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ETA
Maria Jauregi: “Desde el cese de ETA vamos perdiendo el miedo a hablar”
En 1996, Juan María Jauregi, dejó el cargo de gobernador civil en Gipuzkoa. El 29 de julio de 2000, dos miembros de ETA le dispararon en la nuca mientras se encontraba en una cafetería de Tolosa. Maria Jauregui (Donostia, 1980) tiene un discurso tan pausado como su tono de voz. Hablar de terrorismo es difícil y aún lo es más hablar de lo que deja la muerte. Ella encontró las palabras tras el cese de ETA y descubrió que había personas que la escuchaban. Su madre participó en los encuentros de justicia restaurativa con un preso implicado directamente en el asesinato. Ella ha ofrecido su testimonio en centros educativos, junto con víctimas de violencias policiales. “Compartir testimonio de distintas violencias es enriquecedor. Escuchas lo que cuenta la otra persona y todas llegamos a la misma conclusión: el sufrimiento causado es injusto y hay que reconocer el daño que hemos padecido”, sostiene.
Preferiría empezar por el futuro y con una pregunta quizá muy dolorosa. ¿Cómo les explicas a tus hijos la ausencia de su abuelo?
Pregunta difícil. Me gustaría transmitirles quién fue su aitona [abuelo, en castellano] y qué es lo que pasó, pero sin transmitirles odio. Con naturalidad. Es un reto que aún tengo pendiente, pero que dentro de poco tendré que afrontar.
¿Cómo crees que deberíamos construir el futuro como sociedad?
Creo que la base de todo debe ser el respeto a todas las personas y a los derechos humanos. Y construir en base a eso. La sociedad es plural. Cada uno tiene su forma de pensar y debemos ser capaces de escuchar al otro, de ponernos en la piel del otro y entender los problemas que puede tener. No solo en cuanto a víctimas, sino con cualquier problema de la sociedad.
Las víctimas somos plurales, como la sociedad, y no hay una voz única
Vamos ahora al pasado. En la dictadura, tu padre formó parte de ETA durante dos años. En 1972 abandonó la organización por no compartir el camino de la vía armada. Su militancia política le llevó al Partido Comunista y, finalmente, al Partido Socialista, desde donde allanó el camino para que, en 1994, se produjera una investigación judicial en el cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo de Donostia. Fue asesinado seis años después por dos miembros de ETA. No sé ni qué preguntar.
Sí, esa es su trayectoria. Desde muy joven estuvo interesado en los problemas de la sociedad y la defensa de los derechos humanos fue su mayor preocupación y por la que luchó toda su vida. En su juventud estuvo en el entorno abertzale, militó en ETA en el frente cultural y, en la sexta asamblea, cuando se decidió si vía armada o no, tuvo clarísimo que no comulgaba con eso. Todo eso coincidió en el tiempo con el Proceso de Burgos y las movilizaciones. Él fue uno de los responsables de un grupo encargado de cortar una calle y, por ese motivo, estuvo unos meses en la cárcel. Allí conoció a gente del Partido Comunista y militó en él hasta principios de los años 90, cuando se afilió al PSOE. En 1992 se presentó a las elecciones municipales de Tolosa y también a la de Juntas Generales de Gipuzkoa. Estuvo unos años de concejal de Deportes y de juntero y, estando ahí, le nombraron gobernador civil en 1994.
El cargo que ocupaba en el momento del asesinato.
No. Al cesar del cargo y seguir siendo objetivo de ETA, le recomendaron que pasara una temporada fuera de Euskadi. En el momento del asesinato estaba en Tolosa de vacaciones, como hacía habitualmente cada tres meses. Siendo gobernador civil, como siempre ha creído en la defensa de los derechos humanos, su preocupación fue investigar todas las denuncias de malos tratos que hubiese en las comisarías. Trató de poner de su parte para que los detenidos fueran tratados como personas. Como gobernador civil tuvo la oportunidad de intentar esclarecer el caso Lasa y Zabala y por ello declaró en el juicio de [Enrique Rodríguez] Galindo. Cuando volvió del juicio nos dijo que, si las miradas matasen, no sabía quién le mataría antes, si ETA o Galindo.
Tu madre participó en el proyecto de justicia restaurativa de la vía Nanclares. ¿El perdón ayuda a cerrar heridas?
Este encuentro surge de la solicitud de los propios presos. Era voluntario y participaron quienes quisieron. Mi ama [madre] era directora entonces de la Dirección a la Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco, a la cual llegó una solicitud por parte de los presos y, uno de ellos en concreto, pedía la posibilidad de estar con mi ama, por su participación directa en el atentado a mi aita [padre]. Siempre hemos defendido la segunda oportunidad y pensó que qué mejor forma que poner en práctica uno de sus principios. Primero llegas y supongo que no sabes qué vas a encontrar, pero salió bien, con la cabeza alta, porque se dio cuenta de que esas personas lo sentían verdaderamente.
