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Estados Unidos
La victoria de Trump pone en riesgo el derecho al aborto de miles de mujeres
En 2022, dos años de la derrota de Donald Trump frente a Joe Biden, el Tribunal Supremo de EE UU revocó la sentencia Roe versus Wade que en 1973 consagró el derecho al aborto en EE UU, en respuesta a un recurso presentado por el estado de Missisipi. Fue el caso Dobbs v. Jackson Women's Health Organization. Desde entonces, el derecho a la interrupción del embarazo ha pasado de ser uno de los temas principales de la controversia política en el país, siempre volcado hacia sí mismo. Junto con la migración, la agenda de la extrema derecha ha girado sobre el aborto y la campaña electoral de 2024, que ha dado como fin una segunda victoria de Trump, ha emitido un veredicto que, no obstante, tiene matices en el conjunto del país.
Trump se autoatribuyó la “muerte” de la jurisprudencia establecida por Roe versus Wade. Basó esta afirmación en la elección de los jueces del Supremo —son cargos vitalicios, elegidos por el presidente en caso de fallecimiento— durante su mandato.
La elección de Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett, unida a los otros dos votos conservadores en la Corte Suprema, fue definitiva para revertir un derecho que había permanecido intocable durante casi cinco décadas. Durante esta campaña electoral, Trump ha defendido que el derecho al aborto debe dejarse en manos de los distintos estados.
No es casual, dado que sus feudos electorales se corresponden con los Estados que han limitado o directamente prohibido las técnicas de interrupción del embarazo. Hasta 21 Estados han introducido estas legislaciones restrictivas desde la revocación en 2022 de la sentencia seminal del derecho al aborto.
Cuando la Corte Suprema tomó su decisión 2022, 43 estados ya tenían prohibiciones aborto después de cierto punto del embarazo. Desde entonces, según señala The Intercept, 14 estados han prohibido el aborto por completo, mientras que otros 27 impusieron un límite gestacional, muchos de ellos mucho antes de la viabilidad, que generalmente se considera que comienza alrededor de las 24 semanas. La limitación de las excepciones en esos Estados, señala este medio, han hecho que las mujeres embarazadas “se apresuren a buscar atención médica, cada vez más, en otros estados”.
Las campañas proelección temen ahora que el próximo mandato de Trump pretenda introducir restricciones a nivel federal. Pero las percepciones de las organizaciones antiabortistas indican un temor en sentido contrario, que Trump deje hacer a los Estados, pero que no se lance a una prohibición federal que podría encontrar contradicciones entre parte de su electorado. Lo que ha dicho en campaña el candidato republicano es que cree “en las excepciones”, entre las que mencionó el riesgo para la vida de la gestante, la violación o el incesto. Su campaña ha dicho que no llevará a cabo una prohibición federal.
Votaciones en los estados que protegen el derecho a decidir
Las elecciones del 5 de noviembre, no obstante, han introducido más matices respecto a la prohibición en los Estados. Missouri, un estado en el que ha ganado Trump, ha votado sin embargo a favor de revocar la prohibición del aborto establecida a raíz del caso Dobbs v. Jackson Women's Health Organization. La aprobación de la Enmienda 3 en Missouri fue simbólica, ya que se trata del primer Estado que prohibió oficialmente el aborto después del caso Dobbs.
No se trata, empero, del único Estado que ha protegido el derecho a la elección en este ciclo electoral. En Nueva York, Maryland, Colorado y Arizona se han aprobado iniciativas similares. En otros cuatro Estados se tiene que esperar al recuento final, y en Dakota del Sur y Florida han fracaso las iniciativas proelección. En este último caso, la mayoría, un 57% ha votado a favor de la protección del derecho al aborto, pero el límite para modificar la legislación vigente era del 60%.
En todo caso, la derrota de Harris supone un problema añadido a la lucha de las mujeres por el derecho a la elección. La candidata demócrata se había comprometido a dar marcha atrás a la sentencia Dobbs y ha querido hacer de ello un tema de campaña. Aunque medidas como la de Missouri generan contranarrativas al empuje de los sectores antielección, la realidad indica que la cuestión seguirá, incluso en ese Estado, generando dilemas a doctoras y personal sanitario por la interpretación legislativa.
Los grupos proelección, no obstante, habían señalado los límites de la legislación federal anterior (Roe vs. Wade) y reclamaban, en cambio, medidas más contundentes que las previas a 2022 en materia de protección “para pacientes y médicos durante el embarazo que se centren en las necesidades de los más vulnerables”. La victoria de Trump, sin embargo, vuelve a situar la sentencia Roe vs. Wade más como un techo que como un suelo.
La gran victoria de la extrema derecha
La puesta en marcha del nuevo Gobierno tiene al aborto como uno de los mascarones de proa en cuanto a la expansión global del proyecto de la extrema derecha. En junio, Open Democracy detallaba como la Heritage Foundation, uno de los principales think tanks de la derecha trumpista, había programado un nuevo mandato de Trump bajo la rúbrica Proyecto 2025. El texto de Open Democracy destacaba que Roger Severino,
que fue director de la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Salud y Servicios Humanos en la administración Trump, escribió el capítulo de salud de Proyecto 2025. De las 199 veces que aparece la palabra ‘aborto’ en el manual, 149 están en este capítulo que reclama al gobierno federal eliminar (o restringir todo lo posible) los derechos sexuales y reproductivos que queden bajo su supervisión. Severino sugiere poner fin a la aprobación de las píldoras abortivas y prohibir su distribución por correo; impedir el uso de fondos federales para transportar a personas que requieran un aborto de un estado donde esté prohibido a otro donde sea legal; eliminar la financiación federal a Planned Parenthood y a otros proveedores de servicios de aborto, y retirar anticonceptivos de emergencia de la cobertura de seguros de salud de las trabajadoras.
La victoria de Trump ha dado un nuevo empujón a una extrema derecha global que, pese a las diferencias, comparte una agenda de restricción de derechos reproductivos y LGTBIQ, de demonización de las personas migrantes y de negacionismo climático. En esta agenda, el derecho al aborto es una pieza fundamental.