Fronteras
Refugiados y voluntarias sufren la violencia policial en la frontera serbo-croata

En Sid, un pueblo de la frontera croata con Serbia, el 20 de febrero la policía desalojó a refugiados y voluntarias de la antigua fábrica en que estaban instalados.  Las personas afectadas afirman que la operación fue violenta.

Refugiados en las vías del tren
Grupo de refugiados caminan por las vías del tren en Sid Diego Menjíbar
Sid (Serbia)
27 feb 2019 07:04

Los ojos aguantan la noche despiertos en la antigua fábrica abandonada de Sid, pueblo serbio fronterizo con Croacia. La incertidumbre impide descansar. “Llevo tres noches sin dormir porque tengo miedo de que vuelva la policía y no me dé tiempo de escapar”, asegura Mohamed. Sus temores no son infundados, ya que el pasado 20 de febrero un grupo de policías desalojó, según los refugiados, “de forma violenta”, el squat donde viven.

Zamir estaba durmiendo cuando a las seis de la mañana los furgones policiales llegaron a esta antigua fábrica abandonada. “Yo esa noche había ido ‘al juego’ —así le llaman al intento de cruzar la frontera serbo-croata— y la policía me deportó, por lo que no pude dormir hasta las cuatro de la mañana. Solo había descansado dos horas cuando la policía llegó, me despertó, y me sacó a golpes sin zapatos, calcetines ni chaqueta de mi tienda de campaña”, cuenta. 

Mientras esto ocurría, a unos kilómetros de allí, las voluntarias de la organización No Name Kitchen se despertaban agitadas por las llamadas telefónicas de alerta que recibían por parte de las personas del squat. “A las siete de la mañana los refugiados nos empezaron a llamar y fuimos corriendo para allí, pero la policía no nos dejó entrar. Sabíamos que se estaban llevando a gente así que yo empecé a grabar y después me sacaron el móvil y nos arrestaron”, cuenta Elena, voluntaria de la organización.

En la jungla, Zamir se encontró con otros de sus compañeros que también lograron huir. “Todo el mundo estaba sin zapatos, dinero, teléfono…
Idris, natural de Afganistán, también estaba en el squat la mañana en la que todo aconteció. “La policía nos pegó como si fuéramos animales, la gente tiene heridas en todas partes”, asegura. Ante el miedo, algunos de los refugiados, los que pudieron, escaparon para esconderse en la jungla, un lugar lleno de hierbas altas y matorrales en los alrededores de esta antigua fábrica abandonada. Zamir fue uno de ellos: “la policía me llevó a la entrada del squat y, a pesar de que le pedí por favor varias veces que me dejaran ir a la tienda a coger mis cosas, se negaron. Entonces, cuando tuve la oportunidad, me levanté y corrí muy rápido a refugiarme en la jungla. Tres agentes me siguieron, pero no fueron capaces de alcanzarme”. En la jungla, Zamir se encontró con otros de sus compañeros que también lograron huir. “Todo el mundo estaba sin zapatos, dinero, teléfono…”, cuenta.El resto de refugiados que no tuvieron la suerte de Zamir fueron llevados al cuartel de policía de Sid. “Estaban muchas personas encerradas en un recinto muy pequeño, como si fueran animales”, asegura Viviana, también voluntaria de No Name Kitchen. Tanto a ella como al resto de voluntarias de la organización también las retuvieron durante horas en la comisaría de Sid sin explicarles en ningún momento el motivo concreto de la detención. Además, dos de las chicas sufrieron violencia física e incluso sexual por parte de los policías. 

Durante el tiempo que las voluntarias se pasaron en el cuartel policial tuvieron que soportar comentarios machistas hacia ellas. Martina es argentina pero habla serbio y escuchó como un grupo de policías, mientras se reían, decían: “mirad que lindas, hoy tenéis todas las nacionalidades para escoger”. Las voluntarias también denuncian que la policía les mandó desnudarse a todas de ellas de forma individual y en una habitación separada —en la que había dos agentes mujeres supervisando— pero que a su único compañero hombre no le hicieron pasar por esto.

Refugiado en el squat
Uno de los refugiados que fue arrestado por la policía, de vuelta en el Squat Diego Menjíbar
Mientras tanto, en el exterior de la comisaría, a los refugiados les obligaron a registrarse en uno de los campos oficiales de Sid en contra de su voluntad. “No nos gusta estar en el campo porque no nos dan ropa, solo comida y muy escasa”, denuncia Idris. Además, al voluntariado de No Name Kitchen les han llegado informaciones por parte de los refugiados que están en los campos oficiales sobre las malas condiciones de vida allí. Desde la organización aseguran que tan solo les dan una manta por persona y que no es suficiente para soportar el frío de la noche serbia. Además, las quejas sobre el sistema sanitario dentro de los campos oficiales también son constantes. “El otro día, después del desalojo, me dolía el cuello y se lo dije al médico de allí y prácticamente no me examinó”, cuenta Idris.Según Enrico, voluntario de la organización, los campos oficiales están muy alejados de la ciudad y esto aísla a los refugiados del resto de la población. Por todo esto, horas después de que la policía registrara a todas estas personas en los campos, muchos de ellos ya habían comenzado a volver a instalarse en el squat. “El problema es que la policía se llevó todos los objetos personales y donaciones internacionales de allí”, cuenta Laura, voluntaria de No Name Kitchen que estuvo presente en el momento en el que una empresa privada a órdenes de la policía serbia tiraba tiendas de campaña, sacos de dormir, ropa y mochilas llenas de dinero y documentos en unos contenedores que terminarían en el vertedero municipal. “El squat parecía una peli de terror después del desalojo”, asegura Idris.
Durante los días posteriores al desalojo, muchos de los refugiados que volvieron al squat dormían en la jungla, aun bajo temperaturas negativas, por miedo a las represalias policiales
Durante los días posteriores al desalojo, muchos de los refugiados que volvieron al squat dormían en la jungla, aun bajo temperaturas negativas, por miedo a las represalias policiales. Ahora, progresivamente, están todos volviendo al squat. Antes del desalojo, alrededor de 80 personas, muchas de ellas menores de edad, vivían en esta antigua fábrica abandonada a las afueras de Sid. “Las medidas policiales, sean las que sean, no pueden frenar la decisión libre de las personas. La fuerza no va a parar los movimientos migratorios”, reflexiona Laura.Con el paso de los días, voluntarias y refugiados intentan volver a la normalidad, pero es difícil olvidar lo ocurrido viviendo en un lugar en el que los destrozos se perciben en las paredes y el miedo en el ambiente. Mohamed sigue sin dormir.

Registro violento y no autorizado a los voluntarios de NNK
El 26 de febrero, la policía serbia entra sin autorización ni identificación de ningún tipo en la casa de los voluntarios de la organización No Name Kitchen para buscar presuntamente a un refugiado que se había escapado después de haber sido detenido mientras intentaba cruzar la frontera croata la pasada noche.
Alrededor de ocho agentes de policía de la localidad serbia de Sid han entrado de forma violenta —llegando a inmovilizar a uno de los voluntarios— en la propiedad privada donde reside el voluntariado de la No Name Kitchen en la tarde de hoy. Los hechos se han desarrollado justo después de que uno de los cinco refugiados que había sido detenido y condenado a diez días en prisión por intentar cruzar a la Unión Europea se escapara mientras lo trasladaban de la corte al furgón policial.
Según los voluntarios de la No Name Kitchen los abusos policiales hacia las personas refugiadas es constante en esta área fronteriza. Desde la organización continúan denunciando la criminalización de las personas refugiadas a las puertas de la Unión Europea.

 


Archivado en: Migración Fronteras
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Migración
México México, la última frontera
En la frontera sur, la presencia de migrantes está aumentando, entre otras razones, debido a la política del gobierno mexicano de devolver a los migrantes sin documentación desde el norte del país hacia el sur.
Opinión
Opinión Una política migratoria contradictoria: entre un discurso progresista y la falta de compromiso ideológico
En materia de extranjería y migraciones acostumbramos a encontrar manifiestas incongruencias entre el discurso y la realidad. Pues se intentan aunar posturas tan irreconciliables entre sí que se nos revela un panorama incomprensible e incierto
OTAN
Europa Los líderes de la UE cierran filas con Zelensky en el contexto de derrumbe de la alianza con Estados Unidos
La cumbre de Londres del domingo 2 de marzo se cerró con una hoja de ruta para llevar a EE UU de nuevo la mesa de negociaciones con Ucrania. La UE apuesta por el rearme ante la amenaza rusa y el desfallecimiento de la Alianza Atlántica.
Estados Unidos
Análisis Trump, la naranja mecánica
La rueda de prensa entre el presidente de los Estados Unidos y su homólogo ucraniano fue una muestra de una humillación pública al más alto nivel.
Huelga
Derechos laborales Los sindicatos en Renfe y Adif llaman a siete días de huelga por “incumplimientos” en el traspaso de Rodalies
Las organizaciones consideran que no se están cumpliendo los acuerdos que previnieron una primera huelga en 2023. El traspaso de competencias es un momento delicado y los sindicatos quieren asegurarse de que la plantilla no sale perdiendo.
Madrid
Madrid Inquilinas despliegan decenas de piquetes para ampliar la lucha antirrentista e impulsar huelgas de alquileres
Estos grupos agitativos territoriales, que se mantendrán a lo largo de los próximos meses, se han distribuido por distritos y barrios de Madrid como Villaverde, Lucero, Vallecas o Leganés.
Mozambique
Neocolonialismo La expansión del eucalipto en Mozambique para la papelera europea
VV.AA.
La creciente demanda de celulosa en Europa está dando lugar a nuevos mercados y a la expansión de las plantaciones de eucalipto en Mozambique. Pero algunas comunidades rurales ahora quieren recuperar la tierra que han perdido.
Nicaragua
Salvador Marenco “Los crímenes de lesa humanidad no solo deben ofendernos a nosotros como nicaragüenses”
El abogado, activista y miembro de la colectiva Nicaragua Nunca Más habla sobre las sistemáticas vulneraciones de DDHH y el silencio mediático entorno al régimen de Ortega
Opinión
Pueblo gitano 3 de marzo, 526 años de persecución racista antigitana
Ni los Reyes Católicos ni toda su ralea, incluidos los Borbones que aún detentan la Corona, consiguieron su propósito.
Opinión
Opinión Vitoria 3 de marzo. El memorial que soñamos
Cuando se cumplen 49 años de una de las masacres que marcaron el periodo postfranquista, se ha avanzado poco en la creación de un Memorial que establezca el relato preciso de lo que sucedió en Vitoria y por qué luchaban quienes estuvieron allí.

Últimas

Sphera
Soberanía alimentaria Sembrar zanahorias, recolectar comunidad
Una comunidad que sostiene la agricultura es un grupo de personas que alquila tierra y contrata a agricultores para cultivar. Es la forma de obtener frutas y verduras de kilómetro cero.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Las izquierdas rusa y ucraniana, ante un posible acuerdo de alto el fuego en Ucrania
Una de las principales demandas de la izquierda rusa es la liberación de los presos políticos. La ONU ha alertado de que la aplicación por parte de Ucrania del tipo de “colaboracionismo” está siendo excesivamente amplia.
Estados Unidos
Genocidio Trump aprueba un paquete de armas de 3.000 millones de dólares para Israel
El presidente estadounidense ha alegado una “emergencia” para eludir al Congreso y aprobar un envío de armas que no llegará a Israel hasta 2026.
Más noticias
Migración
México México, la última frontera
En la frontera sur, la presencia de migrantes está aumentando, entre otras razones, debido a la política del gobierno mexicano de devolver a los migrantes sin documentación desde el norte del país hacia el sur.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El PSOE da muestras de cansancio con Yolanda Díaz
Tanto en Moncloa como en Ferraz la opinión sobre la gestión política de la vicepresidenta está en mínimos. Sin criticar su labor en Trabajo, la tropa de Sánchez ya anhela un socio que impulse la unidad a su izquierda con la mira puesta en el 2027.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Trump y JD Vance matonean en un show televisivo a Zelensky, que se va de vacío de la Casa Blanca
El presidente de Ucrania abandonó Washington DC sin firmar el pacto por el que se comprometía a vender los recursos minerales del país a cambio de garantías de seguridad.

Recomendadas

Feminismos
June Fernández “Estoy abierta a reconocer modelos en los que haya personas cuyo rol sea gestar”
La periodista June Fernández publica ‘Sueños y vasijas’, un volumen sobre la gestación subrogada que no quiere sacar a nadie de su posición, pero sí sumar elementos para analizarla con perspectiva feminista.
Palestina
Palestina Illan Pappé: “No esperaba esta magnitud de indiferencia europea ante lo que está sucediendo en Palestina”
El historiador de origen israelí no se ha sorprendido la violencia cometida por Hamás en octubre de 2023 ni de la reacción de Israel o el apoyo a Estados Unidos, pero sí de cómo ha abordado la cuestión la sociedad europea.
Dana
El Salto Radio Relatos para no olvidar de víctimas de la dana
Este podcast recoge la parte más humana, los detalles y los nombres propios de lo que sucedió el pasado 29 de octubre, relatos para no olvidar de víctimas de la dana.