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Periodismo
Ekaizer y la crónica de los años en los que el sistema pudo explotar
Hoy desde El Periódico y ayer desde un ramillete de medios, algunos de los cuales le han vetado la entrada, el periodista Ernesto Ekaizer (Buenos Aires, 1949) ha escrito algunos de los libros más importantes para conocer las tramas políticas más determinantes de la historia reciente de España. En el último, Operación Jaque Mate (Ediciones B, 2023), que llega estos días de julio a su tercera edición, el periodista de origen argentino, que comenzó trabajando en las páginas económicas del Grupo Prisa, narra el inicio y declive de la Operación Tándem, en la que se encuentra gran parte de la caja negra de las maniobras del Estado –y especialmente del Gobierno del Partido Popular de Mariano Rajoy– para la persecución y destrucción de sus antagonistas.
Un personaje emerge como principal protagonista del libro. El hoy excomisario José Villarejo, de quien Ekaizer ha publicado una serie de entrevistas recientemente, y que aporta cada vez más cantidades de sombras de sospecha con cada una de sus intervenciones. Fuera de la cárcel desde marzo de 2021, Villarejo es, antes que nada, un oportunista que se pone al servicio del Partido Popular en el periodo de 2011 a 2016 con un objetivo personal: enriquecerse.
“Villarejo es un francotirador, es una pieza más de las operaciones”, resume Ekaizer. Son operaciones llevadas a cabo desde el Ministerio de Interior, la Dirección General de la Policía y la Unidad de Asuntos Internos, convertidas por el PP “en instrumentos directos del poder” en ese periodo.
‘Operación Jaque Mate’ es un trabajo de precisión, escrito con una estructura ágil, que explicita las formas de desactivar “desde dentro del sistema” una macrocausa que amenaza con llevárselo por delante
Si el control del poder es lo que motiva a los altos mandos del Gobierno, lo que busca Villarejo “es una rentabilidad personal, hacer un patrimonio: pero no un patrimonio de un policía de clase media que asciende, no, quiere ser millonario”. Por eso, para Ekaizer, la idea de la cloaca es poco matizada, insuficiente para explicar las circunstancias que dieron lugar a –en una enumeración rápida– las operaciones contra el extesorero del PP, Luis Bárcenas, la Operación Catalunya contra los principales dirigentes de la antigua Convèrgencia o el intento de destruir a Podemos. “Toda esa idea de que todo lo que ha operado son mecanismos de cloaca es equivocada”, defiende el autor de Operación Jaque Mate:
”La Policía siempre es un instrumento del Estado, no de un partido político. El PP convirtió todo eso en una estructura que dependía de sus directrices, con gente formada para eso, es decir, 'peperos' de ideología. No es que hubieran servido al PSOE y después sirvieran al PP. No. Si tú tienes un aparato descontrolado, un sector descontrolado del aparato del poder, tienes un problema, pero el salto que hubo aquí es tremendo: es decir, desde que entra Rajoy a finales de 2011, primeros de 2012, ya inmediatamente se inicia la actividad política de la Policía, con un objetivo fundamental, que es controlar a Bárcenas y la información que puede acumular, porque eso pone en riesgo la supervivencia del partido que acababa de ganar las elecciones”.
Si Bárcenas, el independentismo procesista catalán y Podemos son los rotos, Villarejo se presenta como el descosido. El oportunista, el hacedor de las lluvias, lo que los estadounidenses y Ekaizer llaman un name-dropper, alguien que basa su prestigio e influencia en las referencias a la gente con la que ha estado, con la que ha comido, hecho negocios o le debe favores. “Villarejo es un agente del PP. Si quieres agente encubierto, porque no se conoce que es agente del PP, pero no encubierto porque se trate de un agente de inteligencia”, explica Ekaizer. “Lo que he tratado de documentar es cómo el auge de Villarejo entre el año 2012 y 2017 es un auge que coincide además con su plan para hacer una gran fortuna personal. Porque las relaciones con el PP también dan para eso”.
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Ese es su momento. Hasta la llegada de Rajoy, María Dolores de Cospedal y Jorge Fernández a lo más alto de la política, el excomisario nunca ha tenido relaciones tan cercanas con altos cargos del partido. Él no lo presenta así. En las comparecencias y entrevistas del excomisario son frecuentes las referencias a los viejos tiempos, a las relaciones con la plana mayor del PSOE. Ekaizer destierra esa idea, aunque en ese periodo aparecerá una pequeña moneda de oro en el camino del excomisario, la fiscal Dolores Delgado, un fichaje estrella de Pedro Sánchez que al todavía presidente le sale mal.
