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Antimilitarismo
Emocionante velada para denunciar la guerra
El Teatro del Barrio abarrotado, en el barrio madrileño de Lavapiés, asistió anteayer, 21 de febrero, a la denuncia de la guerra en Ucrania en el primer aniversario de su (no) declaración. Las guerras llevamos tiempo que ya no se declaran: simplemente se hacen, se ejecutan. Sean las oficialmente consideradas como tales, sean otras, silenciosas, como las de la frontera sur.
Desarma Madrid organizó una charla-coloquio bajo el título sencillo y contundente de “No a las guerras” con cuatro ponentes, que no decimos “de excepción” porque es expresión manida: La periodista y politóloga Irene Zugasti, la activista e investigadora de NOVACT Serlinda Vigara, la profesora de la Universidad Autónoma de Madrid Itziar-Ruiz Giménez y la periodista Olga Rodríguez, que se sumó con un vídeo al no poder estar presencialmente en el acto. El cierre lo ofreció el coro Malvaloca, con su repertorio militante. Es decir, Desarma Madrid juntó a un buen conjunto de mujeres, incluida Mar R. Gimena, que moderó la mesa como representante de esta plataforma antimilitarista de colectivos variados madrileños. Las más de cien personas que acudieron al coloquio eran todas “pacifistas melifluas”, “ingenuas”, “de salón”, “de chiquipark”, por no emplear insultos más gruesos con los que continuamente se tilda por parte de las baterías mediáticas habituales a quienes pensamos que las guerras se hacen con armas, y más armas implica más guerra.
No fue casualidad que se escogiera a estas ponentes. En un mundo ensombrecido por los Señores de la Guerra (Margarita Robles incluido) ya sea el homófobo Vladímir Putin, el héroe civil Volodímir Zelenski, el burócrata Jens Stoltenberg o los gerontócratas Joe Biden y Josep Borrell, es más fácil que la voz del sentido común emerja de personas no ahormadas a imperativos androcéntricos que refuerzan una y otra vez la masculinidad amenazada. Y fue un acierto.
En un mundo ensombrecido por los Señores de la Guerra es más fácil que la voz del sentido común emerja de personas no ahormadas a imperativos androcéntricos que refuerzan la masculinidad amenazada
Se trató en el coloquio sobre muchos temas. Unos, generales aplicados al contexto específico ucraniano: lo que implica una mirada feminista sobre las guerras; la ausencia de información y la “invasión” de propaganda, no solo en los dos países protagonistas, sino en el resto del mundo; el nuevo tablero internacional y su reordenación a la vista de los últimos acontecimientos; el impacto del aumento terrorífico del Gasto Militar y de la militarización en nuestras sociedades; o lo que se está haciendo y podemos hacer desde una perspectiva pacifista en nuestros respectivos países. Otros temas aludían a las peculiaridades del contexto local: si esta guerra pudo haberse evitado; la situación actual de los “vientres de alquiler” de las mujeres de Ucrania, ese país al que tan pronto se le pone la aposición de “granero” como de “útero” de Europa; la importancia geoestratégica del país etc.
Itziar Ruiz-Giménez afirmó al comienzo de su intervención: “Esta guerra no es excepcional. Las guerras han sido y son uno de los mecanismos habituales que este sistema capitalista, de ‘acumulación por desposesión’, tiene para perpetuarse”. Las verdades del barquero adquieren especial relevancia cuando vienen avaladas por la autoridad de esta mujer, más en este tiempo en que priman “expertos” todólogos que silencian lo obvio. Y ello porque, en cita a esta autora referente, “los discursos dominantes cronifican el sufrimiento humano porque no colocan a las personas en el centro. Por eso hablamos de tanques y de la inevitabilidad de la guerra”, reflexión que dobló de otra, exigiendo “que el dinero que se dedica a la privatización de los bienes comunes se desvíe a sostener la vida y los cuidados”. Serlinda Vigara aprovechó el evento para presentar el recentísimo Informe que NOVACT, su organización, ha realizado: La resistencia civil noviolenta ucraniana ante la guerra, firmado por Felip Daza, de imprescindible lectura. Por su parte, Irene Zugasti insistió, pasando de pantalla, en el postconficto, cuando se apaguen los focos mediáticos: “¿qué pasará con las mujeres, una vez que el escenario bélico pase, y más en un país con una preocupante política antisocial, misógina y férreamente patriarcal?”. El magnético testimonio de Olga Rodríguez trascendió del vídeo a la sala, en la intervención que expresamente grabó para el acto: “La guerra te redefine y te atraviesa, incluso cuando tienes un lugar seguro al que volver luego”, y lo dice alguien como ella, redefinida y atravesada por la guerra, aun teniendo lugar seguro donde volver, no como si la hubiera vivido, sino porque la ha vivido. No una. Muchas guerras.
La guerra te redefine y te atraviesa, incluso cuando tienes un lugar seguro al que volver luego
Finalmente, emocionó escuchar el agradecimiento de todas las ponentes a tanta persona “ingenua” que sigue denunciando el militarismo y sus guerras, sin cejar, sin amilanarse, y sin entrar en la consabida “lógica del enemigo”. Una vibrante sesión de intervenciones desde el público clausuró los contenidos de la velada antes de dar entrada al coro Malvaloca, que permitió cantar al auditorio (“No se pueden seguir comprando más armas”, “La Cigarra”, “La Estaca” y “Las presas del 39”), desahogarse un poco y soltar emociones, mientras resonaban las últimas palabras de Itziar, cita explícita a Mercedes Sosa, otra mujer: