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Gobierno de coalición
Ni sí, ni no, ni todo lo contrario: el PSOE despista a sus socios y a todo el mundo con la reforma laboral
Días de despiste en torno a la reforma laboral. El PSOE ha aprovechado la visita del comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, para desplegar un juego de sombras con el que, una vez más, confunde a su socio, Unidas Podemos y al conjunto de la sociedad. Pese a que se enfoca como una disputa por los nombres al frente del acuerdo, la cuestión última se centra en los contenidos de la norma, especialmente en el grado de “flexibilidad” con el que se quiere contentar a la patronal.
No se volverá a la legislación de 2011 —no se contempla la vuelta a la indemnización de 45 días por año trabajado en el caso de despidos improcedentes, por ejemplo— pero sí se introducen una serie de modificaciones a favor de un mercado más europeo y flexible, como defiende Nadia Calviño, ya no será posible argumentar que se ha derogado la Reforma Laboral, que es uno de los compromisos que pusieron en pie el Gobierno de coalición y que Yolanda Díaz ha tomado como su tarea, tal y como demostró su alocución durante el Congreso confederal de Comisiones Obreras la semana pasada.
“El debate no es sobre metodología”, ha dicho Díaz en la tarde del martes, sino sobre los contenidos, “queremos abordar el alcance y el perímetro de los contenidos de la Reforma Laboral”. Díaz ha dicho que consideraba “que estaba ya cerrado el debate” cuando se remitió el componente 23 a la UE, pero se ha percatado de que no, “observo que se reabre el debate” y por eso, ha dicho en el Consejo de Ministros que se debe tener una reunión extraordinaria para llegar a un acuerdo.
“Si hay que volver a abrirlo, se abre”, ha dicho Díaz, molesta con el tono que ha tomado la discusión en las últimas horas. La ministra no ha querido divulgar tampoco cuáles son las discrepancias por las que se ha parado la aprobación de la normativa. “Vamos a cumplir los tiempos que nos hemos dado”, ha dicho Díaz, quien cree que de este debate no depende la salud del Gobierno de coalición.
El viernes, el ala moderada del Gobierno intervino para cambiar el ritmo de la modificación de la normativa de 2012 y añadir la presencia de Calviño como avalista del acuerdo
El problema a esta hora, dicen desde Podemos, es que el PSOE no dejó claro en la reunión de anoche qué puntos de la reforma no le gustan y se ha ceñido a la batalla por el relato o para situar los nombres que alumbrarán el texto. El ejemplo de la Ley de Vivienda, trabajada por Ione Belarra, que ha sido excluida de la presentación de hoy, es una muestra de la aceleración en las últimas horas de los malestares en el Consejo de Ministros.
El viernes, el ala moderada del Gobierno intervino para cambiar el ritmo de la modificación de la normativa de 2012 y añadir la presencia de Calviño como avalista del acuerdo. Como en otras ocasiones, la presencia un tanto fantasmagórica de “Europa” es el motor de los cambios de humor del PSOE. “Debemos lograr una reforma equilibrada que fomente la creación de empleo pero también mejore la calidad de esos empleos”, explicaba ayer Nadia Calviño en un artículo de Financial Times que explicaba la renuencia de los socialistas a llevar a cabo cambios radicales en la normativa del trabajo.
El interés de Sánchez y Calviño de que la norma salga adelante con el beneplácito de CEOE y Cepyme es el escollo que ven los sindicatos. Unai Sordo, secretario general de CC OO, ha dicho que no habrá reforma laboral si se espera a que CEOE la acepte sin guardarse un derecho a veto sobre los puntos más conflictivos.
“Me preocupa que estemos perdiendo el tiempo y no avancemos en la negociación por razones que no son fáciles de entender”, ha declarado Pepe Álvarez, de UGT, quien ha nombrado el problema cuando ha declarado que la patronal “no tiene ganas de avanzar ni de concretar la reforma”.
La presencia en España de Gentiloni, que supedita la aprobación de la reforma laboral a la entrega de diez mil millones de euros en nombre de los fondos Next Generation, ha permitido publicar nuevos titulares sobre la exigencia de la nueva reforma. Sin embargo, Gentiloni ha preferido evitar la crítica y ha asegurado que no se teme nada en particular respecto a la nueva norma. Pablo Casado, líder del Partido Popular, no ha recibido el apoyo que quería de “Bruselas” en su campaña contra el Gobierno.
Díaz ha mantenido una reunión con Gentiloni y ha constatado que por parte del comisario europeo no ha habido líneas rojas sobre lo pactado —y ahora en revisión—, que fue lo remitido en el llamado Componente 23. España tiene que enviar la reforma a la Comisión Europea antes de que finalice el año 21.
