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Italia
Viola Carofalo: “El discurso político en Italia es intrínsecamente populista”
El 4 de marzo tienen lugar las elecciones generales en Italia. Entre las opciones de izquierda, peleando por entrar en el próximo Parlamento, está Potere al Popolo, un partido recién creado que aspira a superar el 5% del voto en un país escorado a la derecha.
Viola Carofalo (Nápoles, 1980) encabeza de lista de Potere al Popolo, la candidatura de izquierdas impulsada desde los centros sociales y que ha sumado a diversos movimientos sociales y partidos de la izquierda italiana, como Eurostop, Rifondazione Comunista o el Partito Comunista Italiano (PCI).
Licenciada en Filosofía e investigadora del departamento de ciencias humanas y sociales en la Universidad de Nápoles-L’Orientale (UNIOR), Carofalo es también activista del centro social Je so' pazzo. Hablamos con ella por teléfono sobre las perspectivas de la izquierda en las elecciones generales de este domingo.
¿Cómo nace Potere al Popolo? ¿Qué objetivos se plantea la coalición Potere al Popolo en estas elecciones? ¿Cuáles son los principales puntos de su programa?
Nosotros nacemos como proyecto, como movimiento, en Nápoles en noviembre de 2017, a partir de una inquietud nacida dentro del centro social napolitano Je so’ pazzo que quiere decir “estoy loco” en napolitano (el nombre viene de la letra de una canción). Desde allí lanzamos este llamamiento porque nos parecía increíble que frente al movimiento general hacia la derecha de la política en Italia no existiese ninguna fuerza realmente de izquierdas a la que dar apoyo y votar en las elecciones.
No somos, como decirlo... conocedores del funcionamiento institucional, porque somos activistas que nunca nos habíamos preocupado de las elecciones y en muchos casos tampoco habíamos votado, pero pensamos que la situación es tan grave que teníamos que hacer alguna cosa.
Por eso publicamos un vídeo, que ha tenido mucho éxito, hecho con un teléfono móvil después de una asamblea en el que decíamos “Nadie nos representa: hagámoslo nosotros!” e hicimos un llamamiento a acudir a Roma el 18 de noviembre, 3 o 4 días más tarde de la publicación del vídeo, a una asamblea donde hablar de qué hacer y cómo organizarnos. Y esta asamblea del 18 de noviembre, aún con el miedo de que no viniera nadie o que no hubiese una buena respuesta, fue muy bien, acudieron a ella miles de personas.
Allí empezamos a organizarnos, empezamos con asambleas territoriales en cada pueblo y ciudad. Y aquí marcamos los temas de debate con puntos muy generales, muy simples: el trabajo, la sanidad, la educación, el medioambiente y las mujeres. A partir de estos puntos escribimos juntos el programa en estas asambleas territoriales que continúan y ya son unas 160 en todas las ciudades de Italia. Es en estas asambleas donde se escribe el programa y se hacen las listas electorales siguiendo el criterio de la discontinuidad, buscando personas que no han participado nunca en listas electorales y dando prioridad a jóvenes y mujeres. Éste es el proyecto que hemos construido en estos meses.
Potere al Popolo se inspira, entre otros, en Momentum y La Francia Insumisa, los movimientos que permitieron a Corbyn y Mélenchon ganar fuerza en el Reino Unido y Francia. ¿Cómo funciona la coalición?
Nos inspiramos en muchos movimientos europeos, también en Podemos. Obviamente, sabemos que cada país tiene sus particularidades, por lo que no se puede copiar ningún modelo. Por ese motivo partimos de un modelo horizontal, un modelo que interpela a jóvenes que nunca antes habían votado y que fomenta una política desde la base. Por ejemplo, me hablabas de Corbyn, que hace una apuesta por ir de casa por casa repartiendo octavillas de una manera muy directa, aunque también utiliza mucho Facebook y las redes sociales.
Nosotros, dentro de Potere al Popolo tenemos diversas sensibilidades y diferentes historias políticas, como por ejemplo mi experiencia, que vengo de ocupaciones y centros sociales, pero hay también gente de los comités por la vivienda, comités ecologistas… y partidos clásicos como Rifondazione Comunista o el PCI, pero en las asambleas cada militante participa a título individual, independientemente de su filiación.
Los nombres que dominan la cobertura informativa son Berlusconi (Forza Italia), Di Maio (M5S) y Salvini (Lega Norte). ¿Gira Italia hacia la derecha?
Seguramente sí. El problema se divide en dos niveles: por un lado los partidos que se definen explícitamente de derechas y también de extrema derecha. Porque, como sabéis, en Italia hay tres partidos que se definen como extrema derecha, una es la Lega, y los otros dos que son explícitamente fascistas, Forza Nova y Casa Pound.
