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Obituario
En recuerdo de Violeta la Burra
Más conocido como Violeta la Burra y pionero del travestismo español a finales de los años 70, Pedro Moreno falleció el 29 de enero a los 83 años en su localidad natal, Herrera (Sevilla).
El 29 de enero falleció a los 83 años Pedro Moreno, más conocido como Violeta la Burra y pionero del travestismo español a finales de los años 70. El hijo de la Lola, como también era conocido en su pueblo, Herrera (Sevilla), fue víctima de un tumor cerebral que acabó con su afabilidad y gracejo.
En su etapa de frenética actividad por Barcelona se definía como “soy… ¡la noche!”. Sin embargo, en los últimos años explicaba que no era ni travesti, ni drag queen, solamente “soy artista”.
Desde el principio, Pedro siempre fue a contracorriente. “Que mi mare desía que quiero un varón, que quiero un varón, cuando iba a nacé yo, aversimentiendes, que quiero un varón, que quiero un varón, la pobresita, y nasí yo”.
Hijo de madre soltera, desde joven trabajó duramente en el fatigoso campo andaluz. Pero aquel no era su lugar y en los años 60 se marchó, con la compañía de su maleta de madera, a una urbe cosmopolita como Barcelona.
Allí, en la Ciudad Condal, es seducido por las palabras de una amiga sobre el mundo del travestismo. Su atractivo físico y capacidad para la actuación hicieron el resto. Pedro empieza a desfilar por distintas y famosas salas como Barcelona de Noche y llena en múltiples ocasiones el teatro Arnau. También se mezcla entre lo más variopinto de la noche barcelonesa y coincide con artistas de la talla de Antonio Machín, Estrellita Castro y Salvador Dalí.
Pedro, que ya es Violeta, añade a su nombre artístico el comentario que un espectador le dedica con simpatía en una de sus actuaciones: “¡Mira la Violeta! ¡Qué burra!”.
Su creciente fama provoca que un empresario francés la contrate para actuar en el Hotel Ritz. Y luego viaja hasta París para seguir con su notable carrera. En la capital francesa consigue su mejor contrato interpretando Carmen, de Bizet, en el Paradis Latin junto a Jean Marie Riviere. Pero no se quedó ahí. Su notoriedad aumentaba y Violeta la Burra llega a disfrutar de su propio espectáculo en el emblemático Moulin Rouge. Sin embargo, tras dos años en tierras galas, la Lola cae enferma y, sin dudarlo, Pedro regresa para estar cerca de su madre y prestarle los cuidados necesarios.
Convertido en icono de la noche barcelonesa, Violeta la Burra también fue pionera al protagonizar en 1977 la primera grabación travesti en España. Un hito en pleno trajín de la Transición. Unos años más tarde, el fotógrafo y Premio Nacional de fotografía, Humberto Rivas, confeccionó un reportaje sobre la artista. Unos retratos que pueden verse en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Por otro lado, Francisco Umbral, en 1980, también le dedicó una de sus columnas en El País. El escritor y periodista la definió como “Andalucía es Violeta la Burra, mitad burra de carga, mitad violeta de Juan Ramón”.
En su dilatada trayectoria ha recorrido España, ha actuado en países como Francia, Bélgica y Holanda y ha grabado varios discos. Para sorpresa de muchos de sus vecinos, Cachitos de hierro y cromo emitió el pasado año, como parte de su programa, un fragmento de uno de sus momentos televisivos, en el que el público es parte activa de la actuación.
Pedro sufrió la represión tanto en la dictadura como en la Transición, aunque con el paso del tiempo su trabajo lo ha erigido en un referente del mundo LGTBI y las calles de Barcelona todavía hoy lo recuerdan. Pese a ello, todo espectáculo llega a su fin. Cayó el telón y las luces se apagaron.
Además de brindarle un merecido aplauso, Violeta la Burra merece un homenaje por parte de sus vecinos, junto a los que convivió sus últimos años y saludaba diariamente con su peculiar donaire. Su pueblo, al que profesaba verdadera predilección, le debe un reconocimiento a uno de sus lugareños más ilustres: el hijo de la Lola.