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Análisis
Los buenos datos de la economía española y los campeones ocultos
La economía española está mostrando una resiliencia mayor de la esperada por el consenso de mercado, cuyas previsiones a finales del año pasado simplemente han quedado superadas por la realidad. España presenta una de esas combinaciones inusuales en nuestra historia reciente: crece muy por encima de la media europea, con una inflación más baja, y con un saldo positivo de la capacidad de financiación. Esta combinación nunca se había producido en nuestro devenir contemporáneo. En las fases de crecimiento previo, alrededor de una inmensa burbuja inmobiliaria, la fragilidad financiera era más que evidente. En estas líneas ya hemos detallado, y continuaremos detallando, la hipótesis de inestabilidad financiera de Hyman Minsky. Detrás de estos “Goldilocks”, nuestros campeones ocultos. Pero vayamos a los datos.
Los indicadores adelantados como el MIPred de la Airef, al cual hemos hecho referencia en numerosas ocasiones, ya nos avisaban de que la velocidad de crucero en el primer trimestre del año en curso era superior a lo estimado, alrededor de +0,7% intertrimestral y +3,4% internanual. La revisión al alza de los tres últimos trimestres de 2022 hace que el dato de crecimiento intertrimestral publicado en el primer flash correspondiente al primer trimestre del año, +0,5%, a pesar de ser menor que ese +0,7%, se traduzca en un crecimiento interanual todavía mayor, +3,8%. Con los últimos datos publicados relativos al mercado laboral, la EPA del primer trimestre, el dato será revisado al alza, hasta el intervalo +0,8%/+1%. Por lo tanto España ha iniciado 2023 con tasas de crecimiento económico alrededor del 4% interanual.
España ha iniciado 2023 con tasas de crecimiento económico alrededor del 4% interanual
Desde el lado de los precios, si bien las tasas interanuales continúan por encima del 3%, con un empeoramiento en el mes de abril, donde la inflación general repunta al 4,1%, la inflación subyacente registró el primer descenso en la tasa de crecimiento interanual desde septiembre del año pasado. La fuerte caída en los últimos meses en los precios de los productos agrícolas y ganaderos en los mercados financieros derivados debería trasladarse tanto a los alimentos elaborados como los no elaborados. Eso nos dejaría que en el momento actual el mayor peligro desde el lado de los precios es el poder de mercado de ciertas empresas, con el aumento consiguiente de márgenes. Y obviamente una inflación de vendedores no se puede solucionar jamás con aumentos de tipos de interés. A pesar de ello, la inflación de España es muy inferior a la de nuestros socios comunitarios. La clave, la excepcionalidad ibérica del mercado de la luz, esa que desdeñó Feijóo y sus mariachis.
Los Goldilocks de la economía española se cierran con el último dato de balanza de pagos de la economía española, correspondiente a febrero de 2023, que constata, en el avance mensual de dicho dato, que la capacidad de financiación de la nuestra economía fue de 3,1 miles de millones de euros, frente a la necesidad de financiación de 0,5 miles de millones de un año antes. En términos acumulados de 12 meses, la capacidad de financiación se situó en 30 miles de millones (mm), superior a la de 20,4 mm observada un año antes.
La principal explicación tiene que ver las exportaciones españolas, que avanzan a tasas interanuales superiores al 15%
La principal explicación tiene que ver las exportaciones españolas, que avanzan a tasas interanuales superiores al 15%, marcando un récord histórico en los datos de principios de año de los últimos diez años. Frente al mantra de que España no es competitiva, resulta que nuestro sector exterior dice exactamente lo contrario. Los últimos 12 meses registran un avance en el comercio de mercancías de España con el del mundo que supera en una tercera parte los récords de ventas alcanzados en el año 2019. Una economía competitiva que nada tiene que ver con las amenazas de estancamiento o de recesión que algunos lanzaron a finales de 2022. España se mira ahora en el espejo de los grandes exportadores como Alemania o Corea del Sur, lo que se materializa en una balanza de pagos por cuenta corriente y capital, es decir, incluidos los servicios y la entrada de capitales extranjeros, con un superávit que al finalizar el 2022, representaban casi el 2% del PIB español.
