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Las elecciones de la Comunidad de Madrid, celebradas hace ya más de veinte días, han dejado una resaca electoral tan fuerte que los partidos aún se encuentran envueltos en su estela. Tras las dimisiones llevadas a cabo durante la propia noche electoral o los días sucesivos, tanto el PSOE como Unidas Podemos se encuentran aún sumergidos en un proceso de renovación de sus liderazgos regionales que, presumiblemente, durará mucho más tiempo.
Mientras, el verdadero triunfador de este bloque, Más Madrid, ya está preparando la ofensiva más allá de las fronteras madrileñas en un intento de rentabilizar el éxito electoral cosechado, marcado por el sorpasso que llevó a cabo al PSOE durante los últimos compases del escrutinio.
Ahora bien, como todos sabemos, si hay un verdadero triunfador de estas elecciones es el bloque de la derecha y, en especial, Isabel Díaz Ayuso, que ha cosechado unos resultados abismales para su partido. El éxito del PP en la Comunidad de Madrid ha sido incontestable, tanto a nivel absoluto —han conseguido su mejor resultado histórico, con 1.620.231 votos— como simbólico, puesto que ha sido el primer partido en todos los distritos de la capital y en prácticamente todos los municipios de la Comunidad de Madrid, incluyendo a aquellos que pertenecen al llamado ‘cinturón rojo’, una categoría con la que históricamente se ha hecho referencia a una serie de ciudades —en este artículo nos centraremos en Móstoles, Alcorcón, Leganés, Getafe, Fuenlabrada y Parla, que son aquellas que cuentan con más de 100.000 habitantes— situadas en el sur del área metropolitana de Madrid, cuya característica principal ha sido siempre una tendencia de voto marcadamente de izquierdas, dirigida especialmente al PSOE, que ha ocupado las alcaldías de estos municipios desde la vuelta de la democracia salvo, en algunos casos, tras la debacle electoral del PSOE en los comicios de 2011.
En consecuencia, los partidos del bloque de la izquierda confiaron su victoria en estas elecciones a una movilización masiva del electorado en sus feudos tradicionales, dedicando una especial atención al cinturón rojo, confiando en que, de lograr que la participación aumentase de manera significativa, esto se traduciría en un mayor número de votos para los partidos de izquierdas. Ahora bien, como pudimos comprobar durante la noche electoral, este no es un cuento que acabe con final feliz. ¿Qué es lo que ha ocurrido realmente en el cinturón rojo de Madrid?
En estas ciudades, que cuentan con cerca de un quinto de toda la población de la Comunidad de Madrid, el bloque de la derecha ha experimentado un crecimiento sin precedentes en estos últimos comicios. Mientras que la izquierda, que obtuvo su mejor resultado aquí en las elecciones de 2015, superando la barrera de los 280.000 votos —aunque no logró alcanzar la mayoría debido a que IU se quedó por debajo del límite del 5%—, ha mantenido desde entonces esa cifra a pesar de las variaciones en la participación, la derecha, que desde las elecciones de 2007 se ha movido en torno a los 200.000 votos, ha logrado, al igual que la izquierda en 2015, superar la barrera de los 280.000 votos, situándose por delante suya por primera vez desde 2011. Un crecimiento espectacular —de algo más de 80.000 votos— teniendo en cuenta que estamos hablando de ciudades con una marcada tendencia izquierdista y donde la derecha había tenido dificultades durante los últimos 10 años para no descolgarse de esa barrera de los 200.000 votos.
Mientras que en 2019 la izquierda se imponía en prácticamente todos los vecindarios, independientemente de su nivel de renta, en 2021 sólo ha conseguido hacer esto en las zonas más pobres
Además, aunque no es una característica única de este territorio, en la Comunidad de Madrid los niveles de participación tienen una relación muy intensa con el nivel socioeconómico de cada municipio, barrio o, incluso, sección censal. Más concretamente, con la renta de estos lugares. De esta manera, en aquellos sitios de la Comunidad de Madrid que cuentan con unos mayores niveles de renta, como los distritos del norte de la capital, la participación es más alta que en zonas como Carabanchel, Puente de Vallecas o Usera, cuya renta es significativamente menor.