No le sale tan mal a Dolores ‘Lola’ Delgado. Aunque no consigue terminar legislatura como ministra de Justicia, será Fiscal General del Estado y el 13 de junio, como anticipó el entrevistado, ha sido designada como fiscal de Sala de Derechos Humanos y Memoria Democrática.
Caballos de Troya
Nombres, fechas, diálogos. Operación Jaque Mate es un trabajo de precisión, escrito con una estructura ágil, que explicita las formas –a veces torpes, pero finalmente efectivas– de desactivar “desde dentro del sistema” una macrocausa que amenaza con llevárselo por delante. Dos jueces de la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional se afanan en desactivar la bomba de relojería que la investigación de dos fiscales, Ignacio Stampa y Miguel Serrano, supone para el sistema y el Estado, dos esferas concomitantes pero distintas, matiza Ekaizer.
El primer juez, Diego de Egea –entonces magistrado de la Audiencia Nacional, hoy en la Audiencia Provincial de Madrid–, es un jurista de formación jurídico-militar, que cae en la causa como magistrado de refuerzo a propuesta de Carlos Lesmes. Se trata de un hombre de confianza de la derecha. Escandalizado por el alcance que puede alcanzar la causa Tándem, De Egea pone de su parte para sabotear la investigación de Stampa y Serrano:
“En el primer año de instrucción [2017], De Egea intenta contaminar la causa porque cree que no tiene ningún futuro. Y además, como está el tema del rey, la pieza Carol, él considera –en palabras que cito literalmente– que eso es un cáncer y que hay que extirparlo. Ese año se dedica a denegar diligencias que plantean los fiscales y a filtrar información para que se crea que las filtraciones a la prensa vienen de los fiscales. Esto no es solo para que lo crea el público general, sino también los abogados de las defensas, a los efectos de pedir nulidad”.
Stampa y Serrano son, a su manera, y como en el podcast de Álvaro de Cózar “El País de los Demonios” (Spotify, 2023) lo más parecido a los “hombres honrados” en la reconstrucción que Ekaizer hace de los hechos. Ellos son los que ordenan la detención de Villarejo en 2017. A ellos se la tiene jurada el excomisario, que considera que son simples herramientas de los servicios secretos, alfiles de Félix Sanz Roldán, el exdirector del Centro Nacional de Inteligencia.
Stampa y Serrano sospechan del juez De Egea y lo llevan en secreto: solo se dirigen al juzgado para presentar la querella y pedir la entrada y registro en la casa del excomisario. El juez no juega papel alguno en la detención. No lo sabe pero su papel en la investigación está tocando a su fin. Tiene poca cintura para el problema que se le está planteando al Estado en su conjunto y al sistema en particular.
BBVA, La Caixa, Iberdrola, Planeta. Estrellas en el Ibex 35 implicadas hasta el tuétano en operaciones turbias
2018 comienza, no obstante, siguiendo la misma tónica. De Egea filtra, fundamentalmente a El Confidencial, señala Ernesto Ekaizer. Embarra, pone palos en las ruedas de la investigación. Stampa y Serrano, a su vez, acumulan pruebas contra el juez. En noviembre hará cinco años, parece que fue ayer, los fiscales presentan un documento a María José Segarra, fiscal general del Estado entre junio de 2018 y enero de 2020. El informe “es casi una querella”, apunta el periodista. Los fiscales lanzan un ultimátum: o De Egea o ellos, y si es De Egea se guardan la baza de presentar una querella.
Obtienen una victoria pírrica. Carlos Lesmes habla con Manuel García Castellón, titular del juzgado. Convencen al exjuez militar de que se tiene que marchar, y en enero de 2019 ya está fuera de la causa. El propio García Castellón, una figura fundamental para entender el devenir partidista de la justicia española, asume el control del caso. Es el juez rescatado desde su posición de enlace en Roma, y tras un largo periplo de 15 años sin pisar los juzgados españoles, para arreglar los problemas generados en torno a la Operación Lezo. Es el magistrado que hace de la causa general contra Podemos algo personal.
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El gran capital
Uno de los elementos fundamentales para entender el alcance y la trascendencia de las operaciones llevadas a cabo por Villarejo es el dinero. No el dinero con el que se da la entrada de un piso. El gran capital. El excomisario representa la ambición de todo un país, simboliza a todas las criaturas nacidas del pelotazo económico de los años 80 y 90: llega tarde pero tiene mucha prisa.
