We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
América Latina
Gahela Cari Contreras: “No vamos a esperar llegar al Congreso para generar cambios. Ya estamos transformando el Perú”
Gahela se define como trans mujer, feminista, migrante e indígena y postula al Congreso del Perú con uno de los programas más valientes e interseccionales de la emergente y diversa izquierda peruana. Sus propuestas son concisas, de acuerdo a la brevedad del periodo legislativo al que postula: fortalecimiento de la Ley de Educación Sexual Integral, cupo laboral trans y despenalización del aborto en todas sus causales.
El año 2019 nos dejó con poderosas imágenes de un estallido social global que hizo temblar las bases de la subjetividad neoliberal de la que América Latina fuera laboratorio desde hace más de tres décadas. En este contexto, la masa crítica peruana permanece ocupando una posición de excepción que ha sido explicada de formas heterogéneas. Algunos aseguran que es una combinación de cinismo normalizado y ruptura estratégica de la empatía, orquestada desde las oficinas más opacas del Servicio de Inteligencia Nacional de la dictadura fujimontesinista, otros señalan que la economía y el comercio informal han sido amortiguadores de los efectos del neoliberalismo.
Lo cierto es que, si bien Perú no ha protagonizado levantamientos populares masivos que desafíen el modelo que Chile ya impugna, el cierre de su Congreso, secuestrado por los estertores de la dictadura, ha dado paso a un interesante y diverso escenario político. El desborde feminista se revela como posibilitador de la emergencia de una joven izquierda que promueve altas dosis de autocrítica, afecto y colectividad. Gahela participa de esta nueva forma de hacer política en uno de los países a los que más le está costando sacudirse de los efectos de la Operación Cóndor.
Perú
Perú: cuando la disolución del Congreso se convierte en una fiesta
Un Perú entero se ha levantado para cambiar un Congreso que no les oía y que utilizaba la institución para su propio beneficio.
Háblanos de tu trayectoria política y de cómo tu posición como mujer trans e indígena interviene en ella.
Soy una joven trans indígena, migrante y he nacido y crecido en un contexto que nos educaba para odiar y normalizar la violencia. He sufrido discriminación desde que abrí los ojos. Nací en medio de la precariedad, crecí entre arena y esteras, y esta violencia que he vivido toda mi vida forma parte del impulso que me ha llevado a unirme a una lista y postular al Congreso. Pero antes de todo esto formé parte de organizaciones sociales ecologistas y animalistas, organizaciones juveniles y más adelante he buscado una sintonía entre las organizaciones feministas y las LGTBI, porque además de trans, rural, indígena y comunitaria, me considero feminista. Hace unos años me convencí de hacer política desde los partidos, a pesar de que esto estaba completamente desprestigiado en este país. Y así fundamos Nuevo Perú. Impulsamos la candidatura de Veronika Mendoza en 2016 y ahora estamos intentando llegar al congreso con una lista llena de dirigentes sociales que han estado siempre vinculados a las luchas por la educación, la salud y la vida digna.
Soy una joven trans indígena, migrante y he nacido y crecido en un contexto que nos educaba para odiar y normalizar la violencia. He sufrido discriminación desde que abrí los ojos
Efectivamente, en Perú muchas activistas feministas y antirracistas prefieren mantener un perfil militante orientado hacia los espacios de acompañamiento, la calle o la investigación. ¿Cómo te decides a disputar un terreno tan violento como el de la política institucional peruana en tiempos de Con Mis hijos No Te Metas [lobby conservador contra la inclusión de las políticas de género en la Educación]?
Me gustaría aprovechar esta pregunta para reconocer el trabajo que han hecho otras mujeres, antes que yo, en todos los frentes, porque en la calle se hace política, en los hogares se hace política, nuestro cuerpo es política y nuestras luchas son personales. Quiero mencionar a mujeres como María Parado de Bellido, María Jesús Alvarado y Catalina Buendía y, como parte de las las legislaturas anteriores, a Veronika Mendoza, Indira Huilca, Marisa Glave, Tania Pariona y Katia Gilvonio. Ellas han hecho una labor estupenda y nos han demostrado que el feminismo no lucha solamente por las mujeres, sino que tiene una propuesta de mundo. Yo creo que es necesario continuar con el trabajo de esas compañeras a quienes admiro y amo porque todo esto tiene que ver con un esfuerzo colectivo: no es un logro mío, sino común. Luego, la lucha por la paridad para mí ha marcado un antes y un después en relación a mi posición frente a la política de partido. Lo que pasaba cuando alcanzábamos estos objetivos es que no había quién asuma el reto. Por eso cuando se armó la lista de Juntos por el Perú y se me invitó a participar yo tuve consciencia de que podía hacerme a un lado e irme a trabajar a un organismo internacional y tener un oficio cómodo, pero no hubiera podido dormir tranquila, porque este contexto se juega la vida de mis pares trans, campesinas, mujeres feministas e indígenas, porque los antiderechos nos quieren borrar del mapa.