Así pues, resulta llamativo cómo en el cinturón rojo, dónde este fenómeno sigue produciéndose, el aumento de la participación que ha tenido lugar en estas ciudades frente a las elecciones de 2019 ha sido relativamente transversal en cuanto a los diferentes niveles de renta. Aunque con una ligera tendencia decreciente, pues las zonas más pobres tienen un mayor margen de mejora al participar generalmente menos, este crecimiento se ha movido en torno a los nueve puntos tanto en las zonas más ricas como en las más pobres. Es decir, tanto unos como otros, todos los vecinos del cinturón rojo han salido a votar de manera masiva. No obstante, ¿han votado de igual manera los vecinos más ricos y los más pobres?
Como en el resto de la Comunidad de Madrid, los habitantes más ricos del cinturón rojo se inclinan significativamente más hacia la derecha que el resto de sus vecinos, mientras que los más pobres optan, en mayor medida, por partidos de izquierdas.
Ahora bien, mientras que en 2019 la izquierda se imponía en prácticamente todos los vecindarios, independientemente de su nivel de renta, en 2021 sólo ha conseguido hacer esto en las zonas más pobres. Aunque la renta sigue teniendo un papel fundamental, la derecha ha conseguido recortar una distancia que, en pleno corazón de un feudo de la izquierda como este, parecía insalvable apenas unos años atrás.
En cualquier caso, ¿existe una relación entre el aumento de la participación que se ha producido en el cinturón rojo y los porcentajes de apoyo a uno u otro bloque más allá de la renta? En principio, podríamos decir que sí. En estas ciudades, cuánto más ha crecido la participación respecto a 2019, mayor ha sido el crecimiento en votos del bloque de la derecha. Prácticamente, por cada punto que ha aumentado la participación, el crecimiento del bloque de la derecha se ha situado en niveles similares.
Aunque con estos datos no podamos afirmar categóricamente que el aumento de la participación se haya debido a una movilización masiva del electorado de derechas, más inactivo en estos municipios que en el resto de la comunidad, sí podemos decir que los datos apuntan en esa dirección. En contra de lo que los partidos de izquierdas pensaban, un aumento de la participación en los municipios del cinturón rojo no se ha traducido en más votos para la izquierda. Quienes han salido a votar han optado en su mayoría por la derecha, especialmente por el partido de Isabel Díaz Ayuso, el PP.
Dicho esto, ¿ha sido el crecimiento de la derecha en el cinturón rojo una anomalía o ha sido esta la tónica general en toda la Comunidad de Madrid? Sorprendentemente, se trata de una anomalía. La derecha ha experimentado un crecimiento del 8,95% en el cinturón rojo, mientras que en el resto de la comunidad este aumento no ha llegado al 7%. Una anomalía que, como decíamos, apunta a una movilización masiva de un electorado que, debido a la poca fortuna de su bloque ideológico en estas ciudades, se encontraba dormido o inactivo, pero que, en base a unas circunstancias excepcionales —la pandemia y el debate sobre su gestión— y a la alta polarización ideológica, decide acudir a las urnas en esta ocasión para decantar la balanza a favor de la derecha.
No se trata de que la izquierda —o, en este caso, el PSOE— haya perdido una gran cantidad de voto en favor del PP de Isabel Díaz Ayuso o de que su electorado se haya ido a la abstención en el cinturón rojo. Se trata, más bien, de que la derecha ha sabido movilizar a un electorado que no acostumbraba a votar, logrando 80.000 votos más sólo en estas seis ciudades al ser capaz de reunir tanto a abstencionistas desencantados de la política como a antiguos votantes de la derecha que llevaban tiempo sin acudir a las urnas. Esto no quiere decir, tampoco, que el cinturón rojo haya perdido su gran importancia estratégica. Durante los próximos años, este seguirá siendo un caladero de votos al que los partidos en la Comunidad de Madrid tendrán que prestar una especial atención, pues es en estas ciudades dónde se pueden llegar a jugar unas elecciones debido a la gran cantidad de población con la que cuentan.
