla seguirá al frente de la Junta durante la próxima legislatura. Sin embargo, parece que necesitará el apoyo de Vox, aunque aún no está claro de qué forma. La formación encabezada por Macarena Olona busca obtener un resultado similar al de las elecciones del 10N en Andalucía, donde lograron un 20,61% de los votos, lo que obligaría al PP a integrarles en el Ejecutivo autonómico a cambio de su apoyo. Por su parte, el objetivo de Moreno Bonilla es lograr una victoria contundente sobre sus rivales y situarse lo más cerca posible de la mayoría absoluta —o, quién sabe, incluso superarla—, lo que le permitiría formar un Gobierno en solitario al igual que hizo Ayuso en la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, hay una serie de claves que, en función de cómo se resuelvan a lo largo del día de hoy, podrían llegar a provocar más de una sorpresa en la noche electoral.
La incógnita del ‘efecto Díaz’
En España, según la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), está prohibido publicar encuestas durante los cinco días previos al día de la votación. De esta manera, las últimas encuestas que hemos conocido fueron publicadas, en su mayoría, a lo largo del fin de semana y del lunes. Sin embargo, la fecha en la que se realizaron la mayoría de ellas fue anterior. Por ejemplo, la recogida de datos para la encuesta de 40dB se realizó entre el 3 y el 8 de junio. Por su parte, los datos de la encuesta flash del CIS se recogieron entre el 6 y el 7 de junio.
Se ha logrado algo que, hasta hace muy poco, habría sido impensable para la mayoría de los militantes de las principales formaciones a la izquierda del PSOE: ver a Íñigo Errejón compartiendo escenario con Podemos e Izquierda Unida
La fotografía que muestran las últimas encuestas puede estar desactualizada, puesto que no estarían captando el efecto que ha podido tener el desembarco de Yolanda Díaz en la campaña de Por Andalucía, que llevó a cabo actos de campaña con ella en Córdoba, en Málaga y en Dos Hermanas, los días 11, 12 y 14 de junio. Además, en estos actos se ha logrado algo que, hasta hace muy poco, habría sido impensable para la mayoría de los militantes de las principales formaciones a la izquierda del PSOE: ver a Íñigo Errejón compartiendo escenario con Podemos e Izquierda Unida. Esto es una muestra de la sintonía en la que se encuentra envuelta la candidatura de izquierdas, lo que evidencia un estado de ánimo que, aunque las encuestas no lo muestren, podría empujar las expectativas de voto de Por Andalucía. Quizás es pronto para ver a Íñigo Errejón al lado de Ione Belarra y Yolanda Díaz, pero es innegable que Por Andalucía llega a las urnas en un estado de forma mucho mejor que en el momento de su nacimiento.
El sistema electoral en las provincias menos pobladas
Uno de los aspectos fundamentales del sistema electoral en Andalucía es la discrepancia que existe entre las provincias más pobladas —Sevilla, Málaga y Cádiz— y las menos pobladas —Granada, Córdoba, Almería, Jaén y Huelva— en lo que respecta al reparto de escaños. Cada una de las provincias cuenta con un número mínimo de escaños, mientras que el resto se reparten en función de la población. Por lo tanto, mientras que Sevilla, que es la más poblada, cuenta con 18 escaños, Huelva o Jaén únicamente tienen 11 escaños.
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Además, el sistema electoral andaluz establece que no se tendrán en cuenta para la atribución de escaños aquellas candidaturas que no hayan obtenido el 3% de los votos válidos emitidos en la circunscripción. Esto es lo que se conoce como la ‘barrera legal’. Ahora bien, incluso en las provincias más pobladas, como Sevilla o Málaga, es necesario obtener en torno a un 5% de los votos para poder optar a un escaño. Esto es lo que se conoce como la ‘barrera efectiva’, que es el límite a partir del cual, más allá de las especificidades del sistema electoral, los partidos políticos pueden obtener realmente un escaño.