Ekaizer explica que para entender esa ambición es fundamental otro nombre. Adrián de la Joya, empresario, con residencia fiscal en Gstaad, en el cantón suizo de Berna. De la Joya –apodado Joy– es otro de los apellidos que aparecen en los audios más conocidos del serial Villarejo. Pero no es solo un compañero de francachelas, no es una comparsa:
“Es un intermediario, un comisionista, un tipo que tiene relaciones excelentes con la jet de Marbella. Ha tenido relaciones familiares con Abdul Rahman El Assir, a través de su exmujer. Y cuando le conoce en el año 2014, Villarejo queda fascinado. Sobre todo porque este tío tiene una gran agenda nacional e internacional y tiene glamur. Algo de lo que evidentemente Villarejo carece. Joy le explica que, con la cantidad de información que él tiene, con su capacidad para conseguir información, él tiene que monetizarlo. De la Joya le explica [a Villarejo] que es un mal gestor de su activo. ‘Tu activo necesita monetizarse’. Joy es quien le dice: ‘Eso que estás haciendo no tiene sentido. Lo que necesitas es vincularte a gente que tenga la relación con los bancos, que te contraten todos los bancos. En eso hay un mercado’. Es un mercado que poca gente conoce y donde están otros rivales de Villarejo: [Gabriel] ‘Gabi’ Fuentes, el propio Enrique García Castaño y otros que también se dedican a traficar con su información y conseguir el apoyo de bancos y empresas. Por eso le hace la reunión con Medina, con Manuel Medina, que es el íntimo amigo de [Emilio] Botín y le cuenta toda la operación en la que montan el embalsamamiento de Botín, que muere con su amante en Italia y se dice que muere aquí”.
Diálogos, nombres, fechas. Y una práctica que se remonta a muchos años atrás. Agentes de la policía que se pasan al sector privado, como Gabriel Fuentes, como Enrique García Castaño, como Carlos Salamanca, como Antonio Giménez Raso. Ecos de la Brigada Política Social y su devenir empresariado. Ecos de Antonio González Pacheco, ‘Billy el Niño’, colocándose como jefe de seguridad de Renault, ejerciendo de hombre para todo del empresario Mario Conde. El nuevo milenio ha visto colocados a esas piezas de la policía en las principales empresas del país. Julio Corrochano, en el BBVA; Rafael Araujo, en Repsol; Miguel Ángel Fernández Rancaño, en Caixabank; Antonio Asenjo, en Iberdrola. Villarejo piensa que puede controlarlos a todos, les ofrece los servicios de su empresa, Cenyt. Desliza nombres, provoca confesiones, promete la lluvia.
Entre todos los nombres destaca uno, el citado Manuel Medina. Expolicía, abogado. Comenzó a trabajar para el sector privado en 1984, en el departamento de “asuntos dificultosos” del Banco Central, hoy disuelto en el Santander. Tiene uno de los principales bufetes de la derecha en Madrid, Medina Cuadros, con sede en la plaza del Marqués de Salamanca, y “relaciones con todo el mundo”, subraya Ekaizer, desde Rajoy hasta Alberto Núñez Feijóo. Así describe en Operación Jaque Mate el papel que Villarejo atribuye a este abogado jienense: “La relación personal de Medina con los banqueros era de gran interés para Villarejo. Medina era el asesor áulico de Emilio Botín e Isidro Fainé, presidente de Caixabank en aquellos días, y su bufete realizaba trabajos de envergadura para ambas entidades”.
Para Ekaizer, la trascendencia de la primera gran sentencia del Caso Tándem radica no tanto en las penas como en la valoración de las pruebas: si son considerados válidos o no los audios de Villarejo
A finales de diciembre de 2018, el caso Villarejo es el caso de las grandes empresas del país. Las miserias de los multimillonarios, sus paranoias y sus miedos, han sido “monetizadas” por fin, como insistía De la Joya. “A De Egea la preocupaba la figura del rey, es un juez de Estado y a García Castellón le preocupa todo en su conjunto: el sistema”, subraya Ekaizer. BBVA, La Caixa, Iberdrola, Planeta. Estrellas en el Ibex 35 implicadas hasta el tuétano en operaciones turbias. El tribunal se encarga de desmontar las piezas del mecano:
“Todo va a quedar reducido a los jefes de seguridad, porque son los que pagaron, son ellos los que se sientan en el banquillo. Los paganos. ¿Por qué? Porque, como dice García Castellón, todos los bancos y las entidades cuentan con un sistema de compliance [cumplimiento normativo] donde se prevé un sistema deontológico. Entonces, lo justifican en que los presidentes no tenían por qué saber los detalles de lo que pagaban los jefes de seguridad. Un contrato de diez millones de euros anuales, ¿quién se lo come? Nadie”.