En definitiva, lo que estas elecciones han puesto de manifiesto es que el cinturón rojo tal y como lo hemos conocido hasta ahora ya no existe. Ahora no es otra cosa que un mito, un recuerdo de un tiempo pasado que en la actualidad se ha convertido en uno de los terrenos de disputa electoral más importantes de toda la Comunidad de Madrid, en el que, además, la derecha ya ha empezado a tomar posiciones. Que la derrota del 4M sirva como un aviso a navegantes para la izquierda madrileña.
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Nos pese o no, como sociedad y especie animal, tenemos lo que nos merecemos. Con el nivel de ignorancia autoinfligida, y mezquindad moral que hay en este puto país, no se puede ir a ningún lado.
Me gustaría el estudio de correlación entre niveles de renta bajo el umbral de la pobreza (aprox 25% de la población española) y la pérdida de voto de la izquierda, que me dá que la correlación es alta. Entonces o hablamos de abstención, hablamos de exclusión del voto...y si dentro de un par de años ese porcentaje aumenta, pues menos votos para la izquierda.
Hoy las elecciones se ganan en los platós de televisión, pones la tele y no hay mas que tertulianos fascistas con un mensaje muy estudiado y nada casual para ir erosionando el subconsciente del oyente, eso día tras día hace mella en una población que se cree lo que le dicen en la tele
Las consecuencias de la izquierda de las identidades, volcada en el género y desvinculada de los temas sociales, lo que preocupa a los dirigentes de la izquierda y a sus medios (ley trans), no es lo que importa al 90% de la gente trabajadora.
No no miento, he votado a UP en el pasado porque pensaba que era la forma de tirar la reforma laboral y la ley mordaza, en las autonómicas me quedé en casa.
¿Ya ha terminado la legislatura? Un poco más de un año de Gobierno de Coalición con una pandemia de por medio. Cuando acabe esta legislatura, hablamos.
Madrid es la anomalía democrática del Estado. Se podría autoproclamar Reino Temporalmente Independiente y el resto respiraríamos aliviados.
¿Y cuál es la normalidad en el resto del estado? Veamos: Castilla y León PP, Galicia PP, Cataluña un huevo de años del señor molt honorable, País Vasco PNV (seguidores de Dios y la vieja ley, es su lema), Valencia PP, en Castilla la Mancha se han ido alternando PP y PSOE, en Extremadura casi siempre el PSOE a excepción de una legislatura, en Andalucia como en Extremadura...
En resumen, que tan tan anómalo no es Madrid, es la tónica general del estado salvo alguna excepción claro.
Son datos, no opiniones.
25 años de PP inaugurados con un “tamayazo”, continuados con la corrupción generalizada elecciones tras elecciones (fraude electoral por “dopaje”), paraíso fiscal madrileño que nos perjudica al resto de CCAA, libertad para tomar cañas mientras el resto obedecíamos las normas, construcción de la identidad madrileña a costa de poner a parir a otras CCAA y a otras capitales del Estado, la presencia continuada y exclusiva de Madrid en los medios de comunicación estatales en detrimento del resto de CCAA...
Pues es lo que vota la gente, imagínate como esta la izquierda de mal valorada
Imagínate lo que votan en Euskadi, Catalunya, País Valenciano, Canarias, La Rioja, Baleares, Aragón, Asturias, Extremadura, Castilla-La Mancha y Navarra.
Pues lo que pone más arriba. Puede no gustarte pero es la verdad: Puyol, PNV, Rita Barberá,, Coalición Canaria ... No puedes buscar si no te lo crees pero siento decirte que es así.
Cuando se parte de un análisis erróneo considerando al PSOE izquierda, de da pie a esa confusión del mal llamado cinturón rojo. Los más derechizados de este partido han decidido que pudiendo votar a la versión auténtica y por ello más reaccionaria de la derecha, para que iban a seguir votando a un sucedáneo de esta. Luego esta es problema de los trabajadores desideilogizados que piensan en que si votan a los de siempre, a los que mandan a ellos también les irá bien con las migajas que deja la oligarquía.
El problema es la izquierda que odia a los trabajadores. Dejad de hacer el ridículo, posh-modernos.
Totalmente de acuerdo, el problema es el llamado postmodernismo de "izquierda" (que no son de izquierda ni por casualidad" desprecian a la clase trabajadora y a las personas mayores, estas consecuencias tiene el ADANISMO