Populismo
Soberanía vs. Emancipación

Se ha puesto de moda hablar de soberanía pero, ¿sabemos realmente de qué hablamos? ¿Es la soberanía compatible con lo que más nos interesa: nuestra emancipación?

Aleix Romero Peña
9 oct 2018 19:29

Aunque tendemos a calificar a Jean-Jacques Rousseau como ilustrado, y de hecho fue durante cierto tiempo amigo del círculo de enciclopedistas de Denis Diderot, difirió de aquellos en que su visión de la democracia estaba muy lejos de tener un alcance universal. Según recuerda uno de los mayores especialistas en la materia, Jonathan I. Israel, en la obra de Rousseau la voluntad del pueblo tenía la última palabra sobre las leyes, mientras que para sus antiguos compañeros, mucho más radicales, la igualdad, entendida como fundamento absoluto, era superior a cualquier principio constitucional y soberano. Esta diferencia de criterios tendría varias consecuencias prácticas, como el silencio que guardó Rousseau sobre la esclavitud.

Sin desmerecer las aportaciones rousseaunianas, no deja de ser singular que Monereo, Anguita e Illueca —de quienes ya hablamos en otro artículo anterior— invoquen su nombre para defender la capacidad de los pueblos a decidir su modelo político y social; una idea que podría resultar atractiva si se obviaran los contextos nacionales de persecución de minorías y de cierre de fronteras, que son los que actualmente se observan en aquellos países donde más prende el discurso soberanista.

Populismo
La izquierda estatista
El Estado como garantía del soberanismo nacional no sólo es propia de los nuevos populismos de derecha.

Porque, al fin y al cabo, si colocamos la soberanía por encima de cualquier otro elemento, cada comunidad nacional —o, mejor dicho, cada Estado nacional— tendrá la última palabra sobre los derechos básicos de quienes viven en ella. Por ejemplo, para el filósofo francés Jean Bodin, conocido al sur de los Pirineos como Bodino, quien fuera el primero en popularizar el concepto de soberanía, la propiedad privada era un derecho natural. Una comunidad podría, pues, consagrar la propiedad negando otros derechos que hasta ahora se consideraban inalienables para las personas. Dicha comunidad se autogobernaría y sus componentes se convertirían en esclavos.

Sí, por más paradójico que suene, la soberanía puede ser perfectamente incompatible con la emancipación, dado que en la práctica encubre el divorcio entre la vida legal y la real. Suponemos que la nación es soberana para declarar la guerra, pero sin embargo hemos visto cómo España participaba en la invasión de Iraq a pesar del mayoritario rechazo de su población. Puede aducirse –devolviéndonos con ello a la infancia– que el Estado conoce razones que sus súbditos ignoran, aunque en el caso iraquí quedó más que demostrado que los argumentos formales que justificaban la intervención militar no eran erróneos, sino, lisa y llanamente, mentira. Y si bien se achaca en el gobierno de Aznar toda la responsabilidad, lo cierto es que el episodio demostró la nula capacidad de maniobra institucional de revertir la medida.

Si colocamos la soberanía por encima de cualquier otro elemento, cada comunidad nacional tendrá la última palabra sobre los derechos básicos de quienes viven en ella.

Porque, por más que la izquierda estatista española sueñe con asaltar los cielos, la clave no reside en tomarlos, sino en manejarlos. Como ya sabemos, el proceso de desarrollo histórico de los estados-nación les ha llevado a ceder gran parte de su soberanía a organismos supranacionales, cuyas imposiciones no conocen fronteras. La economía y las fuentes de energía con las que cuenta España ni siquiera dan para hacer un desplante, por lo que forzosamente tendría que introducirse en pactos y acuerdos onerosos. Pero, además, la apuesta soberanista supone una gran incomodidad a nivel interno, al empujarnos a un dilema trascendental, pues reconocer el derecho a la autodeterminación de las naciones periféricas implica poner en cuestión la continuidad de la nación central: o democracia –como principio universal y absoluto–, o soberanía nacional.

El problema es que el soberanismo suele resolver los dilemas sirviéndose de vías violentas. A este respecto la izquierda estatista podría recordar sus referentes. Cuando el bolchevismo llamaba en 1917 a proseguir en la senda revolucionaria, con una Rusia que, después de sufrir varias derrotas, había visto cómo una parte considerable de su territorio era ocupada por tropas enemigas, su lema fue un contundente “paz, pan y tierra”. Lo que procedía era liberar a las clases oprimidas de sus cadenas, no mantenerlas sometidas a una matanza gratuita.

Nacionalismo frente a universalismo; soberanía frente a emancipación. El debate está servido.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Donald Trump
Estados Unidos Trump como herramienta de la historia
El 20 de enero de 2025 marcará el fin simbólico del neoliberalismo global.
Marxismo
Pedro Rey “Todas as clases están suxeitas á dominación capitalista”
O investigador valora a recepción da obra de Marx en Galiza e defende que esta é o mellor compás para orientarnos nas batallas políticas deste tempo. É hora de volver ao xenio de Tréveris? Pode previrnos do desencanto?
#24413
13/10/2018 19:55

Muy buen artículo como siempre Aleix.
Gracias por intelectualidad tus opiniones.

0
0
#24373
12/10/2018 19:56

Lo que pasa es que la extrems derecha está triunfando volviendo sobre un soberanismo que se resiste a las fuerzas - incontrolables para el estado - de la globalización.

Y no tengo muy claro en que se sustenta esa emancipación si no es en algo físico como la tierra. A no ser que la Tierra como casa única y amenazada de la humanidad sea puesta en el centro de la agenda de todos los paises.

1
0
Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.
Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Galicia
Galicia La Xunta de Feijóo, condenada por negar visitas a una mujer que murió de cáncer por tener covid-19
La jueza dice que la situación exigía “flexibilizar” las medidas de prevención. Falleció a inicios de 2022 en el Hospital Álvaro Cunqueiro durante los últimos meses de la administración del jefe del PP con Julio García Comesaña de conselleiro.
Egipto
Egipto Ashraf Omar continúa en prisión provisional por dibujar
Ashraf Omar, caricaturista político del medio digital AlManassa, sigue en prisión preventiva indefinida tras ser arrestado violentamente en su domicilio el 22 de julio de 2024.

Últimas

El Salto Radio
El Salto Radio Humedales necesarios
Damos un paseo radiofónico por algunos de los humedales de Andalucía, espacios fronterizos entre el mar y la tierra, tan necesarios para nuestra supervivencia. Lo hacemos con Juan Martín Bermúdez, de SALARTE y algunos oyentes.
Más noticias
Fascismo
Memoria antifascista Allí donde hay humo, hay fuego
A unos días de las elecciones alemanas, donde la ultraderecha acude fortalecida, un repaso sobre el proceso de desnazificación posterior a la Segunda Guerra Mundial y sus medias verdades.

Recomendadas

Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.
América Latina
Extrema derecha Los soldados de Donald Trump en América Latina
Mientras algunos presidentes latinoamericanos, con mayor o menor ímpetu, intentan ponerle freno, otros tantos se arrodillan y le rinden pleitesía sin recibir nada a cambio. ¿Quiénes son los súbditos latinoamericanos de Trump?