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América Latina
Los soldados de Donald Trump en América Latina

Sin máscaras, sin eufemismos, sin ruborizarse. Con mucho garrote y poca zanahoria, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto al poder con el foco puesto en el control de América Latina, el siempre autopercibido “patrio trasero” de Washington. Mientras algunos presidentes intentan ponerle un freno —como Gustavo Petro, Lula o Claudia Sheinbaum—, otros tantos se arrodillan y le rinden pleitesía, sin recibir a cambio más que maltrato y humillación. ¿Quiénes son los súbditos latinoamericanos actuales de Trump? ¿Qué costos y beneficios les trae alinearse con el nuevo-viejo inquilino de la Casa Blanca?
Los más entusiastas y envalentonados son, naturalmente, los presidentes de El Salvador y Argentina, Nayib Bukele y Javier Milei, pero también entran en la lista los mandatarios de Paraguay, Costa Rica, Perú y Ecuador.
Análisis
América Latina Bukele, sin contrapesos e internacionalizado
El presidente salvadoreño recibió con toda pompa al secretario de Estado, Marco Rubio, lo invitó a su residencia, le presentó a sus hijas y cerró el encuentro con una propuesta inédita: recibir en su famosa megacárcel a migrantes deportados por Trump, de cualquier nacionalidad, incluso presos estadounidenses.
Rubio, que tal vez no pedía tanto, lo calificó como “un acuerdo migratorio sin precedentes y el más extraordinario del mundo”. Y fue más allá con el sincericidio: “Ningún país ha hecho jamás una oferta de amistad como esta”.
Bukele cerró el encuentro con una propuesta inédita: recibir en su famosa megacárcel a migrantes deportados por Trump, de cualquier nacionalidad, incluso presos estadounidenses
En un post en redes sociales, Bukele —que en algún momento se autodefinió como “el dictador más cool del mundo mundial”— reconoció que la contraprestación por cada deportado recibido será una módica suma: “La tarifa sería relativamente baja para EE UU, pero significativa para nosotros”.
A contramano de la fría relación que mantuvo con Biden, el salvadoreño se erige en el principal aliado de Trump en Centroamérica, no disimula su afinidad ideológica y argumenta que “para nadie es un secreto que EE UU es el país más importante para El Salvador y para nadie es un secreto mi simpatía hacia el presidente Trump”.
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Sin beneficios a la vista, la deportación masiva de migrantes le hará perder a El Salvador buena parte de las remesas que miles de salvadoreños envían a su país y que son clave para la economía nacional.
El otro groupie trumpista es el flamante referente de la extrema derecha mundial. Milei fue uno de los pocos presidentes invitados a la asunción de Trump y en un par de semanas volverá a Washington para un nuevo encuentro de la Conferencia de Acción Política Conservadora. Será su noveno viaje a EE UU en poco más de un año de mandato.

“Mi alineamiento en el mundo es con EE UU e Israel”, repite una y otra vez desde antes de llegar a la presidencia. Y en eso cumplió, subordinando el voto argentino en los foros internacionales a los intereses de la potencia del norte y apoyando abiertamente el genocidio en Gaza.
Milei siguió los pasos del presidente estadounidense en la retirada de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y amenaza con hacer lo mismo con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU
Pero desde el regreso de Trump, el vasallaje se tornó más evidente. Milei siguió los pasos del presidente estadounidense en la retirada de la Organización Mundial de la Salud y amenaza con hacer lo mismo con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. También lo imitó en el impulso a una criptomoneda —con muy malos resultados— y viene insistiendo en firmar un acuerdo de libre comercio bilateral pese a que el reglamento del Mercosur se lo impide.
Argentina
Argentina El escándalo de la criptoestafa de $Libra acorrala a Milei
Igual o mayor fanatismo muestra Milei con Elon Musk, con quien exhibe orgulloso cada selfie que logra y a quien ha llegado a calificar como “un héroe”, un “benefactor social” y “uno de los hombres más importantes de la historia”.
Centroamérica a sus pies
El renovado interés de la administración Trump en la región quedó plasmado en la gira de Marco Rubio por cinco países de Centroamérica y el Caribe, zona clave para la geopolítica comercial y el tránsito de migrantes. Fue la primera vez en cien años que un secretario de Estado elige Latinoamérica para su primer viaje internacional.
Antes de pasar por El Salvador, Rubio desembarcó en Panamá, poco después de la provocadora amenaza de Trump de “recuperar” el Canal interoceánico —construido y controlado por EE UU hasta 1999— por la supuesta “influencia china”.
El presidente panameño, José Raúl Mulino, cedió a la presión y, tras la reunión con Rubio, anunció que no renovará el acuerdo comercial con China sobre la Nueva Ruta de la Seda. Después se generó una controversia porque EE UU aseguró que Panamá también aceptó dejar de cobrar tarifas a los buques estadounidenses, lo que luego fue desmentido por las autoridades panameñas.
En Costa Rica, Rubio felicitó al presidente Rodrigo Chaves —otro aliado fiel de EE UU— por su “firmeza” para evitar que empresas chinas participen en concursos públicos para el desarrollo de tecnología 5G
Allí también Rubio supervisó el proceso de deportación de migrantes que tiene en Panamá un punto clave al ser el paso terrestre desde Suramérica por la peligrosa selva del Darién. Como parte de un acuerdo firmado en julio pasado, el Gobierno panameño ya deportó a más de 1.700 personas que se dirigían a EE UU.
La expulsión masiva de migrantes viene siendo el caballo de batalla de la nueva gestión Trump hacia la región. En eso, y en el combate a la “influencia china”, también puso el foco Rubio en los otros tres países que visitó.

