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LGTBIAQ+
Andalucía verde, blanca y arcoíris
“Qué es eso de orgullo gay, eso los maricones de Nueva York, aquí somos andaluces”, así de tajante se mostraba La Moni de Huelva, referente de la lucha LGTBIQ en Andalucía, en una entrevista en la televisión pública onubense cuando le preguntaban por el orgullo gay. Una sentencia que en la actualidad puede ser leída como el clamor de una época, las disidencias buscan en las historias de su tierra espejos cercanos donde mirarse más allá de los que provienen de la cultura anglosajona, para reivindicar una memoria propia.
“Necesito referentes que hayan vivido antes que yo, que también esten en la misma situación porque no tengo ninguno”, comenta el activista intersex Bernar SF
En el territorio andaluz, la historia LGTBIQ enterrada por años de silencio, vuelve a florecer y a buscar su hueco a través de diversas iniciativas y reivindicaciones por parte del colectivo. Y es que la comunidad autónoma cuenta con una amplia genealogía de referentes, desde su propio Stonewall con la persecución en el pasaje Begoña, una de las primeras manifestaciones LGTBIQ del estado español, la del 25 de junio de 1978 y grandes referentes como Manolita Chen, Miguel de Molina u Ocaña.
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En un momento en el que los discursos y la violencia LGTBfóbica tienen un repunte en Andalucía y en el resto del estado español, según la encuesta realizado por 40db para la FELGTB más de 280.000 personas LGTBI+ han sufrido agresiones en los últimos cinco años, el colectivo echa la vista atrás en su historia para recuperarla y aprender de ella. Uno de los casos más paradigmáticos de represión histórica LGTBIQ en el territorio es la de la antigua cárcel de Huelva, que durante las décadas de 1960 y 1970 fue destinada al internamiento de homosexuales, que eran castigados al amparo de la Ley de Vagos y Maleantes. En este edificio solo se destinaba a aquellos “homosexuales-activos”, para los considerados pasivos se encontraba una cárcel del mismo tipo en la ciudad de Badajoz. “Yo tengo claustrofobia por culpa de la vieja prisión. No había casi espacio para dormir”, relata La Moni de Huelva, al ser preguntada por su paso en el centro.
El pasado miércoles 28 de junio el colectivo transfeminista LGTBIQ+ organizaba una concentración frente al edificio para “recordar los motivos por los que salimos a la calle y para no olvidar que el Estado español ya no nos encarcela, pero siguen presentes como formas de castigo, como la falta de reconocimiento o la invisibilización”.
El edificio en el que durante el franquismo se reprimió y se ejerció violencia sobre diversas personas por su identidad de género u orientación sexual se encuentra desde hace décadas derruido y abandonado por las instituciones. Desde Huelva transita exigen que se rehabilite el espacio como un lugar para la memoria del colectivo. “Es un espacio que forma parte de nuestra historia, somos lo que somos por quienes vinieron antes. No hay casi espacios en España que hablen de nuestra historia”, comenta Rozío Fajardo Fernández desde Huelva Transita.
La reivindicación memorialística de las disidencias onubenses surgen en un contexto en el que por primera vez tras varios años en el ayuntamiento no se ha colgado la bandera LGTBIQ durante el día internacional del orgullo tras la entrada de la nueva alcaldesa del PP.
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A pesar de la represión en Andalucía, también surgieron espacios seguros para las personas LGTBIQ durante el franquismo. El Pasaje Begoña fue durante la década de los 60 y 70 un punto de fuga para las disidencias sexuales en el contexto de una dictadura que los perseguía y criminalizaba. Torremolinos era uno de los destinos turísticos predilectos para los extranjeros en el tardofranquismo, un espacio donde el régimen permitía cierta apertura con fines económicos.
Este trasiego de turistas y esta permisividad hizo posible un espacio de ocio donde se encontraban las disidencias sexuales de la época. La referente en la lucha trans en Andalucía, Manolita Chen, encargada del pregón del Orgullo Crítico en Madrid el pasado miércoles, lo recuerda de este modo “Era un paraíso, una cosa que es imposible de explicar. Cuando yo veía allí dos chavales dándose besos y dos mujeres con un brazo, así por lo alto, yo decía esto no es el mundo, esto es el paraíso”.
“Es un espacio que forma parte de nuestra historia, somos lo que somos por quienes vinieron antes. No hay casi espacios en España que hablen de nuestra historia”, comenta Rozío Fajardo Fernández
El 24 de junio de 1971 se producía en el Pasaje Begoña “La Gran Redada”, una serie de detenciones sin precedentes que supuso la detención de 300 personas. La operación se realizaba en el contexto de “la campaña iniciada por la autoridad gubernativa de Málaga, en orden a velar por la moralidad y las buenas costumbres” según publica el medio El Eco de Canarias en julio de 1971. Para muchos medios y parte de la sociedad, la actuación estaba justificada como un proceso para regenerar Torremolinos a través de “Un plan gubernativo para saneamiento y clarificación de los medios de raro ambiente de Torremolinos” justificaba el periódico ABC al hacerse eco de la noticia.
