Universidad
Joxerramon Bengoetxea: “Vamos a luchar por la mejora de las condiciones del profesorado sustituto”

Caderático en Derecho por la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, se presentará a las elecciones al rectorado, las más reñidas en 16 años.
Joxerramon Bengoetxea
Joxerramon Bengoetxea en la facultad de Ingienería de Bilbao. Gessamí Forner

Será la primera vez en 16 años que en las elecciones al rectorado de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea habrá dos papeletas, en vez de solo una, si la actual rectora, Eva Ferreira, ultima su candidatura. Joxerramon Bengoetxea (Irun, 1963) ya ha dado el paso de presentarse con el objetivo de navegar hacia una universidad autónoma con un modelo de gobernanza más colaborativo y cooperativo, lo cual implica aumentar la participación de los tres sectores que conforman el centro: 46.000 estudiantes, docentes y personal investigador y el personal técnico, de gestión y de administración y servicios (PAS). 

Metódicamente empático y bregadamente realista, este catedrático en Derecho recuerda que la UPV/EHU es el único centro público de la CAV, donde la excelencia de la formación está por encima de intereses de mercado y donde el euskera se cuida para que, incluso en la literatura científica, esté al nivel de lenguas dominantes. La financiación quizá sea la madre de todos los corderos, pero el dinero no cambia viejas dinámicas asentadas, cuyo rumbo aspira a modificar. Asegura tener claro el horizonte y que la LOSU establece aumentar la financiación al 1% del PIB en 2030.

Enhorabuena por tu candidatura. Entiendo que el puesto de rector significa burocracia, exposición pública y pocas alegrías. ¿Qué te motiva para presentarte a las elecciones?
De la universidad lo he recibido todo y ello me impulsa a sacrificar parte de lo que más me gusta, que es el tiempo que dedico a la investigación, a la docencia y a la transferencia a la sociedad, para dedicarlo a la gestión, que supone burocracia y otro tipo de retos que no suelen ser preferencias inmediatas.

En las últimas entrevistas has hablado del cambio de modelo de gobernanza, ¿cómo afectaría al estudiantado?
Es fundamental que los y las estudiantes se impliquen en el modelo de enseñanza y formación. Que nos exijan una docencia de calidad, adaptada a la tecnología y medios disponibles, pero que sea crítica y capaz de darles los fundamentos en los conocimientos de un área concreta para poder, en su día, profundizar más allá de lo que ofrecemos como docentes. 

¿Y cómo afectaría a docentes y el resto de personal trabajador?
Queremos una universidad colaborativa donde los trabajadores se sientan implicados y se impliquen en su gobernanza. Pero para ello tienen que participar y, para participar, deben sentirse consultados y protagonistas. La colaboración no puede ser una mera formalidad; tienen que tener la capacidad de proponer y que esas propuestas tengan seguimiento si resultan aprobadas y, en caso de no ser aceptadas, que haya un diálogo, no un rechazo.

Como licenciado en Derecho, tendrás estrategias útiles para llevarla a cabo.
Sí, pero muchas veces las organizaciones tienen prácticas adquiridas y, por mucho que tengas grandes principios y vengas con la teoría estudiada desde el derecho, las ciencias de empresas y la sociología de organizaciones, cada organización tiene sus inercias. No puedes pretender que no existen, sino que debes conocerlas, adaptarte a las dinámicas y trabajar desde ellas. 

Los estudiantes de la universidad pública vasca debemos competir en reputación con los de la Universidad de Deusto, de Navarra y de Mondragón. A pesar de que son esos centros en los que se matricula el alumnado al que le falta nota en la EBAU y el bachillerato. ¿La fama la carda la cartera?
Es posible que dentro del sistema universitario vasco y del de Euskal Herria, que en realidad es un conglomerado, existen ciertas dinámicas y tradiciones. Pero nuestra universidad es pública, con una gran oferta y número de estudiantes. Nuestro objetivo debe ser conseguir la excelencia en todos los ámbitos donde estamos presentes y, para ello, la trayectoria exige una implicación grande de todos los colectivos. No nos tenemos que preocupar por una posible reputación que obedece a otros intereses y dinámicas. Lo que tenemos que tener claro son las condiciones para poder dar una formación de gran calidad y excelencia, y en la que podemos investigar. Tenemos unos grados excelentes. Has mencionado Ciencias de la Comunicación, donde han salido unos profesionales excelentes, con una formación muy sólida. 

Así lo veo, que tuve un profesorado con una amplia experiencia en su materia de enseñanza, mirada crítica y que nos invitaba reiteradamente a la reflexión. Me sorprendió luego ese desapego social hacia nosotras y ese ensimismamiento hacia la Universidad de Navarra del Opus Dei.
Eso obedece a otros intereses y dinámicas con los que nosotros nada tenemos que ver. A veces el mercado laboral mira eso, pero como universidad tenemos que asegurar la excelencia en la formación. 

