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Actualidad africana
El nuevo año trae esperanza e incertidumbre, desde la economía hasta el covid-19, pasando por la política
En el continente, una nueva zona de libre comercio se puede convertir en símbolo de la soberanía africana o en una nueva excusa de enriquecimiento para unos pocos. El mismo escenario de esperanza e incertidumbre se abre en el ámbito político, con las elecciones en Uganda, por ejemplo, y en el sanitario con la vacunación contra el covid-19 y la segunda ola de la pandemia.
Como si se tratase de un gran libro en blanco el año que empieza apunta escenarios que se podrían dibujar como espacios de cambio y mejora de las condiciones de vida de las y los africanos o en espirales hacia la desigualdad y los abusos. Las elecciones en Uganda que se celebrarán en menos de una semana son un buen ejemplo, la abrupta campaña finalizará con un cambio radical de régimen o con el refuerzo de un gobierno cada vez menos respetuoso con los derechos y las libertades fundamentales. Lo mismo ocurre con el comienzo de los intercambios en la zona de libre comercio y con los procesos de vacunación contra el covid-19.
Un mercado gigante
El año comienza con un horizonte económico nuevo y que despierta esperanza, siempre a la espera de los resultados prácticos y reales. Con una ceremonia virtual la Unión Africana daba el 1 de enero la bienvenida al comienzo de las transacciones dentro de la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA, por sus siglas en inglés), que supone la zona de libre comercio de mercancías y servicios más grande del mundo.
El horizonte de este acuerdo es crear un mercado único africano (de momento, las condiciones han sido ratificadas por 36 estados), lo que supondría un mercado de más de 1.200 millones de personas. Sin embargo, el carácter esperanzador de este hito histórico no es sólo el tamaño de ese gran espacio de comercio, sino el cambio de algunas de las dinámicas a las que se atribuyen parte de las fallas de bienestar en el continente.
En la actualidad, el comercio intraafricano supone una escasa proporción de las transacciones. Es decir, la mayor parte de los estados africanos apenas comercian con sus vecinos y lo hacen mucho más con países de otras regiones del mundo
En la actualidad, el comercio intraafricano supone una escasa proporción de las transacciones. Es decir, la mayor parte de los estados africanos apenas comercian con sus vecinos y lo hacen mucho más con países de otras regiones del mundo. En general, el esquema simplificado de las transacciones del continente implica que los países africanos exportan materias primas a precios bajos y condicionados e importan productos manufacturados de alto valor, lo que hace que balanzas del intercambio se tambaleen.
Los impulsores del AfCFTA aseguran que propiciar el intercambio ventajoso entre vecinos desencadenará un efecto dominó en las economías africanas. Este mercado único se presenta como una herramienta para mejorar la autonomía y la soberanía africana en el marco de la economía global. La supresión de los aranceles dentro del continente, debería animar el comercio entre los países africanos. El relato continua asegurando que el aumento de esos intercambios favorecerá el camino hacia la producción industrial de manufacturas, es decir, productos de más alto valor. Esas transacciones generarían riqueza y la consolidación de una clase media con mayor poder adquisitivo y por tanto el aumento del consumo y el refuerzo de la espiral de industrialización.
Sin embargo, es más que probable que la realidad pinte un escenario con muchos más matices que el relato de los impulsores del acuerdo. El largo proceso de negociaciones, firmas y ratificaciones ha evidenciado las diferentes velocidades de las economías del continente, así como algunas de las reticencias y las desconfianzas entre los socios, de manera que algunos aparecen mejor pertrechados que otros para el nuevo contexto de competencia.
Además, los aranceles intracontinentales no son el único freno a la industrialización, ni siquiera al comercio interno. Basta con apuntar la necesidad de mejorar los transportes para favorecer ese comercio interno. Por el momento, el escenario es de esperanza, aunque no hay certezas sobre quiénes serán los más beneficiados de la construcción de esta zona de libre comercio.
Uganda frente a la encrucijada
El día 14 de enero los y las ugandesas están llamadas a las urnas para escoger a su futuro presidente. Falta menos de una semana para esa cita, pero ya hace tiempo que la campaña se ha convertido en una contienda que sobrepasa ampliamente las confrontaciones electorales.Si el acoso al que ha sido sometido el que se ha erigido como principal candidato de la oposición, Bobi Wine, que desarrolla su campaña con chaleco antibalas y casco bélico, marca claramente el clima de esta época previa a las elecciones; Wine no ha sido el único candidato cuyas actividades han sido saboteadas y cuyos partidarios han sido atacados.
El contexto de la pandemia global ha sido la coartada para muchas de las actuaciones policiales durante esta campaña. Cuando los mítines de algunos de los candidatos opositores eran disueltos violentamente por la policía o incluso cuando se producían detenciones de aspirantes y de miembros de sus caravanas, el argumento era sistemáticamente el incumplimiento de las medidas impuestas para evitar la expansión del covid-19.
