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Sistémico Madrid
Álvaro y Antonio Muñoz Beraza, pozos de ambición a la murciana
La ambición no tiene lindero. Quizá por eso la calle Serrano es tan larga. 240 portales de ambición no satisfecha. En el número 98 está uno de esos pozos de ambición. Esta historia va de eso, de los pozos, las lindes y la ambición que arraigan en la huerta de Murcia. Porque mientras en la Región todo lo sucio acaba sin remedio en el Mar Menor pasando por El Albujón, sus multinacionales, como AM Fresh, hacen parada y fonda en Madrid. Y de Madrid al cielo, donde ya se sabe que no hay lindero.
AM Group Fresh & Juices SA nació con un nombre algo más modesto en las tierras de las pedanías murcianas de Cabezo de Torres y Espinardo, no lejos de Murcia capital, en los años 50. Allí, en torno a la acequia Churra La Nueva del río Segura, la familia Muñoz Alemán se enriqueció a gusto con el pimentón y exportando limones. En los años 90, los primos Antonio Muñoz Armero y Juan Muñoz Aizpuru comenzaron a dar forma a su crecida ambición y en diez años absorbieron diez sociedades. No hay registro público de la deriva del monopoli horto-urbanístico entre las familias dueñas de esas tierras, pero lo cierto es que aquellos tratos hicieron a los Muñoz fuertes y grandes. Tanto, que dos de los hijos de Antonio, Antonio (1957) y Álvaro Muñoz Beraza (1966), subieron la apuesta.
En 2004, los dos hermanos constituyeron en un piso del barrio de Mirasierra de Madrid la sociedad Mmtwo Investments SL y compraron un 15% de la promotora Polaris World por 75 millones de euros (fiados por la banca local amiga), que fueron a parar al bolsillo de uno de sus fundadores, Facundo Armero. También prestaron 6,6 millones de euros a la propia Polaris. Durante los años anteriores, AMC había vendido a Polaris viejas plantaciones de cítricos que la fiebre del ladrillo debía convertir en proyectos urbanísticos. Poco después de la operación, Polaris quebró, Emmtwo —que se había mudado a un piso alto del Paseo de la Castellana 143 (Azca)— quebró, los millones se esfumaron y, en Espinardo, la familia Muñoz saltó en pedazos, provocando la salida de Muñoz Aizpuru de AMC, la empresa madre.
No hubo otra. Antonio y Álvaro (las dos M y M) reconcentraron su ambición en la producción de fruta y, sobre todo, en los zumos, con un resultado asombroso. Eso sí, conservando en el zurrón algo que les quedó bastante claro de la espumosa y chispeante burbuja inmobiliaria: crecer y endeudarse puede salirte mal, pero si eres listo no se pierde nada. Perdieron todos menos ellos.
Hoy, sus jugos se venden en media Europa continental y en las tiendas anglosajonas de Wallmart, Sainsbury’s, Marks&Spencer Tesco, Waitrose... En los últimos diez años, AMC Group Fresh & Juices SA ha duplicado ventas hasta 1.300 millones (2020). También su deuda bancaria, que asciende a los 311 millones. Pero los bancos creen que el negocio mundial de la fruta da para devolver eso y mucho más. Por eso, entre 2021 y 2022, los hermanos han invertido 1.000 millones de euros más para comprar compañías lejanas, en México, Estados Unidos e Indonesia, y cercanas, como Uvasdoce, de Alicante.
Quién sabe, el tiempo dirá cuál es su oficio y beneficio. Porque los Muñoz llevan desde el siglo XIX en el negocio de la verdura y la fruta, y nadie sobrevive tantas décadas en la huerta murciana sin hacer uso y abuso de recursos comunes, como el agua que llega al mar envenenada, o ajenos, como los créditos bancarios.
Quién sabe, porque quizá los verdaderos maestros de todo esto no sean sus antepasados pimentoneros sino especuladores como Facundo Armero, listo con letras doradas, que les vendió a ellos y a cuatro bancos cómplices un Polaris World que olía a muerto desde Torre Pacheco. En ese caso, la montaña de ambición frutícola de los hermanos Muñoz acabará en manos de un fondo de inversión y ellos, con cientos de millones en el bolsillo. Aquí, en Serrano 98, a 400 kilómetros de la acequia del Segura más cercana, no hay un frutal en varias leguas a la redonda. Aquí, los fruteros llevan traje y corbata.