Los nombres y los cambios
Tras el Consejo de Ministros, la rueda de prensa de la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, ha lanzado el mensaje con el que el PSOE viene defendiendo su giro de las últimas horas: el nuevo texto compete a más de un Ministerio, “a todo el Gobierno”, y se mantiene el “afán colaborativo”. Pero al mismo tiempo Rodríguez ha defendido que es Yolanda Díaz quien “lidera” las conversaciones en el marco del diálogo social.
El desencuentro estalló el viernes. Sánchez, que hasta el Congreso del PSOE se ha apoyado en Díaz, ha cambiado de estrategia. La reunión mantenida ayer para desencallar el tema quedó en dos sucintas declaraciones, una en la que el PSOE calificaba como “constructivo” el encuentro y, otra por parte de Unidas Podemos que subrayaba que será necesario seguir negociando.
La ministra de Trabajo cuenta a su favor con el apoyo de Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores
Más específicamente, desde el entorno de UP se considera que ayer fue “imposible avanzar” porque mientras la coalición quería poner encima de la mesa la cuestión de hasta dónde se promete el PSOE a derogar la de 2012, el PSOE se ha centrado en “el tema de los nombres”. Así, se considera que “si se quiere derogar la reforma laboral, la mejor noticia es que la lleve Yolanda Díaz” y se considera insólito que de la noche a la mañana haya aparecido el nombre de Calviño en la ecuación.
“El acuerdo es inminente”, ha dicho en una entrevista radiofónica Jaume Asens, presidente del grupo parlamentario de UP. Sin embargo, ayer Díaz criticó que haya “una parte del Gobierno que sigue discutiendo a día de hoy los contenidos” que ella y su equipo han cerrado ya.
La ministra de Trabajo cuenta a su favor con el apoyo de Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores, que a lo largo de la mañana se han alineado a favor de un cierre inmediato de la reforma, en condiciones que, al menos en gran parte, están pactadas desde hace meses. Una declaración de guerra por parte de Sánchez, colocando a Calviño por encima de Díaz y modificando algunos de los asuntos que parecen cerrados en la reforma, sacaría a los sindicatos a la calle, han venido a decir los dirigentes de los dos sindicatos del diálogo social.
Algunos de los contenidos que se van a modificar vienen de lejos. En febrero de 2019, la anterior titular de Trabajo, Magdalena Valerio (PSOE), ya había avanzado una nueva normativa que devolvía la superioridad del convenio del sector sobre el de empresa, eliminada en 2012, reestablecía la ultraactividad de los convenios, que permite hoy que las empresas puedan dejar sin validez convenios cuando están “caducados”, y reformaba las condiciones de subcontratación. El PSOE optó por no chocar en solitario con la CEOE y de la posterior convocatoria de elecciones se llegó, por el camino más largo, al Gobierno de coalición actual.
Desde su llegada al Ejecutivo, Díaz ha retomado esa agenda. La reforma laboral que plantea quiere reducir la temporalidad, estableciendo un límite en las plantillas —se ha publicado— al personal con contrato temporal; se vuelve a la supremacía del convenio sectorial respecto al de empresa; se recupera la ultraactividad de los convenios y se modifican las condiciones de subcontratación, para dificultar el fraude en la cesión de trabajadores y casos como los de las Kellys.
El Mecanismo de Sostenibilidad del Empleo (MSE), que debe sustituir a los actuales expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), es otro de los aspectos que se verán modificados con la nueva norma. Uno de los aspectos en negociación es el tiempo y las condiciones de aplicación de dicho recurso, otro, las exenciones en materia de cotizaciones que beneficiarán a las empresas que lleven acabo estas medidas y cuánto tiempo deben comprometerse a mantener el empleo si se han visto favorecidas por esta rebaja o exención de cotizaciones.
Las Kellys
Vuelta al turismo de los años 70 bajo la precariedad laboral del siglo XXI
Poco dada a las polémicas a través de los medios, Díaz ha dado escasas muestras de malestar durante las últimas horas, aunque su alusión a “las resistencias” que encuentra para la “derogación” de la norma parece dirigirse al Consejo de Ministros en el que participa. Díaz protestó durante su discurso en el congreso de CC OO contra las personas que “estén donde estén jamás han querido derogar y alterar el modelo de relaciones de precariedad que ha impuesto la derecha unilateralmente en nuestro país”.
A esta hora de la tarde, las 17h del 26 de octubre, la pregunta que subyace es si Sánchez simplemente quiere restar protagonismo a Díaz a la hora de presentar la nueva norma o si pretende desfigurar lo avanzado por la abogada gallega e introducir esas gotas de flexibilidad que reclama Calviño.