Guerra en Ucrania
Radioactividad sin fronteras: el factor de la energía nuclear en la guerra de Ucrania

Tras el ataque sobre la central de Zaporiya (Ucrania) han saltado todas las alarmas. La guerra puede provocar un desastre nuclear sin precedentes.
Central Nuclear Zaporiyia
Central nuclear de Zaporiyia.
Coordinador regional de IU y diputado de Unidas por Extremadura
5 mar 2022 11:48

Los defensores de la energía nuclear argumentan que las instalaciones son seguras y tienen múltiples dispositivos que evitan el peligro de fuga radiactiva, explosión o accidentes. Lo cierto es que, aún aceptando esa seguridad teórica, la realidad demuestra que puede haber diversos factores que escapen a las medidas previstas para evitar los peligros.

Nos podemos encontrar con un cúmulo de errores humanos y técnicos como en Chernóbil (Ucrania), o con un fenómeno natural como el maremoto que provocó el tsunami que arrasó el sistema de refrigeración de la central de Fukushima (Japón), o en el caso del pasado viernes en Zaporiyia (Ucrania), nos podemos encontrar con un idiota al que le pareció buena idea, dar la orden de disparar contra una central nuclear que tiene seis reactores, la mayor de Europa.

Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Ucrania paraliza la evacuación de la población de Mariúpol
Mariúpol es una ciudad portuaria de 450.000 habitantes con una ubicación estratégica: a orillas del mar Azov. Está bloqueada por el ejército ruso. Volnovaja se encuentra a 65km al norte y en ella viven alrededor de 20.000 personas.

Contemplando lo que podría haber provocado, poco importa si los proyectiles venían del ejército ruso (lo más probable) o de unos saboteadores ucranianos (como dice el embajador ruso en la ONU), en cualquier caso el que dio la orden era un idiota, un demente o un criminal. O las tres cosas. Pero seguro que era tío, no me imagino a ninguna mujer dando esa orden.

Si los proyectiles hubieran dañado las instalaciones de refrigeración de los reactores nucleares, no se hubiera producido una explosión (como en Chernóbil), sino un calentamiento del núcleo (como en Fukushima) de cada reactor; allí en Zaporiya hay seis, que aunque estén apagados generan tanto calor residual que si no se refrigeran se fusionan, como en Fukushima, donde también se vieron afectados los seis reactores de la central, y se produjeron tres fusiones de núcleo, tres explosiones de hidrógeno y la consiguiente liberación de contaminación radiactiva en forma de gases y agua.

El accidente de Fukushima se produjo el 11 de marzo de 2011, en unos días estaremos conmemorando, los antinucleares, el 11º aniversario del desastre.

Si los proyectiles hubieran dañado las instalaciones de refrigeración de los reactores nucleares, no se hubiera producido una explosión (como en Chernóbil), sino un calentamiento del núcleo (como en Fukushima) de cada reactor; allí en Zaporiya hay seis

En 2015 se detectaron isótopos de cesio radiactivo provenientes de Fukushima en las costas de California en Estados Unidos de América, en cuatro años la radioactividad se habían extendido por todo el océano Pacífico, el mayor océano del mundo.

Si algo similar hubiera sucedido en Zaporiyia, las aguas radiactivas bajarían por el río Dnieper, hasta el Mar Negro y de allí al Mediterráneo. Estamos hablando de que millones de personas se verían afectadas por la contaminación radioactiva en el agua, la tierra y el aire, por un periodo de tiempo desconocido. Por lo que tenemos que ser conscientes de que no habría efectos solo sobre la población actual sino también sobre sus descendientes y sobre todo el ecosistema natural de estas áreas. Desde Ucrania a España, desde Turquía a Marruecos.

Como se puede deducir no estamos hablando de una cuestión que afecte solo a los combatientes en Ucrania, un desastre de estas dimensiones afectaría a millones de personas de muchos países incluida la propia Rusia.

Es la primera ocasión en la historia de la humanidad en que se produce una guerra abierta en un país donde hay centrales nucleares, nada menos que 15 reactores, a lo que tenemos que sumar el sarcófago que cubre los restos radioactivos de la central de Chernóbil y varios cementerios nucleares de residuos.

Si algo similar hubiera sucedido en Zaporiyia, las aguas radiactivas bajarían por el río Dnieper, hasta el Mar Negro y de allí al Mediterráneo. Estamos hablando de que millones de personas se verían afectadas por la contaminación radioactiva en el agua, la tierra y el aire, por un periodo de tiempo desconocido

Cualquier proyectil que de forma intencionada o accidental llegara a impactar sobre esas instalaciones podría causar un desastre nuclear que afectaría directamente a toda la población cercana, incluidos los soldados rusos y ucranianos, e indirectamente a la población de los países de alrededor.

Esta posibilidad es real y tiene mucha probabilidad de producirse mientras no haya un alto el fuego, en tanto esto llega hay que exigir a las partes rusas y ucranianas que permitan que las instalaciones nucleares queden bajo control neutral de la ONU a través de la OIEA (Organización Internacional de la Energía Atómica) con un perímetro de seguridad garantizado por ambos bandos.

Esta es una guerra excepcional por muchos motivos, pero el factor de un desastre nuclear en medio de un conflicto armado es el más preocupante, el mayor riesgo que hay que afrontar y la prioridad que se debería abordar por parte de todos los gobiernos y las instituciones internacionales como la ONU, OSCE y la UE; y por supuesto, por parte de la opinión pública, la población de toda Europa debe movilizarse para que esta amenaza contra la humanidad desaparezca y se regrese a la vía diplomática. La radioactividad no entiende de fronteras, ni de edades, ni de ideología.

Si no salimos a las calles exigiendo el control neutral de las instalaciones nucleares y el fin de la guerra, estaremos expuestos a que cualquier idiota, demente o criminal ordene disparar contra una central nuclear en Ucrania.

No es alarmismo, es preocupación justificada y un llamamiento a la cordura, en una situación así no habrá ni vencedores ni vencidos,  sólo población muerta o enferma y tierra, agua y aire contaminado para mucho, mucho tiempo.

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