Música
Un fin del mundo con Elizabeth Duval y Ultraplayback

El Salto estrena el videoclip de “Este fin del mundo cae en finde”, dirigido por Carlo Padial para el grupo Ultraplayback, acompañado por una conversación entre Elizabeth Duval y Don Lindyhomer, uno de los músicos de la banda.

22 jul 2020 06:00

Ultraplayback quería que su nueva canción, “Este fin del mundo cae en finde”, tuviera un vídeo a la altura del título. Se les ocurrió pedírselo a Carlo Padial y el resultado no fue nada convencional. Así que pensaron que la presentación tampoco debía serlo. Por afinidad temática y temporal, pensaron en que el vídeo conversara con la novela Reina (Caballo de Troya, 2020), de Elizabeth Duval.

El Salto estrena el videoclip de “Este fin del mundo cae en finde”, acompañado por esta conversación entre Duval y Don Lindyhomer, uno de los músicos de la banda.

Don Lindyhomer: El pretexto de esta conversación era la conexión del aceleracionismo y el covid-19. ¿Cómo era aquello? ¿Hay semanas que pasan décadas? ¿Hay…?
Elizabeth Duval: Sí, sí, hay décadas en las que no pasa nada, pero hay semanas en las que pasan décadas.

D.L.: La gracia es que cuando te lo propuse, ni tú habías visto el videoclip, ni yo había leído la novela. “Cuando pase esto me la compro”, pensé. Hacía muy poco que había salido, ¿no?
E.D.: ¡Salió el 12, el día antes de empezar el confinamiento! Además era Reina...Corona... Estaba todo predeterminado.

D.L.: Sí, sincronizado... Cuando me dijiste que sí, decidí resignarme y comprarla en e-book. No pienso que cuando te lo planteé tuviéramos una perspectiva muy parecida sobre el aceleracionismo, lo que pasa es que, como sueles decir, ha pasado tanto tiempo que nuestras posiciones pueden haber cambiado diecisiete veces.
E.D.: De hecho, estos días me he sentido más aceleracionista que muchas otras veces. El covid me ha hecho pensarlo; la caída de Bernie Sanders en Estados Unidos me ha hecho pensarlo... Había un post en Facebook con el que estaba de acuerdo que decía que EE UU es una causa perdida, con lo cual a una escala global casi mejor que siga Donald Trump, que se derrumben más cosas, porque EE UU es un agujero negro que no hay dios que lo paré, y mejor que se autodestruya él solo. Con lo cual, estamos un poco volviendo a esa plática aceleracionista que surgió con Donald Trump en su momento, que estaba ahí Slavoj Žižek diciendo que lo auténticamente de izquierdas es apoyar a Donald Trump. Y bueno, a ver, que yo tampoco hago aquí un endorsement de Donald Trump. Es mejor a nivel de escala, de cómo pueden ir las cosas, que EE UU se autodestruya un poco porque últimamente estoy muy en el pensamiento de que vamos dirigidas en el tren de la muerte y que no hay freno de mano.

D.L.: Bueno, cuando traje al grupo la idea de escribir algo sobre el aceleracionismo hubo bastante, bastante, entusiasmo. Algunes no sabíamos lo que era, así que comentándolo entre todes sí que veíamos muy claro —pues otra vez Zizek— que era más fácil imaginarnos, en este caso, otro fin del mundo, que que no haya fin del mundo, ¿no? Y entonces jugar con eso y decir. “Oye, realmente podríamos coordinarnos en una gobernanza global que nos permita escoger nuestro fin del mundo. Movilizarnos, concienciarnos, salir a la calle, autoorganizarnos y todo esto. ¿Para qué? Para decidir el fin del mundo que queremos dejar a nuestros hijos, ¿no?
E.D.: ¡Claro!