Si el Sistema Universitario Vasco fuera un auténtico sistema, comprenderíamos claramente que una de esas universidades es totalmente distinta, porque es pública

La UPV/EHU, junto con la Universidad de Deusto y la de Mondragón, conforman el Sistema Universitario Vasco. ¿Por qué el chiringuito Euneiz no debería integrarse en el SUV?
No sé si Euneiz se integrará o no. En cuanto al SUV, se le llama sistema pero no lo es. Eso implicaría organización, coordinación y claridad de objetivos y principios. Estoy seguro que, desde el Gobierno vasco, hay voluntad de, al menos en la CAV,  sistematizarlo. Pero aún estamos lejos. Y si fuera un auténtico sistema, comprenderíamos muy claramente que una de esas universidades es totalmente distinta a las demás, porque es pública y obedece a criterios de sociedad y no, solamente, a criterios puntuales de mercado. No nos oponemos drásticamente a que el SUV funcione, pero teniendo claro cuál es el lugar que ocupa la universidad pública. 

La financiación de la UPV se encuentra en el 0,4% del PIB y la LOSU marca que se eleve al 1% en 2030. ¿La financiación es el principal problema de la universidad?
No es el principal, pero condiciona los restantes: la precarización, el progreso en la carrera, la consolidación, la infrafinanciación de ideas e investigación, etc. también lo son. Con esa financiación, todo se arreglaría o se afrontaría mejor. Vamos a exigir el 1% que marca la LOSU, pero no va a ser la panacea para cumplir todos los retos.

¿Cuáles?
Conseguir una universidad donde la docencia sea excelente, la gobernanza participativa con todos los colectivos implicados y una investigación de gran calidad en ciencias básicas capaz de crear dinámicas en proyectos transformadores y creación de empresa. Con financiación, estos retos pueden lograrse, pero también dependen de una cultura y transformaciones colectivas y personales importantes.

Es como mover un dinosaurio.
Sí, muchas veces uso la figura del transatlántico: tienes que tener claro hacia donde quieres moverlo e, igual si lo sabes, consigues mover 5 grados y vas en la buena dirección.

¿Por qué el profesorado sustituto debería votarle?
Porque vamos a luchar por la mejora de sus condiciones y para no se sientan unas piezas de reemplazo. Queremos que se sientan protagonistas y que se dediquen no solo a la docencia sino también a la investigación, y eso se les debe reconocer. 

¿Cómo?
Mejorando sus condiciones, implicándoles en los proyectos de investigación y no cargándoles de docencia. Debemos dejar de hablar de carga docente y pasar a hablar de una responsabilidad docente equitativamente repartida.

¿La LOSU ha creado otras afecciones, aparte del profesorado sustitutos?
La LOSU no ha creado el problema, posiblemente no lo ha resuelto de la forma en que debería resolverse, pero facilitó el acceso al inicio de la carrera universitaria con nuevas figuras. El problema viene de antes.

¿De los asociados?
Esos contratos estaban pensados para profesionales que pudieran incorporarse a la docencia, pero al final cubrían carencias estructurales. De ahí vienen gran parte de los problemas. La LOSU intentó arreglarlo y ahora necesitamos suficiente financiación para darle una solución. 

Este curso firmaste un manifiesto en defensa de la universidad público promovido por Eva Ferreira. ¿Tiene la universidad un problema de disciplina?
No, no lo tiene. Mi voluntad al firmar ese manifiesto fue expresar mi desacuerdo y la condena a episodios que no tienen cabida en la universidad. En ningún momento he querido apoyar que este tipo de manifiestos se conviertan en una forma de gestión universitaria concreta. Pero creo que debemos tener el máximo consenso posible contra amenazas y violencias que están fuera de lugar, que los vivimos en su día y que nos hicieron mucho daño como universidad. Ese tipo de clima no ayuda en nada. Eso no significa que detrás esas expresiones no haya problemáticas concretas que debamos resolver de una manera lo más colaborativa y dialogante posible. Pero procesos de violencia que llegaron a afectar a personas concretas, como el personal de la limpieza de alguna facultad, deben rechazarse.

Debemos preguntarnos si la enseñanza que ofertan centros privados es de calidad o se centran en la obtención de un papel que te habilita para ser profesor