En medio de un contexto tan violento como el que vivimos las mujeres, trans e indígenas en el Perú, en medio de la precariedad y con serias limitaciones económicas hemos aprendido a hacer política con el cuerpo
En algunas ocasiones has mencionado que quieres llevar otra forma de hacer política a las instituciones de Perú. ¿Qué lugar ocupan la colectividad y tu recorrido como feminista en esas formas de hacer?
Yo soy feminista hasta el tuétano. No nací feminista, pero estoy segura de que me moriré feminista. Además, feminista anticapitalista, porque cuestiono el modelo económico neoliberal y creo que se sirve de y sirve al patriarcado. En medio de un contexto tan violento como el que vivimos las mujeres, trans e indígenas en el Perú, en medio de la precariedad, con reglas inexactas y desiguales y con serias limitaciones económicas hemos aprendido a hacer política con el cuerpo.
Por ejemplo, mientras mi agrupación no tiene un solo banner en todo Lima, hay candidatos que tienen cinco mil. Para hacer ese tipo de cosas, tienes que hipotecar tu campaña y tu propuesta, porque nadie te regala dos millones. Nosotros hemos hecho todo lo contrario, no hemos tocado la puerta de ningún empresario, al contrario, se nos han acercado ellos para ofrecernos “empujoncitos” a cambio de que más adelante nos acordemos de ellos. Pero hemos dicho: “Ahí nomás”. Cerramos la puerta al financiamiento que venga con segundas intenciones y la hemos abierto a la gente por medio de eventos pro fondos que nos dan alegría y nos acercan, como cenas y fiestas en las que la concurrencia ha superado con creces nuestras expectativas. Y es que no hemos esperado llegar al Congreso para generar cambios, estamos transformando el Perú desde ya.
Lo primero que hicimos fue plantarnos delante del Jurado Nacional de Elecciones exigiéndoles que se reconozca mi identidad de género y se me permita participar como Gahela, porque cualquier otro nombre es impuesto
El empuje feminista peruano ha conseguido desestabilizar estructuras muy arraigadas de uno de los conservadurismos antiderechos más duros y agresivos del continente, sin embargo muchos procesos todavía se ven condicionados por la constitución neoliberal, lgtbifóbica y misógina de Fujimori. ¿Qué luchas implicó iniciar una campaña en estas condiciones?
Mi vida es una constante de resistencia y esta candidatura no ha sido la excepción. Desde que iniciamos la postulación nuestro arranque fue distinto del de las demás candidaturas, se inició haciendo lo que me mejor sabemos hacer: reclamar y luchar por nuestros derechos. Lo primero que hicimos fue plantarnos delante del Jurado Nacional de Elecciones exigiéndoles a todos los órganos electorales de este país que se reconozca mi identidad de género y se me permita participar como Gahela, porque cualquier otro nombre es impuesto.
Y no solamente que me reconozcan a mí como Gahela, sino también pretendemos que reconozcan la identidad de género de todas las personas trans de este país y que se implemente un protocolo electoral trans para impedir que las compañeras sufran la discriminación y violencia al momento de ejercer el voto. En esta línea, también hemos hecho ruta visitando lugares de trabajo sexual en los que yo también he trabajado hace algunos años. Me he reencontrado con mis compañeras porque soy parte de ellas y en ese contexto las demás personas de mi agrupación han tenido oportunidad de comprobar la dimensión de lo que enfrentamos a nivel de exclusión y violencia: compañeras que al trabajar constantemente a la intemperie y en el frío enferman de anemia y enfermedades respiratorias, compañeras que son empujadas a inyectarse aceite de avión y otras sustancias tóxicas para modelar un cuerpo que obedezca a los patrones patriarcales de feminidad. Ese tipo de cosas no se conversan en otros espacios.
Yo sigo en un proceso de deconstrucción y creo que para realmente alcanzar una revolución tenemos que liberarnos todas. En algún momento de mi vida pensaba distinto porque recibí una educación machista
Cupo trans y despenalización del aborto en todos los causales. Un programa valiente en pleno auge de Con Mis Hijos No te Metas.