Así, los casos han ido muriendo uno por uno. Esos “paganos” abonan la factura. Queda vivo el del segundo banco del país, cuyo expresidente, Francisco González, es sospechoso de espionaje corporativo y administración desleal. El BBVA, presuntamente por orden de González, encargó entre 2004 y 2017 unos trabajos por los que la entidad habría pagado a Villarejo más de diez millones de euros.
Estado judicial
La destitución de De Egea, celebrada por los fiscales Stampa y Serrano, se ha convertido en una victoria pírrica.
“Esta es una instrucción judicial en la que los fiscales, aparte de perseguir a los delincuentes –y a unos delincuentes muy poderosos en este caso– tienen que perseguir a los jueces. Esta es la paradoja. ¿Por qué? Porque les torean con las medidas, las adoptan, se las tumban, archivan las causas, etc. Con García Castellón es más difícil, porque tiene más experiencia que De Egea, entonces los va toreando, les sigue la corriente, parece que les sigue la corriente. Por ejemplo, en el tema de Kitchen, García Castellón, en un momento determinado, se da cuenta de que la vía para salvar a Cospedal es imputarla primero. La interroga y determina que no se puede criminalizar el derecho de reunión. Dice que sus reuniones con Villarejo son expresión del derecho de reunión, cuando ella está detrás de la operación Kitchen. Ella es quien se sirve de Villarejo, a quien informa Villarejo: hablan de dinero, ella hace las gestiones en el Ministerio del Interior”.
Manuel Marchena, Manuel García Castellón, Pedro González Trevijano, Enrique Arnaldo, Carlos Lesmes. Sus nombres están marcados al cambio de década. Nunca se habló tanto de la derecha judicial en España, nunca se mostró más poderosa y más indiferente a las críticas. La no renovación del Consejo General del Poder Judicial en la XIV legislatura ha supuesto una manipulación de las reglas del juego, que coincide en el tiempo, y no es casual, con los años en los que todo estuvo a punto de saltar por los aires.
“En España estamos en un Estado judicial. ¿Qué quiere decir eso? Que la judicatura y las decisiones de las instituciones judiciales altas, medias y bajas intervienen en el terreno político. Pasa también porque la política, además, ajusta cuentas en torno a la judicatura. La judicatura es un estamento que ha sufrido durante la Transición la menor adaptación a la democracia que se puede dar. González Trevijano dice que los jueces son conservadores porque el derecho es conservador. Eso es algo que se ha inventado, porque la Constitución española no es especialmente conservadora. Es una Constitución que permite un desarrollo. Habla de nacionalidades y regiones, habla del Estado social y democrático de derecho, habla de la vivienda. Eso no es conservador, otra cosa es que no se aplique. El Estado judicial es el Estado controlado por la derecha, una derecha que no vacila en que los consejeros del Consejo General del Poder Judicial estén no cinco años, sino diez años en el cargo. Es una derecha judicial que bloquea la renovación del Constitucional de forma alevosa, y lo que es más grave, tolerada por todo el mundo”.
La situación de la Justicia no ha sido provocada por el Gobierno de Pedro Sánchez, pero este interviene solo al final, en una crisis que queda cerrada cuando las instituciones representativas acatan el bloqueo del Tribunal Constitucional a la aprobación de una serie de leyes de renovación de órganos en el Parlamento. Antes, el presidente ha cometido una serie de errores. El principal ya ha sido mencionado: Dolores Delgado.
Delgado será la encargada de cargarse al fiscal Ignacio Stampa. Esa es la principal responsabilidad de los socialistas en el desmantelamiento de un caso que amenazaba, principalmente, a su partido adversario. Entre los audios de Villarejo está el de una comida de la hoy fiscal de Derechos Humanos con una serie de policías, aquél en el que llama “maricón” al que sería más tarde su compañero, Fernando Grande-Marlaska. Aquel otro en el que Delgado insinúa que algunos jueces españoles se dedican al turismo sexual con menores –presuntos delitos que no denunció– en sus viajes a congresos en Latinoamérica.
