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Sistémico Madrid
La red de arrastre de Manuel Lao
Madrid es un bullir y un rebosar de empresas expatriadas agradecidas por el paraíso de libertad fiscal que de ella han hecho Isabel Díaz Ayuso y sus padres y madres políticas. Sin hacer ruido y aprovechando cualquier excusa, contenedores patrimoniales propiedad de adinerados de todas las regiones españolas se han mudado a la capital. Se concentran en un corro de manzanas del centro y no les hacen falta grandes espacios, solo pequeñas estancias. Lo saben bien los landlords del corazón de Chamberí: una empresa sin empleados, pero con 1.000 millones de euros en su balance, también ocupa lugar y paga su alquiler.
La de Manuel Lao (Doña María, 1944) es de esas. Se llama Nortia Capital Investment Holding SL y se conserva lozana y ágil tras los muros de Sagasta 31-33, un señor edificio de 120 años que se estira hasta la plaza de Alonso Martínez, hoy propiedad de Colonial, la mayor socimi de las 83 que pueblan la Bolsa.
Lao ya no es el ignorante con suerte y vivaz para los negocios. Ahora encarna a un poderoso caballero que se ha comprado un cachito del Ibex
Sabemos mucho de Manuel Lao. Sus padres, charnegos de un pueblo interior de Almería, montaron un bar en Terrassa en los años 50. Él construyó Cirsa, un imperio de casinos, tragaperras y locales de apuestas, que, tras engordarla a costa de la ludopatía nacional y latinoamericana, en 2018 se la acabó colocando a Blackstone por 2.000 millones, deuda incluida. Su hermano Juan, compañero de batallas durante décadas y más tarde exsocio, también le vendió sus locales y tragaperras al mismo perro con el mismo collar. La cosa daba para jubilarse y vivir rodeado de sus animales en Matadepera, una montaña de chalés que separa Terrassa y Sabadell. Pero nadie se retira a tiempo. Menos, con cuatro herederos pidiendo paso y cientos de millones quemando en los bolsillos.
En un casino siempre gana la banca y Manuel Lao fue la banca muchos años. Ahora, en su turno de jugar, sabe cómo mover sus cartas y ha puesto a medio Madrid encorbatado a apostar su dinero. Igual compra una empresa de gestión de aguas —Aguas de Navarra— que se encapricha de una cadena de restaurantes —Grupo Iglesias— o entra en un fondo especializado en residencias de mayores —Health Activos Socimi—, una cadena británica de panaderías —Gail's Bakery—, startups —Deale—, o una biotecnológica estadounidense —The Every Company—.
Lao ya no es el ignorante con suerte y vivaz para los negocios. Ahora encarna a un poderoso caballero que se ha comprado un cachito del Ibex: desde 2020 tiene el 8,16% de Merlin Properties, uno de los mayores caseros de Madrid, y en 2021 entró en la constructora Sacyr (3,2%), donde se codea con otras grandes y arcanas familias catalanas: los Carceller. En febrero de 1939, un Carceller, Demetrio Carceller Segura, y los empresarios locales que habían huido a Sevilla, Navarra y el País Vasco, acompañaban a las tropas franquistas el día que entraron en Terrassa por un lado mientras los republicanos huían por el otro y comenzaron a repartirse las fábricas recién abandonadas. La familia Carceller también había emigrado a Terrassa, donde él estudió Ingeniería Textil. Carceller Segura fundó Cepsa en los años 20 y en los 40 fue uno de los primeros y más poderosos ministros franquistas.
En la desactualizada web de su Fundación, Manuel Lao se define con humildad como “uno de los empresarios españoles más carismáticos y relevantes del siglo XX”
En la desactualizada web de su Fundación, Manuel Lao se define con humildad como “uno de los empresarios españoles más carismáticos y relevantes del siglo XX”. Poco amigo de la diversificación, Lao ha pasado de fiarlo todo al negocio del juego a parcelar su fortuna y dejarla en manos de un enjambre de comisionistas, pero si un sector le define como nuevo rico es el ladrillo. 23 de sus sociedades se definen como inmobiliarias. Incluidas la panameña Praias International Co LTD y la israelí The Basahn Land Tourism LTD (20%), ubicada en un chalé de la localidad de Nir Tzvi, próxima a Tel Aviv, y posiblemente ligada a Leonardo Gleser, ex militar argentino-israelí. Gleser participó en la Guerra del Yom Kipur y después trabajó en España. En los 80 fundó la empresa de seguridad International Security and Defence Systems (ISDS), vinculada con los paramilitares de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Brasil. Cirsa figura entre los clientes de ISDS, como el FC Barcelona, el Atlético de Madrid, el Giro de Italia y empresas organizadoras de las últimas olimpiadas desde Barcelona 92. Nortia valora su inversión israelí en 13 millones de euros.
En Argentina, Lao es accionista de dos casinos flotantes que no entraron en la venta de Cirsa a Blackstone. En 1999, Lao logró sortear las leyes argentinas y atracó en Puerto Madero (Buenos Aires) una réplica gigante, blanca y luminosa de los casinos del Mississippi llamado Estrella de la Fortuna, al que luego añadió el Princess. En 2007, se alió con un empresario local polémico, Cristóbal López —de origen almeriense, como él—. Ese año en el aeropuerto de Buenos Aires le requisaron en su avión privado jamones, alcohol y medio millón de euros en efectivo. “Pero, ¿de verdad cree alguien que yo necesito esconder 500.000 euros en Argentina? ¡Pero si tengo allí dos negocios que me dan 60 millones de euros de beneficios al año!”, dijo en una entrevista en El Confidencial. Una de las últimas que ha concedido.
Lao frisa los 80 y ya no sale a la palestra, pero ha dejado para la posteridad un discurso de 26 minutos que dio en marzo de 2017, en su acto de investidura como doctor honoris causa en la Universidad Católica de Murcia. Vestido de naranja, citó a Napoleón y Martin Luther King y se acordó de Juan Fernández, Isaac Peral y Juan de la Cierva. El acto fue amenizado por Pitingo.