En Uganda, cuando los mítines de algunos de los candidatos opositores eran disueltos violentamente por la policía el argumento era sistemáticamente el incumplimiento de las medidas impuestas para evitar la expansión del covid-19
Sin embargo, esas mismas fuerzas opositoras se han cansado de mostrar los baños de multitudes del presidente saliente, Yoweri Museveni y sus demostraciones multitudinarias. Sin duda, Bobi Wine ha sabido capitalizar toda esa violencia y convertirla en un refuerzo de sus argumentos. El popular cantante y parlamentario ha sacado todo el partido a la épica de la resistencia y desplegar el discurso que muestra a un poder que, fuera de control, solo es capaz de utilizar la violencia contra sus oponentes, lo que justifica aún más la necesidad de operar el cambio en las elecciones. A pesar de todo lo visto hasta ahora, es probable que la tensión continúe aumentando, incluso, después de la jornada de votaciones.
Vacunas para casi todos
El año 2021 despunta marcado por las vacunaciones contra el covid-19, la presión provocada por las medidas para frenar los contagios en todas las latitudes ha hecho que la vacuna aparezca en el horizonte como la única tabla de salvación y en el caso del Norte global, el comienzo de las vacunaciones, primero en Estados Unidos y en Reino Unido y después en el resto de Europa ha generado una falsa sensación de alivio.El acopio de vacunas que han hecho los países del Norte global, han dificultado el acceso a otras estados con rentas más bajas. 70 países de ingresos bajos no podrán vacunar a nueve de cada diez de sus habitantes
Sin embargo, el acopio de vacunas que han hecho los países del Norte global, han dificultado seriamente el acceso a otras estados con rentas más bajas. Algunos de los datos ofrecidos por la People’s Vaccin Alliance, una coalición de ONG que reclama el acceso igualitario a las vacunas, dan una idea de la situación de desigualdad que se ha provocado en este pretendido proceso de inmunización. La acción conjunta advierte que 70 países de ingresos bajos no podrán vacunar a nueve de cada diez de sus habitantes.
El desequilibrio es sencillo, países que representan el 14% de la población mundial han adquirido el 53% de las vacunas que se están demostrando más viables. Un ejemplo claro: Canadá podría vacunar cinco veces a cada canadiense si todas las vacunas con las que ha comprometido compras llegasen a ser operativas. Pero es que, en general, los países más ricos podrían vacunar tres veces a sus habitantes con las vacunas de los diferentes ensayos que han comprometido.
Mientras tanto, John Nkengasong, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África, ya avanzaba que probablemente los países africanos no podrán ejecutar las campañas de vacunación que ya se están produciendo en los países del Norte global, hasta mediados de 2021, en el mejor de los casos.
La sombra de la segunda ola
En las últimas semanas se ha proyectado sobre el continente africanos la sombra de las segundas olas y los indicios de alerta han llevado a varios gobiernos a volver a imponer medidas restrictivas para limitar los contagios. En parte estas limitaciones se habían relajado después de evidenciar una incidencia en el continente más baja de lo anunciado y una estabilización de los casos en los últimos meses.En total, desde el primer caso detectado en Egipto en febrero, se han registrado en todo el continente africano menos de tres millones de casos y el número de víctimas mortales de la enfermedad se sitúa en torno a las 70.000. Pero el ritmo de contagios se ha incrementado, sobre todo, a partir de la segunda mitad de diciembre. A este nuevo aumento de los casos se suma el temor que provoca la aparición de nuevas cepas del virus, detectadas en Sudáfrica y Nigeria.
África
Las otras epidemias sepultadas por el covid19 en África
Tras años de avances en la lucha contra la malaria y el VIH, la emergencia del covid19 ha comprometido los esfuerzos sanitarios, suponiendo un retroceso en el combate de estas enfermedades de extendido alcance y mortalidad en el continente africano.
Como ya ocurrió en los primeros momentos de la pandemia, muchos gobiernos han regresado a las medidas restrictivas, que incluyen a menudo, el cierre de bares y restaurantes, la prohibición de venta de bebidas alcohólicas, la cancelación de las clases, la limitación de asistentes a bodas, funerales, servicios religiosos o eventos deportivos o políticos, o de manera más general los toques de queda nocturnos. Desde principios de año han tomado este tipo de decisiones los gobiernos de Zimbabue, Ruanda, Botswana, República del Congo, Kenia, Mali o Senegal, entre otros.
El espejismo centroafricano
Las elecciones celebradas en la República Centroafricana el pasado 27 de diciembre parecen haber desencadenado una ola de inestabilidad en el país y haber hecho diluirse un camino hacia la pacificación que se había ido fortaleciendo con la firma de diversos acuerdos de paz en los últimos meses. A pesar de esta dinámica, la proximidad de los comicios presidenciales marcó un cambio de tendencia y el amenazador avance de diferentes grupos rebeldes hacia la capital.Las elecciones se han producido en el contexto de una nueva oleada de violencia, de amplias zonas no controladas por el gobierno y de grandes sectores de la población que no han podido expresar su voto. A pesar de todo la Autoridad Nacional de las Elecciones ha proclamado los resultados que dan como ganador al presidente saliente Faustin-Archange Touadera con casi el 54% de los votos, lo que abre un espacio al enquistamiento de una situación que dista mucho de un contexto de paz.
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