D.L.: Ultraplayback nació con una canción que escribieron Lis y Aida que se llama “Viva la anorexia”. Que genera mucha confusión y mucho hate mail porque pensaban que estábamos a favor de la anorexia. Cuando es una canción que dice “quiero pesar cero”, una reducción al absurdo. Pero muchos consideraron que era una apología, y al final la tuvimos que dejar de tocar porque estábamos hartos de tener que dar explicaciones. Y ahora no sé si nos va a pasar lo mismo, y que habrá gente que piense que estamos a favor de que todos nos compremos un 4x4.
E.D.: Yo entiendo muy bien eso porque el día de lanzamiento de Reina tuve una movida muy importante en Twitter, porque me atreví a la osadía de plantear preguntas y decir cosas sin tener en cuenta que automáticamente se plantea una pregunta, que —por pregunta que fuera, y por dura que fuera, y por abrir debate que fuera— la gente va a decir que esa es tu postura. Y, de repente, se me encasquetó la imagen de que yo estaba a favor de que muriera cuanto más gente mejor; que estaba favor del covid porque el covid iba a hacer que el clima fuera mucho mejor.
D.L.: Es exactamente eso, es intentar poner algo sobre la mesa para tener eso que decían antes, un debate adulto y, en fin...
E.D.: Ya lo he encontrado. Esto es lo que dije. 12 de marzo: “En nuestra temporalidad capitalista, no hay futuro imaginable. Qué más nos da una pandemia si el planeta se irá a la mierda en unos años. Apelar a la responsabilidad y coordinación como sociedad, de acuerdo. Para restablecer qué estado de normalidad exactamente. El bien general. Y si un cálculo demostrara que la reducción de emisiones por culpa del coronavirus, salva más vidas que la suma de fallecidos”, o sea, yo ya estaba en modo lanzar boutade a cascoporro y dije claramente en autodérision: “La preocupación por el Coronavirus es una preocupación pequeñoburguesa, por legítima que sea. Tengo muchas ganas de empezar mi cuarentena voluntaria y leerme todos los seminarios de Lacan”. Bueno; tuve como 500 “me gusta”, 55 respuestas al tuit primero, 20 al segundo, la gente lanzándose encima...

D.L.: A la yugular.
E.D.: ¡A la yugular! Y a veces son preguntas legítimas las que estoy haciendo. Los argumentos a los que apeláis se sostienen; son esos argumentos.

El grupo Ultraplayback
Ultraplayback presenta nueva canción, “Este fin del mundo cae en finde”.

D.L.: Me hace mucha gracia, no sé si leíste un textito que me encanta de Castoriadis que decía —para meterse con Foucault, que lo hacía a menudo— que, bueno, que pues claro que hay que hacer biopolítica. ¿De qué vas a hacer política si no? Un poco en la línea que decías tú: hablemos, ¿no? Porque al final de qué estamos hablando: ¿de la supervivencia individual? ¿De la supervivencia de algunos? ¿De la supervivencia de la especie?
E.D.: ¡Claro! Me habría faltado escribir al principio de esos tuits de que esto es toda una reflexión sub specie aeternitatis. ¿Dónde hay más muertes?

D.L.: ¡De cuántos ceros estamos hablando! Esto nos afecta mucho como personas que hemos lanzado al mundo artefactos como Reina o como esta canción, como este videoclip con Carlo Padial. Que ahí hay una intrahistoria que no sé si deberíamos sacarla o no... supongo que sí... pero que te la voy a contar y después ya veremos si se queda en el texto. El videoclip casi tenía que haber salido a la vez que Reina, pero ha tardado un poco más porque hicimos una segunda edición. En la edición original de Carlo, la Virgen no aparecía del baño de pronto ahí. Salía del coño de una chica de la fiesta que estaba borracha y dormida en el baño, y digamos que de debajo de la falda salía la Virgen. Y a mí me encantó cuando lo vi. Ese recordatorio de que absolutamente todos, incluso la Virgen, hemos salido del coño de una mujer. Pero claro, esto, en la época del #MeToo…

Conozco a Carlo y sé que ni remotamente iba por una elipsis de abuso, ¡pero es tan fácil decir que es eso! Cómo le dices tú a alguien, cuando ya ha he entrado en ese hilo de pensamiento, que no, que no es eso. Y lo comenté a Carlo, y dijo... “¡Hostia! Ni se me había pasado por la cabeza que se podría interpretar así”. Y como le dimos la libertad para hacer lo que quisiera, le dijimos que saldríamos a defender el videoclip si finalmente lo dejábamos.

¿Y qué hacemos? Pero Carlo dijo que no vale la pena malgastar un minuto de energía con mierdas así. Necesitas una segunda naïveté, como decía Ricoeur, y ver que no; que para nada va por ahí. Que sale de una chica que se ha emborrachado y está superbién y se ha puesto a dormir allí, y después la ves en la fiesta otra vez descansada y dándolo todo. Y no lo dejamos, pero la imagen era mucho, mucho, más bonita, desde luego. Pero tal como está el patio... Así que al final sí que hay una elipsis en el videoclip, pero no aquella.

