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Mikel Herrán (PutoMikel): “Diversificar el pasado ataca el discurso de que la desviación es algo moderno”
Mikel Herrán (Zaragoza, 1991), alias PutoMikel, es el “maricón pintado” que desde su canal de YouTube desmonta el relato de la Reconquista, muestra las expresiones de disidencia sexogenérica del pasado o explica cómo el Estado de Israel instrumentaliza la arqueología en su genocidio contra la población palestina. El arqueólogo sostiene que es posible ser riguroso en la divulgación de hechos históricos sin perder el punto mamarracho que le dan sus atuendos drag y las numerosas referencias a la cultura pop.
Ha publicado con Planeta La historia no es la que es. Es la que te cuentan (2022) y Sodomitas, vagas y maleantes. Historia de la España desviada de Atapuerca a Chueca (2024), pero su camino comenzó en YouTube en 2018. Empezó en esa plataforma para contrarrestar los discursos de derecha que utilizan una “visión reduccionista” de la historia para crear un “nosotros contra ellos”: “Las confrontaciones del pasado se pueden proyectar a futuro; el enemigo que eran los musulmanes ahora pueden ser las personas menores que migran solas”.
El arqueólogo muestra desinterés por la historia de los grandes nombres y batallas, y cree que transmitir los relatos cotidianos —“en un yacimiento hay muchas más ollas que puntas de flecha”, dice— ayuda a diversificar el pasado y a mirar con más apertura de mente a las disidencias de la norma de hoy. Al fin y al cabo, las desviaciones siempre han existido: “Estoy segurísimo de que en los miles de años de Atapuerca hubo dos señores dándose por culo y dos señoras comiéndose el coño”.
Hace seis años subiste un vídeo a YouTube defendiendo que llamar “cavernícola” a un machirulo es un insulto… para los cavernícolas. Es un plano fijo de casi veinte minutos en el que hablas un poco mosqueado a cámara en tu salón o cuarto. Ahora, tienes unos drags despampanantes, varios fondos y props por vídeo y te mojas en política en metrajes de hasta una hora. ¿Cómo empezaste el canal y cómo ha llegado hasta donde está hoy?
El vídeo de los cavernícolas lo hice porque era algo que me quería desquitar en el momento: me molestaba que se hablara de los hombres de la caverna como exponentes del machismo, porque eso es asumir que el machismo es nuestro estado primario cuando no es así. Iba a ser algo puntual, pero un año después pensé en utilizar YouTube para acercar la historia y la arqueología porque iba a conferencias y notaba un salto bastante grande entre lo que se dice ahí y cómo habla del pasado la gente que no ha estudiado historia más allá de la educación obligatoria. Por esa época, [Santiago] Abascal o algún diputado de Vox habló en el Congreso de la Reconquista utilizando todos los mimbres del discurso nacionalcatólico tradicional, y para contrarrestar eso me propuse ser más activo en el canal.
Lo de jugar con el maquillaje y el género vino después de una residencia en Catar. A la vuelta estaba ya con el doctorado y grabar era un hobby para cuando terminaba de trabajar en la tesis; desconectaba investigando, escribiendo guiones o grabando.
En un punto empiezas a aparecer en drag en todos tus vídeos. Si una persona que hace divulgación quiere llegar a la máxima gente posible, ¿no fue esto un tiro en el pie? ¿O estamos en un punto suficientemente avanzado como para hacer caso al “maricón pintado”?
Al facha de turno no le va a interesar lo que yo tenga que decir por ser un maricón pintado, pero ya de por sí no me iba a escuchar por rojo. Para mí, el drag es una forma de expresión personal y una manera de acercar otras realidades. También tiene un punto de hacer algo distinto o de llamarle la atención a alguien, que se pregunte “quién es ese maricón pintado” y entre en un vídeo. Tiene un elemento que permite entrar a otra gente que, aunque no sea del mismo espectro político, tiene una cierta apertura de mente o mis vídeos le muestran que se puede hablar de cosas serias con un envoltorio más mamarracho, divertido o esperpéntico.
Divulgas sobre la Historia presentándola más como rizoma, con sus aportes diferentes y desviaciones, que como flecha. En el instituto se nos enseña que las edades son bloques monolíticos totalmente diferenciadas entre sí. En nuestra cabeza está el modelo de familia nuclear vigente desde la Prehistoria gracias a los Picapiedra. ¿Relajar esta rigidez del pasado ayudaría a la gente de ahora a estar más abierta a vivencias que se salen de la norma?