Frente a las élites depredadoras, nuestros campeones ocultos
A la vez que las élites depredadoras forjaron la mayor burbuja inmobiliaria de la historia, aderezada con una explosión de deuda privada jamás conocida, nuestras exportaciones de bienes y servicios no paraban, y no han parado, de crecer desde 1994, tanto a nivel intensivo como extensivo. En las últimas dos décadas ha emergido un nuevo eje económico en nuestro país que se debería potenciar, desde la Comunidad Valenciana, pasando por Aragón, Navarra, La Rioja y País Vasco hasta Galicia, y que junto con Cataluña, debería unir el eje mediterráneo y el eje cantábrico. Ahí se encuentran nuestros campeones ocultos, incluidos ciertos clúster biotecnológicos, tan necesarios hoy.
El modelo productivo es el factor clave para la transformación del país. En un proceso de medio y largo plazo ello requiere una reorientación hacia la industria en manos de capital español
Conviene además encuadrar este análisis en un determinado contexto. Hasta ahora a las autoridades económicas patrias les había importado relativamente poco la tendencia creciente a la concentración de poder, e incluso en el sector financiero lo han alentado. Por eso es necesario poner en valor ante las mismas el peso del sector manufacturero español, especialmente el exportador, formado por un tejido increíble de pequeñas y medianas empresas muy competitivas. Es muy importante el mantenimiento de la propiedad de los distintos negocios en manos de capital español. Ya sabemos que cuando pasa a manos extranjeras, la realidad es que acabamos subsidiando a los trabajadores del país de la empresa que finalmente controla el capital. El modelo productivo es el factor clave para la transformación del país. En un proceso de medio y largo plazo ello requiere una reorientación hacia la industria en manos de capital español. Por ello las empresas manufactureras españolas deberían hacer valer su actual buen posicionamiento.
En este sentido, es necesario que las autoridades económicas, muy especialmente los reguladores, sean también conscientes de lo que está pasando en los últimos años con la joya de la corona patria, ese sector exportador de la pequeña y mediana empresa. A golpe de talón, distintos vehículos de inversión extranjeros adquieren la propiedad de dichas empresas. La razón es muy sencilla, su enorme atractivo en términos de rentabilidad ex ante, muy por encima de cualquier activo financiero, y, obviamente muy por encima de lo que están obteniendo allende nuestras fronteras aquellas empresas del Ibex que se internacionalizaron. El problema es que al final quienes han adquirido el control pueden acabar descapitalizándolas.
Los peligros para nuestra economía en el corto plazo
Dentro de este escenario de “Goldilocks”, los principales nubarrones que se atisban en el horizonte cercano de nuestra economía proceden del exterior: un banco central europeo que se pase de frenada en la restricción monetaria; una vuelta a la austeridad fiscal, completamente incompatible con la lucha contra el cambio climático, y la apuesta por la inteligencia artificial; y, sobretodo, una posible crisis de deuda privada en los países anglosajones, empezando por Australia y Canadá, donde la burbuja inmobiliaria es exactamente de una magnitud igual a la sufrida por España en el período 2002-2007. Un anticipo, el ministro de economía australiano se jactaba del superávit presupuestario de 2022. Si supiera algo de balanzas sectoriales se daría cuenta que dicho superávit es consecuencia del desahorro privado masivo alrededor de la mayor burbuja inmobiliaria de la historia australiana. ¿Se acuerdan de los superávits presupuestarios patrios 2004-2006? Lo que ocultan esos datos es el mayor de los peligros económicos a los que se puede ver sometido una economía, una recesión de balances privados, cuando estalle la burbuja, que termine en una Gran Depresión.
En este sentido, anticipo, es decir, preveo, una crisis de deuda privada en el período 2024-2025, y que en el caso de Estados Unidos girará alrededor de la deuda corporativa, donde la calidad crediticia de la deuda emitida en los últimos años ha empeorado de manera notoria –véanse los trabajos de Carmen Reinhart-. Y en el trasfondo, lo de siempre, la inestabilidad del sector bancario occidental –ver los estudios de la profesora Anat Admati-. Apúntense esta predicción y guárdenla.