Para nosotros el problema no son estas organizaciones que se definen explícitamente de extrema derecha, sino las políticas llevadas a cabo por formaciones que no se definen como derecha aunque en la práctica se comportan como tal, ultraneoliberales y muy represivas. Pienso por ejemplo en el PD y particularmente en los últimos meses con el ministro del Interior Minitti, que ha aprobado una serie de medidas en este sentido.
Os puedo citar dos: el primero, el acuerdo que se ha hecho con Libia en la cuestión de la acogida de immigrantes, que ha sido una política realmente de derechas. Ha declarado que Libia es básicamente un país amigo, aunque sabemos que en Libia hay cárceles donde se tortura. También se ha hecho una campaña contra las ONG y organizaciones que salvan a la gente en el mar, una medida totalmente de derechas. Además, Minitti ha hecho otra ley que llaman de “decoro urbano” para expulsar del centro de las ciudades a aquellas personas que definen como indecorosas, como los sintecho o los inmigrantes, es decir, a los pobres. Estos dos procedimientos son objetivamente de derechas.
Frente al avance del neofascismo, Minitti intentó no permitir hasta el último momento una manifestación muy importante que se organizó en Mazzerate hace diez días, después de que una persona de extrema derecha disparase indiscriminadamente en un bar contra una serie de personas de piel negra porque los consideraba inmigrantes, hiriendo a seis personas.
Hay diversas derechas en Italia: una que se reclama fascista; una extrema derecha que no se reclama fascista, pero que es extremadamente intolerante, como la de Salvini; y otra derecha que no se reconoce como derecha, pero que actúa legislando como derecha.
Se ha hablado de Italia como laboratorio de la política europea. ¿Qué explica, a su juicio, el atractivo del populismo que representan todos los anteriores políticos?
En realidad, en estos años de crisis los laboratorios han sido más bien otros países europeos. Yo pienso que Italia ha sido de los pocos países que no ha sido capaz de contestar con una respuesta clara de izquierdas a las políticas de austeridad y ésa es una de las razones por las que nosotros, hartos de esta situación, hemos creado Potere al Popolo.
Creo que esto es evidente. Hablábais de Corbyn o de Melénchon. Son ejemplos diferentes de una respuesta política de izquierdas al escenario de crisis. En Italia no ha existido eso.
Por una parte, yo creo que mucha de la rabia ha sido canalizada y dirigida por el M5S, aunque el suyo es un planteamiento antipolítico, un planteamiento populista. Acusan a los políticos de actuar mal, pero ellos no hacen una lectura precisa sobre el trabajo, sobre la inmigración y otros temas. Se ha visto con los posicionamientos de Di Maio, que es el ala derecha del partido y que marca la línea sobre el resto.
El discurso político en Italia es intrínsecamente populista, habla de llenar la barriga. El razonamiento de fondo es, en primer lugar, que si tú estas mal porque no puedes acceder a los servicios, a la educación o a un puesto de trabajo, es culpa de otros, de los extranjeros, de los inmigrantes, de los pobres, y si eres pobre y no encuentras un trabajo decente es culpa tuya, porque no sabes buscar bien. Éste es el discurso recurrente en Italia. Lo hacen todos los partidos políticos.
Desde Potere al Popolo decimos siempre que no somos populistas porque planteamos que el discurso que va al corazón y a la cabeza es el popular, porque queremos demostrar que somos parte de las clases populares. Queremos representar sus necesidades, sus demandas. En este sentido, queremos criticar también la idea judicializadora de que los problemas no se resuelven con medidas represivas, metiendo a la gente en la carcel.
Se habla de la posibilidad de un bloqueo institucional si Forza Italia no consigue la mayoría absoluta y, entonces, de un acuerdo de gobierno con los socialistas. ¿Ve posible un gobierno de gran coalición para Italia? ¿Qué significaría un escenario así?
Sí, yo creo que esta opción es probable. Aunque habrá que esperar a los resultados, porque como ya sabéis, se están dando datos muy diferentes y se tendrá que ver qué resultado obtiene el M5S. Dicen que van a gobernar solos, pero con la nueva ley electoral creo que será muy improbable. Veo difícil que superen el 40%.
Yo creo que puede darse una alianza entre Renzi y Berlusconi, es decir entre el PD y Forza Italia. Es una cosa de la que ya se está hablando y sería lógico, ya que mantendría una continuidad con las políticas actuales. Se sostendría con la excusa de mantener la estabilidad y la gobernabilidad, y de continuar haciendo políticas de corte neoliberal y recortes de derechos.
En España hay quien ha hablado de un «escenario italiano», en referencia a una transformación profunda del sistema de partidos, y un arrinconamiento de la izquierda. ¿Ve similitudes?
Yo creo que vosotros habéis sido capaces de activar una fuerza, reactivar una izquierda radical y muy enraizada en territorios y muchas ciudades. No me parece que se vaya a seguir la misma dirección que Italia.