Sí, porque uno de los grandes puntos que se achacan contra cualquier tipo de representación de la diversidad es que esto es fruto de la modernidad. Las fuentes y la evidencia están ahí, lo que pasa es que se ha focalizado mucho sobre un tipo de pasado que es el que más se enseña en la educación obligatoria: esa historia política y militar que habla de grandes reyes y guerras y que construía la nación y el relato nacional.
Anular el pasado de colectivos minorizados es una herramienta para devolvernos a esos modelos donde el sujeto neutro es masculino, con ciertos oficios y perteneciente a ciertas clases. Lo venden como un estado natural al que debemos volver
En un yacimiento hay muchas más ollas que puntas de flecha y, quizás, si mostramos esas escenas cotidianas, podemos abrir la mentalidad y asumir que la historia no es solo grandes metanarrativas y violencia. Cuanto más diversifiquemos el pasado, más podemos contravenir este discurso de que esto [lo cuir, lo migrante, lo racializado, etc.] es un invento moderno. Anular el pasado de colectivos minorizados es una herramienta para devolvernos a esos modelos donde el sujeto neutro es masculino, con ciertos oficios y perteneciente a ciertas clases. Lo venden como un estado natural al que debemos volver.
Sobre la parte más política que mencionabas antes, ¿cómo instrumentaliza la derecha una visión reduccionista de la Historia?
La visión reduccionista es necesaria para crear un nosotros contra ellos. En este caso, el gran relato es los españoles contra los musulmanes, pero después es nosotros contra los herejes, las poblaciones nativas del continente americano o los protestantes. Lo que estas metanarrativas recalcan es que, aunque el enemigo haya cambiado, el sujeto en sí, el nosotros, es eterno.
Esas confrontaciones se pueden proyectar a futuro. Ese enemigo que eran los musulmanes ahora pueden ser las personas migrantes o las personas menores que migran solas. El dedo puede cambiar a quién señala, pero el nosotros sigue siendo el mismo, y ese ente que ha existido durante 2.000 años tiene que protegerse ahora como se ha protegido siempre. Ese es el relato que necesita la derecha y el nacionalismo. Necesitan la historia común, porque, sin ella, la identidad monolítica de “españoles” desaparece.
La historia de un territorio es muy compleja y abarca muchos tipos de poblaciones, pero el Estado de Israel se focaliza en el periodo que mejor refuerce el discurso nacional
Y no se trata solo de ganar debates o elecciones. El Estado de Israel utiliza la arqueología para justificar su genocidio en la Franja de Gaza, decías en un vídeo hace unos meses.
Es un caso paradigmático de cómo la historia de un territorio es muy compleja y abarca muchos tipos de poblaciones, pero el Estado de Israel se focaliza en el periodo que mejor refuerce el discurso nacional. Así venden una legitimidad histórica para esa tierra que justifica la construcción del Estado de Israel por parte de la minoría judía que existía en Palestina cuando se hizo la partición.
Si Marruecos invadiese Andalucía construiría un relato fundamentado en el periodo islámico de la península, y si declarase la guerra Italia lo haría con los romanos. Siempre hay un intento de vincular la historia del territorio al discurso imperante de la entidad política del momento.
Hablas en tu último libro, Sodomitas, vagas y maleantes, de desviados. ¿Te gusta el término o lo usas para que no te acusen de presentismo?
Un poco ambas [ríe]. El término desviado es elástico y me permite abarcar todas las realidades actuales y las pasadas porque, como se construye con base en una norma, si esta cambia, lo que se considera desviado o disidente también. Así puedo hablar de cuál era la norma sexual en Roma y quiénes eran los disidentes, que no coinciden muchas veces con las disidencias de género de hoy.
Porque tan presentista es decir que Eleno de Céspedes era trans como afirmar que Fernando el Católico era heterosexual o que durante toda la Historia han existido roles de género y estos conllevado una diferencia de poder.
El presentismo es hasta cierto punto inevitable porque partimos de un punto de vista y teorías presentes, pero la acusación solo existe cuando hablamos de historias de colectivos minorizados. He leído muchos libros y artículos de historias que hablan de sexualidades disidentes y ponen una advertencia de que usan términos actuales por conveniencia, pero que en Grecia o Roma no hablaban de homosexualidad, por ejemplo. Todos esos asteriscos y matices no los he visto nunca para los discursos de una sexualidad normativa.
Dentro de lo que se entiende como Historia de España, ¿cuál es el borrado de la desviación que más rabia te da?
