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Violencia sexual
Actrices argentinas denuncian la violencia sexual en la industria: “No nos callamos más”
La actriz Thelma Fardín anuncia, arropada por más de cincuenta compañeras, que ha interpuesto una denuncia contra Juan Darthés, a quien acusa de haberla violado en 2009 en Nicaragua durante una gira cuando ella tenía 16 años y él 45.
“Durante nueve años lo anulé para poder seguir adelante. Hasta que hace unos meses escuché a otra chica acusar a la misma persona. Y eso fue un cachetazo para mí”. Así empieza el vídeo de dos minutos y medio con el que la actriz argentina Thelma Fardín describe los hechos que ha denunciado en Nicaragua.
Fardin acusa al actor Juan Darthés de haberla violado cuando éste tenía 45 años y ella 16, durante la gira internacional de la serie infantil patito feo Patito Feo en Nicaragua, país en el que se ha interpuesto la denuncia penal: “Me agarró la mano, me hizo que le tocara y me dijo ‘mirá como me ponés’, haciéndome sentir su erección. Yo seguía diciendo que no. Me tiró en la cama, me corrió el shorcito y empezó a practicarme sexo oral. Yo seguía diciendo que no. Me metió los dedos, yo seguía diciendo que no. Le dije tus hijos tienen mi edad. No le importó. Se subió encima mío y me penetró. En ese momento alguien tocó la puerta y yo pude salir de esa habitación”.
Fardin anunció en la tarde del martes, arropada por más de medio centenar de actrices, la interposición de esta denuncia contra un actor al que ya han denunciado otra tres compañeras: Calu Rivero, Anita Coacci y Natalia Juncos. El artista acusado fue declarado inocente por falta de pruebas.
En rueda de prensa, y de manera colectiva como hicieron en España las mujeres de La Caja de Pandora para denuncias el acoso en las artes hace casi un año, varias mujeres del colectivo Actrices Argentinas, que agrupa a más de 400 profesionales del espectáculo leyeron de manera conjunta un comunicado en el que denuncian que las agresiones y abusos sexuales son la norma en la industria del espectáculo. Las actrices recordaron que según una encuesta de SAGAI, el 66% de las intérpretes afirmó haber sido de algún tipo de acoso o abuso. “Se parece más a una norma que una excepción”, dice el comunicado. “Porque, ¿a quién vamos a denunciar? ¿Al jefe de casting? ¿Al dueño de la productora? ¿Al director? ¿Al maestro de teatro?”.
Las actrices ponen en su comunicado el acento en la precariedad y las condiciones laborales de la industria del espectáculo y enlazan así sus demandas con las del #MeToo, lema cuyas raíces están en la lucha por los derechos de las mujeres trabajadoras.
Las actrices explicaron que las movilizaciones por el aborto legal sirvieron como punto de partida: de ahí surgen asambleas sistemáticas en las que las mujeres empezaron a compartir sus experiencias.
Con pañuelos verdes y cánticos de “aborto legal en el hospital”, las actrices denuciaron las violencias que sufren las mujeres y la respuesta de la justicia. “La justicia y el Estado obstaculiza, demoran, fallan a las víctimas... o fallan a favor de los victimarios como en el caso de Lucía Pérez”, aseguran en su comunicado.
“No nos callamos más”, advirtió Laura Azcurra, una de las actrices que intervinieron en la rueda de prensa en la que estaba también Cecilia Roth, hace unos meses hizo público que había sufrido abuso sexual por un periodista español.
Tras la rueda de prensa, los comentario de apoyo y denuncias se han sucedido en las redes sociales con la etiqueta #Miracomonosponemos. “No nos callamos más”, advierten las actrices.
Venimos trabajando, teniendo regularmente asambleas. Estas asambleas han dando un marco para que podamos hablar y decir lo que nos pasa.
El movimiento de mujeres y otras diversidades sexuales se propone desterrar un régimen de violencia e impunidad sostenido tanto desde el Estado como en cada espacio donde se juegan relaciones de poder. Están presente en nuestros trabajos y lugares de formación.
El precio que nos han puesto a cambio de desarrollarnos profesionalmente ha sido el de callar y someternos. Según unas encuesta reciente de SAGAI el 66% de las intérpretes afirmó haber sido de algún tipo de acoso o abuso, se parece más a una norma que una excepción. Porque, ¿a quién vamos a denunciar? ¿Al jefe de casting? ¿Al dueño de la productora? ¿Al director? ¿Al maestro de teatro?
Es sabido que este es un fenómeno que ha sacudido internacionalmente a la industria del espectáculo y funcional a ella. Hoy decimos: basta, escúchenos, el tiempo de impunidad para los abusadores debe terminar.
Las actrices somos ignoradas al denunciar y exponer los abusos. Se duda sistemáticamente de nuestras voces, de nuestros testimonios y, en nuestro ámbito laboral, se nos aísla frente a vivencias traumáticas que están naturalizadas y que lleva años poner en palabras. Mientras el abusador habla, trabaja y actúa con impunidad y hace a la víctima responsable del abuso.
En nuestro medio la opresión, la cosificación son moneda corriente. Se erotiza y sobreexpone a niñes y adolescentes en la industria del entretenimiento. Estamos siempre desprotegidas por quienes nos contratan. Ejemplo: se envía a menores de edad de gira sin tutelaje suficiente. No hay protocolos de acción frente a casos de abuso. Necesitamos herramientas para enfrentar estas cuestiones, agudizadas por la precariedad laboral. Contra todas esas formas de violencia y para que esto cambie nos ponemos a trabajar desde ya.
Donde la justicia y el Estado obstaculizan, desestiman, demoran, fallan a las víctimas o fallan de forma aberrante a favor de los victimarios como en el caso de Lucía Pérez nos convocamos para decir basta, el tiempo de silencio se terminó.
Deploramos que algunos medios intenten llevar la atención hacia el costado más morboso mientras acallan las problemáticas laborales de fondo. Se vuelven cómplices. Pedimos a la prensa responsabilidad en el seguimiento de este tema y otros similares.
Los abusadores tienen el privilegio de poder utilizar el sistema de justicia para disciplinarnos. Buscan callarnos iniciando contra quien se atreven a romper el silencio causas por daños y perjuicios o denuncias penales mientras las víctimas sufren prescripciones, dilaciones, malos tratos y descreimiento por parte del aparato judicial. Thelma pudo radicar la justicia penal en la Justicia pero otras compañeras violentadas por el mismo sujeto no pudieron avanzar judicialmente. Denunciar es un acto arriesgado cuando el PJ nos pone en el banquillo de las acusadas preguntándonos si provocamos los ataques.
Frente a esta mordaza legal las actrices nos organizamos.
Frente a ‘mirá como me ponés’ nosotras decimos ‘mirá como nos ponemos’: unidas, fuertes, juntas.
Esto recién empieza.
Tribuna
#MeToo en Bruselas
Las trabajadoras del Parlamento Europeo hemos decidido organizamos para denunciar las violencias machistas que vivimos ante la falta de garantías y protección de los protocolos de actuación.