We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Gasto militar
Que los aranceles no te impidan ver la OTAN
Febrero ha empezado fuerte, mediáticamente hablando. La actualidad ha estado saturada entre los anuncios de Donald Trump, a cual más extravagante; la ayusada de la semana junto a una Ana Rosa que, de mañana o de tarde, tiene muy claro quien le paga sus facturas; y varios procesos judiciales, nuevos y viejos, con mucho machismo de por medio. Sin embargo hay un tema que se da por hecho y que está pasando (casi) desapercibido: la idea asentada del aumento del gasto militar.
Hace unos días, en el podcast Un tema al día, comentaba Yago Álvarez Barba, coordinador de la sección de economía de este medio, que el anuncio de nuevos aranceles por parte de Donald Trump parece más una estrategia geopolítica que la línea económica que vaya a seguir, aunque no podamos descartar un mayor proteccionismo de la nueva administración estadounidense. En otra tertulia, la del Hoy por Hoy, comentaban que la Unión Europea ya se ha comprometido a incrementar el gasto militar, que básicamente consiste en dotar con más recursos a la OTAN, para impedir que EE UU haga con Europa lo mismo que ha anunciado con Canadá y México. Incluso parece que Bruselas está dispuesta a flexibilizar los objetivos de déficit para que los países puedan incrementar el gasto militar, a tenor de lo dicho ayer por Ursula Von der Leyen.
En España son muchas las voces mediáticas y políticas que vienen pidiendo un incremento del gasto militar basado en el peligro ruso, la amenaza yihadista o el kraken
El anuncio del incremento del gasto militar, que casi se da por hecho, parece escapar a cualquier debate. Parece que en esto si hay consenso desde la familia de socialdemócratas europeos, que de socialdemócratas ya solo les queda el nombre, hasta la extrema derecha. En España son muchas las voces mediáticas y políticas que vienen pidiendo un incremento del gasto militar basado en el peligro ruso, la amenaza yihadista o el kraken, da lo mismo.
Desde medios filofascistas hasta medios aparentemente progresistas como El País o ElDiario.es han dedicado columnas a justificar este incremento del gasto militar. Y todo para financiar la organización que es la verdadera amenaza a la paz de cualquier país: la OTAN. La misma OTAN que ha estado incorporando antiguas repúblicas soviéticas a la organización en contra del tratado que ponía fin a la URSS. La misma OTAN que ha sido responsable de más de 300.000 muertes civiles en su “guerra contra el terror”. O la misma OTAN que ha estado enviando material militar a Ucrania, incluso antes de que comenzara la guerra con Rusia, para alargar dicho conflicto y de paso quitarse algo de Stock de material militar obsoleto para regocijo de la industria militar, como expuso Luis Gonzalo Segura en su libro La trampa ucraniana. El relato occidental a examen (Akal, 2023).
Bruselas dice: o tu déficit es inferior al 2,5% o nada de nada; pero si es para hacer más bombas o más tanques, ancha es Castilla
Más allá de la responsabilidad de la OTAN en dichos conflictos, la Unión Europea, o al menos la izquierda, debe plantear la cuestión de si tiene sentido pertenecer a una organización que parece que sólo sirve para legitimar los intereses imperialistas de Estados Unidos, aun en detrimento de la propia UE. Un valor de la izquierda, y creo que innegociable, es la búsqueda de la paz y, desde luego, el aumento del gasto militar no parece el mejor camino para lograrla. Como tampoco razonable que, mientras las instituciones europeas exigen contención presupuestaria a pesar de que aún persisten problemas como el desempleo o la vivienda, flexibilicen los objetivos de déficit con tal de incrementar el gasto militar. Básicamente consiste en que si un país quiere aumentar el gasto público para combatir el paro, o dar mejor cobertura sanitaria, Bruselas dice: o tu déficit es inferior al 2,5% o nada de nada; pero si es para hacer más bombas o más tanques, ancha es Castilla. Dudo mucho que este fuese el ideal europeo, y si lo fue, revisémoslo.
Creo que es fundamental dar esta batalla desde las visiones de izquierda y, quién sabe, quizá sirva para generar un eje común que permita articular movimientos más amplios, donde otros asuntos, como el ecologismo o el feminismo deben también tener un papel fundamental. La paz debe ser siempre un objetivo innegociable para cualquier movimiento progresista y, por tanto, oponerse al incremento del gasto militar, con o sin aranceles, es un deber tanto de la izquierda institucional-parlamentaria como de los movimientos sociales.