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Masculinidades
Hombres de perfil
La falta de otros referentes, la ausencia de promoción de valores más allá de “fuerza”, “virilidad”, “valentía”, hacen que el modelo tradicional de masculinidad sea el hegemónico.
Miembro de la Asociación de Hombres Por la Igualdad de Género (AHIGE) de Andalucía.
Palíndromo es la palabra o expresión que expresa lo mismo si se lee de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. De ahí el título de este artículo.
Según la Real Academia de la Lengua, perfil es la postura en que no se deja ver sino una sola de las dos mitades laterales del cuerpo, o también, el conjunto de rasgos peculiares que caracterizan a alguien o algo.
Nos ponemos de perfil cuando hay una cuestión importante en la que no queremos vernos involucrados, y hacemos como que no nos enteramos.
Diferente es no ser igual, no parecerse o tener otras características o cualidades.
Modelos y referentes. En nuestra formación como personas nos encontramos con un concepto determinante, y este es el de «modelo» o referente. Necesitamos, sobre todo a edades tempranas, modelos a los cuales dirigir nuestras miradas, referentes que nos ayuden en nuestro proceso de socialización; espejos, donde mirar.
Héroes. Son aquellas personas cuyo pensamiento y comportamiento consideramos ejemplar.
Masculinidades
Porque otro hombre es posible
Es imprescindible nuestro cambio, el de los hombres, abandonar al ser agresivo y dominante que nos habita y dar paso a nuestro lado femenino, ese que llevamos dentro y que tanto reprimimos.
Trasladando estos concepto a nuestro mundo, el de los hombres, quizás convenga que nos hagamos preguntas como, ¿quiénes son nuestros héroes hoy?, ¿en qué espejo nos miramos los hombres?
Según un estudio realizado por una conocida multinacional de productos de higiene masculina, “fuerza”, “virilidad”, “valentía”, “barba”, “testosterona” o “heterosexualidad” son algunas de las características que según los españoles mejor describen la definición de hombre. Pero y aunque el 75% de los encuestados no se identifica con ese hombre, la falta de otros referentes, la ausencia de promoción y puesta en valor de otros valores, hacen que el modelo tradicional sea el hegemónico, más valorado socialmente y seguido por la mayoría de nuestros jóvenes. Ser hombre continúa siendo ser macho, valiente, fuerte, agresivo, violento, viril y poco o nada afectivo.
Esta forma de entendernos conlleva la carga de una pesada mochila de símbolos, modos y cultura de comprender la vida y las relaciones. Lo observamos en el mundo de la empresa y la política dominada por una visión de la realidad basada en el poder, las jerarquías y la agresividad. Así hoy comprobamos con horror como la testosterona en la lucha por el poder y el mantenimiento de los privilegios, sigue mandando incluso sobre la salud de las personas, en la forma de actuar de los hombres que ejercen la oposición política de nuestro país.
No podemos borrar la historia de negatividad que la cultura patriarcal nos ha facilitado, pero ello no significa que no podamos ser diferentes, o que no existan otros hombres
Los hombres, que como el resto de seres humanos tenemos luces y muchas sombras, nos debatimos entre lo que somos, lo que hemos sido, lo que no queremos ser, y aquello que pretendemos, no podemos borrar la historia de negatividad que la cultura patriarcal nos ha facilitado, pero ello no significa que no podamos ser diferentes, o que no existan otros hombres.
A esos hombres son a los que tenemos que recuperar si queremos construir una nueva forma de ser, para que su ejemplo sea el referente y la alternativa a la masculinidad tóxica que se nos impone. Hombres que digan a los más jóvenes y a otros hombres, que sí se puede, que tener éxito, consideración y prestigio social no es incompatible con valores, formas y criterios opuestos a los que ahora encumbramos.
José Luis Rodríguez Zapatero es uno de estos “otros hombres”, un hombre que nos muestra el rostro de esa otra masculinidad que es posible. Sus formas siempre generosas, amables, pacíficas, dialogantes, basadas en la negociación y la empatía, son lo opuesto al hombre reaccionario, ególatra, violento y machista que tanto sufrimiento genera.
Por eso y en estos tiempos de desasosiego, temblores, y en los que como decía mi madre, cada día nos parece otro mundo, su permanente sonrisa nos dice que no hay peligro, y nos mantiene viva la ilusión y la esperanza en ese cambio de los hombres que muchas mujeres y hombres tanto deseamos.
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Efectivamente un hombre diferente y por eso maltratado, llegaron a apodarle en tono burlesco Bambi. El tiempo le esta dando la razon y colocandolo en el sitio de la historia que le corresponde
Cierto necitamos otros modelos en lo que mirarnos, y desterrar las formas machistas que nos hsn impuesto