No me gusta demasiado hablar del perdón, más bien veo necesario que cada persona presa sea capaz de hacer una reflexión crítica sobre lo que ha hecho
¿Para quién es necesario el perdón? ¿Para quien lo recibe, para quien se disculpa, para ambos?
No me gusta demasiado hablar del perdón. Más bien veo necesario que cada persona presa sea capaz de hacer una reflexión crítica sobre lo que ha hecho, que matar por una ideología diferente no está bien. Tenemos que conseguir deslegitimar la violencia y reconocer, claro, el daño causado. Los objetivos políticos se pueden conseguir por otras vías.
¿El perdón es lo contrario al rencor? ¿Lo alivia?
En casa me han enseñado que siempre hay que respetar al diferente. Siendo joven y viviendo fuera, cuando ETA estaba activa, hubo un atentado y un compañero de trabajo me comentó que “a estos habría que hacerles lo mismo”. Le solté que no, que eso era ponerse a su mismo nivel. Mi compañero me respondió que le dijera eso a sus familiares, y es cuando le tuve que explicar que ETA asesinó a mi aita, y me pidió perdón. Le dije que no tenía que pedirme perdón, que cada uno pensamos diferente. Yo soy Maria, no 'hija de'. Si en el transcurso del tiempo da pie a contar mi experiencia la cuento, pero normalmente no lo hago.
Pasemos ahora al presente. Hubo una polémica a raíz de unas consideraciones sobre tu madre del diputado del PP en la Asamblea de Madrid, Daniel Portero. Tu madre, Maixabel Lasa, le respondió con un texto en el que le recordaba que “no hay una forma canónica de ser víctima, ni de pensar como víctima” y que durante muchos años las víctimas han constituido un “caramelo muy goloso para los partidos políticos”. La utilización del dolor para conseguir rédito político a veces parece que toca a su fin. Otras, que nunca terminará porqué está en juego la construcción del relato. ¿Cómo lo vives tú?
Me molesta mucho que ciertos partidos políticos hagan uso de las víctimas del terrorismo porque, en vez de defender sus posturas, parece que no tienen argumentos y usan a las víctimas como arma arrojadiza. Es algo que me duele. Víctimas somos muchas y cada una tiene su forma de pensar. Somos plurales, como la sociedad, y no hay una voz única.
Ese planteamiento encaja en la memoria de tu padre.
Además, mi aita tenía una forma de pensar opuesta a los partidos que utilizan normalmente a las víctimas, como Santiago Abascal, que nombró a todas las víctimas... Al ver aquello en el Congreso pensé: “Esto no puede ser”. Mi aita era un defensor del diálogo y siempre intentaba construir puentes, al contrario que estos. Lo único que pedimos es que se nos respete como personas que somos y, al igual que puedo respetar la opinión de otra víctima, quiero que Daniel Portero respete la mía. Aparte, los insultos no tienen cabida, y entró en cuestiones en las que no tenía que haber entrado y mintió descaradamente.
Aquí todos tienen que dar pasos, no solo la izquierda abertzale, otros como el Partido Socialista también deben darlos
En febrero vimos cómo después de la muerte de Galindo, personas y asociaciones ensalzaban su figura. Recordaste entonces que son los mismos que critican los ongietorri [bienvenida, en castellano].
Sobre los ongietorri, entiendo que los familiares de los presos tengan ganas de verlos tras la salida de la cárcel, pero creo que deberían hacerlo de otra forma. Recibirlos en un ámbito privado, ya que muchas veces se hacen en el espacio público y eso genera daño a muchas víctimas. Por otra parte, hay partidos políticos que critican los ongietorri y que, tras la muerte de Galindo, han ensalzado su figura. Y no hay que olvidar que Galindo fue condenado por torturas y asesinato. Es una falta de coherencia brutal. Si defiendes los derechos humanos, los defiendes todos. Se defienden siempre. Actos de terrorismo los rechazaré independientemente de quién esté detrás, si es el Estado o una banda armada. Cuando [Rafael] Vera y [José] Barrionuevo entraron en la cárcel, juzgados y condenados por el GAL, el PSOE, con Felipe González a la cabeza, le hizo una despedida a las puertas de la cárcel, y esa foto me da vergüenza.
El 8 de marzo, Irati, hija de dos presos de ETA, cumplió tres años y salió del módulo para madres de Aranjuez para ir a vivir a Bilbao con sus abuelos, convirtiéndose en una niña de la mochila. ¿Qué opinas de la política de dispersión?
Una vez que ETA está disuelta, y de eso hace ya diez años, la política de dispersión no tiene sentido. Lo único que hace es perjudicar a los familiares y amigos. Me da igual que una persona cumpla cárcel en Cádiz o en Zabala. El objetivo debe ser la reinserción y, cuanto más cerca estén de sus casas, será más fácil y efectiva. Además, cuando cumplen pena en cárceles de fuera del País Vasco no pueden recibir toda la información que difunden los medios de comunicación. Aquí tienen acceso a medios locales y pueden ver la evolución de la sociedad, en pro de la convivencia. Eso les puede hacer reflexionar.
¿Qué pasos crees se están dando?
Desde el cese de ETA, creo que poco a poco vamos perdiendo el miedo a hablar. Antes no hablaba ni en mi propia cuadrilla. Recuerdo que a raíz de mi primera entrevista hablé con mis amigas, de cómo se sentían ellas y de cómo me sentí yo. Siempre hemos estado juntas y nos hemos apoyado, pero nunca habíamos hablado de ello. Desde el cese de ETA, tengo la sensación de que la gente habla con otra tranquilidad. Me di cuenta de que mucha gente que conocía, a la que no les había contado nada, se me acercaban y me daban un abrazo. Cuando di el paso de hablar, ellos dieron el paso de abrazar. Se te acercan más. Y aparte de esa experiencia personal, muchos ayuntamientos están trabajando por la memoria y porque esta sea inclusiva, que tenga en cuenta todas las violencias que hemos padecido en este país. Estas iniciativas son buenas y más aún que se organicen fuera de los focos, porque a bombo y platillo las cosas no cuajan bien. Por ejemplo, en la iniciativa Glencree del Gobierno vasco, surgida en 2007, víctimas de violencia política y terrorismo de diferentes signos se juntaron para intercambiar experiencias. En la primera reunión nadie sabía a quién tenía sentado al lado. Fue un ejercicio de escucha y empatía muy fructífero, que se hizo público en 2012.
También has dado charlas en institutos.
Sí, he ido a contar mi experiencia en algún centro educativo dentro del programa Adi Adian del Gobierno vasco, en el que víctimas de distintas violencias ofrecen su testimonio. Compartir distintas violencias es enriquecedor. Escuchas lo que cuenta la otra persona y todas llegamos a la misma conclusión: el sufrimiento causado es injusto y hay que reconocer el daño que hemos padecido, pero todavía queda mucho trabajo por hacer, porque quedan muchas víctimas sin reconocer. Otro ejemplo que me gustaría destacar fue el comunicado del colectivo Etxerat, en el que se solidarizaron con las víctimas y pidieron perdón por contribuir a su sufrimiento, por su falta de empatía. También algunas víctimas de ETA firmamos un manifiesto para que se reconociera a las víctimas de violencia policial. Son pasos que se han dado y que ayudan a la convivencia.
¿Qué es lo más raro que te han dicho en institutos?
Se me acercó una chica que tenía una amiga con un familiar en la cárcel y que solo conocía esa parte. Me dio las gracias y un abrazo.
Compartir testimonio con distintas violencias es enriquecedor. Escuchas lo que cuenta la otra persona y todas llegamos a la misma conclusión: el sufrimiento causado es injusto y hay que reconocer el daño que hemos padecido
Pablo Casado dijo en referencia a la corrupción del PP y el cambio de sede de la calle Génova de Madrid que “las hipotecas en política no son hereditarias”. En EH Bildu hay políticos que siempre han condenado la violencia, otros la han condenado recientemente. ¿Qué hipoteca consideras que debería pagar la izquierda abertzale?
Sé que EH Bildu está formada por distintos partidos políticos, algunos desde siempre han condenado la violencia de ETA. Para constituirse tuvieron que rechazar la violencia, pero faltaría reconocer que el daño ha sido injusto. Pero al igual que te digo esto, los pasos que dan no se les reconocen, y otros que también deben dar pasos, como el Partido Socialista, no se les piden con el mismo énfasis en cuanto al GAL. Deberían reconocer de una vez que hubo terrorismo de Estado bajo un gobierno socialista. Si fuera militante del partido socialista, no desearía tener esa mancha. Y porque Galindo ya no esté, eso no significa que no haya víctimas detrás que tengan derecho a saber todo lo que ha pasado. Aquí todos tienen que dar pasos, no solo la izquierda abertzale. Las hipotecas, si no son hereditarias, que al menos sean coherentes.
Este no es un Estado precisamente coherente, ni ávido de memoria histórica.
Hay que conocer el pasado y no cometer el mismo error que con el franquismo, de no hablar ni solucionar. ¿Cuánta gente hay todavía en las cunetas? Ese trabajo no hay que dejarlo para futuras generaciones. Para intentar cerrar heridas es necesario saber la verdad, y hay muchas personas que aún no la saben.
