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Teatro
Las Nanas de Távora, 40 años después: “No nos lleva a nada hacer algo artístico sin perspectiva de clase”
En el viejo polígono de ladrillos marrones donde Salvador Távora (Sevilla) trabajaba de soldador antes de ser dramaturgo, en el corazón de su barrio, el Cerro del Águila, un pequeño teatro lleva hoy su nombre. A las puertas del local el equipo técnico entra y sale con atrezzo, al día siguiente es noche de función y todo tiene que estar listo. En el centro de la pista una gran estructura redonda de hierro a modo de incensario gigante y a su lado una enorme segadora.
“La gente del teatro jamás ha perdonado que un obrero, gitano y del barrio del Cerro del Águila se haya puesto por delante de grandes intelectuales”, comenta Concha Távora
Concha Távora mira el vaivén de personas antes de entrar en el local que sirve de oficina y sala de ensayo para esta cooperativa teatral. Una tarima, las paredes llenas de pósters y fotos de funciones antiguas, premios, decenas de VHS marcados, un dibujo del Che Guevara, muchos libros: un archivo en constante evolución del legado de su padre. Távora fue desde finales de los setenta hasta su muerte en 2019 un renovador del lenguaje teatral, el creador del teatro antropológico andaluz, con un lenguaje propio arraigado a la tierra y a la cultura popular.
“La gente del teatro jamás ha perdonado que un obrero, gitano y del barrio del Cerro del Águila se haya puesto por delante de grandes intelectuales”, Concha recuerda cómo su padre fue una figura incómoda en los círculos dramáticos sevillanos y nacionales de los años 70, “una gente de izquierda, magnífica, encantadora con unas ganas de cambiar la sociedad pero con una perspectiva burguesa del arte”. Porque sí, algo define el teatro de Távora es “la reivindicación constante de la cultura popular” sostiene su hija Cóncha, que es directa, pero “jamás una pancarta”. Concha que es presidenta de la Cooperativa del Teatro Távora, directora y actriz teatral y continuadora del legado de su padre, no ha perdido este enfoque: “No nos lleva a nada hacer algo artístico sin perspectiva de clase”.
Desde ese lugar la dramaturga se pone al frente de uno de los títulos de su padre, Nanas de Espinas (1982), basada en Bodas de Sangre, “Lorca es solo un pedacito, aquí es un andaluz más y sobre todo hay mucha cultura popular de la que él bebía”, sostiene. La obra utiliza la anécdota amorosa del texto para tratar temas universales y atemporales como “la violencia de los comportamientos humanos regidos por la convención social, la sumisión, el miedo, la falta de libertad en una sociedad en la que imperan los hombres”, según sostienen desde la compañía.
“Es como si cogieras la tragedia griega y la reinventases en Andalucía”, sostiene Paco Caro, actor
El lenguaje teatral de Távora, único, ha llevado al teatro experimental elementos de la vida popular andaluza: máquinas de trabajo, iconografía, flamenco. “En la obra la segadora es un personaje más, el público se para a escucharla”, comenta Paco Caro actor de la obra. Caro reflexiona acerca de la obra: “es como si cogieras la tragedia griega y la reinventases en Andalucía”.
Anaisa García, parte del elenco de Nanas de Espinas, ha encontrado en el lenguaje de Távora encontró “donde quiero estar como actriz, como creadora”, ya que le permite “hablar de lo que me gusta desde mi cultura”.
Ismael Múrtula, también actor de la obra, dice acercarse a la pieza “con mucho respeto porque es algo universal, con mucho peso a día de hoy”. Múrtula además hace hincapié en como el teatro de Távora está intrincado con las clases populares “Tengo un tío que no sabe mucho de teatro, ha tenido muy pocas oportunidades para acercarse al arte y cuando se enteró de que estaba en el Távora me dijo ese es el de los caballos en el escenario, ¿no?”.
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Nanas de Espinas, como el resto de obras de Távora, se enraíza con el territorio y habla de “nuestra manera de sentir, de ese sentido trágico de la vida que es un rollazo cuando eres andaluz porque se supone que todo el rato tienes que estar contando chistes”. Concha además invita a mirar los referentes andaluces del teatro “hay que ir a lo que sale de las entrañas y en Andalucía tenemos muchas manifestaciones de eso”.
Salvador Távora fue un renovador del lenguaje teatral valorado a nivel internacional, sus obras se han representado en los festivales más prestigiosos y en 2017 ganó el premio Max por su trayectoria. Sin embargo, muchas andaluzas desconocen su obra y desde las instituciones no se apoya su legado, el proyecto que lleva su nombre no recibe ningún tipo de ayuda para su supervivencia. “Hay una cultura global y estandarizada, y además el andaluz tiene complejo de inferioridad y siempre mira hacia fuera, por eso no se buscan las referencias andaluzas”, concluye Concha.