Que esto conecta con que en Reina el alcohol está presente todo el rato. No sé si es una decisión consciente o no, pero le da un tono dionisíaco al libro. Por un lado, estás todo el rato distanciándote de la vida y diciendo que lo que mola es escribirla, no vivirla. Pero después está ahí...
E.D.: ¡Claro! Y hay un momento muy divertido, en la fiesta esta de mi amigo el médico... está por aquí... aquí: “Hay breves momentos en los cuales se sienta a hablar —parece que esté consolándola— con una amiga suya y yo hablo con Morgan, hablo con su madre, me hago amiga de su madre, veo cómo se lía y se enciende un porro”. Hay mucho costumbrismo alrededor del alcohol o de algunas drogas. O también, antes de eso, el momento este: “Preparamos a las dos de la mañana una cantidad malsana de tarta de galletas y chocolate. Se nos derrama un montón de leche —confesaré que no estamos en nuestro mejor momento en lo psicomotriz— y tenemos que ponernos a limpiar. Mezclar el chocolate con la leche, la mantequilla y el azúcar se convierte en algo tan sensorialmente satisfactorio como los vídeos de ASMR en Instagram en los que alguien corta en cuadraditos muy pequeños pastillas de jabón o alea pastas de distintos colores. Pasan algunos minutos y Tamara dice que se ha emparanoiado, que va a tumbarse un rato y que ya la despertaremos después. Nos quedamos en la mesa Marieta, Pablo y yo; bebiendo ron, fumando más, poniéndonos al día. Tamara duerme plácidamente”.

D.L.: El alcohol y el tabaco, otras drogas... y por eso digo que no estás ahí como una cosa de drogas, así como muy bajonera y terminal, si no, yo creo que al revés. Que es como una rendija, dónde ves que está saliendo de ahí dentro mogollón de vitalismo.
E.D.: Y al final del libro la conclusión es esa: ¡viva la vida!

D.L.: Exacto, por eso te digo, con el momento este catártico que no sé si está muy ficcionado o realmente estuviste allí viendo un rato arder Notre Dame…
E.D.: Lo estuve viendo un rato, desde un puente. Y mi compañera de piso estaba allí, llorando, enfadada con la gente que hacía Instragrams... Y yo le dije: “Te estás equivocando, Maria, lo interesante es esto, lo interesante son los selfies”.

D.L.: Sí, y está esa coincidencia que hablamos en los mensajes directos de Twitter: el protagonismo de la virgen en la novela y en el videoclip. De esa intuición, que en nuestra canción no está, diría que no está... No he hablado con Carlo de qué significa este videoclip, ni qué quería decir él ni nada, pero creo que ahí tuvo Carlo, dentro de su universo —pues es un videoclip muy de autor— y yo no lo tenía en su universo personal, pero de pronto creo que tuvo una conexión con el zeitgeist de poner a la Virgen, la Reina, la Diosa Madre, you name it.
E.D.: Sí.

D.L.: Algo como diciendo “si hay una salida del túnel, una salida de la extinción, es esta”. Y yo soy, como tú, muy pesimista; creo realmente que nos podemos extinguir perfectamente y, además —y aquí voy— por culpa del aceleracionismo, más pronto que tarde. Pienso que el aceleracionismo es demasiado jugar con fuego. Lo que puede acelerar es efectivamente que las contradicciones se resuelvan en unas condiciones materiales que transformen las cosas para bien. O no, o lo único que hace es acelerar unas contradicciones que aceleran la extinción, ¿no? Yo creo que las consecuencias de una aceleración son tan imprevisibles que me hace ser muy precavido como para vender aceleracionismo. Me parece que hay demasiada incertidumbre en el aceleracionismo.
E.D.: Yo no lo creo tanto... Lo que me preguntas es si es deseable el futuro al que nos lleva el aceleracionismo. Pero no lo creo tanto, básicamente porque creo varias cosas. La primera de ellas es que la izquierda, más allá de un cierto deseo de conservar e incluso volver a traer ciertas cosas ritualísticas —eso que para mí en eso todo lo afectivo, que yo salgo mucho y que me importa mucho— todo lo afectivo pertenece a un orden anterior que el orden de la racionalización progresiva y acelerada. Y que realmente lo que permitiría la aceleración de esas condiciones sería que, de repente, se fuera todo para abajo, acabáramos volviendo a una especie de feudalismo tribal, y dentro de ahí a lo mejor la izquierda tuviera alguna oportunidad.