No es específico de la historia de España, sino de Europa occidental, pero me da mucha rabia la idea de que el cuerpo siempre se ha leído igual, sobre todo porque la gente no lo entiende o no quiere entenderlo. Es muy importante hablar de este cambio de leer cuerpos masculinos y femeninos como gradaciones de lo mismo —grados de perfección, que decía Galeno de Pérgamo—, frente a leerlo como dos entes completamente separados que son distintos en esencia, aunque los dos modelos se usaran para justificar el machismo. El cambio del entendimiento del cuerpo, que puede parecer algo secundario, afecta a cómo se acaba leyendo el género.
El travestismo estaba aceptado más o menos en el Antiguo Régimen porque se entendían los cuerpos masculinos y femeninos como gradaciones de lo mismo
Esa forma de entender el cuerpo en el Antiguo Régimen lleva a que el travestismo en la Edad Moderna sea una auténtica tradición europea, como dice Miguel Martínez. El travestismo tanto masculino como femenino estaba aceptado más o menos, siempre y cuando no hubiera un cruce de las barreras sexuales. El paso al sistema moderno corta totalmente el traspaso de un cuerpo a otro y las personas intersex pasan a tener que ser clasificadas como uno u otro, lo que da lugar a las mutilaciones forzosas que siguen haciendo hoy en muchos sitios.
Ahora que ya hemos aclarado todo esto del presentismo, y ya que estamos en familia, vamos a preguntar lo que todo el mundo quiere saber: ¿había maricas en Atapuerca?
Habría una norma sexual que no conocemos y habría gente que rompía esa norma. Estoy segurísimo de que en los miles de años de Atapuerca hubo dos señores dándose por culo y dos señoras comiéndose el coño, no me cabe duda. Lo que no sabemos es si eran desviados o no, porque no sabemos si esa norma aceptaba darse panoja [golpea repetidamente el lateral de una mano cerrada en puño contra la otra con la palma abierta] o si eran disidentes. Sabemos por la etnografía que esas actitudes han existido y existen en grupos de cazadores-recolectores o en el reino animal, así que por qué no va a existir en Atapuerca con los Homo Antecessor u Homo Sapiens.
¿Quién es tu personaje histórico desviado favorito y por qué?
Eleno de Céspedes. Es mulata o mulato y llega a ser primero soldado y luego cirujano en la corte de Felipe II. Se tuvo que hacer algún tipo de cirugía a sí mismo para reasignar cosas [genitales], porque consiguió “engañar” a unos médicos que lo examinaron y demostraron que tenía sexo masculino, aunque un tiempo después le volvieron a examinar y no los tenía. El hecho de que le dijeron que tenía que vivir como mujer tras años haciéndolo como hombre la convirtió en la primera cirujana con formación médica de Europa, que sepamos. Es un enredo barroco de estos que nos encantan, que lo lees en una novela y dices “claro que es una novela, esto es un personaje de ficción; no puede ser real”.
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Uno de mis youtubers favorito. Me ha dado muchísimas horas de diversión y aprendo enormemente con él. ¡Qué placer tenerlo por aquí!
Los comentarios de Paco Caro no tienen desperdicio, muy acertados.
Los capitalistas, gustan de imaginarse a un ejecutivo de Wall Street, ponerle barba, pieles y una garrota, y colocarlo frente a una cueva, vigilando "sus" "propiedades" y "su" "familia". Y entonces van y te dicen: "¿veis?, eran como nosotros". Naturalmente, es un juego trilero. A los capitalistas, los verdaderos antepasado paleolíticos, les parecerían marcianos, con una estructura familiar matriarcal y una economía comunitaria sin propiedades.
Por supuesto que la homosexualidad es biológicamente natural en la especie homo sapiens. Allí donde hubo, hay o habrá, seres humanos, hubo, hay y habrá, homosexualidad. Por una razón muy sencilla: en nuestra especie, el sexo no tiene un fin reproductivo, su objetivo es crear vínculos afectivos entre individuos. La reproducción es un efecto secundario. De hecho, nuestros antepasados paleolíticos no asociaban sexo con reproducción, los hombres no dejaban embarazadas a las mujeres, sino que sucedía por motivos mágicos. Los hijos no tenían padre.
El conservadurismo tiene una necesidad muy fuerte, de creer que nuestros antepasados paleolíticos eran como dichos conservadores. Así pueden tildar de "antinatural" lo que no sea conservador. Nuestros antepasados paleolíticos, ya no existen, pero los antropólogos occidentales, han podido estudiar a muchas culturas que vivían como dichos antepasados. Y no se parecen en nada a lo que defienden los conservadores. Ni la estructura social, ni la familiar, ni la economía ni la sexualidad. Lo que es profundamente antinatural, anti biológico, es lo que defienden los conservadores.