En Costa Rica, el presidente Rodrigo Chaves —otro aliado fiel— felicitó a Trump por su “firmeza” para evitar que empresas chinas participen en concursos públicos para el desarrollo de tecnología 5G. En Guatemala, acordó con el presidente Bernardo Arévalo que se aumentarán un 40% los vuelos de deportados desde EE UU y que el país centroamericano volverá a recibir migrantes de otras nacionalidades. Mientras que la visita a República Dominicana estuvo centrada en los planes de injerencia en Haití, su vecino de isla, donde EE UU encabeza una nueva misión de intervención extranjera. En ninguno de esos países se anunciaron inversiones ni beneficios para las poblaciones latinoamericanas.
En Centroamérica, Rubio eludió pasar por Honduras, donde la presidenta Xiomara Castro le había advertido a Trump que cerraría las bases militares estadounidenses si avanza la deportación masiva, y por Nicaragua, desde hace tiempo ubicada por Washington en “el eje del mal”.
_60.jpg?v=63907108715)
Sumisión a cambio de nada
Otro buen alumno de la Casa Blanca es Daniel Noboa. El presidente ecuatoriano anunció la semana pasada que impondrá un 27% de aranceles a los productos mexicanos, siguiendo los pasos de Trump, aunque este luego dio marcha atrás.
La admiración de Noboa por la metrópoli del norte viene de tradición familiar. En enero de 2024, cuando recién había decretado la “guerra interna” en Ecuador por la espiral de violencia narco, viajó a EE UU exclusivamente para que su tercer hijo naciera en Miami. Lo mismo había hecho, 36 años atrás, su padre Álvaro —el magnate bananero que cosechó la mayor fortuna del país—, por lo que figura Miami en su partida de nacimiento, una costumbre de ciertas familias aristócratas para asegurar a su descendencia la nacionalidad estadounidense.
El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, presentó un proyecto para reformar la Constitución y modificar el artículo 5 que prohíbe “la existencia de bases militares extranjeras”
Noboa afronta el auge del crimen organizado con la receta de la militarización y bajo las coordenadas de Washington. Además, presentó un proyecto para reformar la Constitución y modificar el artículo 5 que prohíbe “la existencia de bases militares extranjeras”, anuncio que realizó desde el simbólico lugar donde estaba la base estadounidense que cerró Rafael Correa en la ciudad de Manta.
El ecuatoriano sobreactúa sus guiños hacia Trump y del otro lado ni siquiera le responden los pedidos de reunión ni recibe apoyos significativos en su carrera por lograr la reelección, que se definirá en la segunda vuelta del 13 de abril contra la correísta Luisa González.

También se apunta en el club de fans trumpista el paraguayo Santiago Peña, otro de los pocos mandatarios invitados a la jura del 20 de enero. Peña, exfuncionario del Fondo Monetario Internacional, dijo que la vuelta de Trump “marca realmente un resurgir” y “es una buena noticia para quienes creemos que hay que restituir el orden mundial". Y hasta alardeó de que “Paraguay probablemente es el mayor aliado que tiene EE UU”. A pesar de viajar a Washington para la toma de posesión, Peña se quedó fuera del acto oficial.
Algo parecido le sucede a Dina Boluarte. La cuestionada presidenta peruana dijo durante el Foro de Davos que América Latina ve “con esperanza” el regreso de Trump y casi que le suplicó ser correspondida: “Invitamos al presidente Trump a que nos visite en Perú o viceversa, nosotros visitar allá, y poder conversar con él. Espero que mire a Perú con el interés que otros países nos están mirando”. Y dejó una frase que tal vez sintetice la mentalidad de las élites de la región: “Latinoamérica siempre ha admirado a EE UU como el hermano mayor”.
El paraguayo Santiago Peña viajó a Washington para la jura de Trump, pero lo dejaron afuera del acto oficial en el Capitolio
En el marco de la disputa geopolítica con China, un Trump recargado vuelve a poner el foco en América Latina para reimpulsar el dominio de su zona de influencia. Una región siempre en disputa entre alineados y no alineados, entre el club de fans trumpista y quienes apuestan a caminar con pies propios. Pero los tiempos han cambiado y EE UU hoy tiene poco que ofrecer: al igual que a la Unión Europea, Trump responde la sumisión de sus aliados con soberbia, destrato y humillación.