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Actualidad LGTBIQ+
51 años del Stonewall Andaluz
“Era un paraíso, una cosa que es imposible de explicar” así recuerda Manuela Saborido, Manolita Chen (Arcos de la Frontera, Cádiz), referente de la lucha LGTBIQ en Andalucía, el Pasaje Begoña. “Cuando yo veía allí dos chavales dándose besos y dos mujeres con un brazo así por lo alto, yo decía esto no es el mundo, esto es el paraíso”.
El Pasaje Begoña fue durante la década de los 60 y 70 un punto de fuga para las disidencias sexuales en el contexto de una dictadura que los perseguía y criminalizaba. Torremolinos era uno de los destinos turísticos predilectos para los extranjeros en el tardofranquismo, un espacio donde el régimen permitía cierta apertura con fines económicos. Este trasiego de turistas y esta permisividad hizo posible un espacio de ocio donde se encontraban las disidencias sexuales de la época.
Para personas como Manolita Chen llegar a Torremolinos supuso un espacio seguro donde huir de las agresiones que vivía en su pueblo: “Yo estaba en mi Arcos, tan asqueada, tan perseguida, me pegaban palizas, me rapaban al cero, me llevaban a la cárcel”. Y fue gracias a una vecina que le envió una carta desde Torremolinos, que decidió marcharse con 19 años a trabajar fregando platos en uno de los establecimientos de la población. “Muchos disidentes sexuales andaluces se exiliaron a grandes ciudades como Barcelona, pero también de forma temporal o permanente a zonas costeras, donde podían trabajar al margen de la represión política y social que vivieron en sus contextos de origen”, explica el periodista Arturo Arnalte.
“Cuando yo veía allí dos chavales dándose besos y dos mujeres con un brazo así por lo alto, yo decía esto no es el mundo, esto es el paraíso”, Manolita Chen.
Las disidencias sexuales andaluzas podían encontrarse en bares como el Tony's Bar, considerado el primer bar de ambiente, o como The Blue Note, regentado por la pianista de jazz Pia Beck, que nunca ocultó su orientación sexual. Según la Asociación Pasaje Begoña, la población autóctona de Torremolinos “se habituó a este ambiente desinhibido y lo aceptó con cierta naturalidad” debido al impacto económico que el turismo suponía para la localidad, que hasta el desarrollo económico era un barrio periférico de Málaga. Sin embargo, los sectores conservadores de la sociedad malagueña, que en la época franquista eran bastante amplios, veían Torremolinos como un espacio “de vicio y perversión”, según recoge la Asociación Pasaje Begoña.
No hay que olvidar que en el contexto de una dictadura se produjeron detenciones y persecuciones en el Pasaje Begoña con el amparo de la Ley de Vagos y Maleantes. El 24 de junio de 1971 se producía en el Pasaje Begoña “La Gran Redada”, una serie de detenciones sin precedentes que supuso la detención de 300 personas. La operación se realizaba en el contexto de “la campaña iniciada por la autoridad gubernativa de Málaga, en orden a velar por la moralidad y las buenas costumbres” según publica el medio El Eco de Canarias en julio de 1971. Para muchos medios y parte de la sociedad, la actuación estaba justificada como un proceso para regenerar Torremolinos a través de “Un plan gubernativo para saneamiento y clarificación de los medios de raro ambiente de Torremolinos” justificaba el periódico ABC al hacerse eco de la noticia. Desde la Asociación del Pasaje Begoña reflexionan, en el libro conmemorativo por el 50 aniversario de la Gran redada: El Pasaje Begoña, en la memoria LGTBIQ, sobre la decisión que apuntan, fue “tomada desde Madrid para mostrar fuerza de un régimen que ya se veía estaba agonizando”.LGTBIAQ+
Orgullo, crítico
La Ley de Peligrosidad Social, la mercantilización, la denuncia a un partido político por el uso propagandístico de unos principios, 40 años de conmemoración de las primeras manifestaciones en el Estado, la Memoria Democrática y un largo etcétera han marcado el Día del Orgullo que, a su vez, ha recordado los disturbios que tuvieron lugar hace 50 años en un pub neoyorquino llamando Stonewall Inn. No podemos olvidar que, en Andalucía, cientos de personas salieron en 1978 con una ley franquista aún vigente y un Manual Diagnóstico y Estadístico de los Transtornos que calificaba a la homosexualidad de "enfermedad mental" hasta 1990, año en el que la Organización Mundial de la Salud lo retiró de este sistema de clasificación aplicado globalmente.
La Gran Redada, de la que hoy se conmemora el 51 aniversario, supuso la perdida de un espacio de libertad para las disidencias sexuales en Andalucía y en todo el estado español. Sin embargo, como también sucedió con las revueltas de Stonewall Inn en 1969, supuso un punto de referencia para el inició del movimiento de liberación LGTBIQ en el territorio. Saborido comenta la importancia de no olvidar acontecimientos como la Gran redada y la violencia hacia el colectivo en el franquismo: “Teníamos una represión tan grande, incluso en la propia familia. Hay muchas Manolitas, no yo sola,que hemos dado muchos pasos, yo con 80 años aún sigo luchando”.