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Libia
Aml Barghouti: “En Libia la solidaridad tras la catástrofe está rompiendo la dinámica de años de conflicto”
Hace tres semanas de la hecatombe que sumergió barrios enteros en la ciudad libia de Derna. El contador de personas muertas y desaparecidas ya no se mueve tanto como los primeros días, y las informaciones que llegan desde el país norteafricano van en declive. Sin embargo, las decenas de miles de personas desplazadas que lo han perdido todo tardarán tiempo en recuperar su independencia. Hasta entonces, la crisis humanitaria seguirá ahí.
Aml Barghouti es la responsable de la comunicación de UNICEF en Libia y ella misma es ciudadana del país. Hablamos con ella de la situación sobre el terreno en un momento en el que los esfuerzos de los grupos humanitarios dejan atrás una fase inicial, en la que se centran en la lucha por salvar vidas y en la recuperación de cadáveres, y entran en un episodio posterior, en la que se plantea cómo sostener la dignidad de centenares de miles de personas de ahora en adelante.
Antes de empezar la entrevista, Barghouti hace saber que se ceñirá a cuestiones humanitarias y que evitará entrar en valoraciones políticas.
Decenas de miles de desplazados. ¿Quién y cómo los hospeda? ¿Cuáles son sus mayores necesidades?
Se cuentan alrededor de 43.000 personas desplazadas, pero es probable que la cifra sea superior, puesto que mucha gente está siendo hospedada por familiares. La recopilación de datos es un poco compleja porque no todos los desplazados internos están registrados en refugios bajo el control de grupos humanitarios. En muchas ocasiones puede haber cinco o seis familias bajo el mismo techo.
En cuanto a las necesidades, la más urgente es el refugio. Necesitamos más y más y más refugios, porque tenemos al menos 43.000 personas que no tienen un techo encima de sus cabezas
Por todo ello, hacer un seguimiento y hacer que la ayuda humanitaria alcance a todo el mundo requiere esfuerzos añadidos. Por ahora, tenemos 19 escuelas en Derna, Bengasi y Al-Bayda, principalmente, que han sido convertidas en refugios temporales para quienes no cuentan con apoyo familiar. Muchos desplazados internos se están reubicando ahora en ciudades como Tobruk o Bengazi. En cuanto a las necesidades, la más urgente es el refugio. Necesitamos más y más y más refugios, porque tenemos al menos 43.000 personas que no tienen un techo encima de sus cabezas. Además de eso, hay que añadir el agua potable, los alimentos, el apoyo sanitario básico y ahora también espacios de aprendizaje para los niños, ya que las escuelas abrieron a principios de septiembre. También debemos garantir más apoyo psicosocial para los niños, así como para sus padres. Han sufrido cosas horribles. Han visto muertes, han sufrido inundaciones, han sido desplazados y saben que los que les queda por delante tampoco es un buen trago, puesto que son desplazados.
Dices que el número de personas que podrían requerir ayuda humanitaria es probablemente mayor a esos 43.000. ¿Existe un cálculo aproximado del número total de personas que podrían necesitar ayuda?Sí. La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios calcula que son más de 800.000 personas. Eso incluye las comunidades anfitrionas, porque cuando mencionamos esa gran cifra, no se trata solo de ciudades afectadas por la tormenta, sino también las comunidades que acogen a los desplazados. Por ejemplo, Bengasi no sufrió la tormenta, pero alberga comunidades desplazadas. Así que un gran desplazamiento de personas hacia Bengasi supone un reto enorme para los servicios básicos, el acceso a agua potable, la salud y la educación. Las escuelas estarán llenas. En Libia tenemos un 40% de la población que son menores de 18 años. Así que estimamos que más de 300.000 niños también se verán afectados.
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Muchos niños han perdido a sus familias o aún no las han encontrado. ¿Quién se hará cargo de ellos a partir de ahora?
Ese asunto cae bajo la responsabilidad de las autoridades nacionales, los departamentos de Bienestar Infantil y el Ministerio de Asuntos Sociales. Por supuesto, con el apoyo de agencias internacionales, como UNICEF. El primer paso ahora es trabajar con el Ministerio de Asuntos Sociales para identificar y registrar a estos niños que están solos y separados de sus familias y mantenerlos en entornos de cuidado provisional. Hemos visto en los medios de comunicación que las autoridades del Este están tratando de crear lugares para niños huérfanos. Asignan subsidios diarios y mensuales a esos niños y también están analizando la situación que atraviesan en cuanto a vivienda.
Sí. Muchas personas desplazadas se están refugiando en Trípoli, que cae bajo las autoridades del Oeste del país. Así que trabajamos con todas las autoridades. Trabajamos estrechamente con las unidades de emergencias del Este y también del Oeste.Muchas calles en Derna están destruidas, ¿esperan los ciudadanos desplazados no poder regresar en años? ¿Tienen alguna información sobre este tema o sobre quién y cuándo va a reconstruir sus edificios y calles?
Creo que es pronto para tener una respuesta para esto. También complicado, porque durante las últimas semanas todas nuestras preocupaciones han ido dirigidas a las personas que necesitan ayuda para seguir con vida. Rescatar personas, encontrar a quienes han fallecido y también ofrecer respuestas mediante atención médica, kits de higiene, refugios, etcétera.