Para intentar cerrar heridas es necesario saber la verdad y hay muchas personas que aún no la saben
Entrevisté hace poco a Pili Zabala, cuyo hermano fue torturado y asesinado por el GAL, y me resulta agradable cómo en estas entrevistas os mandáis mensajes de apoyo unas a otras.
Sí, creo que muchas víctimas buscamos lo mismo. Saber la verdad, buscar justicia y que todas las víctimas de conculcaciones de derechos humanos sean reconocidas. Con Pili he coincidido poco pero, por las veces que he hablado con ella, siento que nos conocemos desde hace mucho tiempo. Tenemos un hilo, una historia que nos une. Y tiene todo mi apoyo.
Reconocimiento, justicia, verdad y reparación para todas.
El trabajo pedagógico debe poner al mismo nivel a las víctimas: hay que educar en valores y que en la base estén los derechos humanos. Por mucho que yo diga que es injusto que a una persona la haya torturado y asesinado el GAL, no estoy justificando a ETA. Y al contrario. Si defiendo el derecho a la vida, lo tengo que defender en todos los casos. De lo contrario no sería coherente con mis principios que he recibido en casa desde pequeñita, antes de que sucediera lo que sucedió, y les doy gracias a mis padres por haberme educado así. A los chavales hay que enseñarles a dialogar y a pensar.
Me molesta que ciertos partidos políticos hagan uso de las víctimas del terrorismo, parece que no tienen argumentos y usan a las víctimas como arma arrojadiza
El diálogo no es precisamente el fuerte de los políticos. ¿Qué opinas de la política?
Últimamente me da pena. De los políticos y sus decisiones dependen muchas cosas. Que el insulto sea normal me parece una falta de respeto a toda la sociedad, ya que a lo que se tienen que dedicar es a solucionar problemas. La sociedad está llena de grises, no todo es blanco y negro, y hay que llegar a consensos. Eso es la democracia. Hay que hablar y sentarse a hablar sin insultarse ni faltar al respeto.
La directora de cine Iciar Bollaín está rodando una película en la que tu ama y tú sois personajes. ¿De qué trata?
Es un proyecto que nos presentaron en 2018. Está inspirada en hechos reales y habrá escenas de ficción. Aún no nos hacemos a la idea de lo que pueda suponer, pero confiamos en el equipo. También soy parte de la película, y he conocido a la actriz que va a interpretar mi persona, María Cerezuela. La película se centra en los encuentros restaurativos para dar a conocer en qué han consistido. Es bueno explicar bien la realidad de los encuentros por aquellos que dicen que ha habido beneficios penitenciarios por participar en el proyecto, al igual que dicen de los acercamientos, lo cual no es cierto.
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No. Desde el cese de las GAL vamos perdiendo el miedo a hablar.
Si no me equivoco, las GAL, empezaron en 1994 y terminaron en 2013. Y fueron los mismos de Felipe González los que impulsaron los asesinatos atribuidos a E.T.A. desde la fecha.
Si todo ha ido mal, es porque medio pueblo a malgastado su tiempo en no estudiar, en no contrastar, en no escribir, en no leer y en hacer caso reiterativo a los medios de desinformación; dirigidos por esa clase de gente.
No estoy de acuerdo.
Todo, excepto traidores.
Antes dé el GAL estaba el Batallón Vasco Español, los Grupos Armados Españoles , la Alianza Apostólica Anticomunista ,los Guerrilleros de Cristo Rey ,el VI Comando Adolf Hitler y el Frente Anticomunista Español y el Grupo de Acción Sindicalista.
Pero como esos grupos paramilitares y parapoliciales de extrema derecha estaban cuando gobernaba la UCD o en los últimos años del franquismo pues al PP y a Unidas Podemos no les interesa hablar de ellos porque son así de interesados y de hipócritas.😖🇪🇸😉
Antes del GAL estaban grupos para policiales como el Batallon Vasco Español ,los Guerrilleros de Cristo Rey y la Alianza Apostolica Anticomunista ,pero como a José Maria Aznar no le interesó estos grupos parapoliciales que hacian terrorismo pues solo se acordó del GAL,además contó con la complicidad de Pedro J.Ramirez y de Julio Anguita para poder meter en la cárcel a Felipe González pero no se interesó por el Batallon Vasco Español, los Guerrilleros de Cristo Rey y la Alianza Apostolica Anticomunista pues entonces el ministerio de interior tenia gente de la UCD que luego se fue al PP.
ETA esto, ETA lo otro, ahora sólo os falta hablar mal de Venezuela y sobre el oro que se robaron los rusos.