Desde la Asociación del Pasaje Begoña reflexionan, en el libro conmemorativo por el 50 aniversario de la Gran redada: El Pasaje Begoña, en la memoria LGTBIQ, sobre la decisión que apuntan, fue “tomada desde Madrid para mostrar fuerza de un régimen que ya se veía estaba agonizando”.
El colectivo LGTBIQ andaluz también ha salido a la calle a reivindicar su lugar en el mundo desde 1978. El 25 de junio de ese año se celebraba la primera manifestación “por la libertad sexual” en Andalucía. La acción, organizada por el Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria de Andalucía, recorrió toda la ciudad de Sevilla reivindicando, “la ‘libertad sexual’, ‘la abolición de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social’, ‘la amnistía total y homosexual’ y ‘la despenalización de todos los actos homosexuales”. Este hecho histórico dejo una imagen para la posteridad y para la inspiración de las generaciones LGTBIQ andaluzas futuras: La giralda adornada con un cartel en el que se podía leer “Libertad Sexual”.
Este hito y otros, así como diversas publicaciones y colectivos LGTBIQ históricos, están recogidos en el archivo TRANSFEMINISTA/KUIR/TRANSMARIKABIBOLLO ANDALUZ, Guardianxs de la memoria. Un proyecto de recuperación de la memoria que “pretende contribuir a abrir una reflexión sobre las posibles dinámicas centro/periferia, norte/sur sobre las que se está repensando en el mencionado campo activista a partir de la construcción de memorias de los colectivos disidentes sexuales y de género y los transfeminismos de Andalucía. Su objetivo principal es luchar contra la desmemoria, la invisibilización y falta de reconocimiento de nuestros movimientos”.
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El cartel oficial del orgullo LGTBI de Andalucía de este año realizado por la artista Cynthia Veneno, ha puesto en el centro la necesidad de reivindicar la memoria histórica en la diversidad, subrayando “la lucha de esas personas mayores que dieron los primeros pasos para conseguir los derechos sociales que se mantienen en la actualidad”.
Veneno se ha inspirado para el cartel en la obra del pintor cantillanero José Pérez Ocaña, un referente de la historia LGTBIQ en el territorio. “Para mí Ocaña como homosexual que soy es un referente, es una revolución y estoy muy orgulloso”, Miguel Ángel Tirado es un joven cantillanero que trabaja en el Centro de Interpretación de la obra de Ocaña en la localidad. Sus palabras reflejan el sentir de un pueblo donde se respira las vivencias y la cosmovisión del pintor, y donde su huella sigue indeleble.
Intersexuales en la historia
Las referencias para las personas disidentes son esenciales a la hora de poder vivir una vida completa y digna. El activista y artista intersexual Bernar SF ha realizado una investigación sobre personas intersexuales en la historia que ha volcado en un fanzine con sus ilustraciones. “Necesito referentes de gente que haya vivido antes que yo, que también está en la misma situación porque no tenía ninguna”, argumenta el artista sobre las razones que le impulsó a emprender este proyecto.
Bernar emprendió esta búsqueda porque ha vivido toda su vida sin referentes ni en los libros de historia ni a su alrededor “ Este año ha sido la primera vez que en la manifestación de Sevilla se ha hecho un bloque intersex, es la primera vez que veo gente intersex de carne y hueso y no soy yo mismo delante del espejo”. Las personas intersex que Bernar ha recogido en su fanzine abarcan distintos territorios y períodos de tiempo. “se habla de que ahora están empezando a haber activistas intersex, es verdad que hay más visibilidad, pero personas intersex ha habido durante toda la historia”, concluye el activista.
Durante muchos años la historia de las personas lgtbi han sido borrada dejando sin referentes a parte de la población mundial afectando negativamente en su capacidad de imaginar vidas posibles y dignas. Reivindicar esas historias invisibilizadas es abrir el camino a las personas lgtbiq a poder narrarse a si mismes y también cambiar el concepto de memoria colectiva. Como escribió Ann Cvetkovich en Un archivo de sentimientos “La historia de las personas lgtbiq necesita un archivo radical de las emociones, con el fin de documentar la intimidad, la sexualidad, el amor y el activismo –todas las áreas de la experiencia que son difíciles de documentar a través de los materiales de un archivo tradicional”.