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Sistémico Madrid
BlackRock, la mano negra del Ibex
He venido a este lugar ya muchas veces. La penúltima incluyó una visita guiada en exclusiva por sus entretelas. Del helipuerto, más allá de la planta 49, a los montacargas y a su sala de seguridad, donde el vigilante de turno puede sentir la autoridad que nunca le dieron sus conocimientos. Hoy solo me acerco a su entrada con forma de boca. Ya es navidad en Torre Picasso y un efectivo de Securitas está echando de la plaza de Pablo Ruiz Picasso a un equipo de televisión que osa filmar los alrededores. Enfrente, nadie molesta a un sintecho que duerme al sol. Yo miro hacia arriba y calculo contando las cristaleras dónde queda la planta 13, donde está la sede de BlackRock en España, el mayor gestor de fondos del mundo y dueño de un pedacito del Ibex, en cuyas empresas invierte 19.000 millones.
Mira que Amancio Ortega ha comprado edificios por todo el mundo. Pues este es su favorito. Lo compró en 2011 y en la planta 11 instaló las oficinas de su inmobiliaria Pontegadea, someras, con paredes donde lucen fotos de sus edificios más pintones. Y si hay un lugar de Madrid que ha recorrido con sus propios pies seguro que es este.
En Torre Picasso ocurren maravillas. Hace unos meses, un adolescente youtuber amenazó con venir hasta aquí y poner una bomba: “Tenéis menos de un mes para monetizarme o las oficinas de Madrid harán boom”, dijo desde la casa de sus padres en Barcelona. Ni el Rubius ni él estaban de acuerdo en cómo paga últimamente YouTube, que cohabita en una de las tres plantas que ocupa Google en la torre.
Entre sus muros también recibía a sus clientes el comisario Villarejo. Aquí estaban domiciliadas (planta 9) Cenyt Salud e Inversiones Estratégicas Sensibles SL, ambas vinculadas al famoso expolicía, supuestamente a sueldo de Rajoy y Cospedal. Cenyt se dedicaba a la investigación y gestión de crisis y en ella recibía sus clientes. Y quizá se cruzó en alguno de sus ascensores con Raúl Báñez Martín, un falso multimillonario, familia del exministro Ángel Acebes, que en 2009 decía administrar un inexistente holding familiar, el Grupo Báñez, con sede en el corazón del rascacielos. Báñez recorría la ciudad con chófer y coches de lujo timando a señores del barrio Salamanca. Deloitte, que ocupa 15 plantas, Paypal, HSBC, Bank of America, Jaguar…, y Glencore, una de las empresas más tenebrosas del mundo, componen el ecosistema de inquilinos de Ortega.
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Las ventanas de la oficina de BlackRock dan al sur, al corazón de Azca. A ellas se asoma Aitor Jauregui de Llanos (Bilbao, 1979), su primer espada, que en septiembre aseguró que “el cambio climático es una oportunidad de inversión histórica”. BlackRock se construyó en España sobre las cenizas del banco de inversión Merril Lynch, uno de los caídos de la crisis de las hipotecas subprime. En 2008 ocupó sus oficinas del piso 14 para luego trasladarse a la planta de abajo. Como tantos otros, BlackRock tiene su cuartel general en Manhattan, pero su domicilio en Delaware para no pagar tantos impuestos como debería.
En España, su delegación se llama BlackRock Netherlands BV Madrid Branch Sucursal en España. Su forma jurídica es extraña y está catalogada como una “entidad permanente pero no residente”. Y, sin embargo, el fondo invierte en 25 de las 35 empresas del Ibex y asegura que utiliza a 70 personas para comunicarse con las empresas de las que es accionista, aunque Jauregui dice que su equipo se compone de 31 personas. Uno de ellos es Manuel Gutiérrez-Mellado Blasco, hijo del militar y político Manuel Gutiérrez Mellado.
BlackRock nunca ha querido ejecutivos estrella en su plantilla. Los prefiere grises, sin apellidos compuestos. Junto a Jauregui, la otra representante legal del fondo es María del Carmen Jiménez Zamorano, vinculada a la firma desde su aterrizaje en Madrid. También figuran como apoderados Leticia de la Cruz Fernández, Beatriz Sánchez Rodríguez, Diego Cruz Villalón García y Cecilia Márquez González. BlackRock invierte un total de 42.200 millones de euros en España, pues también compra deuda, y asegura convencida que quiere convertirse en un agente de cambio para las empresas donde participa. A Jauregui no le palpitó el labio cuando afirmó en una entrevista en Expansión (septiembre de 2021) que “demandamos que los temas sostenibles se traten de manera estratégica y votamos en contra de los planes de las compañías cuando consideramos que no avanzan en sus planes contra el cambio climático”. Los fondos de BlackRock podrían revolucionar la manera en que comemos, nos vestimos o consumimos energía, pero, como ‘agente de cambio’, prefiere controlar más de un 5% de Iberdrola, Repsol, ACS, BBVA, Santander o Amadeus y superar el 3% en CaixaBank, Sabadell, Bankinter, Aena, Cellnex, Merlin, Ferrovial o Grifols, sin duda las empresas más sostenibles del empresariado español.
Por cierto, BlackRock es otro de los clientes de Intetrust. Jauregui es administrador de las sociedades durmientes Matilda ITG SL y Lumari ITG SL, donde coincide con Giovanni D'Andria y la testaferro Maricarmen García Argüelles.
Me voy pensando en el segurata, el señor dormido al sol a pocos metros y, sobre todo, en el adolescente youtuber no monetizado y su plan para colar, no sé cómo, su bomba en la sede de Google.