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Temporeros
Muere el tercer jornalero sintecho en la antigua fábrica de Benimaclet
Otra noche trágica se vivió este fin de semana en el asentamiento de temporeros en la antigua fábrica de Benimaclet. Las temperaturas bajas del pasado fin de semana sorprendieron a los sintecho, quienes encendieron hogueras para calentarse. Sin embargo, no fue suficiente. La mañana del sábado 19 amaneció sin vida el cuerpo de Martín F., de nacionalidad ghanesa y 57 años. La Policía Local de València se hizo cargo del cuerpo al que se le realizará próximamente la autopsia. Grupos de voluntarios que acompañan a los jornaleros que malviven en la antigua fábrica lamentan el fallecimiento y se encuentran muy sorprendidos ya que Martín “participaba normalmente en actividades sociales y se le veía bien de salud”.
La antigua fábrica lechera “El Prado” del barrio de Benimaclet está ubicada al costado del cementerio y cerca de la Universidad Politécnica de València. En el edificio en ruinas, repleto de escombros y basura, y que consta de varias plantas y un sótano, se refugian actualmente alrededor de 40 personas, de origen africano. Se trata de un espacio en donde hay mucho movimiento de personas durante el año, la mayoría de ellas trabajadoras temporeras. En general estas personas son migrantes pobres, con o sin documentación de residencia, que trabajan por temporadas en el campo.
El problema del costo de la vivienda en València, tiene su lado más dramático en la realidad de las personas más pobres y racializadas que no consiguen un techo donde refugiarse. “El racismo estructural es la causa del problema”
Durante su estancia, ni los empresarios, ni el Ayuntamiento se hacen cargo de su derecho a la vivienda. Con su sueldo, es imposible alquilar una habitación, en una ciudad en la que el precio del alquiler es una gran losa, incluso para personas con trabajos estables. El problema del costo de la vivienda en València, tiene su lado más oscuro en la realidad de las personas más pobres y racializadas que no consiguen un techo donde refugiarse. “El racismo estructural es la causa del problema” asegura una activista,“a las personas extranjeras no les quieren alquilar un piso”.
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Andalucía Las administraciones locales ponen contra las cuerdas a los asentamientos de personas migrantes
En febrero de este mismo año, murieron en el mismo sitio, Abraham I. de 52 años afectado por cáncer hepático y Richard A. de 43 años, cuyas autopsias confirmaron que murieron por causas naturales, es decir, de frío debido a las malas condiciones mientras dormían. La misma hipótesis es la que se baraja para Martín F., quien fue encontrado la mañana del sábado por un compañero que también vive en el asentamiento. Martín “parecía tener buena salud, es una vergüenza y una pena lo que le ha sucedido”, relata personal de la Asociación Apostolado de la Divina Misericordia de Valencia que lo asistía y acompañaba, al igual que acompaña otros asentamientos de la ciudad.
El fallecimiento ha vuelto a hacer sonar las alarmas de la falta de plazas y de centros de acogida en la ciudad de València, en especial en temporada de invierno. Personas voluntarias de los grupos de apoyo aseguran que la política del ayuntamiento “es muy limitada”. Aunque se supone que la policía local tiene un equipo de personal especializado en personas “sintecho” y que reparte material de abrigo todas las noches “pocas veces las personas en los asentamientos nos han dicho que ese trabajo se realice, por eso acudimos nosotras”. Además, parece ser que hay reticencia por parte de los jornaleros a los albergues porque “tienen medidas muy restrictivas que les dificultan trabajar y sentirse cómodas, por lo que algunos prefieren la extrema precariedad”.
“Sería necesario demoler el espacio para evitar un drama mayor” asegura un activista, pero con la condición “de que haya albergues suficientes con la posibilidad de que puedan salir a trabajar”
La antigua fábrica es un espacio que históricamente no garantiza las condiciones mínimas de bienestar, de hecho, se encuentran en riesgo de derrumbe varios puntos de distintas plantas según informes de la Policía Local. Además, el lugar es utilizado por una gran cantidad de jóvenes para realizar botellones, lo que incrementa el riesgo de muertes en caso de derrumbe. “Sería necesario demoler el espacio para evitar un drama mayor” asegura un activista, pero con la condición “de que haya albergues suficientes con la posibilidad de que puedan salir a trabajar”.
Para una voluntaria de los grupos de apoyo lo que realmente interesa es que haya un compromiso “con una política activa para los sintecho, no palabras bonitas” que se abran ya los albergues y que haya plazas suficientes”. Es bien conocido por el movimiento asociativo, que la situación en inverno es crítica en la ciudad. Se trata de un mal endémico, el C.A.I (Centro de Ayuda al Inmigrante) gestionado por el Ayuntamiento, es el encargado de derivar a pisos de asociaciones sociales y a los albergues. Sin embargo, es común ver gente acampando a sus puertas, “siempre se ha considerado que faltan el doble de plazas” sentenció una activista.