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País Vasco
25 de marzo: la jornada de huelga que no vio venir el consejero vasco de Educación
Aunque el consejero vasco de Educación, Jokin Bildarratz, presume de un talante conciliador y se jacta de haber diseñado un proceso “participativo”, la reacción de cuatro sindicatos dispares sugiere lo contrario: han convocado una jornada de huelga en todos los centros educativos de la Comunidad Autónoma del País Vasco el viernes 25 de marzo en respuesta al primer borrador para las bases del futuro Pacto Educativo. El anuncio de la movilización ha tenido lugar cuatro días antes de que termine la redacción del segundo borrador —el 18 de marzo—. “Queremos incidir en el proceso”, han afirmado los portavoces de Steilas —sindicato mayoritario entre los docentes de la educación pública no universitaria—, ELA —mayoritario en la concertada—, LAB —mayoritario en las escuelas infantiles— y Comisiones Obreras.
Desde la semana pasada, en los despachos y pasillos del Parlamento Vasco se suceden las reuniones informales que se extienden hasta altas horas de la madrugada. En ellas se cuece todo. Pero nadie ha invitado a los sindicatos, que representan a la pata de la comunidad educativa que sostiene el sistema: maestras, limpiadoras, monitoras de comedor, conserjes. Quienes lidian con la segregación, quienes enseñan euskera a quien no lo mama en casa, quienes cuidan del alumnado —de sus berrinches, conflictos y raspones en las rodillas— y quienes les enseñan los conceptos que les acompañarán el resto de su vida.
En los despachos y pasillos del Parlamento Vasco se suceden las reuniones informales que se extienden hasta altas horas de la madrugada, pero nadie ha invitado a los sindicatos
Cuatro sindicatos con intereses aparentemente dispares han logrado consensuar ocho puntos. El primero no tiene matices: “Queremos una ley de educación centrada en lo público para superar el sistema educativo dual”. Recuerdan que es necesario establecer un marco de publificación, que garantice tanto los derechos del alumnado como los de sus trabajadores. En un principio, PNV y EH Bildu no se sentían cómodos con este planteamiento; los sindicatos esperan que viren.
“Queremos una ley de educación que ponga en el centro el euskera y los valores de convivencia”, resume el quinto punto. El PSE aborrece el euskera: “El problema del euskera no está en los colegios y en su aprendizaje, está fuera. Está en su falta de uso”, afirmó su secretario general, Eneko Andueza, ninguneando la realidad de una lengua minorizada, en una entrevista publicada el pasado sábado en El Correo. Anteriormente, Andueza afirmó en Radio Euskadi que uno de sus deseos era “que la cuestión lingüística no esté entre los ejes” del pacto educativo.
“Queremos una ley de educación que haga frente a la segregación y garantice la cohesión social”, señala el cuarto punto del acuerdo sindical. Y para ello, consideran imprescindible que se cree una oficina de matriculación pública y única en todos los municipios, que implanten procesos de matriculación “transparentes y sin irregularidades”.
“Queremos una ley educativa que esté al margen de la orientación a los intereses de los mercados y del ámbito de negocio de las empresas privadas”, indica el séptimo punto. “Hay que terminar con los procesos de subcontratación y privatización, limitando la subcontratación del comedor, limpieza y extraescolares, tanto en las escuelas públicas como concertadas, y limitar el poder corporativo digital, prohibiendo el uso de datos y potenciando la creación y uso de un software propio”, añaden. PNV ha alentado y pagado el Choromebook en las escuelas públicas, en vez de apostar por el uso servidores propios que salvaguarden la privacidad de los datos de los menores y programas articulados en euskera. El Parlamento Vasco señaló en 2019 a los exconsejeros de Educación Anjeles Iztueta y Tontxu Campos (EA), Isabel Celaá (PSE) y Cristina Uriarte (PNV) de mirar hacia otro lado en un fraude de entre 70 y 80 millones de euros a las arcas públicas y los bolsillos de las familias.
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Huelga sorpresa para Educación
A Jokin Bildarratz no le ha gustado la convocatoria de huelga. La considera “preventiva”, que carece de sentido realizarla “cuando nadie conoce el texto que aún no está escrito” y le ha “sorprendido” el paso dado por cuatro sindicatos que engloban a casi todos los trabajadores de educación. El consejero ha añadido en una comparecencia pública que cree que es el Parlamento el órgano soberano para alcanzar un pacto educativo, sobre el que legislará el próximo otoño.
Este punto de vista lo comparte con su homólogo catalán, Josep González Cambray, quien colmó la paciencia de los sindicatos recientemente, al presentar un curriculum y un calendario sin consensuarlo con los sindicatos. El 15 de marzo ha tenido lugar la primera de las cinco jornadas de huelga, con una participación de más del 60% de los trabajadores, que el Departament de Educació rebaja al 31% en los centros públicos y al 9% en los concertados.
Decir a todo que sí, incluso a propuestas contrapuestas, es el miedo que se respira esta semana en el ámbito educativo, y donde cobra sentido el toque de atención enviado por los sindicatos al Departamento de Educación en forma de huelga
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Historia de un pacto
Nuestra Señora de Aranzazu es un santuario católico ubicado en Oñati (Gipuzkoa), en un enclave espectacular. La piedra gris, rodeada de frondosas montañas verdes, ha acogido en el edificio adyacente reuniones relevantes en las últimas décadas. Este fue el lugar escogido por el consejero vasco de Educación para arrancar una ronda con los agentes de la comunidad educativa. “Estamos de acuerdo al 95%”, afirmó Jokin Bildarratz a lo largo de los encuentros, según varias fuentes consultadas por El Salto. Decir a todo que sí, incluso a propuestas contrapuestas, es el miedo que se respira esta semana en el ámbito educativo, y donde cobra sentido el toque de atención enviado por los sindicatos al Departamento de Educación en forma de huelga.
Un toque de atención al que se ha sumado Comisiones Obreras, el sindicato más afín al PSE. Un movimiento que ofrece unidad a unas peticiones compartidas por la comunidad educativa, alejada de despachos parlamentarios y con experiencia en las aulas.
La voluntad de EH Bildu siempre ha sido —así lo ha reiterado— que al Pacto Educativo se sumen las cuatro fuerzas políticas de Euskadi: PNV, EH Bildu, PSE y Elkarrekin Podemos-IU, en orden de representación. Una voluntad compartida con PNV y Elkarrekin Podemos-IU, quien ha convocado a una rueda de prensa el 16 de marzo, en la que se espera conocer la postura de la coalición.
Una fuente cercana a todo el proceso resume que el resultado del nuevo borrador podría ser un acuerdo con puntos débiles, pero con “avances significativos” para la escuela pública y la segregación. La disputa lingüística debería dirimirse más adelante, en la redacción de la ley —en otoño de 2022—.
De momento, todo son declaraciones off the record. Solo los sindicatos han logrado llegar a un acuerdo conjunto y transmitirlo a la ciudadanía con claridad: “Queremos mostrar nuestro desacuerdo con el borrador del acuerdo educativo y, por otro lado, incidir en este proceso”. Además de la jornada de huelga del 25 de marzo, el 18 y el 28 celebrarán sendas concentraciones frente al Parlamento Vasco. Esperan ser escuchados.