Lo que me pasa es que creo que la izquierda no tiene una oportunidad global de implantar, yo que sé, un régimen global, decrecentista, que pudiera hacerse cargo de la situación y que pudiera llevarla a buen término. Creo que eso no va a pasar y que, si de verdad nos ponemos en una óptica de izquierdas, lo único que nos queda es esperar que se colapsen las cosas, y a ver si después, a través de, yo que sé, ritos tribales, magufadas, y pasárnoslo bien con la ayahuasca, podemos reconstruir como un existencia de izquierdas. Pero que si no, el camino de la racionalización no se detiene.

D.L.: ¡Esto me encanta! Y me encanta —y no sé cómo formular esto pero hay varias líneas de fuga— que hables mucho de astrología; y yo no sé si te lo tomas a chufla, o no te lo tomas a chufla, o no te lo tomas como no se lo tomaría un derridiano… yo no sé mucho sobre eso pero tengo un enorme respeto por todo lo que es tradición.
E.D.: Bueno creo que, básicamente, en cada momento que nos toca se intenta vivir casi a pesar del momento histórico. Y dentro de eso, pues una manera de vivir a pesar del momento histórico es a través de esos mecanismos y herramientas que son premodernas. Igual que, por ejemplo, en Reina el momento de “viva la vida” y abrazar la vida viene después de ver el declive simbólico de la civilización occidental, pues también el momento de abrazar la vida tiene un componente aceleración. Pero esta aceleración también está en el modo de vivirla; en la cotidianidad con un componente premoderno. Un estar unos con los otros a través de estas cosas, hablemos de estas cosas, utilicemos esto para hacer un día a día más vivible. Que es un poco también, yendo al videoclip, la aspiración de que el fin del mundo caiga en finde. Y también estos días veía que se planteaba la pregunta por parte de la hostelería y discotecas y tal de que no sabían si la gente iba a estar dispuesta después de todo esto a salir otra vez a discotecas, aunque fuera con mascarillas y tomando la temperatura. Y una persona de mi generación, apuntando con mucha precisión, diciendo que esto es no conocer a tu público. ¡Claro que van a querer salir!

D.L.: Sí, también está en el videoclip esa frase que dice que el único deshielo que te debe preocupar es el del Gin-Tonic que te vas a tomar. También está ahí la conexión con lo que hemos hablado de que esto, hagamos lo que hagamos, no podemos dejar de tomar Gin-Tonic. O sea; ¿cuál es tu opción? Vale. Pero seguimos tomando Gin-Tonic.
E.D.: Lo que me parece —y me gusta mucho el análisis que hace Homo Velamine de todo esto en Ultraracionalismo— es que, en cierto sentido, hay que constatar la irrelevancia a nivel geopolítico y a nivel de muchas cosas de nuestros estados liberales europeos. O sea, dentro de eso, para mí, por ejemplo, la izquierda puede dedicarse a hacer cosas pero, a un nivel histórico, la izquierda en España es irrelevante. Es como la mesa en una boda de los niños que están comiendo macarrones y pintando yo que sé. Eso es la sociedad española en el tablero de la historia en el que estamos. Para mí, a lo que puede dedicarse la izquierda en España es a poco más a que, mientras que los señores grandes y que tienen reuniones —porque Europa es un viaje continuo hacia la irrelevancia, más allá de cosas culturales—, los señores mayores que están discutiendo sobre sus cosas están produciendo efectos de la gran escala. China hace sus movidas; tiene toda su economía que funciona. Estados Unidos tiene sus movidas y va perdiendo hegemonía con respecto a naciones que se están desarrollando... Mientras todo esto sucede, pues podemos conservar, más o menos, un nivel de vida relativamente positivo para los que estamos aquí. O sea, para mí, el objetivo de la izquierda en este momento, tiene que ser ese de asegurarnos que el fin del mundo, aunque sea para nosotros, sea fin de semana.
D.L.: ¡Qué bueno!

E.D.: O sea, mantener el Estado del bienestar con distintas fórmulas que se piensen. Pueden tirar, yo que sé, de un montón de cosas. Pueden tirar del economista este, Bregnan, que aboga por la Renta Básica Universal. Puede tirar de crear estructura de Estado... Pero esto es para asegurarnos de que mientras estamos en la calle hacia el colapso, mantenemos un cierto estilo de vida y nos va relativamente bien. Estaba pensando en relación con la posición de España como la Florida de Europa; como un sitio dedicado al turismo...
D.L.: De la tercera edad, que se van a jubilar allí...

