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Sanidad pública
Como enfermera me siento maltratada y humillada
Desde que se ha llevado a cabo la reorganización de la urgencia extrahospitalaria, basada en el maltrato sistemático del personal sanitario y sin un plan ni una gestión organizada del mismo, se han producido innumerables irregularidades que afectan en gran medida a los profesionales que trabajamos en los centros rurales de atención urgente, empezando por despojarnos de nuestras plazas ganadas por oposición de un día para otro y a altas horas de la madrugada. A continuación, paso a relatar el infierno que estoy viviendo en mis propias carnes.
Me encontraba trabajando en mi puesto en Buitrago del Lozoya, ajena a la que se nos venía encima, cuando me llegó un correo a las 00:00 de la noche para que a las 8:00 de la mañana abandonara el que había sido mi centro de trabajo durante 11 año para siempre. Ese día me vi con una bolsa de Mercadona recogiendo mis enseres, despidiéndome de un lugar y de unos compañeros a los que consideraba más que un equipo, mi familia.
En aquella primera reorganización se decidió que solo dejarían equipos de tres médicos y tres enfermeras, lo cual a todas luces era imposible de mantener, así que un mes después se decidió que quedarían cinco médicos y cuatro enfermeras, provocando entre los equipos de enfermería un cómputo de entre 250 y 300 horas de exceso de jornada anual, y que supongo que la Consejería de Sanidad, en su plan de reorganización habría previsto (aunque visto lo visto, puede que no).
En estas dos primeras etapas (noviembre de 2022), se me trasladó al Punto de Atención Continuada de Barajas, donde se me explicó que entrábamos a las 17:00 para reforzar la Primaria, algo incierto ya que carecíamos de agenda y de médico que acudiera a hacer las guardias. Posteriormente, se comprobó que este modelo tampoco era viable y se retornó al horario inicial, renunciando a apoyar la atención de tarde en los Centros de Salud pero con los equipos ya mermados.
Tras una única guardia en el PAC de Barajas, se me trasladó al Punto de Atención Continuada de García Noblejas, explicándome que allí había médico con presencia física y que podríamos llevar a cabo las tareas encomendadas a un equipo de atención urgente, por el bien de la población.
En ningún momento coincidí con el supuesto médico que haría las guardias, de forma que me encontré atendiendo patologías muy urgentes con la única ayuda de otra compañera enfermera
Pero el asunto continuó complicándose cada vez más, ya que en ningún momento coincidí con el supuesto médico que haría las guardias, de forma que me encontré atendiendo patologías muy urgentes tiempo-dependientes, con la única ayuda de otra compañera enfermera y por supuesto sin respaldo legal de ningún tipo, rezando para que el 061 llegara a tiempo o para que no sucediera una desgracia irreparable. Mientras tanto, acudía a las guardias intentando controlar mis crisis de ansiedad para dar la cara ante familiares y pacientes que no tenían culpa de esta desorganización. Otros compañeros tuvieron que soportar los cierres indiscriminados de los PAC por falta de personal y ser trasladados en Uber de un punto a otro como borregos.
Llevo 33 años trabajando en esta profesión en la Comunidad de Madrid y jamás me he sentido tan maltratada y humillada, atemorizada antes de ir a mi trabajo por no saber cómo acabaría ese día, soportando estar mal baremada desde el principio y habiéndoseme reconocido el error solo tras la adjudicación definitiva y forzosa de las plazas. He tenido que sufrir que compañeras mías me pidan perdón llorando por ocupar la plaza que antes ocupaba yo, ante la reducción de personal de este maquiavélico plan.
He tenido que sufrir que compañeras mías me pidan perdón llorando por ocupar la plaza que antes ocupaba yo, ante la reducción de personal de este maquiavélico plan
Es cierto que ustedes pueden pensar que he tenido poco aguante, pero le aseguro que después de las primeras semanas de adhesión incondicional a mi puesto de trabajo para trabajar por y para los pacientes que pudieran requerir de mis servicios, no lo soporté más y hoy estoy medicamente incapacitada para realizar el trabajo que he adorado toda mi vida.
Sinceramente esperaba poder recuperarme y volver a mi vida, poder atender a mi familia y por supuesto a mis pacientes allá donde se me ubicara definitivamente, pero cual es mi sorpresa cuando me encuentro que, por tercera vez, se retoca el Plan de Reorganización de Urgencias Extrahospitalarias y se aumenta una plaza más de enfermería en los ahora renombrados Centros de Atención Continuada; ahora volvemos a encontrarnos con Centros que cuentan con cinco enfermeras como antes del 27 de octubre de 2022.
Tres meses después hemos vuelto al punto de partida, pero ahora el personal está desplazado, desanimado, incapacitado y mermado por las numerosas renuncias provocadas por la implementación de un plan, falto de la organización estratégica necesaria para ser capaz de fortalecer la Atención Sanitaria que la población demanda.
Creo que todavía están a tiempo de resarcirnos por este maltrato continuado y por el que estamos gran parte del personal sanitario en tratamiento psiquiátrico
Creo que todo esto es debido a una pésima gestión en la reorganización de la atención extrahospitalaria, pero tengo un defecto bastante grande y es el que no se me termina la fe en las personas. Por tanto, espero que tras toda esta catástrofe de reorganización se modifiquen las plazas de la Oferta Pública de Empleo (OPE) y las oferten al personal desplazado para que volvamos con nuestros equipos y, en definitiva, nuestra familia. Creo que todavía están a tiempo de resarcirnos, en parte, por este maltrato continuado y por el que estamos gran parte del personal sanitario en tratamiento psiquiátrico.
Soy consciente de que tienen la potestad para hacer lo que les parezca, pero sólo estoy pidiendo un poco de justicia, humanidad y empatía con el personal sanitario que lleva maltratado desde que comenzó este despropósito. El mismo personal que ha demostrado esos mismos valores en épocas tan difíciles de nuestra reciente historia, como la pandemia, Filomena y tantas otras, sin pedir nada a cambio más que su respeto.