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“La situación es complicada para nosotros desde siempre”, matiza Lamine Saar al ser preguntado por cómo está afectando al colectivo mantero la crisis sanitaria y la emergencia social. “Incluso antes de la llegada del covid-19 y ya con el nuevo gobierno, aumentó la persecución policial contra nosotros”, añade.
Reconoce que el confinamiento ha complicado todavía más su situación, pero lo cierto es que la crisis del coronavirus no ha impedido que el sindicato popular de vendedores ambulantes de Barcelona haya trabajado estos días para intentar paliarla: el colectivo anunciaba recientemente que habían confeccionado más de 5.000 mascarillas y batas donadas a hospitales catalanes y que habían repartido productos de primera necesidad a más de 300 familias vulnerables.
Imagino que la situación del confinamiento está siendo complicada para vosotros.
Nosotros salimos a trabajar a diario para poder comer dos veces al día. No tenemos el privilegio de quienes pasan el confinamiento en su casa con la nevera llena de comida y viendo Netflix. Dicen que no van a dejar a nadie atrás, nosotros somos nadie, los negros, que estamos fuera de cualquier ayuda, porque ser irregular es como estar fuera de España, es como no formar parte de la sociedad porque no tenemos derechos.
Por eso hemos formado un sistema para mantenernos por nuestros propios medios. Ante la situación de emergencia pusimos en marcha un banco de alimento que gestionamos desde nuestro taller. Las personas pueden colaborar a través de una cuenta bancaria, así hemos podido ayudar a más de 350 familias aquí en Barcelona.
Acabas de mencionar el taller de vuestro sindicato, ¿puedes contar cómo surge y cómo está funcionando ahora el sindicato?
El sindicato surge en 2015 después de una persecución policial en Salou que terminó con la muerte de un compañero. Casos similares son frecuentes, sufrimos la criminalización y la brutalidad aquí, en Francia y en muchos otros lugares. Fundamos el sindicato para protegernos aunque no está reconocido legalmente por el Gobierno. Desde entonces el sindicato está haciendo un trabajo gigantesco, acompañando a migrantes discriminados con problemas laborales, legales y sanitarios. Trabajamos tanto en España como fuera para ayudar a quienes quieren llegar a otras partes de Europa.
Hemos dando charlas en las universidades para sensibilizar a la gente y cambiar los prejuicios que muchos tienen hacia nosotros debido a los grandes medios de comunicación. Pero sabemos que para salir adelante no es suficiente con dar charlas y convocar manifestaciones. Por eso creamos una marca propia, “Topmanta”, como un mecanismo de resistencia, para desmontar las acusaciones que se hacen contra nosotros de que vendemos productos falsificados y cosas así.
Muchos comerciantes no quieren reconocer nuestra marca. Nunca es fácil porque para llegar a la altura de los demás siempre tenemos que trabajar el doble, al cien por cien, porque somos los manteros. Empezamos de cero y fuimos recaudando dinero, también gracias al apoyo económico de gente solidaria que hizo donaciones a través de Internet. Así, logramos abrir nuestra tienda, armar nuestro taller de serigrafía y lanzar nuestra primera línea de moda.
Ahora con la pandemia, para no parar el taller, hemos vaciado la tienda y se ha convertido en un taller de costura. Las personas que ahora no pueden trabajar en la calle vienen aquí y enfrentan esta situación haciendo las batas y las mascarillas que los médicos necesitan. Hemos repartido todo este material en hospitales, en residencias, a colectivos y personas vulnerables.
¿Qué valoración haces de la campaña hasta el momento?
La campaña está yendo bien porque al principio eramos 100 entidades y en menos de una semana hemos superado las 1.000 adhesiones. También se ha conseguido que varios políticos se pronuncien sobre la cuestión en el Congreso, esto es un logro y vamos a seguir empujando.
Las medidas que se quieren sacar adelante como la regularización parcial de los migrantes para trabajar en el campo no soluciona nada. Deberían regularizar a todas las personas que viven en un territorio. Además esta regularización no es sólo en beneficio de los migrantes sino del propio Estado. Si nos permiten trabajar legalmente no vamos a necesitar ayudas, al contrario, vamos a cotizar a la seguridad social y a contribuir a pagar las pensiones de las personas jubiladas. Además la misma ley de extranjería, en el artículo 127, nos respalda en este sentido. Por eso nosotros no pedimos, exigimos al gobierno que se pronuncie y regule a las migrantes.
En este sentido, desde la campaña habéis declarado en varias ocasiones que la regularización no es una cuestión solidaria sino de derecho.
La regularización es un derecho humano. No es por la emergencia, esto está mal desde antes. La ley de extranjería tiene que cambiar. España ha firmado la declaración de los derechos humanos, al igual todos los países que forman parte de la ONU, todos deben aplicarlos. Están vulnerando derechos que deberían respetar.
Para conseguir esto, tenemos que implicar a todas las partes, hay que estar juntos. La gente está confinada y lo está pasando mal pero no están en la cárcel, no están en los CIEs, en una situación nefasta, donde se tortura a personas que no han cometido ningún delito, que están ahí por no tener papeles, por ser pobres, por la pobreza que genera el sistema capitalista.
Por eso, a las personas que tiene poder y deciden en el país, políticos, ministros, jueces, fiscales, les invitamos a que reflexionen, a que aprendan algo de toda esta situación, que tomen conciencia, que recuperen los derechos humanos y los apliquen; que saquen a los pobres de las cárceles y dejen de generar pobreza y desigualad para poder vivir en un mundo en el que todos tengamos los mismos derechos.