Yo sigo en un proceso de deconstrucción y creo que para realmente alcanzar una revolución tenemos que liberarnos todas. En algún momento de mi vida pensaba distinto porque recibí una educación machista. Leí Carta a un Bebé, que es una carta en dónde un feto “habla” del aborto, un texto que tiene como objetivo generar culpa en las mujeres. En ese entonces estaba en contra del derecho a decidir y de la prostitución, pero una crece y se enfrenta a la realidad. Con el tiempo tuve que acompañar en su proceso abortivo a una amiga que quiero mucho y fue muy duro ver lo sola que ella estaba en relación a su familia, el hecho de que no pudiera hablar de ello con nadie más que conmigo y compartir ese dolor, que no venía de ella, sino de la vergüenza impuesta por nuestro entorno. Desde entonces he acompañado más de cien procesos abortivos. Estoy comprometida con la despenalización del aborto, es el eje central de mi campaña. Sí, buscamos reformas integrales, pero no permitiremos que las demandas de las mujeres caigan en el vacío o se posterguen bajo la argumentación de que hay cosas más urgentes.
Ley integral de educación sexual, prevención de violencias machistas, educación en igualdad y con respeto, educación en el consentimiento y el consenso como elementos base del accionar social para el resto de nuestras vidas. Sobre el bullying y el acoso transfóbico que yo he sufrido hay poco que se puede hacer, pero podemos evitar que otros niños y niñas se vean violentados hasta el límite de tener que abandonar la escuela. En esta línea va la propuesta de Ley Integral Trans. No se trata solo de reconocer nombres, sino de devolver la ciudadanía arrebatada y esto tiene que ver con salud, trabajo y educación porque la tasa de deserción escolar de las personas trans supera el 90%, al igual que la tasa de personas trans excluidas del sistema de salud y la tasa de personas trans que ejercen la prostitución. En materia de educación, por ello, queremos proponer medidas afirmativas que acaben con el bullying transfóbico, en materia de salud necesitamos implementar protocolos de atención trans y en materia laboral, un cupo que nos abra oportunidades porque yo tuve la oportunidad de dejar el trabajo sexual gracias a una red feminista sólida que hasta hoy me acompaña, pero no todas han tenido la suerte de dar con ese sostenimiento.
Al igual que vivimos en un país en el que se decide sobre nuestros cuerpos sin consultarnos, pasa lo mismo con los territorios, especialmente los territorios habitados por personas indígenas y campesinas
Otro de los ejes de tu campaña ha sido la interseccionalidad entre género, etnia y medioambiente. ¿Qué significa esta ecuación cuando es abordada desde ese cuerpo tuyo trans, afroserrano y migrante, criado por una madre campesina y un padre sindicalista?
El debate político no puede partir de una lógica blanca y colonial que ocasiona que las decisiones se den a espaldas de las personas que padecen sus consecuencias. Al igual que vivimos en un país en el que se decide sobre nuestros cuerpos sin consultarnos, pasa lo mismo con los territorios, especialmente los territorios habitados por personas indígenas y campesinas.
Nos enteramos de las concesiones mineras cuando ya se aprobaron, cuando ya se firmaron, cuando ya se está excavando o lo que es peor, cuando nuestra sangre y nuestros ríos ya están contaminados con plomo. Y eso no puede continuar. No pueden seguir decidiendo sobre nuestros cuerpos y sobre nuestros territorios. Estoy en contra del modelo extractivista y creo que está entrelazado con el sistema patriarcal en la precarización de nuestras vidas. Por eso apostamos por la Agenda Legislativa Indígena. Yo soy parte de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas y Asalariadas del Perú (Fenmucarinap). Desde la Fenmucarinap defendemos la necesidad de luchar por la soberanía alimentaria, por la ley de consulta previa en todos los niveles, por la titulación comunal de las tierras y porque ninguna concesión minera que irrespete el medio ambiente pueda prosperar en el país.
He visto agricultores de 80 años con una pala labrando la tierra, pescadores que mueren trabajando porque si no, no comen ya que no tienen acceso a una pensión de jubilación. Quienes ponen la comida en nuestras mesas son los más olvidados de este país
El modelo primario exportador depende de minerales que son agotables, por eso es momento de apostar por una diversificación productiva que contemple y reconozca las formas de subsistencia que no dañan el planeta. En ese sentido es que me siento también comprometida con las personas indígenas y campesinas. He visto agricultores de setenta y ochenta años con una lampa [pala] labrando la tierra, pescadores que mueren trabajando porque si no, no comen ya que no tienen acceso a una pensión de jubilación. Eso es grave. La verdad es que quienes ponen la comida en nuestras mesas son los más olvidados de este país.
¿Por qué crees que los peruanos nos referimos al neoliberalismo por medio de eufemismos como “el modelo”? ¿Estamos desinformados, traumatizados, chantajeados o padecemos del Síndrome de Estocolmo?
