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En los últimos días cobra fuerza la idea de que Unidas Podemos debe dejar gobernar al PSOE a cambio de un acuerdo programático. Esa es la posición de IU, a la que recientemente se ha unido Anticapitalistas, pero también la que han defendido durante la investidura algunas personas más o menos ligadas al mundo del errejonismo. No se entiende muy bien qué cambio va a suponer eso respecto a lo que lleva pasando en el último año de gobierno del PSOE en solitario. Un año en el que no se ha derogado la reforma laboral, ni la ley mordaza, ni se ha recuperado un euro del rescate bancario, ni se ha hecho una reforma fiscal progresiva... ni prácticamente ninguna medida progresista, excepto subir el salario mínimo interprofesional (precisamente por presión de Unidas Podemos). Un (casi) año en el que el PSOE ha incumplido ya bastantes de sus propios compromisos electorales y de los “acuerdos programáticos” que en octubre de 2018 firmó con UP, sin pagar ningún tipo de precio político por ello.
La tesis del control parlamentario del gobierno me fascina porque resulta impermeable a las múltiples evidencias que, desde la moción de censura propiciada por Unidas Podemos, venimos teniendo: desde el parlamento no se controla nada. Más bien, UP y los partidos nacionalistas de izquierdas se han visto obligados a apoyar las iniciativas del PSOE en materia social, mientras este partido pactaba simultáneamente, y de forma más discreta, con PP y Ciudadanos, las grandes políticas económicas y de cierre de régimen. Desde la irrelevancia que supondría ser la cuarta fuerza en el parlamento, mientras el PSOE gobierna y el trío de Colón le hace una oposición bronca, creo que el declive electoral de UP está prácticamente garantizado. No hay más que ver los grandes réditos electorales que ha dado la versión española del pacto a la portuguesa en estos últimos meses de ensayo.
Por supuesto que entrar a un gobierno con el PSOE tiene muchos riesgos. Lo que está claro es que tiene muchos menos que el resto de opciones, muy limitadas, que UP tiene sobre la mesa. Si alguien cree que la visibilidad mediática y la capacidad política que otorga formar parte de un gobierno estatal (incluso siendo la fuerza minoritaria) es despreciable, no estaría mal que le preguntasen al Movimento 5 Stelle cuántos ministerios le dieron a Matteo Salvini.
Uno de los principales argumentos que usan los sectores que desde dentro o la periferia de UP defienden que Iglesias ceda y permita un gobierno monocolor del PSOE, es el temor a una repetición electoral. Pero, ¿es una buena idea para el PSOE (a quien la mayor parte de la población considera como principal responsable de que no haya gobierno de coalición, según todas las encuestas) ir a por unas nuevas elecciones? Abrir las urnas de nuevo implica correr el riesgo de que, en el peor de los escenarios posibles, una gran desmovilización del electorado progresista entregue el gobierno a PP, Cs y VOX; lo que supondría la muerte política tanto de Sánchez como de Iglesias. En el mejor escenario, Pedro Sánchez seguiría necesitando los votos de UP, que perfectamente podría mantener su exigencia de entrar al gobierno, para ser presidente.
Da la impresión de que alguna de la gente que defiende un acuerdo programático (no toda) está tan obnubilada por sus intereses como corriente interna del espacio del cambio y su trayectoria de subordinación, que no es consciente de lo mucho que nos jugamos en esta negociación los millones de personas que queremos vivir en un país más justo, igualitario y sostenible.
El problema no es Pablo Iglesias ni el pablismo (cuya suerte en la disputa interna de Podemos, sinceramente, me trae sin cuidado) sino el sentido en que se cierra la crisis de régimen en nuestro país y el precedente que genera esta investidura de cara a las cuotas de poder institucional que puedan alcanzar ahora y en el futuro las opciones políticas emancipadoras.
Todo el mundo tiene mucho que perder con la repetición electoral, especialmente Pedro Sánchez que puede pasar de presidente a nada. Si el equipo negociador de Unidas Podemos se asusta al primer órdago del adversario, jamás saldrán de la subalternidad al PSOE.
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Yo tb lo veo asi. Podemos tiene capacidad para gobernar ahora. Mañana no sabemos cómo estaremos. Un partido nace para gobernar, sino se convierte en mera especulación
Muy interesante. Esto se olvida interesadamente por muchos en otros medios. La manera portuguesa o danesa la llevamos viviendo un año, pero la mercadotecnia electoral presidencial/ministerial ha tapado muy bien los fracasos de esta vía.
? y entrar en un gobierno con un partido como el PSOE que ha demostrado ,a lo largo de los años,que es incapaz de aplicar politicas de izquierda, no supondria hipotecar el futuro de aquellos que le acompañen?
"Da la impresión de que alguna de la gente que defiende un acuerdo programático (no toda) está tan obnubilada por sus intereses como corriente interna del espacio del cambio y su trayectoria de subordinación, que no es consciente de lo mucho que nos jugamos en esta negociación los millones de personas que queremos vivir en un país más justo, igualitario y sostenible"
Totalmente de acuerdo. Desde el 15M siguen en la misma, luchando por su identidad política.
En 1.984 Margareth Tatcher enterró al sindicalismo británico en su dura batalla con la Unión Nacional de Mineros (NUM) bajo el mando de Arthur Scargill y logró destruir el poder de los sindicatos por generaciones, todavía lo estamos pagando (TINA - There Is No Alternative). Errrores si, muchos, todos y muchos más... Me extraña que Pablo Iglesias no se haya largado, y eso no creo que sea lo suficientemente valorado en profundidad, de hecho sigue en pìé, aunque tenga muchas magulladuras.