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Pobreza
Los albergues de Madrid llegan “a un punto crítico” tras la falta de recursos para la gente sin hogar
La vida humana como generador de excedente económico. A esto se ha dedicado la empresa Grupo 5 Acción Gestión Social S.A.U tras haber adquirido la gestión de los albergues del centro de acogida Pinar de San José, en Carabanchel, el Centro Alternativo Villa de Vallecas y diversas habitaciones en pensiones distribuidas por Madrid.
En líneas generales de todas las residencias, los trabajadores sociales han denunciado “la imposibilidad de mantener las distancias de seguridad, limpieza e higiene necesarias en una emergencia sanitaria como la que acontece, así como la ausencia de personal sanitario especializado en ambos centros”. Concretamente, “no cubren las bajas de trabajadores sociales o enfermeras y se ahorran sus sueldos”, señala Pedro López a El Salto, trabajador social del Centro Alternativo Villa de Vallecas. “Esta situación está alcanzando niveles que atentan contra la salud y dignidad de trabajadoras y usuarias del centro”, censuran.
En cuanto a los EPI, desde la entrada de la nueva empresa Grupo 5, se ha reducido la entrega de mascarillas, “con el fin de que las trabajadoras de jornadas parciales las rehúsen”, señalan los trabajadores en un comunicado de prensa. “Podríamos estar mucho mejor, la cosa ha empeorado desde el traspaso de Accem a Grupo 5”, lamenta Carlos Llames, usuario del centro desde septiembre y a quien se le ha acabado el paro y está esperando el Ingreso Mínimo Vital.
“Estoy comiendo esto para luego trabajar en la obra desde las 8 de la mañana”, critica Carlos Merino
Un punto crucial en el recorte de recursos ha sido el de la alimentación, reducido a la mitad según las trabajadoras, “llegando a dar de cena 2 rebanadas de pan de molde, 2 quesitos y 2 membrillos, después de pasar desde las 9 de la mañana en la calle”. “Estoy comiendo esto para luego trabajar en la obra desde las 8 de la mañana”, critica Carlos Merino, quien lleva meses en el albergue y asegura que “lucha por salir del pozo”. Según los trabajadores, desconocen también la procendencia y etiquetado de muchos alimentos, incumpliendo el Reglamento (UE) no 1169/2011. Además, a esto se le suma “la dificultad para dormir a veces con tanta gente en el albergue”, lamenta Merino. “No entiendo cómo se puede querer ahorrar en comida”, se cuestiona Pedro López.
Todo esto, “ha generado muchas situaciones de tensión, y una gran vergüenza por parte de las trabajadoras que han tenido que repartir semejante comida”, defienden. Las quejas han sido trasladadas a las empresas -Accem y Grupo 5- desde hace meses, en ambos casos con la misma respuesta: “ninguna”, denuncian los trabajadores.
En cuanto a los aseos disponibles, son 1 para todas los trabajadoras y 2 para 142 usuarios, con 3 duchas, 3 váteres y 2 urinarios cada uno, siendo habitual que se estropeen y no se arreglen hasta pasadas semanas”, aseguran los trabajadores. Añaden también que “las duchas están repletas de moho desde hace años y las tuberías de todo lo anteriormente mencionado están rotas, haciendo un charco de aguas fecales y grises bajo el albergue”, denuncias que se arrastran desde abril de 2020 y de las que está informada la nueva empresa.
En el albergue de Pinar de San José, afirman llevar un mes sin calefacción ni agua caliente.
Ramón Prol, usuario del centro desde hace 6 meses, afirma que prefiere ducharse en los baños públicos de Embajadores antes que en el albergue. “Hay un dicho que dice que uno siempre puede ir a peor… Pero, como no vayamos a dormir a las alcantarillas me parece difícil”, consolida quien también padece problemas de artritis y dice que le ha subido el ácido úrico con el frío. De hecho, en el albergue de Pinar de San José, afirman llevar un mes sin calefacción ni agua caliente, “algo mínimo para quien muchas veces duerme en la calle”.
Carlos Llames, garantiza que “ha habido, por lo menos, dos semanas en las que nadie ha desinfectado el albergue, se veía muy sucio y era evidente”
En cuanto a la limpieza y desinfección del albergue, según los trabajadores, dejan el centro sin desinfectar por la noche, “ya que los limpiadores se marchan a las 22:30h mientras que los usuarios siguen accediendo y está permitida la actividad hasta las 00:00h”. Esto supone que las zonas de comedor y los aseos permanezcan en “una situación deplorable” hasta las 07:00h que llega el nuevo turno de limpieza de mañana. Carlos Llames, garantiza que “tirando por lo bajo, ha habido, por lo menos, dos semanas en las que nadie ha desinfectado el albergue, se veía muy sucio y era evidente”.
“No puede ser que los servicios sociales estén externalizados a empresas privadas”, critica duramente Pedro López. Según las fuentes consultadas, deberían regularizarlo desde el Área de Gobierno de Familias, Igualdad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Madrid, delegado por Pepe Aniorte Rueda. “Aunque estemos bajo condiciones precarias y con muchísima saturación de trabajo, reclamamos todo esto por la gente sin hogar”, aclara López.
“En el capitalismo manda el dinero, pero de la necesidad humana no se puede querer sacar beneficio”, censura Ramón Prol, quien explica que ante su situación de pobreza y sin ninguna ayuda institucional debe “apañarse” vendiendo kleenex en Atocha, lo cual, asegura, le hace estar “muy bajo de ánimos”. “Solo pedimos que se pongan en nuestro lugar”, reclama Carlos Merino.
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Estoy de acuerdo, la información es totalmente real. El cambio de una empresa a otra ha sido para empeorarlo todo con el afán de recortar en gastos. No se puede tener a usuarios y trabajadores en esas condiciones.