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Opinión
Patriotas por Europa refuerza el discurso nativista en su cumbre en Madrid
![Sesion control Congreso 22-05-2024 - 28](/uploads/fotos/r2000/24e2b459/IMG_4692copia.jpg?v=63883673230)
Bajo el lema “Hacer Europa grande otra vez”, los líderes de Patriotas por Europa se han dado cita el pasado fin de semana en Madrid para participar en una cumbre encabezada por Santiago Abascal, presidente de Vox, el partido más votado de la derecha radical populista en España. El encuentro, que reunió a más de 2.000 personas en el Hotel Marriott Auditorium, también ha contado con la presencia del actual primer ministro de Hungría, Viktor Orbán; la líder de Agrupación Nacional, Marine Le Pen; el máximo representante de la Liga, Matteo Salvini; y el ganador de las últimas elecciones en los Países Bajos, el líder del Partido de la Libertad, Geert Wilders; junto a otros destacados representantes de la política europea e importantes dirigentes de Vox.
El acto político que ha tenido lugar el 8 de febrero representa el primer gran encuentro de la tercera alianza de partidos políticos con más representación en el parlamento europeo, Patriotas por Europa. Esta coalición, integrada por 12 partidos políticos de Hungría, Austria, República Checa, Francia, Italia, España, Países Bajos, Bélgica, Portugal, Dinamarca, Grecia y Letonia, comparte un denominador común: todos forman parte de lo que Cas Mudde definió en 2007 como la derecha radical populista en Europa.
Mudde sostiene que los partidos de extrema derecha surgidos en la década de 1980 difieren significativamente de la actual derecha radical populista. Como señala Oliván en su libro El toro por los cuernos. Vox, la extrema derecha europea y el voto obrero, la extrema derecha rechaza la democracia, mientras que la derecha radical populista, como afirma Delle, se posiciona como un “enemigo interior” de la democracia liberal.
La derecha radical populista europea es una corriente ideológica que, si bien acepta formalmente la democracia liberal, en la práctica actúa como un enemigo interno, socavando sus valores fundamentales y debilitando los derechos humanos. Se caracteriza por su nativismo, autoritarismo y populismo, además de mantener una postura crítica hacia la Unión Europea (UE), así como actitudes homófobas, machistas y negacionistas científicas.
Las elecciones al Parlamento Europeo del 9 de junio de 2024 confirmaron el rápido ascenso de la derecha radical populista, que logró aproximadamente una cuarta parte de los escaños. Este crecimiento pone en cuestión el statu quo dominado por los partidos tradicionales europeos, conformado por populares, socialistas y liberales. El reciente encuentro de Patriotas por Europa ha reforzado esta tendencia con declaraciones como la de Geert Wilders: “Debemos detener la islamización de nuestras sociedades y proteger nuestra cultura y tradiciones”. Este tipo de afirmaciones, que chocan con los principios de diversidad y respeto por las diferentes culturas que defiende la Unión Europea, evidencian el potencial de estos partidos para desafiar el modelo político europeo establecido.
Un muro contra la diversidad en una cumbre al más puro estilo “Make America Great Again”
El discurso antiinmigratorio y la representación de los movimientos migratorios como amenaza para la seguridad, la cultura y la economía de la UE ha sido una de las piezas centrales de la cumbre de Patriotas por Europa. Esta visión ha quedado evidenciada en declaraciones como la de Marine Le Pen, quien ha asegurado que la inmigración es el pozo sin fondo que vacía las arcas y llena nuestras cárceles. Con esta afirmación, encuadra a los inmigrantes como una amenaza para la seguridad, la integridad física y la economía de los ciudadanos, una estrategia discursiva habitualmente utilizada por los partidos pertenecientes a la derecha radical populista.
Al más puro estilo “Make America Great Again”, los Patriots sugieren un regreso a un pasado idealizado y utópico donde no existía la globalización ni la diversidad cultural
En nuestro imaginario colectivo, cuando Marine Le Pen habla de 'inmigración', esta palabra se asocia principalmente con personas de cultura musulmana. Esto se debe a que, como explica Mudde, el prejuicio más notable de la derecha radical populista es la islamofobia. Desde los atentados del 11-S, su discurso antiinmigratorio ha centrado sus ataques en la criminalización de los migrantes de origen musulmán, reforzando la idea de que representan una amenaza para la seguridad y los valores occidentales.
En esta línea, Viktor Orbán y Santiago Abascal, haciendo una clara referencia al famoso muro fronterizo que propuso Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, se han dirigido directamente a las personas de la cultura musulmana. “Fuimos el muro de Europa contra el avance del islamismo y estamos dispuestos a volver a serlo”, ha asegurado el primer ministro de Hungría. En términos similares se ha referido el líder de Vox: “Estamos dispuestos a ser el muro de Europa en el avance del islamismo. El islamismo es la antítesis de nuestra civilización. Nuestra herencia viene de Roma, viene de Atenas”.
El auge de la derecha radical populista en Europa y el retorno de Trump a la Casa Blanca configuran un escenario político global marcado por la polarización, el proteccionismo y la desinformación
Al más puro estilo “Make America Great Again” y mostrando un liderazgo autoritario y carismático, sugieren un regreso a un pasado idealizado y utópico donde no existía la globalización ni la diversidad cultural. Más allá del evidente guiño al actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al que constantemente elogiaron y posicionaron como un referente y un aliado para las políticas que promueven, ambas afirmaciones muestran su rechazo a la multiculturalidad y son representadas con un discurso populista. Una de las características de este tipo de discursos es la creación de un enemigo estigmatizado que queda fuera del concepto de pueblo y, en este caso, se encarna en las personas de cultura musulmana, representadas como una amenaza para la estabilidad del pueblo y, por tanto, un adversario a derrotar.
Las declaraciones de los distintos líderes políticos en sus intervenciones constituyen un claro ejemplo del uso de la tetralogía de la xenofobia, estructurada en cuatro dimensiones: cultural, económica, social y política. A través de este marco, la inmigración es representada como una amenaza para la identidad cultural, el acceso al empleo y al sistema de bienestar de la población nacional. Asimismo, se asocia a los inmigrantes con el aumento de la delincuencia y la inseguridad, al mismo tiempo que se les señala como un riesgo para la soberanía nacional.
El auge de la derecha radical populista en Europa y el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca configuran un escenario político global marcado por la polarización, el proteccionismo y la desinformación. La reciente cumbre de Patriotas por Europa en Madrid ha servido como plataforma para reforzar un discurso que desafía los valores democráticos y la diversidad cultural, consolidando un movimiento transnacional que se nutre del rechazo a la inmigración y el debilitamiento de las instituciones liberales. En este contexto, la guerra híbrida de Trump, basada en la manipulación informativa y la confrontación política, se erige como un modelo que inspira a estas formaciones en su afán por reconfigurar el statu quo europeo. Con un Parlamento Europeo cada vez más fragmentado y un orden internacional en transformación, la UE se enfrenta al reto de fortalecer su cohesión interna y su independencia estratégica para contrarrestar la influencia de estos movimientos y preservar los valores democráticos sobre los que se cimenta su proyecto común.