E.D.: Sí, sí; Esto lo analizan en Ultrarracionalismo, cómo la economía de España es un balneario para los yayos. Y eso que la verdad es que es una suerte ser un país balneario. Si tenemos que pasar ese colapso civilizatorio, no está tan mal ser un país balneario. Y las demandas, incluso desde el aceleracionismo de izquierdas, tipo Alex Williams y Nick Srnicek, como reconstruir un tejido industrial. Pero también parece, por parte de alguna de esa izquierda, que reconstruyéndose tejido industrial de repente el país va a adquirir tremendísima relevancia.

D.L.: Me gusta mucho esa idea que acabas de decir que el papel de la izquierda solo puede ser el de los cuidados paliativos. Su papel es que tengamos una muerte digna ante la trituradora en la que se ha convertido nuestro sistema económico globalizado. Defienden la muerte digna...
E.D.: La eutanasia.
D.L.: Exacto, la eutanasia. Pero, en realidad, lo que están defendiendo es que la eutanasia colectiva sea lo más agradable y lo más digna posible. No sé si tiene que ver con la experiencia que estás teniendo ahora con los movimientos estudiantiles de izquierdas. ¿Y qué dices aquí en la novela? Espera que lo tengo apuntado por aquí. “Teo está fascinado por la democracia directa y yo tengo menos fe en lo directo de la democracia”. ¿Tiene que ver con la parte organizativa de la izquierda o vas más lejos, o el concepto este de democracia como que tenemos que deliberarlo todo todos, y votarlo todo, o por dónde va la frase?
E.D.: Yo creo que va más lejos, en parte porque para mí la salida que nos aseguraría que no fuéramos al colapso no es una salida democrática. O sea, la salida que aseguraría que no fuéramos al colapso para mí sería una dictadura global, básicamente. Porque la democracia, a nivel conceptual y a nivel moral seguramente sea el más virtuoso de los regímenes posibles. Pero la democracia también tiene esta cosa de que ralentiza. Y estamos en un momento en el que es esa ralentización de los procesos la que nos lleva la muerte. No tengo fe en que la democracia nos salve, ni siquiera la democracia directa. Porque creo que, incluso si hicieras cosas como elegir a los representantes por sorteo, tampoco se resolvería nada. Porque no es una cuestión de que actúe de repente el pueblo según sus intereses porque se conozca como tal. A esa cosa lacaniana de que primero está el reconocimiento, el reconocerse, y luego se actúa en consecuencia. Que es lo que dice en uno de los textos de los “Escritos”: que primero se reconoce que existe una cosa así como proletariado, y luego ya se actúa como proletariado. Hay que reconocerse como objeto y tener ese sentimiento. Y no se va a tener ese sentimiento porque no hay la base para tenerlo.

D.L.: En relación con la decadencia que dices de Europa y Estados Unidos, me he acordado de una cosa que dijo Walter Mignolo en una conferencia. Dijo que Hegel escribió que El Espíritu se había movido de Oriente a Occidente. Lo que pasa es que ahora ya ha pasado de largo y estamos viendo cómo vuelve a Oriente. Está volviendo a China, está volviendo a la India... El Espíritu no se movió y se quedó en Occidente...
E.D.: ¡El espíritu no se para! ¡El Espíritu se pide otra antes de que cierre el garito!

D.L.: ¡Exactamente! Se va al siguiente after...
E.D.: ¡Sí! Eso lo hace muy buena metáfora. Yo creo que estamos casi en el after de la civilización.

D.L.: Pero siempre hay otro after, ¿no?
E.D.: Sí, ¡claro!

D.L.: No sé si sabes que tenemos una canción que se llama “Te perdí en un after”, que va de una pareja que se pierde en un after, y ella le dice a él: “Te perdí en un after, ya te encontraré... en otro after”. Es también otra metáfora muy bonita que ha salido de esta conversación que es que el espíritu es una cosa que va de after en after. Que cuando le chapan uno se va a otro.
E.D.: Hegelianismo de nuestro zeitgeist.

D.L.: Porque volvemos otra vez a una metáfora que es una reelaboración de la de Hegel, porque es una metáfora nocturna, es una metáfora otra vez muy ligada al alcohol y al disfrute y a lo sensorial, y a lo erótico... Es otro Espíritu, ¿no? ¿O qué?
E.D.: Claro. En vez de que la oscuridad, el momento, la noche donde todas las vacas son pardas.. pues la noche es el momento que está guay para disfrutarlo, o sea, el finde... ¡el finde es la noche!

D.L.: Claro, por eso queremos un fin del mundo en finde.
E.D.: ¡Claro!

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