“Es una comida con los principales comisarios de la Policía Nacional en 2009 en el restaurante Rianxo al que asiste el entonces juez Baltasar Garzón, quien se lleva a Lola Delgado allí. El bufete de Garzón, Ilocad, defiende al comienzo a varios imputados en Tándem. Y Garzón asiste personalmente a 'El Gordo', el comisario Enrique García Castaño, jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (Ucao) de la Policía (especializada en intervenciones de teléfonos y seguimientos)”.
La pareja de Delgado, el magistrado condenado por prevaricación Baltasar Garzón, abogado de algunos de los policías implicados en la Operación Tándem, considera que los fiscales son los que filtran información que contamina la causa y perjudica a sus clientes. Stampa es el enemigo.
Stampa es sacrificado a finales de octubre de 2020, en una conjura que agrupa a los fiscales afines al Partido Popular y a la Unión Progresista de Fiscales. Un “crimen imperfecto” motivado por la animadversión de Delgado hacia el fiscal, de quien cree que es el que ha filtrado el audio en el que se muestra tan bocachancla; un audio que le deja en mal lugar con su nuevo jefe, Pedro Sánchez, que en la formación de Gobierno en 2020 deja de contar con ella. La nombra, eso sí, Fiscal General del Estado, en un movimiento insólito, que Ekaizer solo se explica porque “en el ámbito de la justicia Pedro Sánchez carece de idea y no se deja asesorar. Se fía de Lola y punto”.
¿Cómo termina esta historia? Las piezas del mecano están dispuestas para ser ordenadamente dispuestas en la caja, la caja está lista para ser cerrada, y el cierre determinado para que el mensaje sea que aquí no ha pasado nada. Villarejo seguirá dejando caer nombres, atacando a Félix Sanz Roldán, el exdirector del Centro Nacional de Inteligencia que aceptó su órdago, a quien el excomisario ya ha ganado un juicio, y asegurando que España la controla el Opus Déi o alguna secta secreta.
Probablemente postergada por la convocatoria de elecciones, la primera gran sentencia de la Operación Tándem está lista. Ese juicio, cuya vista oral terminó en septiembre de 2022, examina tres de las más de 20 causas derivadas de la información recabada en los registros de las viviendas y oficinas del excomisario Villarejo. Para Ekaizer, la trascendencia de esa sentencia, no obstante, radica no tanto en las penas como en la valoración de las pruebas. Se trata de los audios, el factor diferencial del método Villarejo. Si el tribunal los considera una prueba lícita, los siguientes juicios, entre ellos el que juzga el Caso Kitchen –trascendental para el PP– pueden hacer zozobrar a actores principales del sistema. Si el tráiler de información obtenido por Stampa y Serrano no sirve como prueba, las causas pueden fundirse como la nieve de las pistas de Gstaad cuando termina la temporada.
Si eso sucede, el diagnóstico sobre la corrupción en todo el sistema puede recrudecerse. Ekaizer no lo niega, pero aporta un matiz: “Eso dependerá de la situación política: si el PP vuelve a gobernar, si se vuelve a hacer cargo de la maquinaria del Estado”. Núñez Feijóo no es un desconocido en el Madrid sistémico. En noviembre de 2022, el candidato del PP a presidente del Gobierno presentó Pasión por vivir, el último libro del abogado Manuel Medina. En la misma mesa estaba Margarita Robles, ministra de Defensa con el PSOE, y entre el público, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, la fiscal Dolores Delgado y el abogado Baltasar Garzón.
En el audio de Medina, explica Ekaizer, se habla de Feijóo y de cómo este abogado les lleva a la presidencia de la Xunta a García Castaño y a Gabriel Fuentes para comer con el hoy candidato. Quieren que este les apoye para que Rajoy les nombre en algunos puestos. “Según Feijóo, quien filtró la foto suya en marzo de 2003, con el narco Marcial Dorado no ha sido, como se pensaba, Soraya Sáenz de Santamaría, la pequeñita –la llaman así en el audio, especifica este periodista– sino la amiga de Rajoy, la entonces ministra de Fomento Ana Pastor”.
En las próximas semanas, ese sistema que pudo estallar en mil pedazos puede superar el trance. Solo son necesarias una sentencia que cancele el impacto como prueba de los audios grabados y divulgados por Villarejo –y por jueces y periodistas de su cuerda– y un resultado favorable para el Partido Popular el 23 de julio. Si es así, si todo termina a partir del 24 de julio, quedará Operación jaque mate como testimonio de esos años en los que el sistema estuvo a punto de perder la partida.