Aquellos alumnos del campus de Gasteiz convocados por Ikasle Abertzaleak, reclamaban másteres gratis, entre otras cosas. Con independencia de las formas, resulta evidente que el Plan Bolonia convirtió en calderilla el título de grado y en gran negocio el de los másters. La UPV/EHU no se puede sobreponer a Bolonia, pero hay cosas que puede hacer y, para mí, la más clara es un máster online con crédito a precio público para la capacitación de profesorado, el antigua CAV, por el que miles de personas pagan más de 8.000 euros en centros privados y casi nunca hay plaza en la UPV. ¿Qué harías con eso?
Aquí tenemos necesidad equilibrar calidad formación con acceso. Siempre son los grandes retos y para ello tenemos el ejemplo del modelo de universidades nórdicas, uno ideal: no existen tasas, la matriculación es gratuita, pero el acceso es mucho más difícil, reservado a estudiantes que alcanzan unas notas y condiciones que dejan fuera a otros. ¿Cómo conseguimos un equilibrio entre maximizar el acceso a todas las personas que quieren y tienen capacidades y voluntad de hacerlo y que, con esos ratios, seguir ofreciendo enseñanza de calidad? Ahí está el reto. Si tuviéramos una financiación abundante sería más fácil bajar los precios públicos, que dependen de las comunidades autónomas, pero luego están las universidades privadas que abren sus condiciones y tienen mercado. En el caso concreto que has mencionado, debemos preguntarnos si la enseñanza que ofertan esos centros es de calidad o se centran en la obtención de un papel que te habilita para ser profesor o profesora. Seguramente habrá margen de mejora en el caso de la UPV/EHU, pero no se puede asegurar un acceso múltiple para tantas personas asegurando una formación de calidad.

La UPV/EHU ha puesto el acento durante estos últimos años en la excelencia y en la presencia en rankings como el Shanghái. ¿Qué opinas de esos rankings y de la excelencia?
Hay rankings que miden objetivamente, según indicadores objetivables, el tipo de publicaciones, el número de tesis doctorales, etc. Dicho esto, nosotros tenemos otra serie de virtudes que no valoran. Somos una universidad que es capaz de ofertar la mayoría de sus grados en euskera y castellano. Ese es un valor intangible cuyo resultado es tangible: formamos a personas en dos idiomas oficiales, uno de ellos minorizado. Tampoco se mide el hecho de que seamos una universidad pública que dé acceso a tantísimos estudiantes. 

¿Qué diagnóstico haces del euskera en la universidad?
Se encuentra en un estado positivo, pero podría ser más activo. Está consolidado en la enseñanza de grados, hay margen de mejora en posgrados y también en las prácticas universitarias cotidianas. Debemos valorar tener una universidad vasca y euskaldun. Que el euskere a nivel científico esté equiparable a lenguas dominantes es casi un hecho milagroso. La universidad lo mima, porque es un tesoro, y hay que cuidar que todo el profesorado tenga condiciones para ser un profesor bilingüe y pueda publicar en el idioma de su elección y el euskera tenga presencia en la práctica diaria. 

La universidad es un instrumento de paz y, si por seguridad, se entiende guerra, armas y destrucción, no solamente hay que estudiar los convenios con Israel

Si accede al rectorado, ¿qué ocurrirá con la Cátedra de Ciberseguridad y otros proyectos de la UPV/EHU con facultades y empresas israelíes?
La universidad es un instrumento para la paz. Colaborar a la construcción de la paz en todo el mundo tiene que ser un objetivo claro y tiene que impedir colaborar con su negación y todo lo que sirva para la guerra y la destrucción. La seguridad es un concepto que no debemos desacreditar y que tiene que ver con la dignidad: con tener unas condiciones de vida digna, donde la salud no quede perjudicada, con los retos climáticos, y si la ciberseguridad o seguridad se desarrolla en ese sentido, vamos bien. Pero si la seguridad se entiende necesariamente como guerra, armas y destrucción, vamos en la mala dirección y no solamente habría que estudiar Israel, sino todos los casos en que la investigación colabore en un sentido u otro.

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Internacionalización universitaria. ¿Cómo atraer a profesorado, investigadores y estudiantado?
Es uno de los grandes retos y no tengo la fórmula mágica. Me consta que también lo han tenido el resto de rectorados y no hemos conseguido grandes saltos, por utilizar vuestra marca. Tenemos que estudiarlo y ver cómo mejorar. Debemos abrirnos desde el euskera al resto del mundo, pero con condiciones laborales que deben ser capaces de atraer.

La UPV/EHU tampoco es ajena al patriarcado. La mayoría de catredráticos sois hombres, la mayoría de limpiadoras, mujeres. ¿Qué líneas estratégicas tienes pensadas para caminar hacia una universidad igualitaria?
Lo has dicho bien. Pero tenemos una tendencia positiva, cada vez hay más presencia de mujeres en el profesorado, en la investigación y en altos puestos. Asimismo, debemos dejar de hablar o tener carreras feminizadas y masculinizadas. Es fundamental buscar equilibrios en todos los ámbitos. 

¿Una cooperación entre rectorado y trabajadores sería no recurrir sentencias que reconocen sus derechos?
Puede ser un ejemplo. La interinidad se eterniza. La normativa y las sentencias de la Unión Europea van en la buena dirección y no podemos hacernos trampas al solitario. En lo laboral siempre se nombra el caso del personal sustituto por ser hiriente, pero debemos mejorar las condiciones de todo el personal que lo necesita.

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