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Mooring es una de las dos empresas del puerto que se encarga del servicio de amarre y desamarre, es decir, de la sujeción mediante cabos de los buques que atracan en los muelles barceloneses. Según ha relatado en un comunicado el sindicato, los hechos que han detonado la convocatoria de huelga tuvieron lugar el pasado 26 de enero, cuando los trabajadores ahora despedidos se negaron a realizar un servicio de provisión ajeno a sus funciones como amarradores. “Es un trabajo no contemplado en nuestro contrato, que implica tareas como la manipulación de grúas y mercancías peligrosas , para las cuales no hemos recibido ni formación ni un plan de prevención de riesgos”, explica uno de los despedidos.
En opinión del abogado de la sección, Enrique Costoya, esta práctica empresarial representaría además un caso de cesión ilegal de trabajadores, ya que el servicio que la empresa manda realizar a sus emplados se lleva a cabo para Rudder Logistics, otra compañía de servicios portuarios, de la misma propiedad que Mooring.
“Las maniobras de amarre no conocen horarios ni días festivos, estamos disponibles las 24 horas al día y los 365 días al año, a menudo en condiciones meteorológicas adversas y en un contexto de riesgo considerable”, explica uno de los amarradores veteranos. “Trabajamos en espacios húmedos, con viento, rodeados de maquinaria pesada en movimiento y con poca visibilidad”. Los portuarios de Mooring cobran entorno a los 1.000 euros y trabajan una media de 2.000 horas al año, superando el máximo legal de 1.836.
En opinión de los trabajadores afectados, los despidos trascienden los hechos puntuales que dicen sancionar. “La empresa pretende usarnos como moneda de cambio en la negociación del conflicto colectivo que tenemos abierto. Pone tres despidos sobre la mesa para empezar a hablar desde una posición de fuerza”, afirma uno de los sancionados.
En efecto, el sindicato CNT mantiene abierto desde verano del año pasado un conflicto colectivo con la empresa, a la que achaca el incumplimiento de derechos relativos a horarios, descansos mínimos y remuneración de las horas de trabajo realizado. Casualidad o no, lo cierto es que los despidos tienen lugar un mes antes del juicio en el que empresa y trabajadores encararán ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya dicho conflicto.
Solidaridad portuaria
El pasado miércoles día 7 se celebró en las puertas de la empresa una concurrida asamblea de trabajadores, a la que además de los amarradores acudieron trabajadores de otras empresas portuarias como estibadores, remolcadores, operarios de terminales y otros, mostrando su apoyo a los despedidos y rechazando lo que varias intervenciones denunciaron como “un abuso de poder inaceptable” por parte de la dirección de Mooring.Con la mirada puesta en los días previos a la jornada del 15, la asamblea se reafirmó en su voluntad de sentarse a dialogar, pero sin levantar el preaviso de huelga hasta no avistar muestras de rectificación por parte de la empresa, que hasta el momento se ha mostrado intransigente en su postura. La cerrazón empresarial ha reforzado entre los trabajadores la idea de que estos despidos —a primera vista irregulares desde el punto de vista jurídico—, apuntan más allá de los hechos puntuales y pretenden sentar un precedente, a modo de castigo ejemplarizante.
En palabras de un miembro de la sección, “En tres años de lucha sindical hemos logrado cambiar mucho la empresa. Hemos conseguido poner a raya a la actitud acosadora de algunos superiores, turnos fijos, la opción de cambiar y gestionar nuestros horarios, conseguimos un gimnasio en la base... Además, tenemos varios frentes abiertos para mejorar otros aspectos. La empresa ha despedido a estos tres compañeros como represalia por todo esto, por mejorar las condiciones de todos. Quiere meter el miedo en el cuerpo a todos, y si dejamos que lo consigan, perderemos todo lo que hemos ganado hasta ahora”.
“¡A por ellos!”
A finales de la semana pasada la unidad de la plantilla, el apoyo en bloque de la comunidad portuaria y la determinación del comité de huelga parecían haber logrado persuadir a la empresa. En lo que parecía el inicio de una salida dialogada al conflicto, ambas partes llegaron a un preacuerdo el viernes después de que director de la empresa se comprometiera a readmitir a los despedidos y cerrar el asunto con una sanción grave, suspendiéndoles de empleo y sueldo un máximo de 30 días. Tres días han bastado para que este preacuerdo se convierta en papel mojado.“La empresa ha faltado a su palabra y ahora quiere imponer condiciones totalmente inaceptables. Quiere que aceptemos una sanción muy grave en vez de grave, 60 días suspendidos de empleo y sueldo, el doble del que había aceptado en el preacuerdo. También que aceptemos que los servicios de provisiones entran dentro de las funciones de los amarradores y que no podamos recurrir la sanción vía judicial. Querían incluso que suspendiésemos el juicio por el conflicto colectivo que tenemos próximamente, condición que al final han retirado”, declararon miembros de la sección este lunes.
Después de una infructuosa reunión el día siguiente en el servicio de conciliación laboral de la Generalitat, empresa y trabajadores se levantaron de la mesa sin más acuerdo que el de medir sus respectivas fuerzas en la Huelga. Los amarradores han convocado además una concentración de apoyo el jueves 15 a las 8 de la mañana en el muelle de San Bertrán, coincidiendo con las primeras horas del paro.
Las perspectivas de resolución del conflicto son inciertas, y un tuit lanzado a principio de semana por Sebastian Huguet “Sebas”, delegado del sindicato de la estiba y presente en las asamblea de trabajadores y las reuniones con la empresa, daba fe del sentir de los portuarios: “Si la valía de las personas se mide por su palabra, la dirección de Mooring es una putísima mierda. ¡A por ellos!”.
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A por ellos!!!
Desde Bilbao acabamos de sufrir lo mismo en otro sector,el del aparcamiento regulado.OTA Bilbao
Todos siguen el mismo patrón.
!dejar de luchar, es empezar a morir!