Mientras que en Sevilla o Málaga es necesario obtener en torno a un 5% de los votos, en las más pequeñas, como Huelva o Jaén, los partidos necesitan entre un 7% y un 8% para obtener un escaño
La cuestión es que, mientras que en Sevilla o Málaga es necesario obtener en torno a un 5% de los votos, en las más pequeñas, como Huelva o Jaén, los partidos necesitan entre un 7% y un 8% para obtener un escaño. Esta pequeña particularidad, en un escenario en el que hay dos formaciones a la izquierda del PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía, a las que las encuestas atribuyen en torno a un 8% o 10% y un 5 o 6% respectivamente, podría llegar a ser devastadora para sus expectativas electorales.
Mientras que en 2018, Adelante Andalucía, con un 16,18% de los votos, obtuvo representación en todas las provincias, en estas elecciones, con un resultado que estará en torno al 5% de los votos, es probable que Adelante Andalucía solo obtenga representación en provincias como Sevilla, Cádiz o Málaga. Por su parte, Por Andalucía, que tendrá más fácil superar la barrera del 7% en las provincias más pequeñas, sí que podría obtener representación en la mayoría de ellas. Sin embargo, es probable que, con un número de votos muy similar entre las dos formaciones al que obtuvieron juntas en 2018, el resultado en escaños esté muy lejos de los 17 escaños de hace cuatro años.
La indecisión y las transferencias entre el PSOE y el PP
En general, en la mayoría de elecciones hay un número considerable de votantes que, hasta unos pocos días antes de que se celebren, no sabe a quién votar. En Andalucía, según el barómetro preelectoral del CIS, el número de indecisos asciende hasta el 20%. Además, un 21,5% del electorado suele decidir su voto durante la última semana de campaña, mientras que un 15,2% lo hace durante la jornada de reflexión o en el mismo día de las elecciones. En definitiva, en Andalucía hay un tercio del electorado que no suele decidir su voto hasta los últimos días antes de las elecciones.
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Además, en lo que respecta a la fidelidad de su voto, un 55,7% del electorado en Andalucía afirma que toma esta decisión “en función de lo que más les convenza en ese momento”. Por lo tanto, si hay algo evidente en estas elecciones es la existencia de una más que importante volatilidad electoral que, en cuestión de unos días, puede haber alterado las expectativas electorales de uno u otro partido político.
Aunque la indecisión es mayoritaria entre el electorado de izquierdas, los votantes del PSOE son los únicos que están dudando entre su propio partido y el bloque de la derecha
Ahora bien, ¿entre qué partidos dudan los indecisos? Por ejemplo, entre los votantes indecisos del PSOE en 2018 —un 22%, uno de cada cinco de sus votantes—, un 33,5% no termina de decidirse entre el PSOE de Espadas y el PP de Moreno Bonilla, mientras que un 23,6% no sabe si votar al PSOE o a Por Andalucía y un 10,6% duda entre el PSOE y Ciudadanos. Por su parte, los votantes indecisos de Adelante Andalucía en 2018 —que también superan el 20% de su electorado— se decantan, en su mayoría, por una de las tres formaciones de izquierdas: PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía. Por último, la mayoría de los votantes indecisos que, en 2018, votaron por alguna de las formaciones del bloque de la derecha también se decantan, en su mayoría, por alguna de esas tres formaciones.
Dicho esto, aunque la indecisión es mayoritaria entre el electorado de izquierdas, los votantes del PSOE son los únicos que están dudando entre su propio partido y el bloque de la derecha. Mientras que los votantes de Adelante Andalucía en 2018 no parece que estén dispuestos a votar a la derecha y los de PP, Vox y Ciudadanos tampoco tienen previsto votar a la izquierda, los votantes del PSOE, empujados por el miedo a que la extrema derecha entre en el Ejecutivo autonómico o bien porque el liderazgo de Espadas no termina de convencerles, son los únicos que están dispuestos a romper la política de bloques imperante en España desde hace unos años.
Esta es una de las principales razones del éxito de Moreno Bonilla: su capacidad para lograr que haya un número más que considerable de votantes del PSOE que, en estas elecciones, prefiera votar al PP. En concreto, más allá de los indecisos, ya hay en torno a un 10% del electorado del PSOE que votará al PP. Asimismo, Moreno Bonilla está logrando atraer —sin perder la centralidad que le permite robar votos a su izquierda— a un 28% de los votantes de Vox.