Desinformados, seguro. Y creo que se debe a una serie de errores que parten se sectores progresistas y de la propia izquierda porque no hemos logrado abordar una comunicación desde la sencillez. Tenemos que ser autocríticos para reconocer que no hacen falta términos complicados y grandes palabras para explicar las cosas de forma que conectemos con gente que está muy cansada y aturdida: el neoliberalismo son esos dos jóvenes que murieron electrocutados en condiciones de explotación laboral en un McDonalds. Hace falta hacer un ejercicio de pedagogía política. Y no solo se trata de nombrar el neoliberalismo sino de liberar palabras secuestradas, porque quiénes se autodenominan Pro-Vida nunca estuvieron a favor de nuestras vidas, no me defendieron cuando me violaron en la escuela, nunca lucharon contra el feminicidio, ni por las niñas que mueren desangradas en clínicas clandestinas de “Atraso Menstrual”. Hay que re- apropiarnos de ese término porque somos nosotras las que luchamos por la vida en un contexto en que muchos usan la religión y otros argumentos para justificar discursos de odio.
El “terruqueo” [acusar al oponente político de terrorista afín a Sendero Luminoso o MRTA] ha venido operando como una especie de arma de deslegitimación automática de los sujetos, discursos y prácticas críticos del modelo extractivista, neoliberal y patriarcal, pero parece que el truco está dejando de funcionar y más bien ,se está volviendo en contra de quiénes han defendido su poder apelando al pánico.
Mis padres han sido dirigentes campesinos y sindicales y ambos fueron perseguidos tanto por la dictadura de Fujimori como por Sendero Luminoso. Tanto el terrorismo de Estado como el que dirigió Abimael Guzmán fueron tras los dirigentes sociales, la gente de izquierda tiene más asesinados por Sendero que la propia derecha. Ahí están María Elena Moyano, Pedro Huilca… la lista es interminable. Eso deja claro que la izquierda se enfrentó al terrorismo de entonces, pero ahora le hace frente a otro tipo de terrorismo que es el que se expresa en discursos que apelan al odio y al miedo. Y hay que decirlo con toda claridad.
Me identifico con mujeres de izquierda de los sindicatos textiles. Es el momento para decirlo con toda claridad: soy de izquierda, soy feminista y soy indígena
¿Cuáles crees que son los retos que enfrenta la izquierda emergente en el Perú?
Habría que hablar de izquierdas, más que de izquierda y en ese sentido creo que debemos mantener un dialogo que favorezca una posición algo más compacta y articulada. También, parece ser que esas izquierdas están acabando por entender que los fundamentalistas, misóginos, homofóbicos y antiderechos no representan solo una amenaza para las mujeres y personas LGTBI sino una amenaza real para la democracia y el mundo. Lo que ha pasado en Bolivia nos deja claro que, así como las feministas tienen una propuesta de mundo por la igualdad, los antiderechos también tienen una propuesta de mundo de espaldas a los derechos y de cara al materialismo e individualismo y en ese camino ellos están dispuestos a transgredir derechos, a negociar con la fe y patear a la gente pobre. Esto es lo segundo, entonces, que la izquierda tiene que reconocer el peligro que significan los antiderechos a nivel mundial. Lo tercero es que es hora de asumir que no es posible ningún proceso de izquierda sin feminismo. Y a la vez, insistir en que un movimiento feminista no puede transar con el extractivismo y el neoliberalismo. Yo soy parte de una izquierda que no sé si es moderna en verdad. Me identifico mucho con María Elena Moyano, María Jesús Alvarado, que no solamente lucharon por el voto femenino sino también por una emancipación de la clase y del movimiento afro. Me identifico con mujeres de izquierda de los sindicatos textiles. Es el momento para decirlo con toda claridad: soy de izquierda, soy feminista y soy indígena.
Relacionadas
Perú
Perú El Caso Perseo pone a prueba los últimos rescoldos de la democracia en Perú
Perú
Obituario Cinco momentos estelares en la vida de Alberto Fujimori
El Salto Radio
EL SALTO RADIO Ana Santa Cruz, de Lima a Sevilla con sus títeres
Por qué tanto afán de los candidatos de la comunidad de entrar en educación, promovamos el respeto y no la Ideología.
Parece que la nueva izquierda la adiestro bien, es el tipico discurso de la new left bueno, espero que no haya ganado la candidatura al congreso, este marscismo cultural ya esta en otros paises y bueno no les va bien.
Interesante candidatura!
Solo esperemos que la silla congresal no le cambie el Chip, y pueda seguir combatiendo con perseverancia contra las arpías del neoliberalismo que tanto daño sigue ocasionando al pueblo peruano.
Para el feminismo actual, una trans (por mucha feminista que sea, por mucho sentimiento de mujer que tenga), nunca encontrará hueco entre el colectivo
A ver, a ver ,....., quien dijo esa frase ????
Ah, ya caigo, LIDIA FALCON (creo que no hay nadie que no sepa quien es esta mujer)