En Libia tenemos familias extensas, y hay personas que han perdido a más de 100 familiares. Hay cuerpos que no han podido ser reconocidos porque todos los miembros de esa familia han muerto
¿Podría describir cómo el desastre ha afectado el estado de ánimo y el comportamiento de los supervivientes?
Explicar la devastación y el impacto de la tragedia sobre las personas es imposible. Los supervivientes que se hospedan en los refugios arrastran una profunda huella psicológica. Se palpan la conmoción y el dolor. En Libia tenemos familias extensas, y hay personas que han perdido a más de 100 familiares. Hay cuerpos que no han podido ser reconocidos porque todos los miembros de esa familia han muerto. Muchas personas han quedado atrapadas entre la lucha por procesar la pérdida de sus seres queridos y la urgencia del momento con todas las incertidumbres que conlleva. ¿Qué pasará conmigo? ¿Mi calle y mi casa serán reconstruidas? ¿Volvemos a nuestra ciudad?
Mucha gente solo tiene en mente poder regresar a su calle, a su casa, y empezar a reconstruir. Con eso quiero decir que incluso en medio del desastre, la gente alberga algún tipo de esperanza. Derna era conocida entre los libios como la ciudad del jazmín. Era muy bonita. Luego, hasta hace seis años, se vio gravemente afectada por el conflicto. Y ahora se enfrenta a una gran destrucción. El espíritu humano y también el sentido de comunidad ofrecen alguna esperanza incluso a la sombra de una catástrofe.
¿Cómo se están enterrando a las personas? ¿Qué hace la gente con los cuerpos?
Muchos de los cadáveres, más de 4.000, fueron registrados y tienen un certificado de defunción. Pero muchos otros llegaron escupidos por el mar tras pasar cinco o diez días en el agua y son imposibles de identificar. No puedes saber quién es esa persona ni si es un hombre o una mujer. Libia no tiene la capacidad de hacer una prueba de ADN con todos los cuerpos recopilados y muchos están siendo enterrados sin ser identificados. Hay más de ocho mil personas desaparecidas. Y tenemos más de 2000 personas enterradas sin reconocimiento. No poder pasar página ni pasar el duelo es una pesadilla que está condenando a miles de personas.
También hay inmigrantes y refugiados que vivían en Derna, que lamentablemente murieron y que no han podido ser reconocidos porque no tenían documentos. Fueron enterrados junto con otras personas no identificadas.
La ciudadanía también se ha movilizado por cuenta propia. ¿Puede mencionar algún ejemplo habitual de solidaridad?La gente de toda Libia, tanto del este como del oeste y también del sur, se han solidarizado y han actuado como un solo pueblo. Hacen donaciones, compran ropa, medicinas, se desplazan a título personal para transportar artículos de primera necesidad hacia los supervivientes de Derna y de los alrededores. Desde Trípoli hasta Bengasi son 1.000 kilómetros, por lo que no es un país pequeño, pero conducen dos días hasta llegar. Para un país que ha sufrido tantos conflictos y divisiones, es alentador ver a la gente unirse como una nación y ayudarse unos a otros. He visto a muchas personas ofreciendo su hogar a desconocidos del otro lado del país para que se hospedaran con ellos. La solidaridad está rompiendo la dinámica de años de conflicto y de divisiones.
¿Cuál es el presupuesto que un grupo como el suyo puede necesitar para mantener todo este apoyo sobre el terreno?
En UNICEF hemos presupuestado 6,5 millones de dólares para tres meses. Es un proyecto a medio plazo que incluye intervenciones básicas y que salvan vidas, como kits de higiene, la construcción de escuelas en barracones, asistencia médica, refugios temporales y también asistencia psicosocial apoyo a la hora de identificar y rastrear familias. Ahora se entrará en una fase de recuperación de la ciudad, de reconstrucción y rehabilitación, en el que habrá que abordar asuntos como quién construirá los tres hospitales clave en Derna, quién construirá la escuela en Baida, etcétera
Ahora que aumentan las necesidades sobre el terreno necesitamos más atención de los medios, la gente se ha quedado sin nada con qué vivir y el mundo no puede estar de espaldas a ello
¿Existe algún riesgo de que los supervivientes en Libia queden desatendidos una vez el foco de la prensa internacional abandone el país y se centre en otros lugares del mundo?
Sí, este es el miedo que palpamos sobre el terreno. Durante la primera semana tuvimos 90 entrevistas en cinco días. Ahora tenemos apenas una cada cinco días. La comunidad internacional se desplazará hacia otras ubicaciones. Libia no recibía ayuda humanitaria durante los últimos años. Hasta que ha llegado esta crisis. Ahora que aumentan las necesidades sobre el terreno necesitamos más atención de los medios, la gente se ha quedado sin nada con qué vivir y el mundo no puede estar de espaldas a ello.
Solo necesito pedir de nuevo a los medios de comunicación internacionales que mantengan el foco en Libia, porque la gente está realmente necesitada. La atención está disminuyendo y eso a los libios les causa temor. Sienten que la atención global fue solo una tendencia de unos días y que pronto quedarán fuera del radar. Que se terminó el hype.